Mars Express, lanzada en 2003, ha sido la primera sonda europea que ha explorado Marte. Pero en los años 80 ya existió una propuesta europea ya olvidada para explorar el planeta rojo, la misión Kepler.
En 1981 la comunidad científica occidental planeaba el siguiente paso en la exploración de Marte. Las misiones Viking de mediados de los 70 habían revelado un planeta sin vida y con una atmósfera muy tenue. En definitiva, un mundo yermo muy lejos de las optimistas expectativas de unas décadas antes. Durante los años siguientes los análisis de los datos de las Viking demostrarían que Marte seguía siendo un lugar fascinante, con claros rastros de la presencia pasada de agua líquida en su superficie. La NASA planeaba por entonces lanzar dos sondas a Marte. La primera, la Mars Observer, debía ser lanzada en 1990 para estudiar el planeta desde la órbita con una precisión sin precedentes. Unos años después estaba previsto el lanzamiento del Mars Aeronomy Orbiter (MAO), una sonda diseñada para estudiar la alta atmósfera marciana. Situada en una órbita excéntrica, la MAO se acercaría a una distancia de 150 kilómetros de la superficie con el fin de analizar directamente la composición atmosférica y la por entonces misteriosa magnetosfera marciana (hoy sabemos que Marte no posee un campo magnético global).
A comienzos de los 80 la agencia espacial europea (ESA) buscó varias propuestas de misiones espaciales, entre la que se incluía la misión Kepler, la segunda sonda planetaria europea después de la misión Giotto para estudiar el cometa Halley. Kepler debía ser una sonda con un coste de 500 millones de dólares destinada a complementar las observaciones de la MAO de la NASA. Las dos naves estarían en contacto directo para poder realizar un estudio detallado de los perfiles de densidad y temperatura de la atmósfera de Marte, además de analizar la interacción del viento solar con el planeta. También situada en una órbita excéntrica de 150 x 7000 kilómetros y un periodo de 48 horas, el objetivo de Kepler sería la atmósfera del planeta rojo, pero también incorporaría una cámara potente capaz de obtener fotografías de unos pocos metros de resolución. La ESA llevó a cabo contactos con la NASA para estudiar la posibilidad de lanzar las dos sondas juntas y aumentar así la sinergia de ambos programas. Kepler fue aprobada oficialmente por la ESA en 1981 y durante los dos años siguientes la agencia europea financió el estudio de la Fase A del proyecto, que sería llevado a cabo por la empresa alemana MBB. Kepler sería una pequeña sonda de 800 kg (350 kg en órbita de Marte) con forma de barril con unas dimensiones de 2,8 x 3,3 metros. Debía despegar en julio de 1988 mediante un cohete Ariane 3 y alcanzaría Marte en enero de 1989. Además de la cámara, los instrumentos de Kepler incorporarían espectrómetros ultravioleta e infrarrojo, espectrómetros de masa, una sonda Langmuir, un magnetómetro, un sensor de ondas de plasma, un detector de partículas y un altímetro radar.
Finalmente la ESA seleccionó en 1983 el observatorio astronómico ISO (Infrared Space Observatory) en vez de Kepler, aunque el proyecto seguiría en pie en busca de una segunda oportunidad. Para entonces el lanzamiento se había retrasado en 1990 y el proyecto fue revisado para permitir una colaboración con la sonda Mars Observer en vez de la MAO, ya que esta última no fue aprobada por la NASA. Pero Kepler no tuvo suerte. En 1985 la misión fue rechazada a favor del observatorio solar SOHO, lo que significaría el fin definitivo de la que pudo haber sido la primera misión europea a Marte, una década antes de la Mars Express.
Daniel, se te fue el dedo, Langmuit por Langmuir. Perdona que corrija (ya normalmente no lo hago, la mayoría de las erratas hasta son estimulantes), pero como esto me da que la mayoría de la gente no lo conoce, igual se ponen a buscar por Langmuit, y les sale, claro, Langmuit, que es otra cosa.
Ey, gracias. Corregido.