Una Soyuz en un misil

Por Daniel Marín, el 1 julio, 2010. Categoría(s): Astronáutica • Cohetes • Rusia • sondasesp • Soyuz ✎ 2

Imaginemos la siguiente situación: un cohete con una nave Soyuz modificada está listo para despegar. Hasta aquí, todo normal. Nada que no haya ocurrido en innumerables ocasiones. Pero en esta ocasión no se trata de un cohete convencional, sino de un lanzador Dnepr construido a partir de un misil balístico intercontinental (ICBM) RS-20, conocido en Occidente con el descriptivo nombre de Satán o SS-18. El lugar, el silo nº 95 del Área 109 del cosmódromo de Baikonur. La fecha, un futuro indeterminado.

Cuando llega el momento del despegue, el Dnepr, de 211 toneladas, es expulsado bruscamente de su contenedor TPK hasta alcanzar los veinte metros de altura mediante un dispositivo denominado Generador de Presión a Pólvora (PAD), situado en la base del misil. A diferencia de otros cohetes, no enciende sus motores en tierra, sino cuando el vehículo ya se encuentra en el aire, característica que permite volver a utilizar el silo sin necesidad de complejas reparaciones. El motor de cuatro cámaras RD-264 acelera firmemente el cohete antes de que vuelva a caer a tierra. Sus toberas se orientan automáticamente de tal forma que el Dnepr gira sobre si mismo y se sitúa en la dirección -azimut- de lanzamiento adecuada. El viejo misil, construido durante la Guerra Fría y diseñado para transportar diez cabezas nucleares en una trayectoria suborbital sobre el polo norte, está provisto para esta ocasión con una tercera etapa que le permite alcanzar la velocidad orbital. La tercera fase gira sobre si misma antes de separarse de la carga útil, de manera similar a cómo se desplegarían las cabezas nucleares en una misión menos amistosa. Casi cinco minutos después de despegar, la extraña Soyuz ya se encuentra en el espacio.



Lanzamiento de un cohete Dnepr (Kosmotras).

¿Una Soyuz lanzada por un Dnepr? Muchos pensarán que estamos ante una historia fantástica, pero lo cierto es que Kosmotras, la empresa encargada de comercializar el Dnepr, sugirió hace un tiempo este curioso concepto. Por supuesto, el Dnepr no tiene capacidad para poner en órbita baja una Soyuz TMA, que tiene una masa de 7220 kg. En este sentido, no puede competir con el cohete Soyuz-FG, ya que, como máximo, sólo puede lanzar unos 3800 kg en una órbita de 51º y 300 km de altura. Pero nadie ha dicho que no pueda lanzar una nave Soyuz modificada. Efectivamente, la Soyuz TMA está formada por tres partes: el módulo orbital (BO, de 1370 kg), la cápsula (SA, de 2800 kg) y el módulo de propulsión (PAO, de 2560 kg). Una opción sería lanzar una Soyuz sin el módulo orbital -semejante a las L1/Zond- pero aún así esta versión, de unas seis toneladas, quedaría fuera de las habilidades del Dnepr. Es por esto que la Soyuz de Kosmotras estaría formada por el SA y un PAO simplificado de apenas 900 kg.


La «Soyuz de Kosmotras» con un PAO simplificado dentro de la cofia del Dnepr (Kosmotras).


Soyuz TMA convencional (NASA).


Capacidad de carga del Dnepr según el tipo de órbita (Kosmotras).


Cofia (SHM, Space Head Module) extendida del Dnepr para naves grandes (Kosmotras).

¿Y para qué serviría esta nave? Está claro que no podría ir tripulada: equipar el Dnepr con un sistema de escape (SAS) sería imposible, por no hablar de los problemas relativos a realizar un lanzamiento tripulado desde un silo. A este respecto, debemos recordar que no sería la primera vez que una nave tripulada despega en un misil intercontinental con propergoles hipergólicos, pues este mérito le corresponde a la NASA, que en los años 60 llevó a cabo el lanzamiento de las naves Gémini mediante el ICBM Titán-II.

Una posible aplicación de esta Soyuz podría ser llevar a cabo experimentos de microgravedad, ya que los productos podrían volver a la Tierra en la cápsula. En este caso, el SA podría tener un diseño simplificado, sin retrocohetes o paracaídas de emergencia, para ahorrar masa. También podría servir como vehículo de emergencia para la Estación Espacial Internacional (ISS), pero está claro que la empresa fabricante de las Soyuz TMA, RKK Energía, no va a permitir una competencia directa a su producto estrella.

La primera Soyuz (Kosmos-133) despegó en noviembre de 1966 gracias a un cohete derivado del misil intercontinental R-7, el primero de la historia. No sería tan extraño que una sucesora viajara a bordo de otro misil.



2 Comentarios

  1. Hola Daniel.

    Una pregunta… para experimentos en microgravedad, ¿no tienen el Foton-M?

    En cuanto a las naves de emergencia sigo sin verlo claro. Me parece más seguro tener un par de Soyuz acopladas y que se vayan rotando… (es el procedimiento que siguen ahora ¿no?).

    Saludacos.

  2. @Spiff: sí, claro, las Fotón son más útiles para misiones de microgravedad. Esto no deja de ser una propuesta curiosa de Kosmotras, pero la verdad es que no le veo muchas posibilidades de éxito. Eso sí, me encantaría ver una Soyuz en un Dnepr.

    ¡Saludos!

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Por Daniel Marín, publicado el 1 julio, 2010
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