La respuesta soviética al Apolo (medio siglo del Apolo 11 parte 3)

Por Daniel Marín, el 11 julio, 2019. Categoría(s): Apolo • Astronáutica • Historias de la Cosmonáutica • Luna • Rusia ✎ 88

El 7 de agosto de 1969, una nave diseñada para llevar dos seres humanos parte desde la Tierra y unos tres días más tarde sobrevuela la Luna a una distancia de 1985 kilómetros antes de regresar a nuestro planeta. El 14 de agosto la cápsula aterriza sin incidentes después de realizar una delicada reentrada atmosférica doble —skip reentry— con el fin de mantener la aceleración dentro de unos límites aceptables para la tripulación a pesar de viajar a casi 40 000 kilómetros por hora. Sin embargo, nadie sale de la cápsula tras el exitoso aterrizaje. La misión no formaba parte del programa Apolo, sino que se trataba de la nave soviética no tripulada 7K-L1 nº 11, conocida por el sobrenombre de Zond 7. Dentro de la nave viajaban varios tipos de seres vivos, pero ningún humano… salvo que contemos como tal a un llamativo maniquí dorado dotado de sensores para medir la radiación y cuyo rostro recordaba sospechosamente al de Yuri Gagarin.

La Tierra vista desde la Luna por la Zond 7 (7K-L1 nº 11) en agosto de 1969 (Ted Stryk).

El exitoso vuelo de la Zond 7 fue lo más cerca que estuvo la URSS de adelantarse al programa Apolo de los Estados Unidos, pero llegó demasiado tarde. Menos de un mes antes, Armstrong y Aldrin habían caminado por el Mar de la Tranquilidad, ganando claramente la «carrera lunar». Para la URSS fue una derrota amarga. La Unión Soviética había inaugurado la era espacial con el Sputnik en 1957 y, posteriormente, había encadenado un éxito tras otro en el espacio, humillando totalmente a sus rivales del otro lado del Atlántico hasta el punto de forzarles a tomar la decisión de viajar a la Luna con el fin de demostrar al mundo que Estados Unidos todavía era la potencia líder en tecnología. Pero, ¿tuvo en algún momento la URSS alguna posibilidad de ganar esta competición?

El maniquí de pruebas que viajó en la Zond 7 alrededor de la Luna (Eureka).

La Unión Soviética siempre negó que hubiera intentado poner un hombre en la Luna antes que los Estados Unidos, pero ya entonces los servicios de inteligencia y expertos occidentales sabían que la superpotencia había destinando ingentes recursos humanos y económicos en el programa lunar tripulado. El problema es que la respuesta soviética al Apolo llegó tarde y mal. Y, por si fuera poco, se dispersaron los escasos recursos en varios programas paralelos que competían entre sí. Por contra, Apolo tenía un objetivo claro y definido, contaba con un apabullante presupuesto y estaba controlado por una organización sólida que dirigía el programa de forma centralizada.

Busto de Serguéi Koroliov en la ciudad de Baikonur (Eureka).

Koroliov y la Luna

La clave de los éxitos soviéticos al comienzo de la carrera espacial era la enorme potencia del misil intercontinental R-7 Semiorka comparado con los misiles estadounidenses. El Semiorka había sido concebido por la oficina de diseño OKB-1 de Serguéi Pávlovich Koroliov, el famoso ‘Ingeniero Jefe’. La Ecuación del Cohete de Tsiolkovsky no perdona y si queremos salir de órbita baja hacen falta cohetes gigantes sí o sí. Por tanto, si la Unión Soviética quería mantener su ventaja en el espacio, era necesario construir cohetes más grandes. Ya a finales de los años 50 Koroliov había comenzado a diseñar nuevos cohetes más potentes que le permitiesen alcanzar su objetivo favorito, Marte. En junio de 1960 el decreto 715-296ss del Partido Comunista y el Consejo de Ministros de la URSS llamaba a la construcción de un cohete pesado con una masa de entre mil y dos mil toneladas capaz de poner entre 60 y 70 toneladas en órbita baja, pero sin un objetivo concreto. En la oficina de Koroliov se propusieron cohetes de gran tamaño como el YaKhR-2, básicamente un Semiorka en esteroides dotado de seis bloques laterales en vez de cuatro y una etapa central con un motor nuclear térmico.

Un cohete Vostok, derivado del misil R-7 Semiorka (Eureka).

La OKB-1 pronto abandonó las intenciones de desarrollar un motor nuclear debido a las dificultades técnicas y se centró en un proyecto genérico de lanzador pesado químico denominado N-1 o N1 (la ‘N’ venía de nositel, «lanzador» en ruso) o 11A51, aunque no se concretó su diseño por falta de medios. En 1961 todo cambiaría con el discurso del presidente John F. Kennedy y su decisión de ir a la Luna. Sin embargo, prácticamente nadie en la URSS se tomó en serio a Kennedy. Para la cúpula política y militar soviética el discurso del presidente había sido una simple fanfarronada que no tendría mayor recorrido. Y quizás hubiese sido así si Kennedy no hubiera muerto asesinado en 1963, pero lo cierto es que la decisión de Kennedy supuso el comienzo del programa Apolo y la carrera por la Luna. Curiosamente, casi al mismo tiempo que Kennedy daba su famoso discurso en el Congreso en mayo de 1961 —discurso que no hay que confundir con el que dio en el Rice Stadium de Texas cuatro meses después—, el gobierno de la URSS publicaba un nuevo decreto en el que se mencionaba por primera vez al N1 y su importancia de cara a los intereses de la defensa nacional. El primer lanzamiento estaba previsto para 1965, pero, una vez más, no se citaba objetivo alguno para este cohete.

Globo lunar soviético con la cara oculta (Eureka).

Kennedy le dio a la NASA un objetivo claro y definido. No obstante, la agencia tardó más de un año en concretar sus planes lunares. A mediados de 1962 se decidió que se construirían dos naves: el módulo de mando y servicio (CSM), como estaba previsto, y el módulo lunar (LM). La arquitectura elegida sería de tipo LOR (Lunar Orbit Rendezvous) para aumentar la masa útil del lanzador. Precisamente, el cohete elegido sería el Saturno C-5 —posteriormente conocido como Saturno V— en vez de el Saturno C-3, más pequeño, o las versiones más grandes del Nova como el Saturno C-8. Pero lo importante es que, mucho antes de esa fecha, la NASA ya había comenzado a desarrollar los elementos tecnológicos que le darían una ventaja crucial en la carrera por la Luna. Por ejemplo, en 1959 se había probado un prototipo del potentísimo motor de queroseno y oxígeno líquido (kerolox) F-1 que se usaría en la primera etapa del Saturno V, mientras que en noviembre de 1961 la empresa North American había ganado el contrato para construir el CSM y tenía su diseño muy avanzado. Otro hito crucial se alcanzó en octubre de 1962, cuando se llevó a cabo un encendido del motor criogénico J-2, que se utilizaría en la segunda etapa S-II y en la tercera etapa S-IVB del Saturno V. El uso de la tecnología criogénica —hidrógeno y oxígeno líquidos— aumentaría de forma brutal la capacidad de carga del Saturno V.

Por contra, en la URSS quedaba casi todo el trabajo por hacer. En 1962 la OKB-1 de Koroliov refinó el diseño de la nave Soyuz para tres personas. La Soyuz —originalmente conocida como Séver— podría realizar vuelos a la Luna, pero también estaba previsto que esta nave realizase misiones en órbita baja en solitario y a estaciones espaciales. Incluso se plantearon varias versiones de uso militar. Mientras el CSM del Apolo ya estaba casi en fase de construcción, la Soyuz se dispersó en varios diseños divergentes. Y, por si fuera poco, todavía no se había elegido la arquitectura para viajar a la Luna.

Nave Soyuz (7K-T) (Eureka).

La OKB-1 había estudiado varios métodos para viajar a nuestro satélite, pero el favorito de Koroliov, como el de von Braun, era el EOR (Earth Orbit Rendezvous), es decir, usar varios lanzamientos para montar una nave en órbita baja y partir entonces hacia la Luna. Ya en 1958 Koroliov había encargado un estudio a su lugarteniente Mijaíl Tijonrávov para enviar una nave Vostok 3KA alrededor de la Luna usando varios lanzamientos. En 1962 propuso el proyecto 7K-9K-11K para enviar una nave Soyuz (7K) a la Luna mediante acoplamientos con una nave propulsora (9K) y cargueros con combustible (11K). Pero Apolo no se iba a limitar a circunnavegar la Luna. Para responder adecuadamente al desafío estadounidense había que centrarse en la superficie lunar y eso pasaba por construir el N1, independientemente de la arquitectura elegida. El 16 de abril de 1962 el gobierno de la URSS publica el decreto 346-160ss en el que se enfatiza la necesidad del desarrollo del N1 y el 16 de mayo de 1962 la OKB-1 presenta el diseño preliminar de este lanzador. La Luna sería solo una de las posibles aplicaciones de este cohete gigante, pero también se contemplaba la construcción de estaciones espaciales de gran tamaño. La Unión Soviética seguía sin tomarse en serio el reto de Kennedy.

Cohete N1 (http://www.astronaut.ru/bookcase/article/article04.htm/Alexandr Shlyadinsky).

El gigante N1

El N1 era un cohete nacido de las limitaciones tecnológicas y de recursos de la OKB-1. Con una longitud de 105,3 metros, un diámetro máximo de 16,9 metros y una masa al lanzamiento que alcanzaría las 2800 toneladas, era un cohete descomunal que rivalizaba con el Saturno V, pero lo tenía todo en contra. Por un lado, la situación del centro de lanzamiento de Baikonur —Tyura-Tam— era claramente desfavorable. Los 46º de latitud del cosmódromo soviético, frente a los 28,5º de Cabo Cañaveral, penalizaban fuertemente la capacidad de carga del lanzador en órbita baja (además, la inclinación orbital mínima desde Baikonur era de 52º para evitar sobrevolar territorio chino). Por otro lado, mientras las etapas S-IC, S-II y S-IVB del Saturno V se enviaban ya terminadas mediante barco o avión hasta Florida, el N1 debía ser construido in situ debido a las limitaciones impuestas por el diámetro de los túneles de la red ferroviaria soviética (se estudió la posibilidad de usar grandes dirigibles o abrir monstruosos canales de agua hasta Baikonur, pero, simplemente, no había dinero ni tiempo para semejantes empresas). Ni que decir tiene, los controles de calidad en el centro de lanzamiento eran muy inferiores a los existentes en las sedes de las distintas oficinas de diseño encargadas del proyecto.

Motor NK-33, versión mejorada del NK-15 empleada cinco décadas después en los cohetes Antares y Soyuz-2.1v (Eureka).

Pero el talón de Aquiles del N1 era su sistema de propulsión. En la URSS la principal oficina de diseño encargada de motores cohete era la OKB-456 de Valentín Petróvich Glushkó. Glushkó había colaborado intensamente con Koroliov en sus proyectos de misiles y los dos hombres mantenían una estrecha relación personal, no exenta de sus altibajos (en 1938 Glushkó había sido uno de los que delataron a Koroliov ante el NKVD durante el terror estalinista, una acusación que condenó a Koroliov a una brutal estancia en el Gulag de Kolyma que casi acaba con su vida). Glushkó era, además de ambicioso, un hombre pragmático. No en vano, era el encargado de diseñar los motores más potentes de los misiles de la URSS. Y, a principios de los 60, la mayoría de misiles usaban combustibles hipergólicos (derivados de la hidrazina y el tetraóxido de dinitrógeno).

El N1-3L visto en septiembre de 1968 en la rampa de lanzamiento por un satélite espía estadounidense KH-8 GAMBIT-3 (NRO).

Estos propergoles son ideales para su uso en misiles porque pueden almacenarse durante largos periodos de tiempo, mientras que el oxígeno líquidos solo aguantan en los tanques unas horas, disminuyendo la efectividad de un misil. La pega es que, además de ser altamente tóxicos, corrosivos y cancerígenos, los propergoles hipergólicos son mucho menos eficientes. Es decir, a igualdad de condiciones, la eficiencia de un motor hipergólico —medida por el Impulso Específico (Isp)— es menor que la de un motor kerolox o criogénico. En un misil la eficiencia de los motores es un factor secundario, pero para un lanzador lunar es fundamental. El resultado es que Glushkó no iba a perder el tiempo diseñando un motor potente, complejo y caro solo para satisfacer a Koroliov cuando tenía que construir motores hipergólicos para otras oficinas de diseño como las de Vladímir Cheloméi o Mijaíl Yángel. No obstante, el desacuerdo entre los dos ingenieros no surgió con el N1, como se suele mencionar en muchos libros y documentales, sino a finales de los años 50, durante el diseño de los misiles R-9 y GR-1. Siempre se suele pintar a Glushkó como el «malo de la película», pero la gran paradoja del asunto es que Glushkó tenía razón: los propergoles hipergólicos eran mejores para su uso en misiles balísticos. Los misiles de la oficina de diseño OKB-1 de Koroliov a base de kerolox, como el R-7 o el R-9, demostraron ser inferiores a los de Cheloméi y Yángel.

El N1-3L siendo colocado en posición vertical sobre la rampa.

En ocasiones también se menciona que Glushkó era incapaz de construir motores de gran potencia, pero eso es rotundamente falso. A finales de los 60 la oficina de Glushkó diseñó el RD-270, un motor hipergólico de 6700 kilonewton de empuje que competía en la misma liga que el F-1 de Saturno V (de 7800 kN de empuje). En cualquier caso, sin acceso a los recursos de la oficina OKB-456 de Glushkó, Koroliov se vio obligado a recurrir a la OKB-276 de Nikolái Kuznetsov para construir motores de kerolox. La OKB-276 era líder en la construcción de motores a reacción para aviones, pero eran unos novatos a la hora de diseñar motores de cohetes. A pesar de todo, lograron diseñar motores de ciclo cerrado ricos en oxígeno, una tecnología muy avanzada para la época y que EE.UU. había descartado por considerarla demasiado compleja. En 1962 Kuznetsov diseñó el motor de kerolox NK-9 para los misiles R-9 y GR-1, con un empuje de unos 450 kN, a partir del cual desarrollaría la versión avanzada NK-19. Pero para las primeras etapas del N1 se requería un motor más potente. Después de muchos esfuerzos, la oficina de Kuznetsov logró crear el NK-15, con un empuje de 1500 kN, o sea, aproximadamente la quinta parte del empuje del F-1 estadounidense. Sin embargo, Koroliov no pudo recurrir a la tecnología de motores criogénicos, una tecnología que habría aumentado las prestaciones del N1 significativamente. Pero si ya era complicado diseñar motores potentes de kerolox, crear un motor criogénico equivalente al J-2 quedaba fuera de toda discusión.

RD-270
Motor hipergólico RD-270 (www.b14643.de).

Debido a estas limitaciones del sistema propulsión, fue necesario dividir el lanzador en más etapas para alcanzar la carga útil prevista de acuerdo con la Ecuación de Tsiolkovsky. Por eso el N1 necesitaría tres etapas para llegar a la órbita baja frente a las dos del Saturno V, aumentando así la complejidad del cohete. Además, hubo que incluir numerosos motores para compensar la falta de empuje de las unidades de la oficina de Kuznetsov. La primera etapa del N1 (Blok A) tenía 24 motores NK-15, mientras que la segunda (Blok B) llevaría ocho NK-15V (la versión del NK-15 adaptada al vacío). La tercera etapa (Blok V) incorporaría cuatro NK-19. Para simplificar la separación de las etapas se usaría el método de separación en caliente, es decir, las etapas se separarían con los motores de la etapa anterior funcionando. De esta forma se facilitaba la ignición de los motores en vuelo, aunque era necesario permitir el escape de los motores. Por este motivo, las tres primeras etapas del N1 estaban unidas mediante un entramado de vigas abiertas. Como comparación, el Saturno V incluía toda una pléyade de propulsores de combustible sólido para facilitar el encendido y la separación de las etapas (el N1 también disponía de algunos, pero no tenían tanta importancia).

A diferencia del Saturno V, el N1 no contaría con tanques de combustible con paredes compartidas, un diseño que permitía ahorrar una masa importante, sino que cada tanque de queroseno y oxígeno líquido serían independientes por culpa de las limitaciones de las técnicas de soldadura en Baikonur y se usaría una estructura exterior que soportaría los tanques, una estructura que aumentaba bastante el peso final del cohete. Para evitar que la masa del conjunto se disparase, la OKB-1 tomó la decisión de construir los tanques con forma esférica —la esfera es la figura con mayor volumen para una superficie dada—, por lo que el N1 terminaría teniendo una curiosa forma cónica que a día de hoy sigue siendo única.

El N1 comparado con el cohete Vostok (Alexandr Shlyadinsky).

A pesar de sus enormes dimensiones y el gran número de motores, esta versión del N1 de 1962 solo podía poner en órbita baja 75 toneladas, una cifra muy por debajo de las aproximadamente 120 toneladas del Saturno V. El uso de kerolox en todas las etapas y la elevada latitud de Baikonur pasaban una factura muy onerosa al conjunto. A pesar de todo, esta capacidad era suficiente si se seguía un esquema de vuelo tipo EOR como quería Koroliov. Pero el meollo de la cuestión es que la arquitectura de la misión no había sido elegida aún. La OKB-1 era partidaria del esquema de misión L3, que consistía en dos o tres lanzamientos del N1 en órbita baja más otro adicional de una Soyuz para llevar a los cosmonautas hasta el complejo una vez ensamblado. Si en 1962 la URSS se hubiera centrado con todas sus fuerzas en el desarrollo del N1, una versión lunar de la Soyuz y un módulo lunar, quizás hubiera podido adelantarse al Apolo usando un esquema EOR. Quizás, pero nunca lo sabremos.

El N1 camino a la rampa del Área 110 de Baikonur (https://www.pinterest.es/johnhamilton307/n1/?autologin=true).

El frente interno

Sin embargo, lo cierto es que el gobierno soviético no se tomó en serio el desarrollo del N1 y menos aún el de una arquitectura lunar que plantase cara al Apolo. Nikita Jruschov veía el programa espacial tripulado como una forma de generar réditos propagandísticos para la Unión Soviética y presionaba a Koroliov para que realizase misiones espaciales cada vez más llamativas de cara al gran público (el vuelo de Tereshkova, paseo espacial de Leónov, etc.), pero, paradójicamente, no apoyó decididamente su programa lunar, sobre todo porque pensaba que Apolo no era más que un bluff. De hecho, justo en esos años críticos, el Kremlin favoreció el ascenso de una nueva estrella en el panorama del programa espacial soviético que le haría la competencia a Koroliov. Hablamos de Vladímir Cheloméi, el jefe de la oficina de diseño OKB-52 y protegido de Jruschov. Cheloméi desarrolló varios lanzadores espaciales basados en los misiles balísticos de su oficina y en 1965 logró poner a punto el UR-500, un misil intercontinental pesado que se transformaría en el cohete Protón, capaz de situar más de 20 toneladas en órbita baja. Por supuesto, Cheloméi empleaba propergoles hipergólicos en todas sus creaciones, para gran satisfacción de Glushkó.

Maqueta de la nave LK-700 de ascenso directo de Cheloméi (Novosti Kosmonavtiki).

Cheloméi soñaba a lo grande como Koroliov. Usando la tecnología del UR-500 propuso una misión tripulada alrededor de la Luna usando la nave LK-1. También concibió una misión de aterrizaje lunar de ascenso directo que emplearía el cohete gigante UR-700 para enviar la nave LK-700 hacia la Luna. Con una masa al lanzamiento superior a las 4500 toneladas, el UR-700 era un cohete más potente que el N1, aunque su diseño compacto hacía que tuviese unas dimensiones inferiores. Su capacidad en órbita baja era de cerca de 150 toneladas y usaba, como no, el potente motor hipergólico RD-270 de Glushkó en sus primeras etapas. Cheloméi pretendía que el Kremlin se olvidase de Koroliov y financiase sus vehículos lunares, pero el viejo Ingeniero Jefe no se iba a rendir tan fácilmente y le plantó cara con todas sus fuerzas.

Soyuz LOK (Paco Arnau).
Módulo lunar LK (Paco Arnau).

Ciertamente, el esquema de ascenso directo del UR-700 de Cheloméi era más sencillo que el engorroso esquema L3 de Koroliov, con tres lanzamientos del N1. Además, el UR-700 podía ser transportado en piezas por ferrocarril desde Moscú sin necesidad de llevar a cabo tareas de construcción en el cosmódromo. Por otro lado, el método LOR del Apolo también usaría un único lanzamiento del Saturno V. Presionado por ambos lados, Koroliov y su lugarteniente Vasili Mishin cambiaron de idea en julio de 1963 y eligieron un esquema LOR similar al de la NASA. Al necesitar un único lanzamiento del N1 para ir a la Luna se ganaba en sencillez y se reducía el tiempo necesario para cada misión. Pero, ¿cómo llevar a cabo una misión lunar con un lanzador cuya capacidad solo alcanzaba las 75 toneladas?

Módulo lunar soviético LK (Eureka).

N1-L3: el Apolo soviético

La OKB-1 concibió en julio de 1963 el esquema de misión N1-L3 (no confundir con el L3 anteriormente mencionado). El N1 serviría para poner en órbita el complejo lunar, formado por cuatro elementos: las etapas Blok G y Blok D (ambas de kerolox), el módulo lunar LK (Lunni Korabl, «nave lunar») y la Soyuz lunar LOK (Lunni Orbitalni Korabl, «nave orbital lunar»). La etapa Blok G jugaría el mismo papel que la S-IVB del Saturno V para enviar al conjunto en una trayectoria hacia la Luna. La etapa Blok D frenaría el conjunto en órbita lunar y serviría como etapa de descenso del módulo lunar LK. Por último, la Soyuz LOK usaría su motor hipergólico (Blok I) para salir de la órbita lunar y regresar a casa. Con el objetivo de ahorrar masa, la tripulación estaría formada solo por dos cosmonautas, el piloto de la LOK y el del LK, frente a los tres del Apolo. La masa conjunta del LOK (9,9 toneladas) y del LK (5,6 toneladas) era inferior a la la masa del módulo lunar LM del Apolo (de cerca de 15 toneladas). Del mismo modo, el sistema de alunizaje sería tan simple como arriesgado para reducir al máximo la masa requerida.

El complejo lunar N1-L3: Blok G, Blok D, LK y LOK (RKK Energía).

Una vez en órbita lunar, el piloto del LK debería enfundarse en su escafandra Krechet y hacer un paseo espacial hasta el LK, que habría permanecido durante el viaje a la Luna dentro de un contenedor cilíndrico bajo la LOK. Tras activar el módulo lunar, el LK y el Blok D se separarían para el alunizaje. El descenso no sería apto para cardiacos, porque a unos 2 kilómetros de altura el Blok D debía separarse del LK. El módulo lunar encendería sus motores (Blok Ye) y aterrizaría de forma automática o a los mandos del piloto cosmonauta. El cosmonauta podría estar entre 6 y 22 horas en la superficie lunar y realizaría un único paseo espacial de un par de horas para recoger muestras y plantar la bandera soviética. Después despegaría con el mismo motor del Blok Ye que había usado para el alunizaje, dejando atrás el tren de aterrizaje como plataforma de lanzamiento. El LK se acoplaría entonces con la LOK mediante el sistema Kontakt. Este sistema no precisaba de un alineado perfecto entre los vehículos, sino que bastaba que el LOK introdujese una serie de ganchos en un panel del LK con numerosos orificios hexagonales. Lamentablemente, el sistema no permitía que la tripulación se trasladase de un vehículo a otro a través de un túnel presurizado, por lo que el piloto del LK debería realizar otra EVA con las muestras para viajar hasta el módulo orbital del LOK, donde le ayudaría a entrar su compañero enfundado en un traje Orlán. Una vez los dos cosmonautas estuviesen en la cápsula (SA), el LOK se desprendería del módulo orbital y el sistema de maniobra DOK y encendería los motores del Blok I para regresar a la Tierra.

El complejo esquema N1-L3 (Novosti Kosmonavtiki). 1: lanzamiento; 2: órbita de aparcamiento; 3: encendido translunar de la etapa Blok G; 4: maniobra de corrección de la trayectoria de la Blok-D; 5: inserción en órbita lunar con la Blok-D; 7: separación del LK y el Blok-D; 8: encendido de frenado para el alunizaje usando el Blok-D; 9: separación y alunizaje del LK; 10: impacto de la Blok-D; 11: despegue de LK; 12: acoplamiento con el LOK usando el sistema Kontakt; 13: separación del LK; 14: ignición del Blok I del LOK para viajar a la Tierra; 15: corrección de trayectoria; 16: separación de la cápsula (SA); 17: reentrada doble sobre el Índico; 18: aterrizaje en Kazajistán.
Una de las pocas imágenes en las que se puede ver el complejo lunar N1-L3. A la izquierda se ve la etapa Blok G, pegada al cilindro brillante en el que se almacenaba el LK y la etapa Blok D. A la derecha vemos una Soyuz 7K-L1A (7K-L1S) en vez de una Soyuz LOK(https://www.pinterest.es/johnhamilton307/n1/?autologin=true).

El plan N1-L3 era tan arriesgado que solo por muy poco no quedaba fuera de la tecnología soviética de la época. Pese a todo, la capacidad del N1 seguía siendo insuficiente para llegar a la Luna con un único lanzamiento, así que la OKB-1 revisó el diseño del lanzador para permitir que pudiese poner 95 toneladas en órbita baja. Para ello se aligeró la estructura de forma radical y se añadieron seis motores más a la primera etapa Blok A. Ahora esta etapa contaba con treinta motores. Para gestionar su funcionamiento se introdujo el ordenador analógico KORD. Manipulando el empuje de un motor y el de su gemelo situado en el extremo opuesto de la etapa, así como la inclinación de las toberas, el sistema KORD sería capaz de maniobrar el vehículo en los tres ejes. La primera etapa podía perder hasta seis motores NK-15 y aún así alcanzar la órbita. El concepto era bueno, pero fue imposible probar el funcionamiento de los motores y el sistema KORD en tierra antes de la primera misión. El propio Koroliov decidió que la primera prueba del sistema sería el primer lanzamiento del N1, ya que no había ni tiempo ni dinero para construir un stand de pruebas en tierra, una fatídica decisión que sería la sentencia de muerte del lanzador (como comparación, para el Saturno V se construyeron todo tipo de instalaciones en tierra dedicadas a probar las distintas etapas y motores).

El N1-3L en el MIK 112 de Baikonur. Se aprecian los 30 motores NK-15 de la primera etapa Blok A (RKK Energía).

Llegó 1964 y los Estados Unidos ya llevaban dos años trabajando a piñón fijo en el Apolo. Para entonces era evidente que el programa Apolo iba en serio. ¿Y qué hizo la URSS? Lo lógico sería pensar que centró todos los recursos en el N1, pero no fue así. El 3 de agosto de 1964 se publicó un decreto clave del gobierno soviético en el que se aprobaba al fin el plan lunar N1-L3 de Koroliov. Pero, al mismo tiempo, el decreto también aprobaba el plan lunar L1 de Cheloméi para viajar alrededor de la Luna usando la nave LK-1 y el cohete UR-500K (Protón-K). El decreto llegaba tres años tarde y, por si fuera poco, ahora la Unión Soviética tenía no uno, sino dos programas lunares tripulados. Se puede comprender la decisión del Kremlin dado el retraso en el desarrollo del N1: el programa L1 para circunnavegar la Luna se perfilaba como un ‘plan B’ que, si bien no era tan espectacular como el Apolo, serviría para adelantarse a la NASA de cara a la opinión pública. La URSS no sería la primera nación en poner un ser humano sobre la Luna, pero al menos sería la primera en mandar un cosmonauta alrededor de la Luna. Sin embargo, por muy sencillo que fuese el programa L1, desviar recursos del programa N1-L3 para diseñar una nueva nave espacial desde cero era, a mediados de 1964, una auténtica irresponsabilidad teniendo en cuenta que la Soyuz no estaba lista.

Maqueta de la nave lunar LK-1 de la oficina de Cheloméi (Khrunichev).
Recreación de la nave LK-1 en un viaje a la Luna (Khrunichev).

Afortunadamente para Koroliov, Jruschov es apartado del poder en octubre de 1964 y Cheloméi pierde a su principal valedor en el Kremlin. Koroliov lucha por eliminar la competencia de su rival, pero solo lo consigue en parte. El Kremlin accede a que en el programa L1 se use una nave 7K-L1 —una Soyuz modificada sin módulo orbital (BO) para ahorrar peso— con una etapa Blok D, ambos elementos de la OKB-1, pero se seguirá empleando el cohete UR-500K de la oficina OKB-52 de Cheloméi.

Un cohete Protón-K con una nave 7K-L1 (Roscosmos).

En estos momentos la falta de una dirección clara del programa espacial soviético empieza a ser una losa. Bien es cierto que el panorama no era tan caótico como a veces se pinta. El programa espacial de la URSS no era un simple conjunto de reinos de taifas gobernados por las oficinas de diseño. Con el fin de coordinar el esfuerzo espacial se habían creado la Comisión Militar-Industrial, VPK, y el Ministerio del Espacio, MOM (su verdadero nombre era Ministerio de Maquinaria General). A la cabeza de ambos organismos estaban dos pesos pesados de la política soviética: Dmitri Ustinov y Serguéi Afansiev, respectivamente. Pese a todo, la VPK y el MOM no podían competir con la NASA a la hora de coordinar el esfuerzo espacial de todo un país, sobre todo porque en muchas ocasiones ambas organizaciones tenían prioridades muy diferentes.

Nave circunlunar 7K-L1 (Zond). A la izquierda se aprecia la etapa Blok-D (RKK Energía).
Ordenador Argón-11S de las naves 7K-L1. Tenía una memoria ROM de 4 kB y una RAM de 128 bytes, así como una arquitectura triple redundante (http://www.nnre.ru/kompyutery_i_internet/cifrovoi_zhurnal_kompyuterra_65/p4.php).

Los problemas crecen

En enero de 1966 Seguéi Koroliov muere inesperadamente durante una operación de cirugía. Es un golpe brutal al esfuerzo espacial soviético y, sobre todo, al programa lunar N1-L3. Vasili Mishin le sucede al frente de la OKB-1. Desgraciadamente, Mishin no tiene ni los contactos ni el don de gentes de Koroliov y su gestión del programa lugar solo se puede calificar como muy deficiente. Mientras, el N1 sigue acumulando retrasos y la masa del conjunto LOK/LK no para de aumentar, llegando a los límites de las prestaciones N1, a pesar de que por entonces su capacidad en órbita baja se había visto incrementada hasta las 97 toneladas. Las dificultades en el desarrollo de varios sistemas y tecnologías, como los ordenadores y células de combustible de la LOK, también se hacen más evidentes. La amenaza de una cancelación del programa N1-L3 es muy real.

Escafandra lunar Krechet (Eureka).

Una decisión responsable en este punto habría sido aceptar que la NASA llevaba una ventaja demasiado grande para pretender adelantarse al Apolo a la hora de llevar a cabo el primer alunizaje. El Kremlin tenía que haber elegido entre dos opciones: o priorizar el programa L1 para viajar alrededor de la Luna antes que la NASA mientras se congelaba el programa de alunizaje N1-L3, o bien asumir la derrota, descartar el programa L1 y centrarse en un nuevo programa de alunizaje más realista con varios lanzamientos del N1. Pero nadie quiso tomar una decisión y el programa lunar soviético continuó por inercia hacia un fracaso seguro. No solo eso, sino que el asunto fue a peor. ¿Cómo? Pues porque, además de seguir con el desarrollo del N1-L3 y el L1 al mismo tiempo, a finales de 1967 el ministerio del espacio MOM autorizó a Cheloméi la construcción de su cohete gigante UR-700 para ir a la Luna. Alguien debió pensar que la solución al atolladero creado por tener dos programas lunares tripulados dotados de pocos recursos era introducir un programa adicional justo en la recta final de la carrera por la Luna. ¿Qué podía salir mal?

Cohetes lunares (Paco Arnau).

Sin recursos suficientes y con la atención dispersa entre numerosos programas civiles y militares, la OKB-1 (ahora TsKBEM) de Mishin lucha por sacar adelante los programas L1 y N1-L3 (todo esto al mismo tiempo que desarrolla la nave Soyuz y proyectos de estaciones espaciales). La tragedia del Apolo 1 en febrero de 1967 le da a la URSS algo de esperanza en forma de retraso en los planes de la NASA. Pero la Schadenfreude no durará mucho. Dos meses después, Vladímir Komarov fallece durante la primera misión tripulada de una nave Soyuz. Más allá del trágico final, los múltiples fallos que sufrió la Soyuz 1 ponen de relieve lo mucho que le queda por hacer a la OKB-1 solamente para disponer de una nave tripulada avanzada en órbita baja. En muchos aspectos, el accidente de la Soyuz 1 fue más grave para la URSS que el del Apolo 1 para la NASA. Pese a todo, en 1967 la URSS parece despertar de su letargo y se decide a acelerar el programa L1 —conocido en occidente como Zond— ahora que ya es más que evidente el retraso con respecto al Apolo. Pero, justo entonces, el cohete UR-500K Protón de Cheloméi encadena una serie de fallos durante el lanzamiento que supondrán un auténtico lastre para el programa L1 y el de sondas espaciales.

Un UR-500K (Protón-K) con una nave 7K-L1 (Roscosmos).

La carrera final por la Luna

En verano de 1968 la NASA decide enviar el Apolo 8 hacia la Luna de forma inesperada ante el retraso en la construcción del módulo lunar de esta misión. Se ha discutido mucho hasta qué punto esta decisión estuvo condicionada por el esfuerzo soviético, pero está claro que las misiones L1/Zond fueron un factor a tener en cuenta, aunque no fuese decisivo. En septiembre de 1968 la Zond 5 (7K-L1 nº 9) logra efectuar por primera vez una misión exitosa alrededor de la Luna, pero ameriza en el océano Índico en vez de en Kazjistán por culpa de un fallo del sistema de guiado que evita que pueda efectuar la reentrada doble. A bordo viajan varios seres vivos, incluyendo unas tortugas que se convertirán en los primeros animales en viajar alrededor de la Luna y regresar vivos. El 27 de septiembre de 1968 Mishin y Nikolái Kamanin, el encargado de la selección de cosmonautas para la fuerza aérea, eligieron las tres primeras tripulaciones de las naves L1. La primera estaría formada por Alexéi Leónov y Oleg Makárov, mientras que la segunda estaría integrada por Nikolái Rukavishnikov y Piotr Klimuk. La tercera por Pável Popóvich y Vitali Sevastiánov.

Las dos tortugas de la especie testudo horsfieldi que viajaron en la Zond 5 en 1968 fueron los primeros animales en viajar a la Luna y volver sanos y salvos.

Pero el sistema L1 está todavía muy verde para permitir un vuelo tripulado. En noviembre de 1968 la Zond 6 se despresuriza durante la reentrada. Si hubiera llevado cosmonautas a bordo, estos habrían muerto. La NASA no lo sabe, pero no tiene competencia alguna. Solo depende de sí misma. En diciembre de 1968 Borman, Lovell y Anders se convierten en los primeros seres humanos en viajar a la Luna y, de paso, también liquidan el interés estratégico del programa L1, aunque este seguirá por pura inercia hasta 1970. Eliminado el programa L1 de la ecuación, el protagonismo pasa al programa N1-L3, que sigue batallando como puede para evitar una cancelación. 1969 es el año del Apolo. Es habitual mencionar los dos lanzamientos del N1 que se realizaron ese año como si hubiera habido algún tipo de competición con las misiones Apolo, pero esto solo obedece a efectos dramáticos, porque no hubo competición alguna. En 1969 la carrera lunar estaba en manos de la NASA exclusivamente y los servicios de inteligencia occidentales lo sabían. El programa N1-L3 acumulaba retraso tras retraso y, aunque el cohete N1 se erguía imponente en el Área 110 del cosmódromo de Baikonur, era un espejismo. Las naves LOK y LK, así como decenas de sistemas asociados, no estaban listas para transportar cosmonautas y no lo estarían hasta dentro de varios años. Y eso con suerte. O, mejor dicho, con dinero.

Nave 7K-L1A (a veces llamada 7K-L1S) que viajaría en las primeras misiones del N1. Se trataba de una nave 7K-L1/Zond con el sistema de maniobra DOK de una Soyuz LOK en la parte frontal (Roscosmos).

El 21 de febrero de 1969 despega desde Baikonur el primer N1, el vehículo 3L, desde el Área 110 de Baikonur. Es un espectáculo imponente. A bordo lleva una nave 7K-L1S (a veces denominada 7K-L1A), que básicamente es una nave Zond/L1 a la que se ha añadido el sistema DOK de maniobra del LOK en la parte frontal. Pero la carga no importa mucho, porque, dada la carencia de instalaciones de pruebas, el lanzamiento es en realidad una prueba, la primera, del cohete y sus numerosos motores. 68,7 segundos tras el despegue el motor número 2 de la primera etapa Blok A deja de funcionar y el sistema KORD decide apagar todos los motores del lanzador. El N1 alcanza una altura de 12,2 kilómetros e impacta brutalmente contra el suelo a 52 kilómetros de distancia. Pese a todo, la prueba no es considerada un fracaso por la mayoría de ingenieros del TsKBEM. Al menos el leviatán ha conseguido levantar el vuelo y controlar su trayectoria hasta que el sistema KORD metió la pata por un exceso de celo. Alarmado por la actuación del KORD, Vladímir Barmin, el jefe de la oficina de diseño encargado de construir las rampas de lanzamiento, le sugirió al personal del TsKBEM que modificase el programa para que no se pudieran apagar los motores durante los primeros segundos del lanzamiento con el fin de garantizar que el cohete no destruyese las preciadas infraestructuras. Sus palabras resultarían proféticas.

El N1-5L en primer plano y la maqueta 1M1 detrás en las dos rampas del Área 110 de Baikonur en 1969, las instalaciones de lanzamiento más caras y complejas construidas por la URSS. Se aprecian los niveles de las torres de servicio móvil. El número 13 corresponde al acceso de los cosmonautas. Las dos rampas serían usadas en los años 80 para el programa Energía-Burán(https://www.pinterest.es/johnhamilton307/n1/?autologin=true).

El siguiente lanzamiento tuvo lugar el 3 de julio, apenas dos semanas antes del despegue del Apolo 11. Durante varias semanas el nuevo cohete 5L estuvo en una de las dos rampas del Área 110 mientras en la otra estaba la maqueta de pruebas 1M1. La visión de dos cohetes gigantes al mismo tiempo era ciertamente fascinante. La ocasión fue captada por un satélite espía KH-8 GAMBIT 3 estadounidense, aunque los servicios de inteligencia sabían que el N1 estaba todavía en una etapa muy temprana de su desarrollo y que no constituía ninguna amenaza para el Apolo. La segunda misión del N1 sería un lanzamiento nocturno. El cielo de Baikonur se iluminó cuando el gigantesco cohete se elevó por el empuje de sus treinta motores. Pero la alegría duró poco. Solo doce segundos tras el despegue el sistema KORD volvió a mostrar una excesiva sensibilidad apagando todos los motores con excepción de uno. El cohete apenas se había alejado doscientos metros de la rampa y cayó a plomo sobre la misma, creando una enorme explosión que la destruyó por completo. La onda de choque se sintió a varios kilómetros y varios testigos se quedaron asombrados ante la lluvia de queroseno que siguió a la explosión (afortunadamente, no todo el combustible ardió en el impacto). Una pequeña consolación fue que el sistema de emergencia SAS funcionó correctamente, alejando la cápsula no tripulada 7K-L1A de la bola de fuego.

Otra vista del N1-5L (en primer plano) y el 1M1 en el Área 110 de Baikonur(https://www.pinterest.es/johnhamilton307/n1/?autologin=true).

Una vez más, la pelota estaba en el tejado de la NASA. El Apolo 11 pasó a la historia, pero, incluso si no hubiese logrado alunizar, la URSS ya no estaba en la competición. Sin duda el Apolo 12, o si no el Apolo 13, habrían logrado el objetivo de llegar a la superficie lunar antes de que la Unión Soviética volviese a tener listo el N1. Un satélite espía KH-4B CORONA pudo captar los daños producidos por la explosión y confirmó los rumores de los servicios de inteligencia. Dentro de lo malo, el accidente sirvió para dar algo de perspectiva al esfuerzo espacial soviético. Aunque el desarrollo de las naves LK y LOK continuó adelante, cada vez era más evidente que la única opción razonable era usar un esquema EOR con al menos dos lanzamientos del N1. Las siguientes misiones del N1, los vehículos 6L y 7L, tuvieron lugar en 1971 y 1972. Ambas también resultaron un fracaso, aunque durante la última misión el cohete logró volar durante 106,93 segundos sin problemas, solo 7 segundos antes de la separación prevista de la primera etapa. Quizá si esta misión hubiese sido un éxito, el N1 habría tenido un futuro.

Segundo lanzamiento del N1 (N1-5L) segundos antes de que se apaguen todos los motores de la primera etapa (Roscosmos).

Para entonces la antigua oficina de Koroliov había abandonado de facto el esquema N1-L3. Ya no había prisa para vencer a la NASA, así que los planes pasaban por poner en servicio una versión mejorada del N1, el N1F, con motores NK-33 en la primera y segunda etapas. Estos motores se podrían encender varias veces, lo que permitiría probarlos en la rampa de lanzamiento antes del despegue. También emplearía sintin en vez de queroseno, lo que aumentaría la carga útil por encima de las cien toneladas. El nuevo plan lunar del TsKBEM se denominó L3M y consistía en dos lanzamientos del N1F. Un cohete enviaría hacia la Luna una etapa de propulsión que quedaría en órbita lunar, mientras que el otro enviaría un módulo lunar que llevaba a los cosmonautas. Una vez en órbita lunar, los dos elementos se acoplarían y el módulo L3M usaría la etapa para descender a la superficie. Luego despegaría en una trayectoria de ascenso directo a la Tierra y los cosmonautas usarían una cápsula Soyuz localizada en el interior del módulo para regresar. También se presentaron planes para introducir etapas superiores criogénicas y una versión del N1, denominada N1M, que usaría esta tecnología en la tercera etapa para aumentar la carga útil hasta las 160 toneladas. El siguiente lanzamiento del N1 estaba previsto para 1974.

El último N1, el N1-7L, en 1972(https://www.pinterest.es/johnhamilton307/n1/?autologin=true).

Pero ninguno de estos planes vería la luz. El Kremlin decidió que no tenía nada que ganar y sí mucho que perder al continuar con las misiones lunares tripuladas. El N1 fue cancelado poco después de su cuarta y última explosión, aunque el programa no sería oficialmente liquidado hasta cuatro años más tarde. En su lugar la URSS se lanzó a otra carrera por igualar a los Estados Unidos, pero en esta ocasión el objetivo no sería la Luna, sino desarrollar un transbordador espacial idéntico al de la NASA. Ironías del destino, Valentín Glushkó se convertiría en el Ingeniero Jefe de la antigua oficina de diseño de Koroliov. Su dos primeras decisiones: borrar de la historia cualquier rastro del N1 y comenzar a diseñar desde cero un motor cohete potente de kerolox. Ahora los motores hipergólicos potentes ya no estaban de moda y Glushkó decidió hacerle caso a Koroliov diez años más tarde. El nuevo motor de Glushkó, el RD-170, serviría para un nuevo cohete que, con el tiempo, sería conocido como Energía, el mismo nombre que por entonces tenía la antigua oficina de diseño de Koroliov. Solo algunas piezas del N1 sobrevivirían hasta la actualidad, incluyendo varias remesas de motores NK-33 que se salvaron porque algunos trabajadores de la oficina de Kuznetsov se negaron a acatar las órdenes de destruirlos.

Imagen de un satélite KH-8 GAMBIT 3 estadounidense de junio de 1969 en el que se aprecia claramente el N1-1M1 en la rampa de lanzamiento (NRO/http://www.thespacereview.com/article/3730/1).
Así quedó la rampa del N1 tras la explosión del 5L (https://cont.ws/@komradlew/505065).

La derrota y el olvido

A pesar de haber sido el proyecto espacial más caro y complejo de la URSS, el N1 caería en el olvido. Únicamente el personal soviético directamente involucrado en el programa y los servicios de inteligencia occidentales sabían que había existido. Pero las imágenes del N1 tomadas desde el espacio por los satélites espías de EEUU permanecerían clasificadas hasta el siglo XXI. De cara a la opinión pública, la URSS negaría vehementemente la existencia del N1 y de cualquier programa lunar tripulado. Para la CIA y la NRO el N1 sería conocido simplemente como ‘el cohete J’ y recibiría la aséptica denominación SL-15 del Pentágono. No obstante, muchos investigadores civiles ataron cabos y llegaron a la conclusión de que el cohete gigante soviético no había sido un espejismo. Expertos como Charles Sheldon y Charles Vick mantuvieron viva durante dos décadas la historia del ‘cohete G’ reconstruida a base de rumores y pruebas circunstanciales. Solo a finales de los años 80, con la URSS en plena descomposición, se conocieron los detalles de los distintos programas tripulados lunares soviéticos, incluido el N1-L3. Debido a las peculiares características de la economía planificada soviética es muy difícil estimar el coste del programa lunar tripulado de la URSS, pero expertos como Asif A. Siddiqi han calculado que, desde 1965 hasta el 1 de enero de 1973, la URSS se gastó en este proyecto unos 7200 millones de dólares, frente a los cerca de 26 mil millones que invirtió EEUU —que, teniendo en cuanta la inflación, equivaldrían a 228 mil millones de dólares actuales (!!)—.

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Misiones relacionadas con el programa lunar tripulado soviético.
Recreación del N1 por Charles P. Vick (Charles P. Vick).

En otro universo paralelo es posible que la URSS hubiese reaccionado antes y un cosmonauta soviético hubiese sido el primero en rodear la Luna o, incluso, en aterrizar sobre ella. Pero no en nuestro universo. En nuestra historia sería el Apolo 11 el que se llevó toda la gloria hace ahora medio siglo.

Credito: MacRebisz (https://www.deviantart.com/macrebisz/art/Soviet-Moon-492009396).

Resto de entradas sobre el 50º Aniversario del Apolo 11:



88 Comentarios

  1. Magnífica entrada, como siempre.
    Parece un milagro que a pesar de todas las disputas internas y complicaciones que tenina los rusos en aquella época, aun así fueran capaces de construir semejante monstruo (aunque nonguno llegará a alcanzar su objetivo)

  2. Fantástica entrada, la he disfrutado como un enano, releyendo párrafos una y otra vez. Gracias!!!
    Por cierto, ….»pero expertos como Asif A. Siddiqi han calculado que desde 1965 hasta el 1 de enero de 1973 la URSS se gastó en este proyecto unos 7200 millones de dólares, frente a los cerca de 26 mil millones que invirtió EEUU —que, teniendo en cuanta la inflación, equivaldrían a 228 mil millones de dólares actuales (!!)—.»
    Me gustaría añadir que el presupuesto de defensa de EEUU sólo para 2019 es de 716 mil millones de dólares. Todo un despropósito lo que se gasta en armamento. Ahí lo dejo.

  3. Enhorabuena por esta entrada, Daniel, por la información rigurosa y, sobre todo, por añadir perspectiva histórica al (poco conocido) programa lunar soviético en relación con el estadounidense. Por como lo cuentas, parece que el programa lunar soviético cumplió aquello de que “quien mal empieza, mal acaba”. Sin embargo, no deja de ser curioso que el esfuerzo lunar estadounidense acabara casi al mismo tiempo que el soviético (1972) y que lo siguiera un esfuerzo por la órbita baja, objetivo en el que, nuevamente, la URSS adelantaría a EEUU.

  4. Excelente artículo Daniel, como de costumbre. Si bien has hablado en varias oportunidades de detalles de los programas lunares soviéticos y sus percanses, fue muy atinado de tu parte hacer un recuento aquí y con el nivel al cual nos tienes acostumbrado.
    Por mi parte, es la primera vez que escucho nombrar al YaKhR-2 ¿Existe alguna posibilidad que más adelante hagas un artículo sobre este cohete, el Semyoka Nuclear?

  5. Otro gran articulo sobre un gran desconocido para el gran público: el N1.

    OFF TOPIC: El último lanzamiento del Vega europeo ha fallado a los 2 minutos del despegue. Es el primer fallo del Vega (15 lanzamientos, 14 con éxito). Se ha perdido un satélite árabe.

    Si me permitís la maldad, esta «regresión al término medio» (no hay cohete que no falle alguna vez) le da al satélite de observación español Imagenio (lanzamiento en 2020 en un Vega) mas probabilidades estadísticas de que todo salga bien.

      1. Es lógico, habrá que retrasar los lanzamientos pendientes unos meses hasta que se averigüe qué ha pasado y se corrija el fallo. Pero esos lanzamientos serán mas seguros.

  6. Muy buen artículo cómo siempre. Por lo que tengo entendido, el segundo lanzamiento falló debido a una de las bombas tragándose un tornillo suelto, y el ordenador KORD actuando en consecuencia.

    1. Una de las turbobombas de uno de los NK-15 ingirió un «objeto extraño» (quizás un tornillo, quizás otra cosa) y falló, pero el KORD apagó TODOS los motores. Evidentemente esa no era una solución al problema.

      1. Había leído que fue un problema con el cableado del KORD, que los sensores estaban conectados al motor de al lado del que deberían, con lo que, en vez de apagar el opuesto al que falló, apagó el de al lado, detectando su apagado como un fallo e intentando, a su vez, apagar el opuesto… y así hasta que apagó todos.

      2. Desde luego que no era la manera en la que debian funcionar las cosas. Leyendo mas, eso llevo a que se añadieran en adelante filtros para evitarlo, aunque ya fue tarde.

        Una lastima,el N1 tenia su encanto. Tenia mas aire de nave espacial que el Saturno V.

      3. Boris Chertok en su libro menciona, además del fallo de motores y el sistema KORD, que hubo efectos aerodinámicos no previstos generados por los chorros de más de 30 motores en su disposición anular que forzaban una rotación del cohete.

  7. Daniel, sito tus palabras de tu articulo «35 años del Apolo-Soyuz» :

    «… Lo cierto es que la NASA había contribuido a la misión ASTP con el vehículo tripulado más avanzado y complejo jamás construido por los Estados Unidos, el CSM Apolo, diseñado para viajar a la Luna. Por contra, la URSS había participado con una 7K-7M, una nave optimizada para viajar a estaciones espaciales en la órbita baja que representaba una pequeña parte del esfuerzo espacial soviético. Si se hubiera empleado una Soyuz LOK (…) , las diferencias entre ambos vehículos no habrían sido tan exageradas….»

    como dijiste, Los rusos debieron haber usado la Soyuz lunar para poder «mostrar» su verdadero potencial, al menos algo del programa lunar se habría salvado ( y volado).

    excelente articulo 🙂

    1. El problema era doble: por un lado, la LOK, que yo sepa, nunca se terminó, y poner de nuevo en marcha el diseño habría sido muy caro. Por otro lado, eso habría implicado revelar que sí hubo un programa lunar, y no creo que estuviesen interesados.

  8. Un tema que me apasiona y del que he leído mucho antes. Aún así Daniel se las arregla para, a mi parecer, aportar muchísimo más, sobre todo en perspectiva, que ninguna otra fuente. Sobresaliente se queda corto para describir este artículo.

  9. Tengo entendido que Stalin no quería saber nada de la robótica y la electrónica y esa manía fue una de las causas del retraso soviético en la materia que el N1 acabó pagando. Pero bueno, a lo mejor es una leyenda urbana.

    Por otro lado, os anuncio que ya he terminado la revisión de la edición 2019-20 de «Astronáutica, el camino a las estrellas» con la inclusión hoy del fallo del Vega. Me voy a esperar a ver qué tal le sale a la ISRO el lanzamiento con un GSLV Mk III de la misión lunar Chandrayaan 2, compuesta por un orbitador de 2.379 kilos, el aterrizador Vikram de 1.471 kilos y el pequeño rover Pragyan de 27 kilos que, entre otras cosas, portará una cámara para tomar imágenes 3D. Está previsto para mediados de este mes.

    Aprovecharé para actualizar también la portada. Recordad que el libro estará disponible para su descarga gratis un par de días este mismo mes.

      1. ¿En serio? ¿Me lo dices o me lo cuentas? ¡Dios mío! ¡Qué descubrimiento! Stalin ya no gobernaba en los 60! Mi universo se acaba de derrumbar…

        Mira, dejando a un lado el inevitable sarcasmo de mi respuesta, supongo que entenderás que una industria como la electrónica o cibernética no se improvisa y es el resultado de decisiones y tradiciones previas. La potente industria aeroespacial que desarrolló en EEUU el programa Apolo no surgió de la noche a la mañana en los 60, sino de los miles de millones que se invirtieron en los días de la II Guerra Mundial. Y lo mismo ocurrió con la electrónica, la óptica o la cibernética.

        Y lamentablemente en la URSS se apostó en los años 30 y tras la II GM por un desarrollo intensivo de la industria pesada. Pero lo peor es que hubo ramas de la ciencia que no se desarrollaron por motivos ideológicos, por ir contra la doctrina filosófica del marxismo. Esto no lo digo yo, sino estudiosos que han analizado en subdesarrollo soviético en ramas como la informática, la electrónica, la biotecnología, etc.

        Extraigo un par de párrafos del artículo “INVESTIGACIÓN REPRIMIDA EN LA UNIÓN SOVIÉTICA”. Lo tienes en la Wikipedia:

        “(…) La investigación científica que era particularmente prohibida era aquella vista como “ideológicamente incorrecta”, porque tendía a contradecir las tesis del materialismo histórico marxista. Esto en general abarcaba a las disciplinas humanísticas, pero a veces también se extendía a otras, como la genética. En diferentes momentos de la historia soviética, varias áreas de investigación que fueron oficialmente declaradas como “pseudociencia burguesa” basándose en prejuicios ideológicos, habiendo sido los casos más notables y dañinos los de la genética y de la cibernética. Su prohibición le terminó causando un serio daño a la ciencia soviética en general. Los científicos nunca ganaron un Premio Nobel de Medicina y fisiología o un premio Turing (otorgado a quienes contribuyan al desarrollo de las ciencias de la computación). Por otro lado, sólo obtuvieron 7 Nobel en Física a lo largo de toda su historia (1922-91.) Este fue uno de los factores que resultaron en el notable atraso histórico soviético en algunos importantes campos de la ciencia, como la computación, la microelectrónica y la biotecnología (…) “

        “ (Durante el estalinismo) La cibernética también fue ilegalizada, al ser considerada una pseudociencia burguesa, que “mecánicamente igualaba los procesos de la naturaleza viva, a sociedad y los sistemas técnicos, por los que estaba contra el materialismo dialéctico y la moderna fisiología científica desarrollada por Iván Pavlov. Al igual que en el caso de la genética, continuó siendo tabú durante varios después del largo régimen estalinista, pero finalmente sirvió como un punto de reunión en lo referido a la desestalinización de la ciencia soviética (…)”

        Así que, sí, Stalin y sus palmeros reprimieron determinadas áreas de la ciencia por no ajustarse a los principios ideológicos del régimen. Luego, claro, se trató de recuperar el tiempo perdido, pero ya era tarde. La electrónica, la informática, la cibernética, la genética, etc. se quedaron atrasadas en la URSS y el programa espacial, entre otros lo pagó caro.

        ¿En qué año decías que había muerto Stalin?

    1. Sí. Dijo algo así como «la electrónica es una ciencia burguesa» y se retrasaron décadas…..por aquello de que disentir mínimamente de la opinión del «padrecito» era billete seguro para una beca (con todos los gastos pagados) de varios años en Siberia, como le pasó al propio ingeniero-jefe.
      En aquellos tiempos en los que los que nosotros éramos los buenos y los rusos los malos durante algún tiempo (perdonadme si está, no lo he leído) al N1 se le llamó «Lenin G»

  10. Impresionante Daniel, como de costumbre.
    Deberías empezar a probar escribir novelas, tu capacidad para hacer un relato atrapante no debería desperdiciarse.
    Es notable ver como la falta de convicción te lleva al fracaso.
    Me resulta bastante claro que perdieron en el momento en que permitieron que la NASA le fije la agenda, resignando sus objetivos y planes originales.

    1. Perdieron en el momento que perdieron.

      Perdieron por muchos motivos.

      Perdieron porque a unos recursos más exiguos, se añadió una diversificación, y falta de mando central real y organizado.

      Se perdió porque en cuestiones clave como en electrónica, semiconductores, motores criogenicos, etc, iban terriblemente por detrás.

      Se perdió porque la situación geográfica de su mayor puerto espacial no era, ni sigue siendo ni de lejos, la idónea.

      Se perdió la carrera espacial, porque tardaron en tomarse en serio la apuesta de Kennedy.

      La Unión de Repúblicas Sovieticas, perdió la carrera espacial a la Luna, por muchos muchos motivos.

      Me gusta recordar aquella idea de que quizá las cosas se tuercen no por algo importante, sino por algo aparentemente intrascendente, como que quizá alguna persona se levantó, una mañana después de una mala noche, lo que le llevó a estar cansado y a procastinar, cierta decisión que a la larga desembocaría en el fallo, o el desastre.

      A saber … , pero la URRSS, no llegó a la Luna antes que EEUU, por muchas muchas cosas diferentes. En 1959/1960, tenían todo a favor. Hasta que la maquinaria estadounidense arrancó y empezó a ganar velocidad como un cohete.

      Lo realmente triste de todo esto, es que toda ese esfuerzo, todo ese impulso se diluyera de semejante manera a partir de hace 50 años.

      Por eso yo al menos cuando pienso en el Apollo 11, siento un sentimiento agridulce. Dulce porque es la culminación de lo que puede hacer un gran impulso en el esfuerzo humano para llegar al Espacio. Agrio, porque no hemos vuelto a ver un impulso así.

      No me interprete mal, hemos conseguido cosas increíbles, quizá y en cierta forma incluso más increíbles, simplemente si nos fijamos en la Estación Espacial Internacional, y nos paramos un momento a meditar y valorar lo que supone, (un laboratorio en órbita terrestre que está permanentemente habitado, diseñado, construido, y mantenido, por Rusia, EEUU, la Unión Europea, y Japón), es simplemente increíble. Probablemente más increíble, y más imposible, para la gente en 1959/1969, que el hacer que una persona camine sobre la Luna.

      Y lo hemos conseguido.

      Pero sí, creo que todos echamos de menos ese impulso de la carrera espacial. Es terrible, que detrás de ese impulso, no estuviera, más que una competición cáustica, entre las dos Potencias del momento, jugando en un escenario más, (y dirigido al Gran Público y no llevado y digerido en despachos oscuros) al Gato y al Ratón, con vaivenes que amenazaban a todo el planeta.

      Pero se echa de menos ese impulso.

      Salu2

      Salu2

  11. Defitivamente sería bueno saber que ubiera sido del programa espacial soviético si este cohete ubiera sido exitoso tendríamos misiones rutinarias ala luna y talves misiónes robóticas más complejas como retorno de muestras de marte ??

    1. Veo que sigues sin comprarte las Cartillas Rubio para mejorar tu ortografía.

      De todos modos, tiene mérito eso de poder escribir frases enteras con groseras faltas de ortografía en todas y cada una de sus palabras… Yo no sería capaz.

  12. Solo una pequeñísima corrección al artículo que por demás es brutal: en Occidente al N-1 se le conoció como «cohete G», no «J», así lo bautizó James Webb en una misión donde personal de inteligencia le mostró la foto que sacó un satélite KH del mismo. la G era por «Giant» o el «Gigante de Webb».

  13. En el futuro, cuando alguien tenga dudas acerca de porqué fracasó el N1 y el programa lunar soviético, sólo hay que remitirle a este artículo de Daniel. ¡Bravo!

    *****

    – Contra viento y marea, el N1 siempre ha sido uno de mis cohetes favoritos

    – ¿30 motores en la primera etapa? ¡Qué locura!
    (Hay que poner 31 para que funcione, un número primo ¡Qué fallo, Sergei!)

    Comparativa motores:

    – El NK-33 & Cía merecían mejor suerte. Si se hubieran seguido usando, aunque fuera en otros lanzadores, podrían haber llegado a nuestros días mejorados, actualizados y perfectamente puestos a punto, en vez de congelados en 1974.

    Se trata de un sofisticado motor ORSC (combustión por etapas rica en oxidante) con unas prestaciones que lo hacen interesante incluso hoy en día:
    Empuje: 154 – 167 toneladas (a nivel del mar – en las capas altas de la atmósfera)
    ISP S/L: 297 – 331 s
    ISP Vac: 348 s (versión NK-43 para vacío)
    T/W: 136
    Throttling: 50–105%.
    Encendidos múltiples.

    – Especialmente si lo comparamos con su rival de entonces, el todopoderoso F-1 de Rocketdyne. Un sencillo gas-generator de ciclo abierto, la arquitectura más simple. Pero eso sí, consiguió solventar la inestabilidad de combustión asociada a grandes cámaras de combustión:
    Empuje: 690 – 790 t.
    ISP S/L: 265 – 304 s
    T/W: 94

    – Otro de mis motores favoritos es el RD-270 que debía propulsar otro cohete lunar: el UR-700, como nos cuenta Daniel.
    Se trata del primer motor FFSC (como el Raptor) de la historia, aunque, lamentablemente, no finalizó su desarrollo al 100%.
    La arquitectura «Full Flow» permite obtener las mayores presiones en la cámara de combustión, en este caso 261 bar (estamos hablando de los años 60, hace 50 años!).
    Si el RD-270 hubiera llegado a ser operativo habría superado claramente al F-1:
    Empuje: 640 – 690 t
    ISP S/L: 301 – 322 s
    T/W: 153
    Impresionante.
    Mmm… Lástima que use propelentes supertóxicos.

    1. Hablando de motores, un resumen de noticias acerca del Raptor:

      – El motor cuenta con «hydrostatic bearings». Es muy importante de cara a la reutilización: los cojinetes normales se desgastan debido a las temperaturas y vibraciones.

      – Las turbinas del Raptor funcionan a mayor presión que las del Merlin, pero a menor temperatura. Se reduce el shock térmico y la tensión, dos de las principales causas de desgaste.

      – Musk: FFSC es la arquitectura definitiva para convertir propelente en velocidad.

      – Se está considerando una versión simplificada sin regulación de empuje (Throttling) con un empuje de 250 t.
      El Throttling sólo es indispensable para los motores interiores del SH y del Starship, los responsables del aterrizaje; las dos coronas exteriores de motores del SH no necesitan throttling ni gimballing (capacidad de pivotar).

      – Parece que hay problemas con el «Throttling»: en vez del 25% sólo han conseguido llegar (y no sin problemas) al 40%.
      El SN6 que propulsará al Starhopper tiene la capacidad de throttling limitada al 50%.
      Hay que recordar que esto es sólo el principio; el motor no dejará de evolucionar. Como dijo Musk al respecto:
      «Propellant stays same, but almost everything else improves. Fundamental goal is minimize cost per ton to surface of Mars»

      – A pleno rendimiento, Musk espera una capacidad de fabricación de 500 Raptors por año (de momento no creo que se acerquen a dicha cifra durante años).

      – Por ahora cada motor le cuesta a SpX unos 3 millones. Es un precio excelente, pero con la producción en masa Musk espera reducir el coste a poco más de 200.000 dólares la unidad(!).
      Incluso a un millón la unidad para un motor de esta categoría sería un coste revolucionario… ¡Buf!

      – Desarrollo de una versión Vacuum en septiembre-octubre (ISP: 375 – 380 s).

      Prestaciones Starship:

      – 150 t a LEO en una órbita baja «de referencia».

      – 100 – 125 t a LEO en una «órbita útil» (p.e. Starlink), incluyendo reservas de propelente para volver.

      – Entre 30 y 40 t a GTO con una inclinación de 27° sin repostaje orbital. GAME OVER.

      – Los valores mencionados corresponden a una configuración 100% reutilizable. En modo desechable sería aproximadamente el doble de carga a LEO.

      – El diseño de las aletas y el tren de aterrizaje ha cambiado.

      *****

      – Creo que a ULA cada RD-180 le cuesta unos $25 millones.
      – ULA sustituirá el RD-180 por dos BE-4 de Blue Origin a $8 millones la pieza: total $16 millones.
      – El AR-1 de Aerojet Rocketdyne, otro posible sustituto del RD-180, debía costar unos 25 millones el par, y es claramente inferior al Raptor. Ah, el coste de desarrollo estaba entre 800 y 1000 millones de dólares.
      – Es decir, el precio de mercado de un motor tan sofisticado como el Raptor podría ser de unos 10-15 millones la pieza (si lo fabricase Aerojet Rocketdyne, por ejemplo).
      Venderlo a 8 millones, como el BE-4 de Blue Origin sería un éxito seguro (pero no está en venta).
      – En 2.017 SpX fabricaba un Merlin 1D por algo más de 600.000 $, según Tom Mueller. Parece ser que en la actualidad los fabrican por una fracción de ese coste (siempre están reduciendo costes).
      – El demencial objetivo de Musk es fabricar Raptors a 200 k$ la pieza.

      – El motor más parecido al Raptor es el RD-191 kerolox ruso, un derivado del RD-170:
      El RD-170 tiene cuatro cámaras de combustión y cuatro toberas.
      Si lo partimos por la mitad, obtenemos un RD-180 (Atlas V) con dos cámaras de combustión y dos toberas.
      Si dividimos el RD-170 en cuatro partes obtenemos el RD-191, con una cámara de combustión y una tobera.

      Las prestaciones del RD-191 son similares a las del Raptor:

      Empuje: 196 – 212 toneladas
      ISP: 311 – 337 segundos
      T/W: ~90
      Throttling: 30-105%
      Masa: 2.290 kg
      Presión cámara de combustión: ~258 bar.

      Con este motor y el RD-193 (igual que el RD-191 pero sin gimballing, es más ligero; serviría para las dos coronas exteriores de motores del booster que son fijos, con los RD-191 en el centro) Rusia podría crear un cohete en la liga del SH Starship.
      No se me ocurren más motores que puedan hacerlo…

      …¡Excepto este, otro de mis favoritos!: el alucinante RD-701 Tri-propelente (keroseno-hidrógeno-oxígeno):

      Empuje: 324 – 408 / 162 t
      ISP: 330 – 415 / 460 s
      T/W: ~100
      Masa: ~ 4.200 kg.
      Throttling: 32-100%
      Presión cámara combustión: 294/124 bar.
      2 Pre-burners por cada cámara (2).
      15 reutilizaciones previstas.

      En vez de gastarse $23 millardos en el futuro supercohete STK no reutilizable, Rusia debería construir algún tipo de Starship.
      Son los únicos en el planeta, aparte de SpaceX, que tienen los motores adecuados (aunque habría que retocar algunos detalles) para poder construir algo mínimamente parecido en prestaciones.

  14. A propósito de esta entrada, os recuerdo que en pocos mese APPLE TV estrenará la serie “FOR ALL MANKIND” que nos introducirá en un universo alternativo en el que la URSS sí ha logrado ser la primera en poner hombres en la Luna y nos cuenta la hipotética reacción de EEUU con la NASA.

    Los que tenemos dispositivos Apple podremos verla gratis en la app y los demás, a pasar por caja o a tirar del amigo Torrente.

  15. Excelente artículo sobre la respuesta soviética al desafío de Kennedy de ir a la Luna. Una fe errata: el discurso de Kennedy en la Universidad de Rice no fue 4 meses después del discurso del 25 de Mayo ante el Congreso Estadounidense, fue al año siguiente, el 12 de septiembre de 1962.

    Recuerdo haber leído un libro de un compatriota de Daniel Marín sobre la exploración espacial donde los rusos, en un intento desesperado, trataron de hacer un «falso alunizaje» de la siguiente forma: lanzar una tripulación que orbitaria la Luna al mismo tiempo que una sonda recogería muestras de regreso a la tierra. Parece que ello hubiera empañado la Apolo 11 y hubiera puesto en tela de juicio quien hubiera sido el primero en llegar. Me imagino que debido al falló del N1, los rusos tuvieron que conformarse con la sonda que trajera muestras de regreso a la tierra, la cual, sería la Luna 15. Dicha sonda sería lanzada 3 días antes del Apolo 11, pero se estrellaría en la Luna luego del histórico paseo espacial de Armstrong y Aldrin. Supongo que Daniel Marín debe estar preparando alguna entrada al respecto.

  16. Gran artículo! No quiero ser redundante, pero es un lujo poder acceder a toda esta información.

    Sólo apuntar que la puesta de un hombre en la Luna fue un gran triunfo de la carrera espacial por parte norteamericana que no debe hacer olvidar el éxito de Gagarin o las famosas Venera en Venus.

    Y, como siempre, cabe recordar el esfuerzo soviético de reconstrucción y desarrollo tecnológico de un pais exausto y devastado por un esfuerzo de guerra derrotando al régimen político que dio a luz la mayor lacra que ha conocido la Humanidad sólo veintitantos años antes… En ese contexto debemos situar las mayores batallas de la historia en las que el puño de hierro y su flamante estrella roja resultaron victoriosos, pero con un coste humano y material enorme. Creo que los méritos son inconmesurables, pese a que los norteamericanos se impusieron en este importante episodio ganando la «carrera lunar».

    1. No es plan de convertir esto, en otro hilo mancillado con temas políticos que no vienen al caso. Pero haré un breve resumen.

      – La URRSS, ganó la 22ª Guerra Mundial, pero por el camino se calcula que murieron 12 millones de militares y puede que hasta 17 millones de civiles, siendo Rusia y con diferencia, la nación que más pérdidas humanas tuvo.

      – La URRSS, durante sus 70 años de vida, y con los sucesivos gobernantes, exterminó, y mando a campos de concentración (Gulags, es decir enviados a morir, en la inmensa mayoría de los casos), a entre 15 y 20 millones de personas según las estimaciones más benévolas, y puede que hasta 50 millones las menos benévolas. De todos esos millones de muertos, la mayor parte ocurrieron durante el mandato de Stalin.

      – Entre 1950 y 1965, la URRSS, fue la primera, y la principal potencia espacial, del mundo. Y a día de hoy siguen siendo los únicos que han mantenido un programa tripulado, y con mucho mucho éxito durante más de 50 años.

      – EEUU ganó la carrera Espacial, llegando a la Luna, hace 50 años.

      Fin.

      Salu2

      1. …mmm. URRSS? Deben ser las siglas de la Unión de Repúblicas Robóticas Socialistas Soviéticas, teniendo en cuenta que participaron en la 22ª guerra mundial (disculpa la simpleza de esta muestra humorística, Herebus!). ;-/
        Creo que te quedaste corto con el número de muertos civiles por el bando soviético en la II G.M., los 17 millones pudieron acercarse a los 37 millones, según los estudios mas pesimistas.
        Por otro lado, todos estos datos sobre la II G.M. sobran. Los lectores habituales del blog somos sabedores de filias y fobias políticas de muchos comentaristas; no es cuestión de sacarlas a relucir a la mínima de cambio… hay debates que ya aburren. (SB, ísto vai por tí. Sen acritude!)

        1. Si, el típico revisionismo de aquellos que digieren mal el hecho incontrovertible de que la II GM nunca la habrían ganado los aliados occidentales por si solos. No se trata de mancillar este brillante hilo con política, sólo me gusta no olvidar el gran mérito de un gran pais que, con un sistema alternativo al capitalismo, supo frenar el mayor horror de todos los tiempos. Desde luego, esa victoria sobre la lacra nazi tuvo un coste altísimo, por algo en tierra soviética tuvieron lugar las mayores batallas de todos los tiempos. No fue en Normandía ni en las Ardenas, fue en Stalingrado y en Kursk.

          Conviene no olvidar estas gestas porque con ellas los logros de la carrera espacial soviética, sólo veintipocos años después, tiene aun más mérito. Que el revisionismo, tan de moda útimamente, no nos confunda

          1. «Ls II GM nunca la habrían ganado los aliados occidentales por si solos»

            1)Sin la ayuda economica norteamericana la URSS caia bajo los nazis.
            2)Los nazis caian bajo la bomba atomica.

            Esta fue la primera oportunidad que tuvo USA de liquidar a la URSS. Tuvo 2 oportunidades mas.

            Saludos.

          2. JulioSpx: Por lo visto, la propaganda aliada occidental te ha calado a fondo. La ayuda norteamericana a los soviéticos no fue, ni mucho menos determinante. Si lo fue para UK y el resto de aliados europeos, pero no para la URSS. Fue casi más interesante la labor del espionaje británico anticipando, en algunas ocasiones, el momento en el que los nazis iban a lanzar sus hordas, como sucedió en Kursk.

            No sé si estás de broma con la bomba atómica. Si la guerra hubiera durado más quienes quizá la habrían podido desarrollar son precisamente las fuerzas del Eje. Por no hablar de los inminentes de cazas a reacción. Y si la II GM no duró más fue, insisto, por el decidido aporte del puño de hierro soviético. Esa es la realidad de los hechos.

            Repito que el mérito de la carrera espacial soviérica fue enorme y, aunque la «carrera a la Luna» la ganaron los norteamericanos, otros muchos capítulos los ganaron los soviéticos. Es una gesta enorme, os pongais como os pongais.

          3. Corrijo: «… por la inminencia de los cazas a reacción». Es como debí escribirlo. El formato de la página no permite corregir faltas de ortografía o defectos de redacción en los que incurro con frecuencia. Disculpas.

          4. Declararle la guerra a la URSS fue una de las mayores cagadas de Hitler, sino la mayor. Demasiado terreno a controlar, también por inhóspito aunque no hubieran sido derrotados en esa picadora de carne que fue Stalingrado y aunque la política de tierra quemada de Stalin no pudiera seguir indefinidamente.

          5. SB: Por lo visto, la propaganda marxista te ha calado a fondo. Los soviets no tenian ni para comer, se habian replegado hacia los Urales quemando todo para no dejarle nada a los nazis. La ayuda occidental en alimentos, combustibles, vestimenta, vehiculos, herramientas, etc, fue crucial: 10000 millones de dolares de la epoca. Con ayuda y todo la pasaron muy mal, sin ayuda perecian.

            Y lo de la bomba contra los nazis, no creo que los yankis tuvieran mucho problema en administrarsela.

        2. En mis tiempos cuando se estudiaba ortografía, la RAE, decía que las siglas se debían de duplicar cuando eran plurales. De ahí que EEUU se escriba así y no EU.

          De ahí lo de URRSS Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

          Lo de la “22ª Guerra Mundial” es un gazapo, por no revisar el texto antes de enviar.

          Completamente de acuerdo que los debates políticos sobran, y que ya aburren. Por eso he tratado de ser claro, conciso y concreto. Aunque no debería haber entrado ni al trapo. Y eso que no tengo nada contra el socialismo o el comunismo, como ideas en sí (más bien todo lo contrario), a lo que tengo bastante, (por no decir total) aversión, es en el cómo se implantó y desarrolló, en los sitios en los que se ha intentado.

          Salu2

          1. Stalin, con o sin ayuda de occidente, hubiera inmolado hasta el último de sus ciudadanos para ganar La Gran Guerra Patria, se hubiera demorado más, pero igual abrían derrotado a a Alemania. La Ley de Préstamo y Arriendo solo fue una forma de no mandar a morir a Europa a los ciudadanos estadounidenses y británicos mientras los soviéticos hacían el trabajo sucio, Churchill lo tenía claro que sí al final de la guerra, los aliados occidentales no invadían Francia, iban a tener a Stalin dueño de toda Europa. Es fácil para nosotros juzgar cómodamente acostados en nuestras camas, las terribles desiciones que debieron tomar los soldados, comandantes, generales y gobernantes en esa época. Pero al final por una u otra razon, las tecnologías desarrolladas para destruir, se usaron para llegar al espacio, donde está nuestro futuro.

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Por Daniel Marín, publicado el 11 julio, 2019
Categoría(s): Apolo • Astronáutica • Historias de la Cosmonáutica • Luna • Rusia