El verano en el que China volvió a probar sus naves reutilizables orbitales y suborbitales

Por Daniel Marín, el 28 agosto, 2022. Categoría(s): Astronáutica • China • Lanzamientos ✎ 79

El pasado 25 de agosto de 2022 China llevó a cabo la segunda prueba de su avión suborbital reutilizable. Aunque los detalles del lanzamiento son secretos, las autoridades chinas comunicaron que el avión espacial se elevó en las primeras horas del día —26 de agosto según la hora de Pekín, 25 de enero en tiempo universal— a una hora indeterminada desde el centro espacial de Jiuquan. El vehículo aterrizó poco después en una pista de la región de Alxa, en Mongolia Interior. Se trata de la segunda misión que efectúa este avión suborbital reutilizable, que debutó el pasado 16 de julio de 2021. Lo único que sabemos a ciencia cierta es que el vehículo ha sido desarrollado por CALT (China Academy of Launch Vehicle Technology), una de las corporaciones del conglomerado estatal CASC (China Aerospace Science and Technology Corporation), a cargo de los principales elementos del programa espacial chino. En concreto, CALT se encarga de desarrollar la mayoría de los cohetes Larga Marcha, salvo los CZ-2D, CZ-4B/C y CZ-6, que son obra de SAST, otra organización bajo el paraguas del gigante CASC.

Avión suborbital reutilizable AT-1B (CASC).

Según una charla que pudimos ver hace unos meses a cargo de Long Lehao (龙乐豪), ingeniero jefe de la serie de cohetes Larga Marcha, este vehículo suborbital se denomina AT-1B, aunque se desconoce a qué corresponden exactamente estas siglas o por qué no se usan en las comunicaciones oficiales. En la nota de prensa de la misión, el avión suborbital aparece mencionado en mandarín simplemente como 亚轨道重复使用运载器 (yà guǐdào chóngfù shǐyòng yùnzài qì), «sistema de transporte suborbital reutilizable», un nombre genérico que se empleó el año pasado. Pero esta vez también se ha utilizado el nombre 升力式亚轨道运载器 (shēnglì shì yà guǐdào yùnzài qì), «vehículo de transporte suborbital sustentador». La expresión 升力式 (shēnglì shì), «mediante sustentación» hace referencia a que se trata de un vehículo con alas, algo que ya se daba por sentado, pero que no está de más que se confirme, sobre todo teniendo en cuenta que no hemos visto ni una sola imagen del aparato (también cabe la posibilidad de que sea un cuerpo sustentador, pero en ese caso lo más lógico habría sido usar la expresión 升力体). La nota de prensa también da a entender que se trata del segundo vuelo del mismo vehículo, por lo que se supone que estamos ante el mismo ejemplar que despegó el pasado 16 de julio de 2021, que habría demostrado su capacidad de ser reutilizado.

Concepción de un sistema de lanzamiento TSTO. La primera etapa es un avión suborbital reutilizable (CASC).
Lanzamiento vertical y aterrizaje horizontal del avión suborbital presentado en 2016 (CASC).
Detalle de la pista de aterrizaje en Mongolia Interior, el aeropuerto regional de Badanjilin, en Alxa (Google Earth).

El lugar de aterrizaje del AT-1B fue el aeropuerto regional de Badanjilin, con una pista de 2,5 kilómetros de longitud, situado en la zona del Estandarte Derecho de Alxa (阿拉善右旗/Ālāshàn Yòu Qí), en medio del desierto en las coordenadas 39º 13′ 30″ norte y 101º 32′ 45″ este. El lugar de aterrizaje también es objeto de discusión. La pista se halla a tan solo 220 kilómetros de Jiuquan, quizá demasiado cerca para un salto suborbital tradicional seguido de una etapa de vuelo con sustentación. No obstante, no sabemos qué trayectoria siguió el aparato o el apogeo alcanzado. Es posible que tras una trayectoria parabólica inicial, el avión haya volado una distancia considerable antes de aterrizar. Incluso se ha sugerido que el vehículo alcanzó la órbita y que reentró tras una sola vuelta al planeta. Esta posibilidad es desconcertante porque implica un rango de energías y prestaciones asociadas a este avión espacial completamente diferentes, pero no olvidemos que Estados Unidos ha acusado a China de realizar precisamente un lanzamiento orbital de una sola órbita para probar un arma hipersónica en agosto del año pasado, una prueba de la que no hay constancia oficial. China ha respondido a estas acusaciones asegurando que se trata de una confusión con el lanzamiento del avión espacial en julio de 2022 (en todo caso, de existir, en este sistema FOBS chino es más probable que se haya empleado un cohete CZ-2C, empleado en anteriores ocasiones para probar cabeza de reentrada hipersónicas lanzado desde Taiyuan).

Proyecto de CASC de un avión espacial suborbital (CASC).
Otra vista del avión suborbital para turistas presentado por CASC en 2016. Este y el anterior diseño son idénticos al del AT-1B presentado en abril de este año (CASC).

Sea como sea, se desconoce el objetivo último de este avión espacial, aunque gracias a las presentaciones de CALT/CASC se supone que su fin es servir como primera etapa reutilizable de un sistema de lanzamiento espacial de dos etapas (TSTO, Two Stages To Orbit), aunque también hemos visto propuestas más prosaicas para usarlo como avión de transporte o para turismo espacial. En EE.UU., que siempre son más propensos a ver cualquier desarrollo chino desde el punto de vista militar, se pone el énfasis en las similitudes de este AT-1B con el malogrado proyecto XS-1 de la agencia militar estadounidense DARPA, cancelado —¿o no?— a principios de 2020. Por supuesto, el AT-1B bien podría ser un proyecto con aplicaciones tanto militares como civiles, al igual que otros planes espaciales chinos y estadounidenses. Conviene recordar que, además de este avión suborbital de CALT/CASC, China está desarrollando al menos otro sistema TSTO parecido, este a cargo de CASIC, una corporación estatal ‘rival’ de CASC que lleva años intentando incrementar su presencia en el sector espacial del país.

Fases en el desarrollo de sistemas de lanzamiento de dos etapas de CASC. En 2025 estará operatvo un sistema TSTO con una segunda etapa desechable y en 2030 con una reutilizable. En 2040 podría estar listo un avión espacial de una etapa (SSTO) (CASC).
Diseño de un sistema de lanzamiento de dos etapas (TSTO) de CASC del año pasado (CASC).

Para añadir más confusión al asunto, la prueba del AT-1B ha coincidido también con la segunda prueba de otra ‘nave misteriosa’ china, la nave reutilizable orbital o 重复使用试验航天器 (chóngfù shǐyòng shìyàn hángtiān qì), «nave experimental reutilizable». El avión espacial fue lanzado el pasado 4 de agosto a las 16:00 UTC y fue colocado en una órbita de 345 x 595 kilómetros y 50º de inclinación mediante un cohete CZ-2F que despegó desde el centro de Jiuquan. También es el segundo vuelo de este vehículo tras la primera misión que tuvo lugar el 4 de septiembre de 2020 (aunque desconocemos si es el mismo ejemplar). En aquella ocasión, el avión orbital estuvo dos días en el espacio. Esta vez, todavía sigue en órbita. Debido a la ‘coincidencia espaciotemporal’ de las misiones del avión suborbital AT-1B y este avión orbital más pequeño, se ha sugerido que este último podría ser parte de la segunda etapa del sistema de lanzamiento TSTO antes mencionado. Es decir, el AT-1B sería la primera etapa y el avión espacial reutilizable, junto con un cohete adicional, la segunda. No obstante, esto no es más que una suposición y podrían ser dos proyectos totalmente diferentes.

Posible aspecto del avión espacial reutilizable lanzado el 4 de septiembre de 2020 y el 4 de agosto de 2022 y que podría ser la segunda etapa de la nueva nave alada AT-1B (Weibo).
Pista de aterrizaje del avión orbital en Lop Nor (Google Earth).

A diferencia de hace dos años, la nota de prensa de esta segunda prueba orbital expresaba claramente que se trata de una prueba para «desarrollar tecnologías que permitan la conquista pacífica del espacio». El adjetivo ‘pacífico’ no es casual y no cabe duda de que se ha añadido como respuesta a las suspicacias occidentales. Curiosamente, esta vez si hemos podido ver la cofia empleada en el CZ-2F que lanzó esta nave orbital, con cuatro llamativas y extrañas protuberancias (los pedazos de la cofia cayeron cerca de un lugar habitado y la población local se encargó de recogerlos, además de subir imágenes a TikTok del proceso; y es que resulta difícil mantener algo en secreto en un país con miles de millones de móviles conectados a las redes sociales). Un sencillo análisis realizado en la cuenta de Twitter de @ClosertoSpace revela que las protuberancias son compatibles con la posición y tamaño de las superficies aerodinámicas de un aparato similar al avión espacial militar estadounidense X-37B. Desde que esta nave orbital china despegó en 2020 se sugirió que podía ser la versión china del X-37B, pero no se esperaba que fuese tan parecida. Más allá de sus posibles aplicaciones militares —tampoco conocemos las del X-37B—, hay que recordar que, a diferencia de Estados Unidos, China no cuenta con experiencia en el desarrollo y manejo de vehículos alados reutilizables, así que una pequeña nave alada como esta puede, pese a sus reducidas capacidades y dimensiones, ser muy relevante a la hora de desarrollar tecnologías asociadas con estos sistemas (escudos térmicos de losetas, comunicaciones, planeo hipersónico, aterrizaje automático, etc.). En cualquier caso, debemos señalar que, al igual que ocurre con el AT-1B, no hemos visto ninguna imagen de esta nave orbital ni tenemos idea alguna de su verdadero diseño.

Restos de la cofia del CZ-2F que lanzó el avión orbital chino. Se aprecian las protuberancias exteriores que podrían servir para albergar las puntas de las superficies aerodinámicas (TikTok: @hnsjydyzx).
Las protuberancias de la cofia del CZ-2F que lanzó el avión orbital son compatibles con una nave casi idéntica al X-37B del Pentágono (Twitter: @CloserToSpace/Giuseppe De Chiara).
Otra recreación de la nave reutilizable lanzada en septiembre de 2020 y agosto de 2022 (9ifly).
X-37B, el avión espacial militar de EE.UU. (USAF/ULA).

La masa de este avión orbital se estima en unas 5 toneladas, como el X-37B (el CZ-2F puede colocar hasta 8,5 toneladas en LEO, pero en una órbita más baja y menos inclinada). En su vuelo de 2020, la nave aterrizó en una pista de casi 5 kilómetros de longitud situada en una región remota de la Región Autónoma de Xijiang (coordenadas 40° 46′ 10,66″ norte y 89° 17′ 10,86″ este), es decir, mucho más lejos de Jiuquan que la pista usada por el AT-1B (la pista a veces se denomina ‘Lop Nor’ en honor al lago salado seco que se encuentra por la zona, aunque se desconoce su nombre oficial). Independientemente de la naturaleza de estos vehículos, es evidente que China está apostando de forma decidida por sistemas de lanzamiento y naves espaciales retuilizables dotadas de alas, una tecnología que parecía estar en decadencia. Si todo sale según lo planeado, China podría disponer de un sistema de lanzamiento hipersónico en apenas unos pocos años.

Naves reutilizables chinas (CASC/Weibo).

Pruebas de los sistemas reutilizables chinos:

  • 4 de septiembre de 2020: primer lanzamiento de la nave orbital reutilizable mediante un CZ-2F desde Jiuquan. 重复使用试验航天器 (chóngfù shǐyòng shìyàn hángtiān qì). Aterrizaje en la pista de Lop Nor (Xinjiang) dos días después.
  • 16 de julio de 2021: primer lanzamiento del avión suborbital reutilizable. Despegue vertical desde Jiuquan y aterrizaje en una pista de Alxa (Mongolia Interior) a 220 kilómetros del centro espacial. Denominación oficial: 亚轨道重复使用运载器 (yà guǐdào chóngfù shǐyòng yùnzài qì), «sistema de transporte suborbital reutilizable» o 升力式亚轨道运载器 (shēnglì shì yà guǐdào yùnzài qì), «vehículo de transporte suborbital sustentador». También denominado AT-1B según informaciones no oficiales.
  • Agosto de 2021: prueba orbital de un arma hipersónica según EE.UU., quizá relacionada con los lanzamientos de las naves reutilizables. Aunque no hay constancia de esta prueba, de haberse realizado probablemente empleó un CZ-2C lanzado desde Jiuquan o Taiyuan.
  • 4 de agosto de 2022: segundo lanzamiento del avión orbital mediante un CZ-2F desde Jiuquan. Sigue en órbita. El 24 de agosto a las 08:50 UTC realizó una maniobra para elevar su órbita.
  • 26 de agosto de 2022: segundo lanzamiento del avión suborbital AT-1B desde Jiuquan. Aterrizaje en la misma pista de la región de Alxa que la misión anterior.


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Por Daniel Marín, publicado el 28 agosto, 2022
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