El que entre 2012 y 2018 fue el cohete más potente del mundo ha llevado a cabo su último vuelo. El 9 de abril de 2024 a las 16:53 UTC despegaba desde la rampa SLC-37 de la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral (CCSFS) un Delta IV Heavy en la misión D-389/NROL-70 con el satélite militar secreto USA-353 de la NRO (National Reconnaissance Office). Tras 16 misiones termina así la vida útil de este lanzador ofertado por la empresa ULA (United Launch Alliance) y que será sustituido por las versiones pesadas del nuevo Vulcan. Capaz de colocar hasta 28,8 toneladas en órbita baja (LEO), el Delta IV Heavy solo fue superado en 2018 por el Falcon Heavy de SpaceX —63,8 toneladas en LEO— y, en 2022, por el SLS de la NASA —unas 90 toneladas—. En agosto de 2019 ya había volado por última vez del Delta IV M+, así que este es también el último vuelo de un cohete de la familia Delta, una herencia que se remonta a 1957.
En cualquier caso, y a pesar de su nombre, la familia de lanzadores Delta IV poco o nada tenía que ver con las anteriores generaciones. Los primeros Delta fueron creados para la NASA a partir de misiles de alcance medio PGM-17 Thor a los que se les añadió una segunda etapa derivada del proyecto Vanguard (a su vez, el Thor fue un misil desarrollado inicialmente en los años 50 bajo el liderazgo de Robert Truax, de la US Navy, y el ingeniero Adolph Thiel, procedente de la Alemania nazi). De entre sus numerosas variantes introducidas a lo largo de los años, destacó el Delta II, caballo de batalla de la NASA para muchas de sus misiones a Marte (Spirit, Opportunity, Phoenix, etc.) y otras sondas como Deep Impact o el telescopio espacial Kepler.
El Delta IV nació en los años 90 como la propuesta de Boeing para el proyecto EELV (Evolved Expendable Launch Vehicle) de la Fuerza Aérea de EE.UU., destinado a desarrollar un cohete para cargas militares prioritarias. El objetivo era reducir los elevadísimos costes de los lanzadores usados por el Pentágono, especialmente el Titán IV (paradójicamente, el Delta IV Heavy terminó por costar más de 400 millones de euros por lanzamiento). El otro ganador del concurso EELV fue Lockheed Martin y su Atlas V, que también ofreció un lanzador muy diferente a las anteriores generaciones de la familia Atlas, con una primera etapa nueva dotada de un motor ruso RD-180 de NPO Energomash para reducir el coste de cada misión. Si Lockheed apostó por el kerolox, Boeing decidió optar por el hydrolox. El Delta IV usaría una primera etapa y una segunda etapa con hidrógeno, además de aceleradores de combustible sólido GEM-60, un cambio de diseño radical con respecto a los anteriores Delta, que empleaban una primera etapa de kerolox y una segunda hipergólica. De hecho, como herencia común de los Delta precedentes solo quedaban los aceleradores GEM, por lo que realmente el nombre se mantuvo por motivos sentimentales y de marca más que por razones prácticas.
El Delta IV haría uso en la primera etapa CBC (Common Booster Core) del motor de hidrógeno más potente construido, el RS-68, mientras que la segunda etapa DCSS llevaría el RL10B-2 (luego el RL10C-2), prácticamente idéntico al usado en la etapa Centaur del Atlas V. El Delta IV M (Medium) vendría en tres versiones, con cero, dos o cuatro aceleradores de combustible sólido GEM-60, pudiendo lanzar de 8,1 a 11,5 toneladas en LEO. Estas prestaciones eran insuficientes para lanzar las cargas más pesadas del Pentágono: los enormes satélites espías KH-11 —de reconocimiento óptico— y los geoestacionarios Orion —de espionaje electrónico—, por lo que Boeing introdujo la variante Delta IV Heavy, formada por tres primeras etapas del Delta IV Medium. Así, el Delta IV Heavy sería capaz de situar 23 toneladas en LEO o 13,1 toneladas en una órbita de transferencia geoestacionaria (GTO), unas características comparables al Ariane 5 europeo, al Protón-M ruso o al CZ-5 chino y que harían del Delta IV Heavy el cohete estadounidense más potente en servicio. El Delta IV Heavy sería el único lanzador operativo que solo lleva hidrógeno en todas sus etapas hasta la introducción del H3 japonés el año pasado (en concreto, la versión H3-30 del H3, pues el resto usan aceleradores de combustible sólido).
El Delta IV Medium debutó en noviembre de 2002 y el Delta IV Heavy en agosto de 2004. La primera misión del Delta IV Heavy se saldó en un fallo parcial al no generar la primera etapa el empuje previsto. De hecho, ha sido el único fallo de un Delta IV en toda su carrera. En 2006 Boeing y Lockheed Martin crearon la empresa ULA para gestionar los lanzamientos del Atlas V y el Delta IV, que hasta ese momento habían sido competidores. La fusión provocó que el Delta IV Medium se usase menos de lo previsto al solaparse sus características con varias de las versiones del Atlas V. Por contra, ULA decidió no desarrollar una versión pesada del Atlas V con tres bloques en la primera etapa para no hacer la competencia al Delta IV Heavy.
Bajo presión de los militares, ULA introdujo el motor RS-68A más potente —3137 kilonewton al nivel del mar y 412 segundos de impulso específico— y otras mejoras del Delta IV. Como resultado, en junio de 2012 debutó la versión mejorada del Delta IV Heavy —a veces denominada oficiosamente Delta IVH Upgraded—, capaz de situar hasta 28,8 toneladas en LEO y 14,2 toneladas en GTO, convirtiéndose en el cohete más potente del mundo en servicio. Las mejoras también permitieron que el Delta IV Medium aumentase sus prestaciones hasta las 14,1 toneladas en LEO y las 7,3 toneladas en GTO. A lo largo de su carrera, el Delta IV se ha usado principalmente para lanzar satélites del Pentágono, con el Delta IV Medium teniendo como cargas principales los satélites de posicionamiento GPS y los satélites de comunicaciones militares geoestacionarios WGS. Entre 2004 y 2024 el Delta IV Heavy ha sido lanzado en 16 ocasiones. Además de los satélites militares KH-11 y Orion, las únicas cargas civiles del Delta IV Heavy han sido dos: la sonda Parker Solar Probe de la NASA y la misión EFT-1 con la primera cápsula Orion, también de la NASA. Precisamente, en esta última misión se cree que el USA-353 es el 12º satélite de espionaje electrónico (ELINT) Orion, capaz de captar comunicaciones desde la órbita geoestacionaria mediante una antena principal desplegable de unos 30 metros de diámetro.
Finalmente, ULA nunca pudo introducir versiones más pesadas del Delta IV Heavy con una segunda etapa mejorada y con aceleradores de combustible sólido capaces de alcanzar las 35 y 50 toneladas en LEO, respectivamente. Menos aún una versión gigante con etapas de 7 metros de diámetro que habría podido colocar más de 100 toneladas en LEO. Parte de la herencia del Delta IV permanece en el Vulcan, aunque este lanzador bebe más del Atlas V que del antiguo cohete de Boeing. Tras la retirada del Delta IV Heavy, la rampa SLC-37 de Florida podría ser usada por SpaceX para su sistema Starship. Ya el año pasado la rampa SLC-6 de Vandenberg fue cedida a SpaceX tras el último lanzamiento de un Delta desde la costa oeste. Para la historia quedan los espectaculares lanzamientos del Delta IV Heavy con sus llamas envolviendo el lanzador antes del despegue.
Una pregunta respecto a los cohetes de Hidrogeno:
Si algún día se perfecciona el traspaso de propelente en el espacio, no se encontrarían estos en desventaja por la naturaleza volátil del mismo? o el mejor rendimiento compensaría la posible perdida del mismo?
Aclaro, se que todavía falta mucho para ese futuro y esto es un caso hipotético nada mas
El Hidrógeno ha sido usado en cohetes espaciales y pilas de combustible des lo s 60’s. Su alta poder de empuje por mas tiempo y su potencial para el re-abastecimiento lo hacen muy atractivo. Cuando el hidrógeno se quema limpiamente con oxigeno no produce nada mas que agua.
El dolor de cabeza es el almacenamiento por largos perdidos. Se escapa “por cualquier hueco”(perdidas) y tiene un punto de ebullición mas bajo. Aunque pese menos los tanques de almacenamiento tienen que ser mas grandes, mejor aislados y refrigerados.
Ahora se habla de traspaso de propulsor de Hidrógeno o Metano en el espacio de un contenedor a otro,
falta mucho para eso, pero de lograr controlar el teasunto significaria un salto inmenso para la exploración espacial:
llegar mas lejos, llevar mas peso.
Pues he leído hoy por ahí, de pasada, algo sobre lograr hidrógeno EN POLVO… (aunque con «trampa», porque el polvo es nitruro de boro que atrapa el gas entre sus granos).
https://www.motor.es/futuro/hidrogeno-polvo-sistema-transportemultiples-posibilidades-202289761.html
Desafortunada decisión. Retirar a este cohete de diseño racional para intentar reemplazarlo por el ridículo trasto de Flash Gordon que explota en cada intento de despegue es una decisión irracional
Lo van a reemplazar por el Vulcan. Y el DOD cuenta también con los Falcon.
La muerte del negocio de lanzar al precio que casi me da la ganay no invertir en decenios en tecnologias total para que, y todo gracias al monopolio,se murio de viejo y bien muerto esta.
Excelente lanzador.
No sabía lo de la versión de 7m, hubiera sido la buena alternativa al SLS.
Una lástima que a manos de los contratistas clásicos establecidos en un monopolio nunca fue competitivo en el mercado, en sus años buenos el Ariane lanzaba cargas comerciales y Rusia encabezaba los lanzamientos.