El futuro del programa espacial norteamericano

Por Daniel Marín, el 30 octubre, 2011. Categoría(s): Astronáutica • NASA • sondasesp ✎ 31

Si decimos que la NASA no atraviesa sus mejores momentos no estamos descubriendo nada nuevo. Tras la retirada del transbordador espacial, el programa tripulado de la agencia estadounidense se encuentra en el momento de mayor incertidumbre de toda su historia. Nadie sabe si la agencia volverá a disponer de un vehículo tripulado propio o, lo que es peor, cuándo ocurrirá. Y sí, es cierto que la NASA ha pasado antes por otros periodos en los que carecía de capacidad para poner un hombre en órbita, pero esta es la primera vez que el programa tripulado estadounidense corre un riesgo real de desaparecer, algo impensable hace tan sólo unos pocos años. La iniciativa privada promete ser la salvación de la NASA, pero no olvidemos que se trataría en todo caso de un programa subvencionado por el gobierno federal.

¿Cuál es el futuro de la NASA?

Cómo hemos llegado hasta aquí

¿Y qué es lo que ha pasado para que nos encontremos en esta situación? Pues básicamente, que la agencia espacial ha afrontado este nuevo siglo con la misma mentalidad que tenía durante la Guerra Fría. La NASA -al igual que su contrapartida, el programa espacial soviético- fue un producto de la confrontación entre las dos superpotencias, una singularidad histórica que no debía haber existido. Tras la caída de la Unión Soviética, Rusia pronto se dio cuenta de este hecho cuando se vio incapaz de mantener el programa espacial a los mismos niveles que la URSS. Durante los años 90, el programa espacial ruso tuvo que enfrentarse a un duro dilema: cancelar proyectos y optimizar la gestión de los escasos recursos económicos o desaparecer en el olvido. Por suerte para todos, Rusia logró salvar importantes sectores de su industria aeroespacial, aunque no sin enormes sacrificios. Como resultado, el programa espacial ruso goza de muy buena salud hoy en día, pero que nadie se llame a engaño. Rusia no será jamás la superpotencia espacial que fue la Unión Soviética.

Por contra, el fin de la Guerra Fría no supuso ningún cambio radical para la NASA. La agencia siguió con sus asuntos como si nada hubiese ocurrido, operando el transbordador espacial en la órbita baja misión tras misión. En todo caso, la desaparición de la Unión Soviética permitió que la NASA utilizase a Rusia para sacar adelante su proyecto de estación espacial Freedom, un proyecto que estuvo a punto de ser cancelado a principios de los 90. Por supuesto, el beneficio fue mutuo, puesto que la cooperación con los Estados Unidos le proporcionó al programa espacial ruso una generosa inyección de dinero fresco que resultó crítica para su supervivencia. Fruto de la fusión de los proyectos Freedom y Mir 2 nació en 1994 la actual estación espacial internacional (ISS).

La ISS y la Luna (NASA).

Pero lo cierto es que tanto el shuttle como la estación Freedom eran hijos de la Guerra Fría. El transbordador espacial era un proyecto de la era Apolo, concebido a finales de los años 60 para mantener la paridad del esfuerzo espacial norteamericano con la URSS. Así que la NASA no tenía nada claro qué hacer una vez finalizada la construcción de la ISS. El presupuesto de la agencia impedía volver a repetir las hazañas del Apolo y el transbordador había demostrado ser un vehículo complejo que no había reducido un ápice el coste del acceso al espacio. ¿Era adecuado mantener el shuttle operativo unas cuantas décadas más o por el contrario había que desarrollar una nueva nave más pequeña y flexible como el OSP? En 2003 el transbordador Columbia se desintegró durante la reentrada poniendo fin a este debate. El consenso era que había que retirar al transbordador cuanto antes, eso sí, una vez terminada la construcción de la ISS. Pero, ¿qué hacer después? El por entonces administrador de la NASA, Mike Griffin, vio en el desastre del Columbia la oportunidad de empezar desde cero. Estados Unidos volvería a la Luna gracias a una nueva cápsula, denominada Orión, y a la nueva familia de cohetes Ares basados en tecnologías del shuttle. El Ares V sería el mayor lanzador jamás construido, superando ampliamente al Saturno V del Apolo. Nacía así el Programa Constelación a mediados de la pasada década. El transbordador sería retirado en 2010 y la ISS en 2015 para poder financiar este ambicioso plan.

Elementos del desaparecido Programa Constelación (NASA).
Ambicioso calendario del Programa Constelación (NASA).
Nave Orión/MPCV. ¿Volará algún día? (NASA).

Pero la NASA se había marcado un farol. Griffin sabía que era imposible que la agencia espacial sacase adelante el Programa Constelación con el presupuesto disponible, así que concibió el proyecto de tal forma que los políticos se viesen obligados a aumentar la financiación de la NASA si no querían que  el programa espacial tripulado estadounidense desapareciera por completo. Al fin y al cabo, pensó Griffin, ningún presidente querría pasar a la historia como el hombre que eliminó el programa espacial. Pero se equivocó por completo. La Comisión Augustine abrió la caja de Pandora en verano de 2009 al confirmar que el Programa Constelación no podría hacerse realidad sin un aumento significativo del presupuesto de la NASA. Poco después, el presidente Obama ocupaba su cargo en medio de la mayor crisis económica del último medio siglo. Obama nunca demostró interés alguno por el programa espacial, pero aún así sorprendió a propios y extraños al cancelar el Programa Constelación a principios de 2010. Porque Obama también eliminó de un plumazo la nave Orión y el cohete Ares I, el conjunto que debía sustituir al shuttle. Al mismo tiempo, se negó a prolongar la vida útil del transbordador y, salvo un par de misiones adicionales añadidas a última hora, se decidió retirarlo tal y como estaba previsto sin tener ningún sustituto preparado.

El transbordador espacial fue retirado este año sin tener listo un sustituto (NASA).

Como es lógico, el pánico se adueñó de la NASA. La mentalidad de la Guerra Fría le había jugado una mala pasada a Griffin. El programa espacial tripulado ya no era una prioridad para el país, y menos aún en medio de una crisis económica brutal. Pero que nadie se llame a engaño. El asunto no es, ni lo ha sido nunca, una cuestión de dinero. El dinero destinado a la NASA es una cifra infinitesimal comparado con el presupuesto que los EEUU destinan a defensa. No, el dinero nunca ha sido un problema. Simplemente, el programa espacial tripulado ha dejado de interesar a la mayoría de la clase política.

No obstante, la presión de algunos sectores del Congreso y los lobbies de las empresas aeroespaciales forzó a Obama a suavizar su plan original. A mediados del año pasado se decidió que la Orión (ahora denominada MPCV) sería finalmente construida. Y este septiembre se anunció oficialmente el desarrollo del cohete SLS, una especie de Ares V reducido en busca de un objetivo al que servir. El conjunto MPCV/SLS es la última oportunidad que tiene la NASA para mantener un programa espacial tripulado propio con capacidad para viajar más allá de la Tierra. Si este plan no tiene éxito, algo bastante probable, la agencia dependerá exclusivamente de las naves privadas para alcanzar la órbita baja, probablemente la Dragon de SpaceX o la CST-100 de Boeing, aunque nadie sabe cuándo estarán listos estos vehículos. Mientras, los Estados Unidos seguirán dependiendo de Rusia para mandar sus astronautas al espacio.

SLS y Jupiter 3.0 Busquen las diferencias (NASA/DIRECT).

Nave Dragon de SpaceX (SpaceX).

Las alternativas a la luz de los números

¿Se podían haber hecho las cosas de otra forma? Sin duda. El presupuesto anual de la NASA destinado a las actividades tripuladas durante la pasada década, sin ser comparable al de la era Apolo, era más que suficiente para desarrollar poco a poco una arquitectura de exploración más robusta y sensata. Cuando se habla del presupuesto de la NASA, es inevitable que aparezca la siguiente gráfica, que representa la evolución del dinero destinado a la agencia espacial como porcentaje del presupuesto federal:

Presupuesto de la NASA como porcentaje del presupuesto federal (NASA).

Efectivamente, el pico de la era Apolo y el posterior declive son más evidentes, pero no nos olvidemos que estamos hablando de porcentajes. Si nos fijamos en el presupuesto de la NASA en cifras absolutas ajustadas a la inflación, la cosa cambia significativamente:

Presupuesto de la NASA en términos absolutos dólares ajustados a la inflación (línea naranja) (Wikipedia).

Aunque el «pico del Apolo» sigue ahí, la diferencia con el nivel de inversión de las últimas décadas disminuye considerablemente. Y es que mucha gente se olvida de que los increíbles presupuestos del programa Apolo se mantuvieron durante apenas seis años, mientras que la financiación del transbordador y la ISS, más modesta, se ha extendido durante más de tres décadas, algo que queda patente en la siguiente gráfica comparativa:

Coste total de los distintos programas espaciales tripulados de la NASA ajustados a la inflación en dólares de 2010.

En definitiva, si la agencia hubiese apostado desde un primer momento por un sistema de lanzamiento similar a los cohetes Júpiter de la propuesta DIRECT para sustituir al transbordador no habría tenido que pasar por el bochornoso espectáculo que supuso el diseño del Ares I y los continuos sobrecostes del monstruoso Ares V. No es casualidad que el aspecto actual del SLS recuerde poderosamente a los lanzadores de DIRECT. Igualmente, sin las limitadas prestaciones del Ares I, el desarrollo de la cápsula Orión habría resultado mucho más barato y rápido. Por último, si la NASA hubiese priorizado hace años el Camino Flexible y la utilización de depósitos orbitales de combustible, actualmente dispondría de una estrategia realista para la exploración más allá de la órbita baja. Incluso algo tan crucial como la dependencia de Rusia en la ISS se podía haber suavizado considerablemente si el programa X-38 no hubiese sido cancelado en 2002 por el entonces administrador de la NASA Sean O’Keefe. Por supuesto, todas estas medidas son las que está intentando llevar a cabo la NASA ahora, pero ya se han desperdiciado décadas de trabajo y miles de millones de dólares en proyectos que no han ido a ninguna parte. Muchos temen que quizás ya es demasiado tarde.

Y ahora…¿el ocaso del programa no tripulado?

Hasta ahora, los problemas con el programa espacial tripulado de la NASA parecían no afectar en absoluto a las misiones robóticas. Es más, durante la pasada década la agencia espacial ha vivido una auténtica edad de oro gracias a una pléyade de sondas espaciales y satélites científicos de todo tipo. Con la cancelación del Programa Constelación y el shuttle, muchos partidarios de la exploración no tripulada del espacio esperaban que el dinero de estos programas «inútiles» se destinaría finalmente a construir nuevas sondas y observatorios espaciales. Pero no ha sido el caso. Más bien, todo lo contrario.
De hecho, un reciente artículo de Robert Zubrin, presidente de la Mars Society, en el periódico conservador The Washington Times ha encendido las luces de alarma. Según Zubrin, la administración Obama planea reducir a niveles paupérrimos el presupuesto destinado a la exploración planetaria para el año fiscal 2013. La principal víctima de estos recortes sería el programa para el estudio de Marte, de tal modo que la NASA no llevaría a cabo ninguna misión adicional al planeta rojo durante esta década después del lanzamiento de las sondas Curiosity y MAVEN.
Aunque la NASA no ha tardado en salir al paso de las declaraciones de Zubrin, el caso es que hay motivos para la intranquilidad. Y Zubrin no es el único que piensa de esta manera. El antiguo presidente de The Planetary Society, Lou Friedman, se ha expresado recientemente en los mismos términos. Lo cierto es que nada de esto es nuevo. Hace varios meses que la comunidad científica está preocupada por la aparente disminución en el número de nuevas misiones para los próximos diez años. La raíz del problema hay que buscarla en los retrasos y sobrecostes del telescopio espacial James Webb, que ya han obligado a la agencia a cancelar varias misiones científicas. Desgraciadamente, parece que estos sacrificios han sido en vano, porque el James Webb tiene los días contados. Salvo un milagro de última hora, la NASA no puede permitirse los casi ocho mil millones de dólares por los que saldrá finalmente este proyecto.
Telescopio espacial James Webb (NASA).

Además, la agencia declaró recientemente que no podría aportar los 1500 millones de dólares que cuesta el cohete Atlas V para la misión ExoMars Trace Gas Orbiter de la ESA. Por si fuera poco, nadie ha explicado oficialmente el porqué de este cambio de opinión, que ha obligado a la ESA a recurrir a Rusia para lanzar esta sonda. El programa de exploración de Marte de la NASA para esta década pasa por la cooperación con la ESA y tiene como objetivo traer a la Tierra muestras del suelo marciano, lo que requerirá dos o tres misiones como mínimo con un coste total de unos ocho mil millones de dólares, un precio sospechosamente similar al del James Webb. ¿El programa marciano será cancelado en favor del James Webb? No lo sabemos, pero no sólo el estudio de Marte está en peligro. La próxima misión flagship de la agencia, la sonda JEO (Jupiter Europa Orbiter), también corre el riesgo de ser cancelada próximamente si no reduce sus ambiciosos objetivos.
Ya dijimos en este blog que la cancelación del Programa Constelación y la retirada del transbordador espacial no iban a suponer un aumento en el número de misiones no tripuladas. Desgraciadamente, el tiempo nos ha dado la razón. Muchos se han olvidado una vez más que el programa espacial no tripulado también es hijo de la Guerra Fría. Puede que mandar una sonda a Marte nos parezca mucho más «útil» que una misión del transbordador espacial, pero para la mayor parte de políticos su utilidad es la misma. Es decir, ninguna. Sin un programa tripulado que lo «arrope» políticamente, la exploración no tripulada del espacio es un objetivo políticamente igual de prescindible que la tripulada, puede que incluso más.

Pese a todo, seamos optimistas. La NASA seguirá disfrutando del programa no tripulado más complejo del planeta. Además de las numerosas sondas y satélites ya en funcionamiento, en los próximos diez años se lanzará OSIRIS-REx, una misión de clase New Frontiers, y otra sonda de clase Discovery aún por determinar. No obstante, lo cierto es que la edad de oro de las sondas espaciales de la NASA podría estar llegando a su fin.

El futuro

No es exagerado decir que la NASA está sufriendo con dos décadas de retraso las consecuencias del fin de la Guerra Fría. Sin un poderoso enemigo ante el que realizar exhibiciones tecnológicas, el gobierno federal muestra cada vez menos interés en desembolsar las cantidades de dinero que requiere un programa espacial ambicioso. Por supuesto, podemos estar tranquilos: la NASA no va a desaparecer. Seguirá lanzando satélites y sondas, aunque a un ritmo inferior al de los últimos años. Pero si hablamos del programa tripulado, el asunto es más serio. Si finalmente el SLS y la Orión son cancelados, imaginar un futuro sin astronautas de la NASA -que no estadounidenses- ya no resulta tan descabellado.

La NASA se encuentra en estos momentos en una verdadera encrucijada. Si las cosas salen bien, en poco tiempo podría disponer de dos o tres naves tripuladas y un lanzador pesado. Incluso sería capaz de llevar a cabo una misión tripulada de sobrevuelo lunar en 2019. Por el contrario, en el peor de los casos, la agencia bien podría quedarse sin una nave espacial propia y el programa científico no tripulado quedaría reducido a la mínima expresión. Para bien o para mal, no cabe duda que los próximos años prometen ser muy interesantes.

Posibles naves tripuladas norteamericanas (BBC).

Una cosa es segura: los astronautas de la NASA tendrán que seguir usando la Soyuz rusa durante varios años (NASA).

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31 Comentarios

  1. Un futuro muy negro. Bueno para los enemigos del programa tripulado que sepan que les espera lo mismo: cancelaciones o reducciones de las misiones. Y pensar que saltaban de alegría al enterarse del fin del programa constelación.
    Donde no hay duda es de lo horrible que es para la nasa el actual presidente, esperemos que cambien de presidente en el 2012 por que si no la nasa no sobrevivirá otros 4 años.

    saludos jorge m.g.

  2. Ojala las cosas salgan bien, USA salga pronto de su crisis y vuelva la plata a la NASA… Sino, espero que aunque sea pueda mantenerse el programa no tripulado «de la guerra fría» mientras esperamos que en 30 años los chinos conquisten el sistema solar.

    Juan, desde Bs As.

    PD: Como siempre magnífica entrada Daniel.

  3. Muy interesante entrada y muy apropiada para estos tiempos, concuerdo en la mayoria de cosas, y como tu dices el programa espacial siempre estara atado a las disposiciones politicas, y en este caso a Obama, pero es muy muy probable que el salga de la casa blanca el siguiente año, por muchisimas razones, y al no haber otro candidato democrata, sera remplazado por un republicano, que como sabemos impulsara el SLS y el MPCV por la razon de siempre «el orgullo nacional», casi es un hecho. Con esto, seguro vera la luz la MPCV, no se si tambien el SLS por obvias razones, pero por lo menos la Orion si, y tampoco daran marcha atras con el CCdev, el cual viendo el progreso del SpaceX, ganara la dragon.

    Aun si las previsiones mas pesimistas se hicieran realidad las empresas privadas no daran marcha atras a sus programas, en especial SpaceX que su razon de existir es el falcon 9 y la dragon los cuales han probado ser fiables, baratos y rentables y que de una u otra manera encontraran la financiacion requerida si es que la NASA se las retirara, caso contrario en Boeing ya que no depende de su CTS-100 la cual si podria desaparecer junto al CCdev si como digo se cumpliera la pesadilla de cancelar o retrasar todo el programa.

    El punto es que el acceso al espacio de Estados Unidos esta garantizado en menos de 5 años, como digo la Orion volara porque volara (sea en un Delta IV, el Liberty, o el SLS) o creen que Lockheed Martin se quedara de brazos cruzados viendo como posiblemente cancelan de una vez por todas su nave? claro que no¡¡¡, nadie en este momento esta para cancelar programas en los que se han invertido miles de millones de dolares. El programa espacial tripulado de la NASA no desaparecera, no lo digo por ser «pro-americano» o algo asi, si no porque es lo mas razonable de pensar.

    Daniel Camacho.

  4. Lo único que me molesta de todo este panorama de la NASA es que siempre salen perdiendo los proyectos conjuntos con la ESA, X-38, Mars Orbiter, Rover Exomars, Misiones interplanetarias del tipo L, participación en el telescopio James Webb, etc.

    La cantidad de dinero y esfuerzo malgastados es inmensa.

    Habría que replantearse la colaboración.

  5. Ya lo he comentado en este foro pero vuelvo a repetirlo, es una verguenza lo que la nasa esta haciendo con la esa no cumplen lo que acuerdan. Se les llena a los políticos (obama y bolden) de una nueva era de colaboración y me pregunto donde esta esa era ???
    Esta visto que Europa no se puede fiar de los yankis y es una verdadera pena pero en vez de ir a una colaboración internacional vamos al aislacionismo.

    jorge m.g.

  6. Estos son una ruina haciendo presupuestos. Todos los proyectos les cuestan cinco veces mas y asi les va. Mala organización y rumbo cambiante.

    Por lo demás coincido en que es un asunto político y hoy en dia a los americanos el espacio les resbala. Estos de la NASA no se saben vender.

    A lo mejor las compañias privadas son el futuro y Obama acierta pero jugandose vidas humanas no se que pasaría si hubiese una desgracia. Veremos, que dijo un ciego.

  7. si el SLS/MPCV no salen bien (esperamos todo lo contrario) la exploracion tripulada BEO, sera por parte de las privadas, el negocio esta aya afuera, aya por 2030 veremos a una dragon tripulada alrededor de la luna, que a lo mucho estara lista para tripulacion en 2015.

    En el caso de las misiones roboticas, mmm pues por lo menos creo que el JWST si saldra en 2018, ya les dije, creen que se desperdiciaran los miles de millones ya gastados? obvio que no¡¡¡ y acerca de exomars… pues mmm al final si volara con ayuda de Rusia, la Mars Sample Return, se ve mas dificil, pero 2024 es una fecha realista para que vea la luz, y JEO por desgracia siento que es la mas debil y propensa a cancelarse u_u. esperemos que no, y que el nuevo presidente y un nuevo director de la NASA salven las papas del asador… el ’12, y el ’13 seran años decicivos.

    PD. esperemos que China ahora sea un digno enemigo a vencer (pacificamente) 😛

    Daniel Camacho

  8. Soy mas optimista.

    Hay que tener en cuenta que las misiones que realizaran la nave Orion serán irregulares, dependiendo de las misiones a explorar, que son mas complejas y única, y no como las misiones rutinarias de las naves Soyuz y futura naves del programa CCDev que son prácticamente iguales el plan de vuelo para llegar a ISS.

    No esperen ver lanzar la nave Orion al espacio uno, dos o tres veces al año, no es una nave Taxi si no de Exploración para más allá de la órbita terrestre. Tener en cuenta que la ventana de lanzamiento para llegar a Marte ocurre cada 780 días o cada dos años y un mes y medio.

    Si cancela el programa MPCV y SLS tendra la ISS, que parece que los rusos quiere alargar hasta el 2028.

    Tiempo al tiempo.

  9. Magnífica entrada. Solo una observación, Obama gana las elecciones en noviembre de 2008 y toma posesión en enero de 2009, por tanto, meses antes de que la Comisión Augustine diera sus conclusiones en verano de 2009, y no meses después.

  10. Estoy de acuerdo que el JWT ha sido un error, no por el telescopio en si, que sin duda tiene un gran potencial cientifico, sino por su preparacion y desarrollo, que han tirado muy hacia abajo los presupuestos iniciales. Asi es imposible planificar nada, y deberia haber responsables con nombres y apellidos.. y no es que me guste la guillontina, pero si lo que tenemos en juego es el conjunto de la exploracion tanto tripulada como no, pues me parece un error de una magnitud considerable.
    Por suerte estan los chinos, que ahora mismo no son capaces, pero si mantienen el ritmo, pueden poner en peligro la superioridad de USA en el espacio en pocas decadas… y tal vez los politicos yankies no entiendan los beneficios de la exploración espacial, pero saben muy bien lo que significa perder supremacia, y por ahi puede resurgir el interes y en definitiva el dinero. Claro que igual son solo ilusiones mias por ver otra vez el espacio como prioridad.

    Jorge

  11. discurriendo un poco mas.. les echamos la culpa a los politicos, pero sin duda estos son el reflejo de la sociedad que vivimos, y si los politicos no tienen interes, es porque los votantes de estos tampoco lo tienen… Pero se me ocurre que hay algo que puede suceder en un corto medio plazo y que puede reactivar el respaldo social, como el descubrimiento de una exotierra, una señal positiva del SETI o el descubrimiento de vida bacteorologica en el sistema solar… Algo asi podria cambiarlo todo. O eso me gustaria a mi.

    Jorge

  12. Has hecho una buena síntesis de la situación. Yo ya he escrito numerosos comentarios sobre el tema, solo añadiría que ojalá el próximo ganador de las presidenciales de 2012 tenga más interés por el programa espacial. Va tener que hacer ajustes dada la situación financiera de los EEUU, pero al menos se puede comprometer a mantener un presupuesto para la NASA que aunque sea bajo, sea estable.

    Creo que no peligra la participación americana en la ISS, y que en un momento dado los astronautas norteamericanos podrán ir en su propia nave.

    Otra cuestión distinta es que si la situación no cambia, Estados Unidos habrá perdido la iniciativa en la exploración del espacio.

  13. Hola Daniel,

    Excelente entrada, como siempre.

    Sin embargo, repito lo mismo que siempre. Nos falla algo en la ecuación y es el comportamiento de la «empresa privada» y su nivel de implicación e interactividad con la NASA.

    Si lo que estamos esperando es que alguna corporación ponga gente en órbita asumiendo los costes… nos equivocamos.

    Si esperamos que la «involucración » de la empersa privada consista en fabricar ad hoc asumiendio la NASA los sobrecostes, ¿dónde está la diferencia con el modelo actual?

    Lo que me falta por ver es el modelo. No termino de verlo ni en un sentido ni en otro. No consigo ver a qué se refieren con la «iniciativa privada».

    Si alguien pudiera arrojar luz…

    Saludos,
    Rocket

  14. El comentario del anónimo es pertinente; los partidos políticos en último término canalizan ideas que surgen dentro de la propia sociedad. Si no hay entusiasmo por el espacio en los ciudadanos, sus representantes dificilmente van a suplir esa carencia.

    Falta un nivel superior de cultura científica.

  15. Si cancelan el JWST sería un despilfarro de enormes dimensiones… Y por lo demás estaría bién que colaboraran en las demás agencias en el tema de las sondas no tripuladas así ahorrarían costes y centrarse en el tripulado con ayuda de la iniciativa privada.
    Saludos.

  16. Los tiempos en los que vivimos estan lejos de ser los de la guerra fria. Las cosas cambiaron (para bien en algunos casos para mal en otros) y los gobiernos, politicos y agencias espaciales en este caso siguen aferradas a un modelo de hace 30 años atras que lejos esta de ajustarse a la realidad de esta epoca. Daniel, exelente post!

  17. tm-El estado norteamericano esta en quiebra,y sige gastando mucho mas de lo que ingresa. Lo peor de esta crisis esta por llegar. Muy buenos articulos,Daniel! Gracias!

  18. Si despues de lo que han dilapidado en el JWT, no lo lanzan, sería como para matarlos a tiros.

    Con aumentar el presupuesto de la NASA el equivalente al 1% del gasto militar, tendríamos para dos misiones flagship por año.

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Por Daniel Marín, publicado el 30 octubre, 2011
Categoría(s): Astronáutica • NASA • sondasesp