Libro: Las Dudas de la Física en el Siglo XXI

Por Daniel Marín, el 5 enero, 2008. Categoría(s): Física • Libros ✎ 10

Últimamente han aparecido varias obras muy críticas con la teoría de supercuerdas (o Teoría M o como queramos llamarla … aceptamos barco como teoría acuática) que han tenido una gran acogida entre el gran público, para sorpresa de los especialistas en este campo. Las Dudas de la Física en el Siglo XXI, edición en castellano de The Trouble with Physics (Lee Smolin, 2006), es menos demoledora que Not Even Wrong, por poner un ejemplo de obra extremadamente crítica, pero a cambio nos ofrece una reflexión muy lúcida sobre el panorama de la ciencia actual. La introducción deja las cosas claras:

Habrá quien interprete la historia que voy a contar como una tragedia. Por decirlo claro y en pocas palabras, y aunque eso signifique revelar el final, hemos fracasado. Heredamos una ciencia, la física, cuyo largo y rápido progreso se adoptó como el modelo que las demás ciencias deberían imitar; a lo largo de más de dos siglos y hasta la actualidad, nuestra comprensión de las leyes de la naturaleza fue en continuo aumento y, sin embargo, hoy, y a pesar de todos nuestros esfuerzos, lo que sabemos con certeza de estas leyes no es más de los que sabíamos en los años stenta.

Toma ya. Smolin no se dedica solamente a machacar a la teoría de supercuerdas, ya que considera que no cumple con el método (o métodos) científico y que, por lo tanto, no debería ser clasificada como «ciencia» propiamente dicha, sino que también arremete contra todo el stablishment de la gran ciencia, especialmente contra la gestión de las universidades y su forma de ampliar nuestras fronteras del conocimiento en este campo.

Todo muy interesante y muy refrescante, pero el problema es que, a mi modesto entender, Smolin mezcla dos temas distintos: por un lado la excesiva burocratización de la investigación en las universidades y, por otro, los supuestos fallos conceptuales de la teoría de supercuerdas, los causantes de que, aparentemente, nos hayamos estancado en la búsqueda de una Teoría del Todo.

Sobre el primer punto, no tengo nada que objetar y las críticas de Smolin me parecen muy acertadas, aunque no son exclusivas de la teoría de supercuerdas y podríamos extenderlas a otras áreas de la ciencia moderna. Sin embargo, respecto a las supercuerdas, que es el meollo del libro, la cosa no está tan clara. Smolin da a entender en ocasiones que los teóricos de cuerdas son una especie de fanáticos religiosos dispuestos a quemar en la hoguera a cualquier hereje que ose desafiar sus postulados, además de presionar con sucias artimañas para que no se investiguen teorías alternativas.

Creo que esta imagen que el autor intenta transmitir es bastante dañina para la ciencia en general y puede ser fácilmente malinterpretada por mucha gente ajena al funcionamiento de la investigación científica, aunque sin duda contiene pinceladas de realidad. El problema de base, que Smolin sólo toca de pasada, es que la mayoría de teorías «alternativas» contienen los mismos problemas conceptuales que la teoría de cuerdas (esto es, no pueden ser falsadas) y además carecen de su consistencia interna. Naturalmente y como no podía ser de otra forma, Smolin trabaja en la Gravedad Cuántica de Bucles, la teoría alternativa a las supercuerdas por excelencia. Desgraciadamente y pese al optimismo del autor, esta teoría, que ha progresado mucho en los últimos años, todavía está muy lejos de la solidez de la Teoría M. Por lo tanto, no hace falta invocar ninguna «conspiración» de físicos psicópatas para entender el motivo por el que no recibe la misma atención que la teoría de supercuerdas.

Pese a sus excesos, se trata de un libro altamente recomendable para entender el estado de la física actual, escrito además por un físico de primer orden. Muchas de las críticas que se le han hecho al autor desde el campo de las supercuerdas parece que han sido motivadas más por envidia a la fama que ha conseguido Smolin con este libro que al mensaje que transmite.

Lo cierto es que del optimismo infinito de los años setenta, hemos pasado a una situación de pesimismo y desconcierto total. Hasta ahora hemos supuesto que la física desentrañaría los misterios fundamentales de la naturaleza y que no tardaríamos en tener una Teoría del Todo, pero ¿y si estábamos equivocados? A lo mejor el Universo es como una de esas películas de serie B de los años sesenta donde se nos advertía de los riesgos que suponía para la humanidad querer desvelar los secretos de la creación. Quizás resulte que la naturaleza es infinitamente más compleja de lo que habíamos supuesto, arropados en nuestra arrogancia propia de unos simios que han conseguido alcanzar el espacio y construir armas nucleares en menos de un siglo. O quizás no, y sólo debemos tener un poco de paciencia y esperar unas décadas a que las supercuerdas den sus frutos.

Para los que quieran saber más, Smolin tiene una página sobre su libro.

Lo mejor: la traducción al español (impecable), las críticas al papel de gurú/mesías de Ed Witten y el comentario de Smolin sobre la supersimetría:

no sólo tenemos squarks y sleptones y fotinos, sino que además tenemos sneutrinos emparejados a los neutrinos […]Más pronto o más tarde, enredados en la nueva maraña de snombres y nombrinos, uno empieza a sentirse como el spayaso Augusto o como Augustino el spayaso. O svaya ustedino a saber lo que squé.

Lo peor: el precio de la edición española, que aunque de gran calidad, me parece excesivo, especialmente si lo comparamos con los 17 $ de la versión inglesa en Amazon.



10 Comentarios

  1. Respecto a la teoría de cuerdas se puede decir que ha tenido una increible publicidad… Ninguna otra teoría (salvo la de la Relatividad) ha tenido tanto eco en medios de comunicacion, revistas, documentales…
    Raro es el documental que no te habla o te nombra esta teoría en los últimos años.

    Sin embargo, hay algo que es totalmente cierto… sus conclusiones, aunque «elegantes» como dice brian green, son imposibles de certificar… Ni son observables ni son experimentables…

    Por tanto, como el ejemplo de la tetera alrededor del sol, ¿Realmente una solución a todo en el Universo, puede basarse en «bonitas ecuaciones matemáticas», sin demostracion cientifica real y practica?…

    Lo cierto, es que la unificación está trayendo de cabeza incluso a los propios defensores de las cuerdas, supercuerdas y ahora membranas y supermembranas… Hay toda una gama de teorías de cuerdas, y aunque Witten las haya aglutinado todas, lo cierto es que seguimos como el principio…

    En uno de los numerosos documentales, se decía que si un atomo tuviera la longitud de una galaxia como la Via lactea… Una cuerda sería del tamaño de un arbol!!…

    Teniendo eso en cuenta… y sin posibilidad alguna (al menos por el momento) de demostrar su existencia… por mi parte, no tomo muy en serio esta teoría…

    Alguna de sus consecuencias, como la diversidad de dimensiones (hasta 11 hacen falta para cuadrar estas elegantes ecuaciones), puede ser interesante… pero todavía no le veo lo práctico ni lo definitivo, a una teoría que esta mas cerca de la filosofia matemática que de un hecho palpable y con efectos pragmaticos en la realidad.

    En fin, interesante artículo e intentaré hacerme con el libro, para ahondar algo más…

    Un saludo

  2. Pedro J. Hernández publicó varias entradas hace un tiempo sobre este asunto: Perdiendo la paciencia con la teoría de supercuerdas. A mi me parece que casi por definición, si la teoría no puede hacer predicciones comprobables y probarse, sencillamente no es ciencia. Por el otro lado, en ciencia se buscan teorías sencillas que puedan explicar un abanico muy grande de fenómenos, y necesitar 11 dimensiones para explicar 4 no parece elegante, por mucho que se empeñe Brian Greene 😉

  3. Bueno, el problema real de las supercuerdas no es que no haga predicciones, sino que hace demasiadas, ya que los parámetros básicos no están fijados por la teoría y hay que introducirlos ad hoc, por lo que podemos obtener el universo que nos dé la gana jugando con dichos parámetros. Como resultado no podemos saber qué versión de la teoría es la correcta ni obtener predicciones concretas.

    Los teórícos de cuerdas confían en que con el tiempo la teoría o la experimentación sea capaz de fijar el valor de estos parámetros (masa del bosón de Higgs, existencia de las partículas supersimétricas y sus masas, etc, etc). Otro problema grave es que se trata de una teoría independiente del fondo, es decir, la teoría de las supercuerdas se desarrolla en un espacio-tiempo plano de fondo donde rige la mecánica cuántica y la relatividad especial, pero no la general. Esto se hace para simplificar los cálculos, pero es quizás un defecto conceptual grave y puede que sea el problema de base. Smolin hace hincapié en la necesidad de desarrollar una teoría del todo dependiente del fondo, como la propia relatividad general. Aunque la teoría de cuerdas predice en un principio la existencia del gravitón de forma natural, unificando así la gravedad con el resto de fuerzas, lo cierto es que todavía queda mucho trabajo para demostrar la consistencia interna de la teoría.

    En definitiva, yo creo que la teoría sí es ciencia porque ESPERA poder predecir cosas y poder ser falsada, pero el problema es que la paciencia se nos está agotando a todos. La cuestión es, ¿cuánto hay que esperar para abandonar una teoría que no da resultados concretos?¿cincuenta años?¿un siglo?¿y si el problema es que no tenemos paciencia suficiente?

  4. Yo ya perdí la paciencia hace muchos años cuando me intentaron convencer de que el experimento de Michelson-Morley (1887)daba resultado nulo.

    En dicho experimento se asumía que el sistema solar no se movía en absoluto respecto del supuesto éter que se pretendía medir.

    De suponer dicha enfoque incorrecto, los cálculos efectuados a partir de él son totalmente incorrectos. Y los resultados ofrecidos por él tambien.

    Cómo pretendemos avanzar con las teorías de cuerdas si hace más de 100 años que damos por bueno un experimento nefasto.

    Saludos.

  5. Leí el libro de Smolin y me parece que tiene razón al plantear que, si una teoría puede dr cuenta de cualquier resultado con sólo variar sus parámetros, no es una buena teoría. una buena teoría debería decirnos por qué el Universo es como es, y no que el Universo es uno de los infinitos posibles, algo que también pueden decirnos los autores de Ciencia Ficción.
    Otra cuestión interesante del ibro es que nos invita a reflexionar acerca de qué es una explicación científica.
    Quizás el problema de la teoría de cuerdas es que resulta demasiado amplia, cualquier cosa puede encajar en una de sus versiones. Es como un espacio de fases multidimensional en el que podemos introducir universos reales o imaginarios, es decir, se trata de una teoría matemática, y no de una teoría física. La física debería decirnos por qué de os infinitos mundos posibles sólo uno es real.

  6. Me resulta interesante que un físico de cierto renombre empiece a rondar un tema que para mí es una certeza desde hace ya tiempo.
    El problema con la física actual es que, a partir de la cuántica, usamos las ecuaciones, construímos y predecimos comportamientos pero realmente nadie la ha entendido. Sin un entendimiento intuitivo de lo que la teoría sea es imposible dar un salto cualitativo superador.
    Los físicos no entendemos la física actual.

  7. Han surgido muchas dudas con las leyes de la física por eso es que este tema es siempre tan exitante, me encantan todos los mu¡isterios que éste encierra porque nunca nos vamos a poder dar cuenat de todos los eventos sobrenaturales que ocurren en el universo.m10m

  8. Si bien es cierto la ciencia siempre ha tenido muchas dudas e hipotesis a cerca de sus descubrimnientos tambien han contribuido al desarrollo de la humanidad, po otro lado la ciencia esconde muchas cosa que nosotros no sabemos.

  9. Hay quien incluso hace de fallo una virtud. Leonard Susskind reconoce que la teoría M puede explicar cualquier universo variando los «moduli» dimensionales y otros parámetros, pero a ello lo llama «paisaje cósmico» y le da carta de naturaleza real. Aunque no deja de ser un concepto interesante, a mí no deja de parecerme una pirueta conceptual con «doble tirabuzón».

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Por Daniel Marín, publicado el 5 enero, 2008
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