Veinte años de presencia humana en el espacio de forma continua

Por Daniel Marín, el 3 noviembre, 2020. Categoría(s): Astronáutica • ISS • NASA • Rusia ✎ 86

El 2 de noviembre de 2000, hace justo veinte años, la Soyuz TM-31 se acopló con el puerto trasero del módulo Zvezdá de la Estación Espacial Internacional (ISS). Los tres ocupantes de la nave, Yuri Gidzenko, Serguéi Krikaliov y William Shepherd, pasaron al interior de la estación y en ese momento dio comienzo de forma oficial la Expedición 1. Desde entonces la ISS ha estado habitada permanentemente, el periodo de tiempo más largo en el que la especie humana ha estado en el espacio de forma continua. Curiosamente, la ISS que se encontraron Gidzenko, Krikaliov y Shepherd era mucho más pequeña que la actual y estaba formada por solo tres módulos de gran tamaño: Zvezdá, Zaryá y Unity. De hecho, en ese momento ni siquiera era la estación espacial más grande en servicio. La Mir rusa seguía en órbita y, con siete módulos principales, ganaba al embrión de la ISS en masa y volumen útil.

Gidzenko, Shepherd y Krikaliov en el módulo Zvezdá (NASA/Roscosmos).

No obstante, durante la estancia de Gidzenko, Krikaliov y Shepherd la estación creció considerablemente con la unión del primero de los cuatro pares de enormes paneles solares que dan esa forma tan característica a la ISS y, posteriormente, con el acoplamiento del módulo laboratorio Destiny. Los tres miembros de la Expedición 1 se habían acoplado a una estación que, con dos módulos de diseño soviético (DOS y 77K), se parecía más a la Mir que a una nueva estación. Pero cuando la dejaron, el aspecto de la ISS ya era bastante diferente de su hermana rusa. Es importante recalcar que no celebramos veinte años del inicio de la construcción ISS, que comenzó en noviembre 1998 con el lanzamiento del módulo Zaryá (FGB). Y tampoco se cumplen veinte años de la primera visita tripulada a la estación, que tuvo lugar ese mismo año durante la misión del transbordador STS-88, cuando el Endeavour acopló el módulo Unity al Zaryá —más los módulos de conexión PMA-1 y PMA-2— y en ese momento la ISS nació oficialmente. La tripulación de la STS-88, que incluía a Serguéi Krikaliov, fue la primera en estar dentro de la Estación Espacial Internacional. Robert Cabana, el comandante del Endeavour y Krikaliov entraron juntos en el módulo Unity el 10 de diciembre de 1998.

La ISS cuando se acopló la Soyuz TM-31 (a la izquierda) con los módulos Zvezdá, Zaryá y Unity (NASA).
La ISS cuando se fue la Expdición 1 (NASA).
La ISS actualmente vista desde una Soyuz (Roscosmos).

Aunque hoy nos parezca que la misión de la Expedición 1 transcurrió sin novedad, en realidad sufrió tantos retrasos que muchos temieron que se llevase a cabo tal y como estaba previsto. Los tres hombres solo podrían vivir a bordo de la ISS una vez que el módulo de servicio ruso, el Zvezdá («estrella» en ruso) se acoplase con el conjunto Zaryá-Unity. Zvezdá, un módulo de tipo DOS prácticamente similar al módulo base de la Mir (DOS-7), incluía los sistemas de soporte vital, camarotes y baño para la tripulación. El módulo había sido construido en febrero de 1985 como reserva del módulo central de la Mir y luego se decidió usarlo en el proyecto Mir 2. Con la creación de la ISS, el módulo tuvo que ser modificado para su nuevo papel. Pero una Rusia sumida en su peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial se encontró con enormes problemas para completar la construcción. Además, tampoco había mucha prisa por parte de los políticos del país. Al fin y al cabo, la Mir, una estación totalmente rusa —o casi—, seguía funcionando. Una vez la ISS estuviese operativa, Rusia no podría mantener las dos estaciones al mismo tiempo y tendría que deshacerse de la Mir, la joya de la corona de la cosmonáutica y el último símbolo de la grandeza del programa espacial soviético.

El módulo Zvezdá (DOS-8) en Baikonur antes del lanzamiento (Roscosmos).
Krikaliov en el interior del Zvezdá (Roscosmos).

Las presiones del mismísimo presidente ruso, Borís Yeltsin, y del Congreso de los EE UU apenas parecían surtir efecto en el progreso del Zvezdá. La NASA llegó a gastar casi cien millones de dólares en diversas gestiones para acelerar los plazos. Y todo después de haber comprado el módulo Zaryá (aunque a día de hoy este módulo se considera parte del segmento ruso de la ISS). Pero el Zvezdá era clave para el proyecto ISS. No solo albergaba los camarotes de la tripulación, sino que incluía dos potentes motores de maniobra orbital para elevar la órbita regularmente y contrarrestar así el rozamiento con la atmósfera. Además podía recibir visitas de cargueros Progress que también se usaban para elevar la órbita de la estación con sus motores y eran capaces de trasvasar combustible al Zvezdá.

La Expedición 1 antes del lanzamiento con la tripulación de reserva detrás (Roscosmos).

La NASA estaba tan desesperada que llegó a concebir un plan B para contrarrestar los continuos retrasos del Zvezdá. El plan pasaba por construir un módulo, denominado ICM (Interim Control Module) que se encargase de mantener en órbita la ISS con sus propulsores. El remolcador ICM se basaba en el diseño de una etapa superior militar para el lanzador Titán encargada de poner múltiples satélites en órbitas diferentes. Con unas cinco toneladas de combustible, equivalía a la carga de propergoles unas dos Progress y media, pero no podía trasvasar combustible (una técnica nunca empleada por Estados Unidos en órbita). Naturalmente, el ICM no podía sustituir al Zvezdá al carecer de sistemas de soporte vital, así que la NASA seguía necesitando el módulo ruso para comenzar a habitar la estación de forma permanente. Las relaciones de la NASA con sus homólogos rusos se fueron deteriorando a medida que el lanzamiento del Zvezdá se retrasaba. Por fin el despegue se planeó para mayo de 2000, aunque casi inmediatamente sufrió un nuevo retraso al mes de julio. El administrador de la NASA Dan Goldin pudo respirar aliviado cuando el módulo fue puesto en órbita el 12 de julio de 2000 mediante un cohete Protón que, además de los logos de la NASA y Rosiavakosmos, lucía en un lateral el emblema de la empresa Pizza Hut, que había pagado cerca de un millón de dólares por la campaña de publicidad. El 25 de julio Zvezdá se acopló con el módulo Zaryá de la ISS, casi dos años después del lanzamiento de este último. La Expedición 1 ya tenía luz verde para despegar.

El módulo ICM acoplado al módulo Zaryá y Unity (NASA).
Lanzamiento del módulo Zvezdá en julio de 2000. Se aprecia el logo de Pizza Hut en un lateral del Protón (Roscosmos).

Lamentablemente, Rusia y Estados Unidos fueron incapaces de ponerle un nombre digno a la estación, que para siempre se quedará como ISS (MKS en ruso). Rusia se negó a bautizarla como Alfa, porque, con razón, este nombre daba a entender que se trataba de la primera estación espacial. Toda una afrenta cuando la Mir todavía estaba en órbita. Desde que Gidzenko, Krikaliov y Shepherd comenzaron a vivir en la ISS en noviembre de 2000, siempre ha habido al menos dos miembros de nuestra especie viviendo casi totalmente fuera del pozo gravitatorio de la Tierra. En estas dos décadas sin duda el mayor éxito del programa es la ausencia de incidentes graves relacionados con la ISS (algún susto que otro, como el fallo al lanzamiento de la Soyuz MS-10, sí, pero no ha habido que lamentar víctimas en veinte años de operaciones en la estación, todo un récord). En este tiempo un total de 241 personas de 19 países distintos han vivido en la ISS, la nave espacial más grande, cara, masiva y compleja jamás construida: 151 estadounidenses, 49 rusos, 8 canadienses, 5 italianos, 4 franceses, 3 alemanes y un astronauta de varios países (España, Kazajistán, Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Brasil, Corea del Sur, Emiratos, Países Bajos, Sudáfrica, Bélgica y Malasia). ¿Se mantendrá esta situación? Aunque todo indica que la ISS seguirá activa más allá de 2024, los planes futuros de la NASA pasan por el programa lunar Artemisa y la estación lunar Gateway, que no estará permanentemente habitada. Por otro lado, China lanzará el año que viene el primer módulo —Tianhe— de su estación espacial permanente, así que la presencia continua del ser humano en órbita parece asegurada a corto y medio plazo.

El cohete Soyuz de la Expedición 1 camino a la rampa (Roscosmos).
Despegue de la Soyuz TM-31 con la Expedición 1 (NASA).

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Por Daniel Marín, publicado el 3 noviembre, 2020
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