La NASA lleva ya algún tiempo tanteando la posibilidad de lanzar una misión de alto presupuesto hacia Venus. Este tipo de misiones, de 800 a 4000 millones de dólares se denominan Flagship. Luego vendrían las New Frontiers, de coste medio (400-800 millones) y las «baratas» del tipo Discovery (hasta 400 millones). La NASA sólo ha mandado dos misiones dedicadas exclusivamente a Venus: la Pioneer Venus (en realidad, dos sondas) y la Magallanes. El motivo de este «olvido» es que hasta finales de los 80 Venus era el dominio indiscutible de las sondas soviéticas Venera. Sin embargo, mucho ha llovido desde entonces y muchos son los misterios sin resolver que presenta nuestro «planeta gemelo». En concreto, todo parece indicar que Venus sufrió hace 300 mil millones de años un fenómeno de vulcanismo masivo que remodeló por completo el 80% de su superficie y, quizás, su atmósfera.
Sondas como la europea Venus Express, o la futura Planet C japonesa, estudian la compleja atmósfera del planeta, pero para seguir avanzando en nuestro conocimiento de Venus necesitamos datos de la superficie.
The Venus Flagship Mission Study es una misión de referencia para evaluar los costes y el retorno científico de una misión de estas características. A diferencia de otras propuestas anteriores, esta misión no incluye rovers para la superficie ni aterrizadores que puedan sobrevivir varios días o meses en las durísimas condiciones de Venus. De hecho la propuesta es tremendamente conservadora, aunque aún así promete revolucionar nuestros conocimientos sobre el planeta vecino. La misión estaría compuesta por dos naves:
- Un orbitadorde 5,3 toneladas que serviría como repetidor en una primera parte para las sondas de superficie. Después, tras seis meses de aerofrenado, iniciaría una misión científica -en una órbita de 230 km- en la que cartografiaría durante dos años la superficie de Venus mediante radar con una resolución media de 50 metros y una máxima de 6 metros (100 veces superior a la de la Magallanes), algo fundamental para entender la geología del planeta.
VDRM Orbiter durante el lanzamiento (NASA).
- Dos sondas de superficie y dos globos que viajarían en una sola nave, denominada VDRM Carrier, de 5,58 toneladas. Aunque despegarían antes que el orbitador, llegarían a Venus después que éste. Los aterrizadores son bastante conservadores en su diseño y no se pretende que resistan durante días, sino que funcionarían unas pocas horas. Los globos estarían dentro de la misma cápsula que contiene a los aterrizadores, denominadas entry systems, de 1969 kg cada una. Las cápsulas tendrían un escudo térmico de 2,65 m de diámetro y usarían el mismo diseño de las Pioneer Venus, para ahorrar tiempo y dinero en el desarrollo. Esta parte de la misión es muy similar al esquema usado por las sondas soviéticas Venera y VeGa.
VDRM Carrier y la configuración en el lanzamiento (NASA).
Trayectoria de las dos naves (NASA).
Característica de los vehículos de la misión (NASA).
Ambas naves serían usarían el cohete Atlas V 551 en el periodo 2020-2025, con seis meses de diferencia entre los lanzamientos. Los aterrizadores (de 686 kg cada uno) sólo funcionarían, al igual que las Venera, entre una y cinco horas. Estarían dedicados al estudio de la composición del terreno, motivo por el cual uno de ellos aterrizaría en Alpha Regio (zona que pudo ser uno de los continentes «perdidos» de Venus) y el otro en las llanuras basálticas visitadas por los Venera. A diferencia de las naves soviéticas, los aterrizadores filmarán el terreno mientras descienden por la densa atmósfera venusina.
Los globos, de 7 m de diámetro, flotarían a 55 km de altura en las capas altas -y por lo tanto más frías- de la atmósfera venusina, pudiendo circunnavegar el planeta hasta siete veces en una misión de un mes. Las sondas de superficie recuerdan mucho al diseño de las venera, como no podría ser de otra forma: una esfera presurizada con un anillo de impacto que funciona a la vez como tren de aterrizaje y estabilizador aerodinámico. Como novedad, la esfera con la instrumentación puede rotar para escanear el panorama.
El VDRM Orbiter (NASA).
Instrumentos del orbitador (NASA).
Entry system con los aterrizadores y los globos (NASA).
Características de las cápsulas (NASA).
Reentrada, despliegue de los globos y aterrizaje de las sondas (NASA).
La sonda de superficie (NASA).
Esfera presurizada con los instrumentos y el taladro (NASA).
Campo de visión de la cámara (NASA).
Detalle del taladro (NASA).
Tras varios años en la hostil superficie de Venus, los aterrizadores quedarían así (NASA).
Instrumentos del aterrizador (NASA).
El globo (NASA).
Sistema de inflado de los globos (NASA).
Instrumentos del globo (NASA).
Vídeo de la sonda de aterrizaje:
Vídeo del globo:
Al estar dividida en dos naves, el proyecto es flexible y podría incluso ser dividido en dos misiones separadas del tipo New Frontiers. Por supuesto, no es una misión especialmente atractiva y puede resultar muy difícil «vender» un proyecto que parece una segunda parte de las VeGa soviéticas. Muchos preferiríamos ver sondas Flagship en otros destinos del Sistema Solar, como Neptuno, Urano o Titán. Teniendo en cuenta el alto coste de la misión (entre 2700 y 3800 millones de dólares), es muy improbable que sea aprobada, especialmente viendo lo poco ambiciosa que es la propuesta. Por otro lado, el uso de tecnologías conservadoras y simples aumentan las posibilidades de éxito de la misión.
Desgraciadamente, Venus no ocupa un lugar destacado entre los aficionados a la exploración espacial, sin duda por sus condiciones infernales. Pero el estudio de Venus es crucial para comprender los procesos geológicos de los planetas terrestres. Para saber si la Tierra es un mundo realmente especial en el Universo, debemos entender por qué un planeta similar al nuestro acabó siendo tan distinto.
Concepto de un futuro rover (NASA).
Referencias:
- Venus Flagship Mission Study (NASA).
- Venus Design Reference Mission, NASA (pdf de 16 MB).
Uno de mis grandes recuerdos de cuando comencé a interesarme por estos temas es una imagen de la Venera 7 sobre la superficie de Venus. Me la imaginaba agonizando ante la lluvia de ácido sulfúrico y la presión.
Venus es apasionante, pero desgraciadamente no da pie a misiones de superficie interesantes debido a las condiciones. Lo único práctico son los globos.
Hombre, a favor de esta misión está el hecho de que llegar a Venus es «fácil» y sobre todo rápido. Lanzas la nave y al poco tiempo ya la tienes allí, mientras que para ir a Júpiter o Saturno, ya puedes esperar sentado.
Pero claro, habiendo sitios como Titán o Europa, pues…
Excelente artículo, sólo una pequeña errata con los millones de años: «todo parece indicar que Venus sufrió hace 3000 mil millones de años…» Por lo que recuerdo haber leído, la edad media de la superficie de Venus estaría entre los 300 y los 500 millones de años, a juzgar por el número de cráteres descubiertos.
Aprovecho para felicitarte por todo lo que nos cuentas día sí y día también sobre el programa espacial ruso-soviético, y por la excelente serie de artículos dedicados al 40 aniversario del Apolo 11; este fin de semana le dedicaremos una reseña en Astroseti ;D
Un abrazo, a ti Daniel y a los demás lectores de este excelente blog.
Carlos.-
Hola Carlos. Muchas gracias por tu comentario y por tu apoyo.
¡Tienes razón con lo de la edad!…se me escapó un cero y, claro, no es lo mismo 300 que 3000. Ya lo corregí.
Un abrazo.
Una sencilla pregunta.
Se ha detectado algún mineral interesante (en algún planeta o satelite accesible de nuestro sistema solar) que pueda justificar, a medio plazo, un programa de obtención de materias primas.
Recuerdo en revistas de los años ochenta cañones electromagneticos que lanzaban materia desde la luna (que me parece que no contiene nada de interes como para ser explotado) hacia la tierra para que el «mineral» quedase en órbita y de ahi se capturaba.
Se del coste…¿pero existe algún programa que pretenda obtención de recursos? O solo son proyectos científicos y exploratorios los que hay en vista.
saludos.
Posdata: hay mucha ciencia ficción al respecto de «obtención de materias primas dentro de nuestro sistema solar y fuera de él».
¿Hay algo de esto ,o sigue siendo un lugar para la ciencia ficción?
La Luna tiene cantidades importantes de helium-3, un isótopo del helio, muy raro en la Tierra. Podría ser utilizado como combustible para reactores de fusión nuclear, y el anterior director de la Corporación Energiya, Nikolay Sevastyanov, propuso la colonización de la Luna para extraer y enviar a la Tierra este elemento. La mayoría de los científicos, empero, es escéptica cuanto a la viabilidad económica de esa propuesta.
Cuanto a otros cuerpos del sistema solar, no sé si hay algún elemento o mineral que no exista en la Tierra y pueda ser de utilidad.