Adiós a Alexéi Leónov, el primer hombre que realizó un paseo espacial

Por Daniel Marín, el 11 octubre, 2019. Categoría(s): Astronáutica • Historias de la Cosmonáutica • Rusia ✎ 39

Se nos ha ido el que, en una realidad alternativa, bien podría haber sido el primer ser humano en la Luna. Hablamos, claro está, de Alexéi Arjípovich Leónov (Алексей Архипович Леонов), el «cosmonauta número once» y el primer hombre en salir al exterior de una nave espacial. Si hubo algún cosmonauta que logró rivalizar en popularidad con Gagarin, ese fue Leónov. Dos veces condecorado «héroe de la Unión Soviética» y tripulante de las misiones espaciales Vosjod 2 y Soyuz 19 (Apolo-Soyuz), esta leyenda de la historia de la cosmonáutica nos ha dejado hoy 11 de octubre de 2019 a los 85 años de edad.

Alexéi Leónov en 2013 (Eureka).

Terminó en 1957 su formación como piloto militar de las fuerzas aéreas soviéticas (VVS) en la Escuela de Vuelo Chuguyev de Jarkov (Ucrania) y solo tres años más tarde fue seleccionado como candidato a cosmonauta por el equipo de Nikolái Kamanin. No logró ser elegido como miembro de los «Seis de Vanguardia», el grupo de élite de los cosmonautas seleccionados por Kamanin para pilotar la nave Vostok, pero sí participó en el siguiente programa, denominado Vosjod. Dentro del marco de este programa se desarrolló la nave 3KD, una nave Vostok modificada para llevar dos personas y una esclusa. Las naves Vostok y Vosjod llevaban una atmósfera compuesta por nitrógeno y oxígeno similar a la terrestre —a diferencia de las Gémini y Apolo de la NASA, que usaban oxígeno puro—, por lo que resultaba complicado diseñar un mecanismo de despresurización que evitase una embolia al cosmonauta que se enfundase en una escafandra de oxígeno puro a baja presión.

Serguéi Koroliov se despide de Leónov antes de su vuelo.

La solución que encontraron los ingenieros de la oficina de diseño OKB-1 de Serguéi Koroliov fue añadir a la nave Vostok la esclusa hinchable Volga para permitir el primer paseo espacial. El 18 de marzo de 1965 despegó la nave 3KD nº 4, conocida fuera de la URSS como Vosjod 2. En su interior viajaban Alexéi Leónov y el comandante Pável Belyayev. Tras inflar con éxito la esclusa, Leónov se metió dentro y cerró la escotilla de la cápsula. A continuación abrió la escotilla exterior de la esclusa y salió al exterior. Por primera vez un ser humano se movía por fuera de una nave espacial. La actividad extravehicular (EVA) de Leónov apenas 12 minutos. Durante el transcurso de la misma, Leónov comprobó las dificultades de desplazarse en el vacío dentro de un traje presurizado que era básicamente un globo con muy poca movilidad.

Escafandra Berkut en el Museo de la Cosmonáutica de Moscú (Eureka).

No obstante, las complicaciones surgieron al final de la EVA. La escafandra Berkut de Leónov se había inflado más de lo previsto y no pudo volver a entrar en la esclusa. Para lograrlo, Leónov bajó la presión del traje espacial por debajo de los límites de seguridad y se introdujo al revés —esto es, con la cabeza por delante— en la esclusa. Una vez dentro, se dio la vuelta con gran dificultad para poder cerrar la escotilla externa. Ya dentro de la cápsula en compañía de Belyayev, los problemas no desaparecieron. La Vosjod 2 experimentó un aumento de la cantidad de oxígeno en la atmósfera interna, un fallo que podía haber desembocado en un incendio. Además el encendido de frenado de la reentrada se retrasó 46 segundos por culpa de un fallo del sistema de orientación. Para colmo, durante la reentrada el módulo de servicio no se separó correctamente, de forma similar a lo experimentado por la Vostok 1 de Gagarin, y solo las elevadas temperaturas lograron derretir los cables metálicos que unían los dos módulos. Como resultado del retraso en la ignición de frenado, la cápsula de la Vosjod 2 aterrizó en medio de la taigá a 386 kilómetros del lugar previsto.

Representación de la EVA de la Vosjod 2 dibujada por el propio Leónov.

Las malas condiciones meteorológicas y lo frondoso del paisaje impidieron que los equipos de rescate llegaran de inmediato a la zona. Aunque les lanzaron ropa de abrigo y víveres desde los helicópteros, los dos cosmonautas se vieron obligados a pasar dos noches aislados con temperaturas bajo cero sin el equipamiento adecuado… y con el aullido de los lobos como acompañamiento. Como consecuencia, a partir de la Vosjod 2 todos los cosmonautas tendrían que pasar un entrenamiento de supervivencia en el duro invierno ruso. La odisea de la Vosjod 2 sin duda da para una película y, de hecho, hace dos años apareció en Rusia El tiempo de los primeros (Spacewalker).

La esclusa Volga de la Vosjod 2 plegada (RKK Energía).

Después del programa Vosjod, Leónov sería asignado al programa Soyuz y, más tarde, al 7K-L1/Zond para sobrevolar la Luna. Aunque este programa nunca llegó a una fase tan avanzada para asignar tripulaciones en firme, durante varios meses Leónov y Oleg Makarov fueron nombrados provisionalmente como la tripulación de la primera nave 7K-L1 tripulada. De haber salido adelante esta misión, Leónov y Makarov habrían sido los primeros seres humanos en viajar alrededor de la Luna en vez de la tripulación del Apolo 8. Leónov también fue asignado al programa de alunizaje N1-L3 y llegó a entrenarse con helicópteros Mil Mi-4 modificados para simular un descenso en el módulo lunar LK. Pero, como todos sabemos, el programa 7K-L1 sería cancelado de facto en 1969 y el N1-L3 unos pocos años más tarde. Leónov perdió para siempre la oportunidad de viajar a la Luna.

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Leónov tras una de las misiones de entrenamiento en un helicóptero Mil Mi-4.

En junio de 1971 Leónov estuvo a punto de morir. Había sido asignado como comandante de la Soyuz 11 (7K-T nº 32), una misión que debía visitar la primera estación espacial de la historia, la Salyut 1. Sin embargo, los médicos vieron en las radiografías una sombra sospechosa en uno de los pulmones de Valeri Kubasov, su compañero de tripulación. Aunque Kamanin era partidario de sustituir a Kubasov y mantener a Leónov como comandante, el nuevo ingeniero jefe de la OKB-1, Vasili Mishin, presionó para sustituir a toda la tripulación principal por la de reserva y Leónov se quedó en tierra. Afortunadamente para él, porque el 30 de junio la Soyuz 11, que regresaba de una misión exitosa, sufrió una despresurización durante la reentrada. Los tres cosmonautas murieron por no llevar escafandras intravehiculares. Leónov siempre mantuvo que él podía haber evitado la tragedia porque conocía el problema de las válvulas que condenaron a la tripulación de la Soyuz 11 y, de algún modo, se sintió culpable el resto de su vida por no haber ocupado en el asiento central de esa misión.

Las tripulaciones del programa Apolo-Soyuz (NASA).

El 15 de julio de 1975 Leónov despegó por segunda y última vez rumbo al espacio. En esta ocasión lo hizo como comandante de la Soyuz 19, que formaría parte de la histórica misión Apolo-Soyuz (ASTP). Junto a él viajaba Valeri Kubasov —la «sombra» de las radiografías de cuatro años antes había resultado no ser importante—. Los dos hombres permanecieron casi seis días en órbita y se acoplaron en varias ocasiones con la última nave Apolo, pilotada por Deke Slayton, Thomas Stafford y Vance Brand. Durante el duro entrenamiento previo a la misión y los numerosos viajes por todo el mundo tras la misma, Leónov entabló una amistad con varios astronautas de la NASA, especialmente con Stafford, y se hizo muy popular fuera de la Unión Soviética. Sin duda, gracias a su carácter afable y mordaz que contrastaba con el talante distante y serio de muchos de sus compatriotas.

El histórico encuentro Apolo-Soyuz (NASA).

Después de la misión, Leónov pasaría a ser el jefe del cuerpo de cosmonautas hasta 1982, cuando ocupó el puesto de segundo al mando del Centro de Entrenamiento de Cosmonautas (TsPK, la «Ciudad de las Estrellas») y alcanzó el rango de mayor general de las VVS. Leónov se retiró del TsPK en 1992 y pasó a trabajar para el banco ruso Alfa Bank. Después de jubilarse dedicó su vida a sus tres pasiones: su familia, la divulgación de la exploración del espacio —los niños pequeños adoraban sus charlas— y al arte. Ya durante su carrera como cosmonauta, Leónov se había dedicado a la pintura y sus obras aparecieron en multitud de libros e incluso en varias colecciones sellos de la URSS. No en vano, en 1953 Leónov se había matriculado en la Academia de Artes de Riga antes de ser piloto militar. Al igual que Alan Bean, el astronauta del Apolo 12, Leónov se especializó en pinturas relacionadas con la exploración del espacio.

La Soyuz 19 vista desde la Apolo ASTP (NASA).

Un cráter de la cara oculta lleva su nombre, como también muchísimas calles a lo largo y ancho de toda Rusia. Una de las naves de la novela —y, posteriormente, película— 2010: Odisea Dos de Arthur C. Clarke también fue bautizada en su honor. Tuve el placer de conocer a Alexéi Arjípovich Leónov en la edición 2013 del Festival Starmus y pude comprobar que, efectivamente, era una persona muy cercana y dispuesta a contar los detalles de su intensa vida con cualquiera. Pero, al mismo tiempo, me sorprendió su enorme capacidad para dar una charla técnica de memoria usando solamente una pizarra y una tiza. Parafraseando al título de la película dedicada a su vida, Leónov era una de las pocas figuras míticas que quedaban del «tiempo de los primeros». Ya hay pocos episodios del inicio de la historia de la cosmonáutica almacenados en forma de recuerdos en personas que todavía estén vivas. Con Leónov se nos va otro testigo directo de una época única que nunca volverá.

Вечная память.

PD: hoy, más que nunca, recomiendo escuchar el magnífico programa Vosjod del podcast Catástrofe Ultravioleta.

Alexéi A. Leónov.
Dos pioneros que ya no están entre nosotros.



39 Comentarios

  1. Pues repito lo dicho en otra entrada:

    Descanse en paz Alexei Leonov. Su figura destacará por siempre en el Panteón de los Ilustres. No solo fue el primer humano en dar un paseo espacial, la primera EVA, sino que también fue el protagonista del primer apretón de manos orbital entre la URSS y los EEUU en la histórica misión Apolo-Soyuz de 1975.

    Arthur C. Clarke ya le homenajeó en “2010, Odisea dos” poniendo su nombre a la nave interplanetaria que lleva a los protagonistas a Júpiter, un vehículo dotado de propulsión por fusión nuclear con aerofrenado… Estaría bien que alguna nave del futuro cercano llevase el nombre de este gran ciudadano de la URSS y del mundo.

  2. Con coraje, determinación, visión y sobre todo, poniendo todo lo que había que poner, estos pioneros y pioneras de los ’60 nos subieron e incrustaron en el cosmos del cuál ya no nos resignamos bajar.

    🚀 ✨

  3. desinflar el traje espacial para entrar en la exclusa…que los lobos te quieran comer….REALMENTE eran otros tiempos (dorados), de pioneros.
    hoy esto seria algo impensado y visto con gran reprobación para una agencia.

    …y también habla de lo rápidamente re diseñada, poco testeada, y desprovista de elementos críticos de seguridad que era la vosjod. 🙂

    excelente articulo

  4. Si la vida fuera un cohete, la tercera etapa de Leonov ha hecho un burning off, sus propergoles se han agotado y ha sido puesto en una orbita estable; la de la leyenda.

    Cada vez quedan menos de los pioneros, lastima.

  5. Alexei, contigo se fue una parte de la historia de la conquista del espacio. Lo que más me apena es que en 5 o 10 años no quedará nadie de aquellos tiempos. El regreso del hombre a la Luna me temo que no tendrá a ninguno de los pioneros como testigo.

  6. Casi morir en la EVA, casi morir en la reentrada, rodeados por lobos.. Como leí en cierto cómic, «cosmonautas soviéticos luchando contra lobos a mano desnuda, podría haber algo más jodidamente épico?? 😂😂. Descanse en paz, ad astra

  7. A través de él la humanidad abrió por primera vez una puerta que conducía al espacio exterior, fue el primero en cruzar el portal de nuestra casa, antes de él solo habíamos mirado por la venta… Para mi, aunque nunca llegase a La Luna, Leónov está a la par de Armstrong.

    El tiempo de los primeros, el tiempo de los valientes, hoy día sin dudas hemos perdido algo de ese espíritu

    Me gusta la iniciativa homenaje impulsada en la isla de La Palma, el paseo de las estrellas, donde se da una estrella al más puro estilo hollywoodiense, el paseo de la fama, pero de la ciencia… la primera será para Stephen Hawking, ahora Leónov tambien tendrá la suya. Yo no le digo adiós ni descanse en paz porque seguiremos hablando de él (y ell@s) por generaciones y generaciones, ya son inmortales, como personajes homéricos.

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