Mientras lees estas líneas, en algún lugar del sistema solar interior hay un viejo módulo lunar abandonado. Sus sistemas dejaron de funcionar hace medio siglo y nadie sabe dónde está exactamente, solo que sigue dando vueltas alrededor del Sol. Es la única etapa de ascenso de un módulo lunar que ha sobrevivido hasta nuestros días. Su nombre: Snoopy, el módulo lunar del Apolo 10. La misión Apolo 10, el «alunizaje interruptus», pasaría a la historia del programa Apolo por ser una de las más emocionantes. De su correcto desarrollo dependía directamente que el Apolo 11 despegase o no rumbo a la Luna en los plazos previstos. Tras los éxitos consecutivos de las misiones Apolo 7, 8 y 9, la NASA había logrado lo imposible en menos de un año: probar todos los elementos del programa Apolo en misiones tripuladas sin que se produjese ningún contratiempo digno de mención. La Luna estaba al alcance de la mano. La promesa del fallecido presidente John F. Kennedy de pisar nuestro satélite antes de 1970 podría cumplirse después de todo, y eso a pesar del duro mazazo que había supuesto la tragedia del Apolo 1 en 1967.
Según el meticuloso plan de la NASA, tras el Apolo 9 le tocaba el turno a la ‘misión F’, que no era otra cosa que un ensayo general del alunizaje según el código de misiones concebido por George Low tras el accidente del Apolo 1. Pero, ¿qué entendía la NASA por «ensayo general»? Hasta finales de 1968 el consenso era que la misión F debía ser básicamente una repetición del Apolo 9, pero en órbita lunar. Ahora bien, si todo salía según lo planeado, ¿valía la pena ir tan lejos y poner en riesgo la vida de tres astronautas solo para llevar a cabo un remake del Apolo 9? En diciembre de 1968, coincidiendo con la arriesgada misión Apolo 8, Bill Tindall, del centro de vuelos tripulados de la NASA en Houston, propuso convertir el Apolo 10 en un verdadero ensayo. La tripulación no se limitaría a dar una vuelta con el LM, sino que realizaría un descenso real hacia la superficie lunar hasta una altura lo suficientemente baja como para poner a prueba el radar de aterrizaje, uno de los elementos críticos de la misión. Al mismo tiempo, los astronautas podrían observar desde el módulo lunar la zona de aterrizaje elegida para el Apolo 11 con las mismas condiciones de iluminación.
Tindall fue un paso más allá y propuso que el Apolo 10 abortase el descenso a unos pocos kilómetros de la superficie, simulando una emergencia, pero, comprensiblemente, sus jefes no quedaron muy convencidos. Pese a todo, generó el debate necesario para hacer de la misión Apolo 10 un simulacro más fiel del Apolo 11. Finalmente, se decidió que el módulo lunar del Apolo 10 se colocaría en la órbita de descenso, pero no realizaría la última fase, el descenso propulsado. Sin embargo, ¿hacía realmente falta esta misión? Paradójicamente, el éxito de las tres misiones anteriores puso en tela de juicio la necesidad de que el Apolo 10 realizase un ensayo de cara al alunizaje. El Saturno V y el módulo de mando y servicio se habían comportado perfectamente en todas ellas, y el módulo lunar había hecho lo propio durante el Apolo 9. Así que, ¿por qué no mandar el Apolo 10 directamente a la superficie lunar? Podía parecer una decisión arriesgada, y sin duda lo era, pero llevar a cabo un ensayo general también tenía muchos riesgos asociados. Al fin y al cabo, con el nuevo plan de Tindall, el Apolo 10 era ahora un vuelo que presentaba casi los mismos peligros que una misión de alunizaje, con la excepción de los asociados al descenso propulsado y el paseo espacial por la superficie. Además, la NASA ya había jugado a la ruleta rusa con el Apolo 8 y le había salido bien.
La cúpula de la NASA estudió brevemente lanzar el Apolo 10 en una misión de alunizaje, pero dio marcha atrás rápidamente. Los motivos eran varios, pero el principal factor es que se necesitaban más datos sobre el comportamiento del LM en órbita lunar. Por un lado, había que probar las comunicaciones de los dos vehículos acoplados a semejante distancia y, por otro lado, los expertos no sabían hasta qué punto los temidos mascons podían afectar a la trayectoria de descenso del LM. Por último, el comportamiento del LM en la misión Apolo 9, aunque correcto, había sido un tanto errático. En concreto, el motor de la etapa de descenso había experimentado problemas en la ignición por culpa de la ingestión de helio en la cámara de combustión. Otro factor clave era que el software del descenso simplemente no estaba todavía listo. La NASA quería disponer de un modelo matemático de la Luna más preciso en el que basar este software, pero dicho modelo no estaría a punto para el Apolo 10. El 24 de marzo de 1969 la NASA confirmaría que el Apolo 10 realizaría un ensayo general del alunizaje.
En enero de ese año se decidió que la fecha de lanzamiento del Apolo 10 tendría lugar el 17 de mayo. Poco después se cambió al 18 de mayo para permitir que las condiciones de iluminación fuesen exactamente las mismas que en el Apolo 11. Las naves de la misión serían el módulo de mando y servicio CSM-106 y el módulo lunar LM-4. El CSM-106 era prácticamente idéntico al CSM-104 del Apolo 9 —el CSM-105 se usaría para pruebas en tierra—, aunque incorporaba las mejoras de rigor (por ejemplo, un nuevo aislante para las ventanillas con el fin de evitar que se empañasen como ocurrió en el Apolo 8). El LM-4 incorporaba numerosos cambios con respecto al LM-3 del Apolo 9. Se mejoró el aislamiento térmico, se reforzó la estructura de la etapa de descenso y se efectuaron modificaciones para reducir los desperfectos causados por el escape de los motores de reacción RCS del módulo de servicio mientras las dos naves estaban acopladas.
No obstante, cada misión Apolo y cada nave era diferente a la anterior. Se hacía difícil seguir todos los cambios e inspecciones realizados en cada vehículo. Una práctica común, aunque informal, por parte de los técnicos y los propios astronautas era dejar anotaciones con tiza en los paneles de instrumentos y partes de los vehículos que se inspeccionaban rutinariamente. Algunos de los mensajes eran tan crípticos que a día de hoy seguimos sin saber exactamente su significado.
La tripulación del Apolo 10 fue seleccionada el 13 de noviembre de 1968. Los tres hombres que viajarían a la Luna serían Thomas Patten Stafford (38 años, coronel de la USAF), John Watts Young (38 años, comandante de la US Navy) y Eugene Andrew Cernan (35 años, comandante de la US Navy). Los tres eran veteranos del programa Gémini. El comandante de la misión (CMD), Stafford, había volado en las misiones Gémini 6 y Gémini 9, mientras que el piloto del módulo de mando (CMP) Young había participado en las Gémini 3 y Gémini 10. El piloto del módulo lunar (LMP) Cernan había volado en la Gémini 9 con Stafford, por lo que los dos hombres estaban más que acostumbrados a trabajar juntos. Era imposible encontrar una tripulación mejor preparada. De hecho, las tripulaciones del Apolo 10 y la del Apolo 11 fueron las únicas del programa formadas por astronautas veteranos en su totalidad, señal inequívoca de la importancia que tenían estas misiones para Deke Slayton.
La tripulación suplente estaba integrada por Gordon Cooper, Don Eisele y Ed Mitchell. Cooper, veterano del programa Mercury, se había tomado su trabajo de forma tan relajada que Slayton no pensaba asignarlo a ninguna misión Apolo posterior, aunque en teoría le hubiera correspondido ser comandante del Apolo 13 según el sistema de rotaciones del propio Slayton (Al Shepard sería finalmente el elegido para comandar esta misión, aunque las presiones de la cúpula de la NASA obligaron a Slayton a que le diese el mando del Apolo 14 y puso a Jim Lovell en su lugar). En caso de que Stafford hubiera sufrido algún problema durante el entrenamiento que le hubiese impedido volar, no está claro que Cooper hubiera ocupado su lugar. Afortunadamente, nos quedaremos para siempre con la duda de qué hubiera hecho Slayton en ese caso. Por otro lado, La tripulación de apoyo estaba formada, entre otros astronautas, por Charlie Duke, Joe Engle y Jim Irwin.
El entrenamiento de la tripulación fue, como es lógico, muy intenso. En marzo de 1969 los tres hombres presentaron el diseño de su emblema, uno de los más llamativos del programa por su forma. Los astronautas le pusieron nombre de Charlie Brown al CSM y el LM sería conocido como Snoopy, en honor a los personajes de la tira cómica Peanuts de Charles Schulz, muy popular por aquel entonces. Estos nombres serían además los usados para referirse a cada vehículo en las comunicaciones —callsigns— cuando las dos naves estuviesen separadas (el resto del tiempo el callsign de la misión sería simplemente ‘Apolo 10’). Snoopy era también la mascota elegida para el control de calidad en el centro de Houston. Para la misión, Snoopy sustituyó su característico gorro de aviador por un casco de astronauta. El encargado de relaciones públicas de la NASA, Julian Scheer, quedó espantado con estos nombres y por los elegidos para las naves del Apolo 9. Scheer presionó para que en las siguientes misiones las naves fuesen bautizadas con nombres más dignos, un requisito que se cumplió (con la excepción del CSM del Apolo 16, que fue bautizado como Casper en honor del fantasmita de la serie de animación homónima).
El montaje del Saturno V de la misión, el AS-505, transcurrió sin incidentes en el enorme edificio de montaje vertical VAB. A finales de febrero de 1969 el CSM-106 fue instalado en el extremo, finalizando el ensamblaje del cohete gigante. El 11 de marzo el cohete fue trasladado hasta la rampa. El Apolo 10 sería la primera misión en usar la rampa 39B, una instalación gemela de la rampa 39A situada un poco más al nororeste. La rampa 39B había sido construida ex profeso para el Saturno V con el objetivo de evitar que algún problema relacionado con la rampa 39A pudiese retrasar una misión lunar. También debía servir para aumentar en el futuro el ritmo de lanzamientos espaciales de la NASA desde Florida. El motivo de emplear la rampa 39B era evitar cualquier tipo de conflicto con el flujo de trabajo del Apolo 11, que despegaría desde la 39A. En realidad, el Apolo 10 sería la única misión Apolo que despegó desde la rampa 39B (aunque esta rampa fue la elegida para lanzar las naves Apolo de las misiones Skylab 2, Skylab 3, Skylab 4 y Apolo-Soyuz). Y es que en la primera mitad de 1969, el centro Kennedy tenía un pequeño atasco de vehículos espaciales. No en vano, poco después de mover el Saturno V del Apolo 10 a la rampa 39B finalizó el montaje en vertical del Saturno V del Apolo 11 dentro del VAB y comenzó el del Saturno V del Apolo 12.
El 28 de abril tuvo lugar el primer incidente de la misión. Y sin despegar del suelo. Durante una sesión de mantenimiento se cortó el suministro eléctrico al centro de lanzamiento, situado junto al VAB. Sin embargo, la rampa 39B también se quedó sin electricidad y fallaron las válvulas del tanque de queroseno de la primera etapa S-IC del Saturno V, que justo en ese momento estaba cargado con queroseno (RP-1) porque se estaba llevando a cabo la Prueba de Demostración de la Cuenta Atrás o TCDT (Terminal Countdown Demonstration Test). Como resultado, 5 280 litros de combustible se vertieron sobre la rampa. Pero lo más grave fue que, como el aire no podía pasar al interior del tanque, las paredes del mismo cedieron, emitiendo un ruido sordo que espantó a los técnicos presentes. Afortunadamente, los desperfectos se solucionaron presurizando el tanque. Por si acaso, un técnico se descolgó por el interior del tanque para examinarlo por dentro como si fuera un espeleólogo estudiando una cueva prehistórica.
La prueba TCDT se repitió, esta vez con éxito el 5 de mayo. Por motivos de seguridad, en esta prueba no participó la tripulación, pero sí lo hizo al día siguiente en la «Prueba Seca». Esta prueba era esencialmente otra simulación del lanzamiento en la que el cohete no se cargaba con propergoles. Los astronautas pudieron ensayar qué se sentía al estar sentado dentro del reducido espacio del módulo de mando con los trajes de presión A7L puestos. Para Stafford, el más alto de los astronautas del programa Apolo —medía 1,85 centímetros—, la experiencia no debió ser muy agradable, aunque sin duda era mejor que el claustrofóbico espacio de las Gémini. Precisamente, y a pesar de que no estaba prevista ninguna actividad extravehicular en el Apolo 10, para esta misión los trajes habían sido modificados con respecto a los del Apolo 9 para que fuesen más cómodos y sufriesen menos pérdidas de oxígeno.
El 18 de mayo de 1969 a las 16:49 UTC —12:49 hora local— el AS-505 despega en la misión Apolo 10. El despegue de esta enorme bestia fue, una vez más, espectacular. 1,6 segundos tras el despegue el cohete se desvía lenta, pero inexorablemente para evitar chocar con la torre de lanzamiento. Los miles de espectadores en las cercanías del centro espacial no pueden disfrutar mucho tiempo del espectáculo. El lanzador pronto se interna en una capa de nubes bajas que cubre Florida. Unos 13 segundos tras el despegue el cohete comienza a girar sobre su eje para ajustar la trayectoria al azimut de lanzamiento, al mismo tiempo que empieza a cabecear desviándose de la vertical. 1 minuto y 7 segundos más tarde el Saturno V ya es supersónico.
Las tripulaciones del Apolo 8 y Apolo 9 habían notado oscilaciones verticales a lo largo del eje longitudinal del vehículo, un problema que estuvo a punto de hacer fracasar el lanzamiento no tripulado del Apolo 6. Para suavizar las oscilaciones se decidió apagar el motor central de la primera etapa S-IC unos 25 segundos antes que los otros cuatro. Stafford, Young y Cernan ya habían viajado al espacio antes, pero esta era la primera vez que lo hacían en un Saturno V. Los tres hombres se sorprendieron por las sacudidas y vibraciones, pero, especialmente, por la fortísima deceleración sufrida al separarse la primera etapa. Stafford quiso anunciar al control de la misión que se había separado la primera etapa, pero fue incapaz de pronunciar palabra alguna ante la violencia de la maniobra. Más adelante, Cernan se le diría en tono jocoso a Charlie Duke, Capcom de la misión: «Charlie, ¿estás seguro de que no hemos perdido a Snoopy al separarse la etapa?».
La segunda etapa criogénica S-II tuvo un comportamiento menos brusco, pero las oscilaciones verticales persistieron, pese a que, en un esfuerzo adicional por reducir estas vibraciones, se había decidido apagar el motor J-2 central de la etapa 95 segundos antes que los otros cuatro. La separación de la segunda etapa generó una gran cantidad de residuos que fueron visibles por los astronautas, que se alarmaron porque no se lo esperaban. Pero el tercer Saturno V tripulado se comportó correctamente y 11 minutos y 54 segundos tras el despegue, la tercera etapa S-IVB con Charlie Brown y Snoopy alcanzó la órbita. Dejando a un lado la masa de la tercera etapa, se trataba de la carga útil más pesada puesta en órbita por un Saturno V hasta la fecha: 44,58 toneladas. La órbita de aparcamiento inicial tenía una altura de 190 x 183 kilómetros y 32,5º de inclinación.
Tras comprobar que todos los sistemas del vehículo funcionaban perfectamente y después de recibir la autorización de Houston, la tercera etapa se encendió una segunda vez 2 horas y 39 minutos tras el despegue para llevar a cabo la inserción translunar (TLI). Los astronautas habían decidido efectuar la maniobra sin los molestos trajes de presión A7L, pero finalmente cambiaron de opinión y se enfundaron los guantes y cascos por si acaso. Hablando de trajes, una curiosidad: las escafandras del Apolo 10 serían las últimas que llevarían el anillo de conexión entre el casco y el traje de color azul. A partir del Apolo 11 este anillo sería rojo. El cambio se debió a que se habían modificado ligeramente las conexiones de ventilación del casco, así que para evitar usar un traje antiguo con un casco de nuevo diseño, o al revés, se decidió cambiar el color (no obstante, se siguieron usando trajes con el cuello azul en entrenamientos). El encendido del motor J-2 de la tercera etapa salió según lo planeado y el Apolo 10 pasó a ser oficialmente la segunda misión tripulada rumbo a la Luna tras el Apolo 8. Eso sí, los astronautas no se libraron de las vibraciones. La tercera etapa comenzó a vibrar durante el TLI hasta tal punto que Stafford llegó a ser casi incapaz de leer los instrumentos. Stafford informó de las vibraciones a Houston, aunque les quitó importancia. En realidad, no dejó de sujetar la palanca de aborto en todo momento.
Tres horas después del despegue, y a 5 800 kilómetros de distancia de la Tierra, Stafford le cedió el asiento izquierdo a Young para pilotar el CSM. Charlie Brown se separó de la tercera etapa al mismo tiempo que los cuatro pétalos metálicos SLA, dejando expuesto el módulo lunar. Young encendió los motores RCS para mover el CSM hacia adelante y, a 45 metros de distancia, giró la nave 180º para acoplarse con Snoopy. La sonda del CSM se introdujo en el cono del LM y la unión de las naves se hizo oficial con el cierre de los doce pestillos del anillo de acoplamiento. La maniobra de transposición y acoplamiento con el LM duró apenas quince minutos y transcurrió sin incidentes, aunque Young se alejó tres metros más de lo previsto antes de girar el CSM. La maniobra fue retransmitida en directo a la Tierra a todo color gracias a la nueva cámara de televisión Westinghouse de 5,5 kg que llevaba la tripulación. La cámara venía con un pequeño monitor en blanco y negro para que los astronautas supiesen qué estaban grabando, un enorme avance para la época.
Cuarenta minutos después del acoplamiento, el conjunto CSM y LM se separó de la etapa S-IVB. Para evitar chocar con ella, Charlie Brown encendió por primera vez su potente motor SPS durante casi tres segundos. La trayectoria de la etapa había sido calculada de tal forma que sobrevolase la Luna con la ayuda del empuje extra generado por la expulsión de los propelentes criogénicos al evaporarse. Tras pasar cerca de nuestro satélite, la etapa S-IVB quedaría en una órbita solar, donde sigue a día de hoy. Por su parte, la trayectoria del Apolo 10 era tan precisa que no fue necesario realizar el ajuste que estaba previsto, aunque 26 horas y media tras el despegue el motor SPS volvió a la carga durante 7,1 segundos para asegurarse de que las condiciones de iluminación en la órbita lunar fuesen las mismas que en el Apolo 11. Esta maniobra aumentó la velocidad del conjunto CSM-LM en 15 m/s.
El trayecto hacia la Luna fue excepcionalmente plácido. Stafford, Young y Cernan fueron los primeros astronautas del Apolo que no sufrieron enfermedad o trastorno alguno, aunque Cernan pasó por el típico mareo espacial de los astronautas durante los dos primeros días de la misión. También fueron los primeros astronautas en dormir cómodamente, gracias al uso de cubiertas para tapar la luz que entraba por las cinco ventanillas de la cápsula y al empleo de sacos de dormir para hacer frente al frío de una cabina a oscuras. En cuanto a la higiene, los tres hombres volvieron al uso de cuchilla y espuma para afeitarse en vez de maquinilla, que consideraron más eficiente y refrescante. La única fuente de incomodidad sería el suministro de agua potable. Los astronautas de anteriores misiones se habían quejado de la presencia de gas en el agua y, para solucionar el problema, se había introducido un nuevo diseño de bolsa de agua. Aparentemente sin éxito, porque la tripulación se quejó durante todo el vuelo de gases y poco apetito. Como dijo Stafford, «creo que tenemos comida para un mes». Stafford se llevó también un susto durante un desayuno al beber agua con una dosis doble de cloro. Cada noche se debía desinfectar el suministro de agua con pastillas a base de cloro, pero un error en las indicaciones de Houston provocó la sorpresa desagradable de Stafford, que sin embargo no tuvo más trascendencia.
La tripulación pasó el resto del viaje supervisando el estado de la nave y realizando observaciones de las estrellas mediante el sextante del módulo de mando para comprobar que el guiado y la navegación eran correctos, aunque, en realidad, en el Apolo la navegación estelar no dejaba de ser un sistema secundario con respecto al seguimiento mediante radio, sobre todo a partir del Apolo 10, que llevaba un nuevo sistema de medición de distancia y velocidad en VHF. En cualquier caso, Stafford tuvo serias dificultades para usar el sextante por culpa de la nube de restos que acompañaba al Apolo 10 y que impedía ver las estrellas. Solo cuando hubo alcanzado 190 000 kilómetros de distancia pudo ver suficientes estrellas como para realizar medidas precisas. Además de estrellas, Stafford logró avistar la tercera etapa S-IVB cuando se encontraba a 7 400 kilómetros de distancia. En los pocos momentos en los que no había nada que hacer, la tripulación pudo escuchar música (como el apropiado tema Fly me to the moon interpretado por Frank Sinatra).
Un problema no previsto a lo largo del trayecto a la Luna fue el elevado número de encendidos de los motores de maniobra RCS del módulo de servicio requeridos para orientar el vehículo con respecto al Sol y a la dirección de avance (durante el viaje a la Luna la nave rotaba lentamente durante la mayor parte del tiempo para garantizar unas temperaturas uniformes, el llamado «modo barbacoa» o PTC). Stafford llegó a dudar si existía algún problema con los propulsores. En realidad, la distribución de masas del conjunto CSM-LM y el continuo cambio del centro de gravedad al consumir combustible no habían sido modelados con total precisión, de ahí que el software no fuese todo lo eficiente que debería. No en vano, era la primera vez que un módulo lunar y un módulo de mando y servicio viajaban juntos hacia la Luna.
A diferencia de la tripulación del Apolo 8, que no pudo ver la Luna prácticamente hasta que estuvieron junto a ella, los astronautas del Apolo 10 fueron capaces de contemplar nuestro satélite en fase creciente desde el segundo día de la misión. Esta vez los astronautas no tuvieron que sufrir ventanas empañadas como en el Apolo 8. Y al fin llegó el momento de la verdad: la inserción en órbita lunar (LOI). Con la Luna a tiro de piedra, los astronautas se quedaron impresionados por el paisaje que desfilaba bajo ellos. Cernan y Young intercambiaron frases de asombro mientras Stafford preparaba la nave para el encendido crucial. Cuando finalmente el comandante miró por la ventana, su reacción fue exclamar un «oh, mierda» ante la belleza de la Luna. A tan solo dos minutos para la ignición, Stafford llamó al orden a sus compañeros instándoles a que se concentrasen en los instrumentos. El 21 de mayo a las 20:45 UTC —75 horas y 55 minutos después del lanzamiento— el motor SPS de Charlie Brown se encendió durante 5 minutos y 56 minutos para frenar el conjunto CSM-LM hasta lograr la velocidad orbital lunar (con una masa de solo 28,8 toneladas, el encendido del Apolo 8 había sido más breve). El error en la trayectoria había sido mínimo, pero no despreciable: el Apolo 10 llegó once minutos más tarde de lo planeado a su cita con la Luna, un error previsto debido a que solo se había efectuado un encendido de corrección y no dos.
La órbita inicial era elíptica, de 111,5 x 315 kilómetros y no circular para dar tiempo a corregir cualquier posible problema con el motor SPS. Nadie quería que un encendido demasiado largo mandase a los astronautas por error hacia una ruta de colisión con la superficie (en el Apolo 8 el motor SPS había funcionado más de lo previsto). El encendido tuvo lugar sobre la cara oculta, así que las comunicaciones no se restablecieron hasta que el Apolo 10 salió por el borde este del disco lunar. Durante unos minutos, solo Stafford, Young y Cernan sabían que el encendido había sido un éxito. «Houston, decidle a la Tierra que hemos llegado», fueron las primeras palabras de Stafford tras restablecer el contacto. Unas cinco horas más tarde tuvo lugar un segundo encendido del SPS (LOI-2) para circularizar la órbita (109,5 x 113 kilómetros). Poco después los astronautas comenzaron la primera retransmisión de televisión a color de la historia desde la órbita lunar. Y, hablando del color, los astronautas pasaron gran parte del tiempo en órbita discutiendo sobre si la Luna era gris, como había afirmado la tripulación del Apolo 8, o ligeramente marrón (hoy sabemos que depende de las condiciones de iluminación).
El Apolo 10 ya estaba en órbita lunar. Ahora quedaba por delante la principal parte de la misión: demostrar que el LM se comportaba como era debido. Unas seis horas después de la inserción orbital (82 horas después del lanzamiento), Cernan entró por primera vez dentro de Snoopy. Al retirar la sonda de acoplamiento y abrir la escotilla del CM, una lluvia de fragmentos de material aislante (mylar) sorprendió al piloto del módulo lunar. Después de recogerlos y de asegurarse de que no había ningún desperfecto, Cernan dedicó dos horas a activar los sistemas de Snoopy y comprobar las comunicaciones de la nave con Houston. También trasladó diverso equipamiento desde Charlie Brown hasta Snoopy, entre el que se incluían los trajes de presión. Verificó que todo estaba en orden y se retiró a dormir al CM con el resto de la tripulación.
Los astronautas se despertaron antes de lo previsto y, sin avisar a Houston por estar sobrevolando la cara oculta, comenzaron los preparativos para la separación de Snoopy. Los tres hombres se pusieron los trajes A7L y Young cerró la escotilla de Charlie Brown, mientras que Cernan y Stafford cerraron la de Snoopy. Al intentar evacuar el aire del túnel de conexión entre las dos naves comprobaron que la válvula no funcionaba. Los astronautas pensaron que debía estar bloqueada por algún trozo de aislante, pero en realidad era un defecto de fábrica. Mientras Houston les daba instrucciones para solventar el problema, Stafford y Cernan se dieron cuenta de que el módulo lunar había girado cerca de 3,5º con respecto al eje del CSM. Los astronautas se alarmaron e informaron a Houston. El desplazamiento anómalo podía significar que los pestillos no estaban funcionando correctamente. De ser así, no podrían volver a acoplarse con el CSM y tendrían que realizar un paseo espacial de emergencia para volver al módulo de mando. O peor aún, el problema podía desembocar en otro más grave como una despresurización.
Afortunadamente, tras consultar el asunto con George Low, el director de vuelo Glynn Lunney comunicó a los astronautas a través del Capcom que no había nada que temer. Mientras el desplazamiento no superase los 6º, todo estaba en orden. Un análisis posterior concluyó que el desvío se debió probablemente a un error de Young durante el acoplamiento con el LM al no desconectar los motores de giro del módulo de servicio según lo previsto. Aclarado el incidente, el 22 de mayo —98 horas y 29 minutos tras el lanzamiento— el módulo lunar se separó del módulo de mando durante la 12ª órbita lunar. Young realizó un encendido de los RCS de 8,3 segundos para alejarse de Snoopy. Por fin un módulo lunar volaba libre alrededor de la Luna. La maniobra de separación tuvo lugar sobre la cara visible y fue retransmitida en directo por televisión durante veinte minutos. Los dos vehículos se inspeccionaron mutuamente y, ante la mirada atenta de Young, Cernan y Stafford desplegaron el tren de aterrizaje de Snoopy. «Nunca sabréis cómo de grande es esto cuando solo hay una persona dentro», dijo Young a sus compañeros refiriéndose al ahora espacioso módulo de mando. «Nunca sabrás lo pequeño que parece esto cuando estás tan lejos como nosotros», fue la réplica de Cernan.
La primera tarea de Stafford y Cernan sería situar a Snoopy en la órbita prevista para descender a la superficie lunar. 99 horas y 46 minutos tras el lanzamiento, Stafford encendió el motor DPS de la etapa de descenso de Snoopy para llevar a cabo el DOI (Descent Orbit Insertion). El encendido tuvo lugar sobre la cara oculta y su duración fue de 27,4 segundos, con un 10% de empuje durante los primeros 15 segundos y luego al 40% durante el tiempo restante. La nueva órbita llevaría a Snoopy desde los 113,5 kilómetros de altura a tan solo 14,5 kilómetros sobre la superficie (en concreto, sobre una zona situada a 15º al este de la zona de aterrizaje del Apolo 11). Stafford comprobó aliviado que el motor de Snoopy funcionaba correctamente, sin rastro de los problemas que había experimentado el Spider del Apolo 9. Tras contemplar la Tierra saliendo por el horizonte lunar, una hora después del encendido Snoopy sobrevoló la zona de alunizaje prevista del Apolo 11 y pudo comprobar el perfecto funcionamiento del radar de aterrizaje. Sin este radar, el alunizaje era imposible de llevar a cabo. 100 horas y 41 minutos en tiempo de la misión, Snoopy pasó a tan solo 14,45 kilómetros de la superficie, la altura más baja sobre la superficie lunar que lograría alcanzar. Stafford comprobó también las referencias visuales de la superficie que Armstrong usaría apenas dos meses más tarde durante su histórico descenso.
Los dos astronautas observaron con alivio cómo las temidas mascons apenas afectaron la órbita de Snoopy, incluso a baja altura (en el Apolo 8 las mascons habían sido más intensas de lo previsto, creando un pequeño episodio de pánico entre el equipo de navegación y guiado del Apolo). Stafford y Cernan habían comprobado que un módulo lunar podía efectuar las maniobras de una órbita de descenso sin problemas. Se habían quedado a 14,5 kilómetros y doce minutos de alcanzar la superficie. No obstante, no habían simulado la parte más arriesgada y crítica de esta fase, que era el descenso propulsado (PDI). Durante el descenso propulsado el módulo lunar encendería continuamente el motor de la etapa de descenso para reducir su velocidad horizontal y vertical y aterrizar suavemente. Evidentemente, simular esta etapa sin aterrizar no tenía mucho sentido. Armstrong y Aldrin serían los encargados de llevar a cabo esta fase del descenso por primera vez, pero su misión no sería ningún ensayo.
Desde que se supo que Snoopy iba a aproximarse a pocos kilómetros de la superficie lunar, muchos se preguntaron, ¿y si Stafford y Cernan decidían aterrizar por su cuenta para convertirse en los primeros seres humanos sobre la Luna? ¿Era posible? Pues no, rotundamente, no. Dejando a un lado la falta de profesionalidad que eso hubiese supuesto, el caso es que era físicamente imposible que Snoopy alunizase y menos aún que volviese a acoplarse con Charlie Brown. Por un lado, como ya señalamos más arriba, el ordenador de a bordo carecía del software adecuado para la fase final del descenso. Además, la tripulación no se había entrenado lo suficiente para esta etapa de la misión. Pero el factor determinante era que la etapa de ascenso no llevaba suficiente combustible como para regresar a la órbita. Efectivamente, la etapa de ascenso de Snoopy tenía que separarse a cierta altura y luego acoplarse con Charlie Brown, pero para llevar a cabo esta maniobra no necesitaba todo el combustible que hubiese requerido si hubiera despegado desde la superficie. Este déficit de masa permitía además simular adecuadamente las prestaciones de Snoopy durante el ascenso como si fuese el módulo lunar del Apolo 11. Paradójicamente, y aunque hubiese estado totalmente cargada de combustible, lo cierto es que el LM-4 era demasiado pesado para llevar a cabo un alunizaje en condiciones de seguridad (con suficiente margen de combustible). Por otro lado, Snoopy solo llevaba una mochila de soporte vital PLSS para paseos espaciales (la de Cernan), que debía usarse en caso de un paseo espacial de emergencia si surgía algún problema durante el acoplamiento.
Precisamente, Stafford y Cernan tenían ahora que simular el ascenso desde la superficie lunar. Como obviamente no iban a aterrizar, para lograr emular la fase de ascenso en las mismas condiciones que el Apolo 11, antes debían colocarse por detrás y por debajo del CSM. Con el fin de lograr esta posición, 58 minutos más tarde de la primera ignición realizaron un nuevo encendido de la etapa de descenso de 40 segundos de duración al 40% de empuje. Esta maniobra colocó a Snoopy en una trayectoria elevada que, paradójicamente, lo llevaría primero por encima de la órbita de Charlie Brown hasta alcanzar un apoastro (o, mejor, apocintio) de 350 kilómetros. De esta forma, Snoopy frenó su velocidad y permitió que Charlie Brown lo adelantase.
Además de probar los sistemas de Snoopy, Cernan y Stafford debían fotografiar la superficie lunar y comprobar las condiciones de iluminación y características de la zona de alunizaje elegida para el Apolo 11. En diciembre de 1967 el comité para la selección de zonas de aterrizajes de los Apolo seleccionó cinco lugares candidatos para el alunizaje denominados ALS (Apollo Landing Sites). Los cinco debían estar situados en un terreno excepcionalmente plano y libre de rocas por motivos de seguridad, pero además tenían que estar a no más de 5º de latitud del ecuador lunar para maximizar la capacidad de carga del Saturno V y permitir que la misión no tuviese que abandonar la trayectoria de retorno libre para alcanzar la superficie. Además, los lugares de aterrizaje no podían estar situados más allá de los 45º este o 45º oeste con el fin de evitar que la Tierra quedase demasiado baja en el horizonte local.
La limitación en longitud venía dada porque si el lugar de aterrizaje estaba muy cerca del borde este del disco lunar, el tiempo transcurrido entre la aparición del vehículo tras salir de la cara oculta de la Luna y el alunizaje sería muy corto, por lo que Houston no tendría tiempo para reaccionar ante un problema —como de hecho se produjo en el Apolo 11—. Los lugares más al oeste tampoco eran ideales porque se corría el riesgo de que la noche lunar alcanzase la zona si se retrasaba el alunizaje. A resultas de todas estas restricciones —que se aliviarían en las siguientes misiones Apolo—, los principales lugares candidatos, denominados ALS-1 y ALS-2 estaban localizados en el Mar de la Tranquilidad. Inicialmente el favorito era el ALS-1, cerca del cráter Maskelyne, pero las fotografías tomadas por el Apolo 8 hicieron dudar de su idoneidad porque los expertos pensaron que podría tratarse de una zona relativamente rocosa. Por otro lado, la sonda Surveyor 5 había aterrizado a 25 kilómetros del ALS-2 y comprobó que era una zona con pocas rocas. De ahí que el ALS-2 (o II P-6 según la nomenclatura de los investigadores del programa Lunar Orbiter) pasase a ser el lugar prioritario.
Pese a un fallo de la cámara de 70 milímetros a bordo de Snoopy, se tomaron numerosas fotografías de la superficie lunar desde el LM y el CSM. Stafford evaluó visualmente las características de ALS-2 e informaría después a Neil Armstrong de que el extremo oeste de la zona ALS-2 parecía ser bastante irregular, por lo que debía evitar aterrizar allí. Tras dar una vuelta a la Luna en la nueva órbita (la número catorce de la misión), Stafford y Cernan tenían que separar la etapa de descenso de Snoopy para elevar su órbita hasta acoplarse con Charlie Brown. Después de pasar por el pericintio a 20,4 kilómetros de altura, los dos astronautas se disponían a ejecutar la maniobra de separación de la etapa de descenso. Cernan le preguntó a su comandante «¿estás listo?» mientras se disponía a separar la etapa de descenso. Pero no llegó a hacerlo porque justo en ese momento se desató el caos. 102 horas y 45 minutos en tiempo de la misión, Snoopy comenzó a ladearse lentamente sin que Stafford hubiese maniobrado el vehículo.
Poco después, Snoopy comenzó a girar rápidamente al mismo tiempo que se movía en los ejes de cabeceo y guiñada. «¡Hijo de puta! (son of a bitch!)», fue la reacción de sorpresa de Cernan ante el errático comportamiento del módulo lunar (puesto que las conversaciones de los astronautas eran escuchadas en directo por la prensa en el control de la misión, posteriormente Cernan se disculparía públicamente por su lenguaje «inapropiado»). Stafford pensaba que algo había ocurrido con la etapa de descenso y procedió a separarla, pero se dio cuenta de que la nave se había movido 30º con respecto a la posición ideal. Snoopy corría el riesgo de bloquear el sistema de referencia (gimbal lock) al superar los límites de la unidad de medida inercial IMU (esto sucedía cuando dos de los ejes de los tres giróscopos de la IMU se situaban en el mismo plano). Si la IMU se bloqueaba, habría que volver a resetearla usando datos del control de la misión y de navegación óptica, una tarea que llevaría un tiempo considerable. Stafford controló el vehículo y separó la etapa de descenso 17 segundos después de la pérdida de control (apretando el botón abort stage). La separación de la etapa de descenso no era un proceso instantáneo, como a veces se ve en el cine. No solo había que cortar las conexiones estructurales entre las dos naves, sino también tuberías y cables, un proceso que llevaba su tiempo. No obstante, las oscilaciones continuaron incluso ahora que el módulo lunar estaba formado únicamente por la etapa de ascenso. Era evidente que el problema no estaba en la etapa de descenso. Stafford no se rindió y pilotó la nave en modo manual 8 segundos más hasta conseguir que Snoopy se calmase.
La causa del incidente, como se averiguó después, había sido culpa de la tripulación. Snoopy tenía activado el modo «aborto» del sistema de guiado o AGS —pronunciado aggs— durante sus peripecias lunares para verificar su correcto funcionamiento. En este modo de control básico, pensado para emergencias, el sistema solo disponía de dos opciones: mantener estable la posición del vehículo (Attitude Hold) y automático (Auto). Sin darse cuenta, la tripulación había activado el interruptor de automático, una opción pensada específicamente para que el módulo lunar girase continuamente hasta localizar el módulo de mando con el radar de acoplamiento. El AGS solo podía sustituir al modo de control normal o PGNS —pronunciado pings por los astronautas— durante el ascenso. A diferencia del PGNS, el AGS hacía uso de una unidad inercial simplificada, por lo que requería la ayuda del radar para garantizar una navegación efectiva. Tres minutos después del comienzo de las oscilaciones, Stafford, que en esos momentos desconocía la causa del problema, declaró que «todo estaba bajo control» y en Houston pudieron respirar aliviados. Mientras, la etapa de descenso quedó abandonada en órbita lunar. Probablemente se estrelló contra la Luna poco tiempo después por culpa de las perturbaciones de las mascons, aunque no hay manera de saber dónde impactó exactamente.
El ‘incidente de Snoopy’ no fue trivial, aunque a veces se exagere por motivos dramáticos. Al fin y al cabo, Stafford y Cernan estaban dentro de una nave incapaz de regresar por sus propios medios a la Tierra. Once minutos después de la separación de la etapa de descenso, la tripulación activó el motor APS de la etapa de ascenso para simular una inserción en órbita desde la superficie. El encendido duró 16 segundos y situó a Snoopy en la misma órbita que habría alcanzado tras despegar de la superficie lunar. Una hora después el motor se volvió a activar durante 27,3 segundos para ir al encuentro de Charlie Brown. Esta ignición fue seguida de otros dos encendidos de los motores RCS de 1,7 y 16,5 segundos de duración, respectivamente. Young pudo ver a Snoopy a través del sextante de Charlie Brown —que en realidad era un pequeño telescopio— a 259 kilómetros de distancia. Por su parte, Stafford y Cernan fueron capaces de identificar visualmente al CSM a 167 kilómetros de distancia, también con el sextante, aunque el radar de Snoopy había localizado a Charlie Brown desde el encendido de inserción en la órbita de acoplamiento.
A 78 kilómetros de distancia Stafford y Cernan vieron a simple vista la luz estroboscópica del CSM. Los dos vehículos se acercaron hasta los 8 metros, momento en el que las velocidades relativas se anularon. Young maniobró a Charlie Brown para acoplarse con Snoopy —a diferencia del Apolo 9, en el Apolo 10 el CSM era el vehículo activo—, aunque Stafford comprobó que el módulo lunar tenía una molesta tendencia a moverse y requería de un control manual continuo. Viendo a Charlie Brown muy cerca a través de la ventanilla superior de Snoopy, Stafford activó los propulsores RCS para desplazarse hacia el CSM y facilitar el acoplamiento, que se produjo con un sonoro golpe. La unión tuvo lugar el 23 de mayo 106 horas y 22 minutos en el tiempo de la misión. Snoopy había volado libremente durante 8 horas y 10 minutos.
Stafford y Cernan se reunieron con Young en el interior de Charlie Brown. Después de cerrar las escotillas por última vez, la etapa superior de Snoopy se separó 2 horas y 22 minutos tras el acoplamiento. La separación fue más violenta de lo previsto porque, una vez más, fue imposible hacer el vacío en el túnel de conexión entre las dos naves. Los tres astronautas la vieron alejarse tras encender los motores RCS durante 6,5 segundos. Un cuarto de hora más tarde el motor de la etapa de ascenso fue activado hasta agotar el combustible para comprobar sus prestaciones. El encendido tuvo una duración de más de cuatro minutos (249 segundos) y situó a Snoopy primero en una órbita muy elíptica y, luego, en una órbita solar desconocida, donde sigue a día de hoy. Cumplida la parte más importante de la misión, Stafford, Young y Cernan ya podían dormir tranquilos (literalmente).
El Apolo 10 pasaría más de otro día en órbita lunar tomando fotografías y transmitiendo imágenes de televisión. Y disfrutar del paisaje. No debemos olvidar que Stafford, Young y Cernan fueron la segunda tripulación del Apolo que pudo contemplar la «amanecer de la Tierra» en el horizonte lunar. Una de las tres células de combustible sufrió un ligero recalentamiento y tuvo que ser apagada temporalmente. Curiosamente, Stafford logró ver una última vez a Snoopy en la lejanía. Los astronautas también sufrieron un pequeño episodio escatológico cuando contemplaron heces fecales de origen desconocido —ninguno de los tres se hizo responsable— flotando por la cabina. Finalmente, a las 137 horas y 36 minutos en el tiempo de la misión, durante la 31ª órbita, el motor SPS realizó el crítico encendido de inyección transterrestre (TEI) mientras la nave sobrevolaba la cara oculta fuera del alcance de las estaciones de comunicaciones. Tras el Apolo 8, era la segunda vez que Houston contenía la respiración hasta comprobar que el CSM salía tras la cara oculta con la velocidad correcta rumbo al nuestro planeta. «Houston, ¡volvemos a la Tierra!», anunció Stafford. La ignición situó a Charlie Brown en una trayectoria rápida hacia la Tierra de solo 54 horas. En el viaje de regreso la tripulación realizó más transmisiones de televisión en directo (en total, durante la misión se llevaron a cabo 16 transmisiones de televisión a color, sumando un total de seis horas). El último día de la misión el motor SPS se encendió brevemente durante 7 segundos para refinar la trayectoria. 16 minutos antes de la reentrada el módulo de servicio se separó de la nave y, posteriormente, el módulo de mando Charlie Brown entró en la atmósfera a 11,08 km/s (39 897 km/h), una velocidad que en la actualidad sigue siendo un récord para una nave tripulada.
La doble reentrada transcurrió sin incidentes, salvo por el hecho de que a Stafford le cayó agua procedente del túnel de acoplamiento sobre la cara. El 26 de mayo de 1969 a las 16:53 UTC la cápsula amerizó en el Pacífico sur (5º 8′ sur, 165 º oeste) bañada por la luz del amanecer, a unos 690 kilómetros de Samoa y a tan solo 6 kilómetros del buque USS Princeton. La misión había durado un total de 192 horas, 3 minutos y 23 segundos. Un equipo de submarinistas colocó ayudas de flotación alrededor de la cápsula y, 39 minutos después, cuando el Sol ya estaba más alto, ayudó a los tres hombres a encaramarse en la cesta del helicóptero de rescate. Como anécdota, el helicóptero no era uno cualquiera. Se trataba del «Helicóptero 66» —lucía este número en grande en los costados—, un Sikorsky Sea King SH-3D de la armada que se emplearía para rescatar a las tripulaciones de los Apolo 8 al 13, con la excepción del Apolo 9. La tripulación del Apolo 10 viajó en helicóptero desde el USS Princeton hasta Pago Pago, en Samoa, y de allí viajaron hasta Houston en un avión C-141. La cápsula Charlie Brown sería trasladada hasta Hawái para ser luego enviada por avión hasta Long Beach (California) el 4 de junio.
Gracias al rotundo éxito del Apolo 10, ya no había duda alguna: la NASA lanzaría al Apolo 11 en su histórica misión a mediados de julio. Stafford, Young y Cernan habían demostrado que la Luna estaba al alcance de la mano. Solo quedaba por recorrer los últimos doce minutos del descenso a la superficie lunar que habían dejado pendientes los tripulantes del Apolo 10. Los tres astronautas volverían al espacio. Young y Cernan comandarían sus propias misiones lunares, mientras que Stafford participaría en la última misión de una nave Apolo. De los tres, hoy en día solo Stafford sigue vivo, pero cualquiera puede visitar el módulo de mando Charlie Brown en el Museo de la Ciencia de Londres. Una visita más que recomendada.
Gracias Daniel por tu esfuerzo y por el buen articulo, siempre aprendes cosas nuevas. Hubiera sido una putada muy grande alunizar y no poder salir al suelo, mejor solo orbitar y volver a casa.
saludos jorge m.g.
Magnifico relato, como siempre Daniel. Eres único explicando estas cosas. Lastima que no sepamos la orbita en que quedo Snoopy (ya podían haberle puesto un panel solar y una baliza que retransmitiera y así sabríamos por donde esta)
Relacionado con esta entrada decir que hace unos días pude ver el docu-pelicula sobre el Apolo 11 (por medios paralelos de internet) y os puedo garantizar que es una pasada.
Esperemos que el programa Artemisa nos proporcione también gratos momentos de exploración espacial tripulada, y si nuestro amigo Musk se lo propone que también nos de alegrías tripuladas.
Las naves espaciales tripuladas de los EEUU no han usado paneles solares, incluso el Transbordador Espacial usaba células de combustible para generar energía eléctrica y agua.
Las Apolo usaban en el Módulo de servicio células de combustible (y por supuesto baterías) y el Módulo Lunar usaba solo baterías.
Las nuevas naves de EEUU: Dragon, Orion y la CST-100 sí usarán paneles solares.
Carlos T, ¿qué documental es ese sobre el Apolo 11? ¿Algún enlace donde pueda verse? Gracias!
Por ej lo puedes ver en cuevana, eso si bajo tu responsabilidad
Otro aporte que voy a guardar para releerlo, devorarlo, degustarlo como se merece.
Por cierto, perdonad el ***ott-topic*** pero seguro que os gustará: la película Ad-Astra, con Bradd Pitt y Tommy Lee-Jones, se estrena el 20 de septiembre.
Wow. Genial artículo! Muchas gracias!
esperare pacientemente el articulo del Apollo 15
:)excelente articulo Daniel. excelente.
Daniel, cuando dices que se reforso el LM del apollo 10 («Se mejoró el aislamiento térmico, se reforzó la estructura de la etapa de descenso y se hicieron cambios para reducir los desperfectos causados por el escape de los motores de reacción RCS del módulo de servicio mientras las dos naves estaban acopladas.») no mencionaste que se le instalaron los «deflectores» de escape de los RCS (esas placas debajo de los rcs que no tiene el LM Spider, compara fotos)
🙂
Porque no se instalaron. Los deflectores de los RCS se colocaron por primera vez en el Eagle del Apolo 11.
🙁 muy mala mía, me equivoque, es razonable que sea el Eagle, ya que si descendió a la superficie.
lo que si lei en «How Apollo flew to the moon» es que el tanque de oxigeno dañado del Apollo 13, originalmente era para la mision Apollo 10…quien sabe que repercusion ubiera tenido, justo antes del AP11.
Que era tan especial cuando se acumulaban cohetes Lunares para ir a la Luna en las rampas de lanzamiento…
Gracias Daniel, por otra obra maestra más sobre las misiones Apollo, llena de detalles que uno suele desconocer…
Ojalá veamos un ritmo similar de lanzamientos Lunares tripulados pronto, y los inicios de la Base Alpha…
PD: Si yo fuese Jeff Bezos, después del New Armstrong, mi siguiente cohete o nave espacial, se llamaría New Young…»The master of command» …de las naves espaciales…
Muchas gracias, Daniel, un trabajo muy elaborado e impecable.
Es todo muy emocionante.
Es probable que, dentro de 100 años, la etapa de ascenso de Snoopy esté en el Smithsonian … aunque ya no estaremos para visitarlo, nuestros nietos sí …
Abrazo
Parece que apareció Snoopy!!
98% de certeza
L ANIVERSARIO…..
Buaa, qué gozada, Daniel!
Varias tostadas se han salido de su órbita calculada entre el tazón de leche y mi boca y se han precipitado de vuelta al cuenco produciendo sunamis y salpicaduras que han afectado seriamente a la ropa de trabajo recien puesta. Te acuso por tener que cambiarme… 😉
Ahora en serio, cómo me gustan estos relatos épicos de una época gloriosa para la astronáutica. La Luna parecía un primer escalón para el ascenso a las estrellas. Y las Apolo el medio. Un heroismo del que queda poco o nada. Parecía que en veinte o treinta años el sistema solar sería conocido a fondo si esa rápida progresión tecnológica hubiera seguido. Hay que decir que, hoy día, los robots científicos hacen un gran papel en lugares como Marte o en cometas y asteroides, pero aquella sensación de avance audaz hacia el estudio de nuestro entorno espacial va, parece, mucho más despacio. Al menos es mi impresión.
Enhorabuena por el artículo!
Un relato apasionante de unos hechos temerarios, que espero que no se repitan en circunstancias como aquellas. No en mi nombre.
He disfrutado como un enano con la lectura!!!
Excelente artículo. Una joya más de este blog.
Gracias, Daniel !
Gran artículo, como siempre.
Gracias. 🌍🚀🌚😉👏
¡¡Articulazo!!
Va siendo hora de que Daniel escriba un libro sobre las misiones Apolo… Total, ya tiene escritos varios capítulos aquí…
Me sumo.
Sería un gran libro.
No me canso de decir que tiene una pluma exquisita. Mejor que muchos que se dicen periodistas o escritores.
En verdad si recopila los que ha ido escribiendo con los años… da, sin duda para uno de los libros más completos en Castellano del programa Apollo. Un poco de gusto en la selección de imágenes y sale solo un best-seller del espaciotrastorno.
Fue Apolo 11
Excelente como siempre Daniel. Es un placer leerte.
Saludos.
Tremendo, me ayudó monton con mi insmnio, en realidad no me dio sueño, me dio un motivo para soñar e imaginar hasta que por cansancio me dormí.
Dentro del Top 3 de tus entradas en el blog!
De ser un diarío, ocuparía todo un especial de domingo!
Muy buen articulo, aunque tuvo que ser muy frustrante para los tres tener la Luna tan cerca y no poder llegar a alunizar aunque fuera el objetivo de la mision.
Madrid no. Robledo de Chavela, que esta un tanto lejos y es toda una aventura llegar hasta la estacion de seguimiento.
Leyendo sobre las restricciones para el aterrizaje, me acordé de este video en que se habla de las restricciones y como se eligen las ventanas de lanzamiento en base a eso.
A mi me parece muy ameno y didáctico, de lo mejorcito junto con las explicaciones de Daniel.
https://www.youtube.com/watch?v=qTtO3hY5W-g
Excelente entrada Daniel… muy bien detallada. Por algo eres el/mi maestro.
Como dato añadido: Cernan se disculpó por su «hijo de puta», creo que a instancias de la NASA, y parece que al salir de la sala donde lo hizo y cerrar la puerta detrás suyo, añadió algo asi como «meapilas» o «gilipollas»
No era para menos. Poneos en su lugar: a 380.000 kms. de la tierra, a unos 100 kms. del único vehículo que les podía volver a sus hogares…. y el pajaro que pilotan se rebela….
Saludos
Carlos
Que puta gozada de artículo…