Después del fracaso de la Progress, ¿ahora qué?

Por Daniel Marín, el 25 agosto, 2011. Categoría(s): ISS • Rusia • sondasesp ✎ 24

Ayer fue un día triste. Por primera vez en sus más de tres décadas de servicio, una nave Progress rusa no logró alcanzar la órbita. El lanzamiento de ayer debía ser una misión rutinaria más, la primera después de la retirada del transbordador espacial norteamericano. Al fin y al cabo, se trataba de la 44ª misión de una nave de carga rusa con destino a la estación espacial internacional (ISS). Pero desgraciadamente las cosas se torcieron poco después del despegue. El motor RD-0110 de la tercera etapa (Bloque I) del cohete Soyuz-U que transportaba la Progress M-12M se apagó prematuramente cuando sólo llevaba funcionando 38 segundos (a los 325 segundos después del despegue). Como resultado, la tercera etapa, aún cargada de combustible (queroseno y oxígeno líquido), siguió una trayectoria balística y se precipitó junto con la Progress a unos 50 kilómetros de la aldea Karakoksha, situada en la región rusa de Choisky, República de Altay (pincha aquí para ver la región de impacto en Google Maps).

Lanzamiento de la Progress M-12M ayer desde Baikonur. Pocos minutos después, la tercera etapa y la Progress se estrellarían en Siberia (RKK Energía).
Infografía del accidente (Kommersant.ru).
Etapas del lanzamiento de una Progress (Roskosmos).

Con la Progress M-12M se perdieron 2670 kg de alimentos, agua, combustible y equipamiento destinados a los seis miembros de la Expedición 28 de la ISS. Las Progress son naves de carga esenciales para el mantenimiento de la estación espacial. Su misión principal es transportar víveres y combustible hasta la ISS y sí, no son los únicos vehículos de carga dedicados a esta tarea -ahí tenemos al ATV europeo o al HTV japonés- pero sí son las naves que poseen una mayor frecuencia de vuelo.

Progress-M (NASA/Novosti Kosmonavtiki).
 
Naves Progress en proceso de fabricación en la sede de la empresa RKK Energía de Moscú (RKK Energía).

Pero antes que nada, conviene quitar un poco de hierro al asunto. Por supuesto, estamos ante un tema muy serio, pero el accidente en sí no es especialmente grave por dos motivos. Primero, porque la agencia espacial rusa Roscosmos y la NASA planean los lanzamientos de naves de carga teniendo siempre en cuenta que existe la posibilidad de que pueda ocurrir algún fallo de este tipo, de modo que ninguna misión es imprescindible para las operaciones de la estación. Segundo, porque la última misión del transbordador -la STS-135 Atlantis– ya se encargó de transportar hasta la ISS víveres para cerca de un año.

No, el problema no son los alimentos ni el oxígeno. Ni siquiera el combustible. Cierto es que las Progress son, junto al ATV europeo, las únicas naves capaces de elevar la órbita de la estación mediante el uso de sus motores, una maniobra necesaria para evitar que el gigantesco laboratorio orbital termine reentrando en la atmósfera terrestre por culpa del leve pero continuo rozamiento atmosférico. Y también es cierto que son los únicos vehículos que pueden trasvasar combustible al módulo Zvezdá del segmento ruso de la ISS. Pero la pérdida de esta Progress no es un problema porque, precisamente, en caso de emergencia se pueden usar los motores del módulo Zvezdá para elevar la órbita de la ISS. Además, la órbita de la estación ya se ha elevado considerablemente durante estos últimos meses una vez que el shuttle ha sido retirado.

Evolución de la altura de la órbita de la ISS (nasaspaceflight.com).

En resumidas cuentas, no hay necesidad de mandar cuanto antes una nave de carga de emergencia a la ISS ni nadie se plantea evacuar la estación. Entonces, si no pasa nada, ¿por qué es una situación seria? Pues debido al impacto que puede tener este accidente en futuras misiones. La pérdida de la Progress M-12M no supone un problema importante en sí mismo, pero si no se descubre rápidamente la causa del accidente, las futuras misiones de las Progress podrían verse afectadas y esto ya son palabras mayores. Pero lo más grave es el efecto en las naves tripuladas Soyuz TMA. Todo parece indicar que el accidente se originó en la tercera etapa (Bloque I) del cohete Soyuz-U (11A511U). Pese a que las Soyuz TMA emplean un cohete distinto, el Soyuz-FG (11A511U-FG), la tercera etapa es similar.

Tercera etapa (Bloque I) de un cohete Soyuz-U con el motor RD-0110 de cuatro cámaras. En naranja destaca el segmento de cola (KhO) (RKK Energía).
Motor de cuatro cámaras RD-0110 (11D55) (Khrúnichev).
 
Tercera etapa de un cohete Soyuz-FG, similar a la del Soyuz-U (RKK Energía/www.buran.ru).
 
Diferencia entre las etapas superiores de los cohetes Soyuz. La serie Soyuz-2.1b usa una tercera etapa distinta con el motor RD-0124.

Según TsSKB Progress -la empresa fabricante de los cohetes Soyuz-, los controles de calidad para los Soyuz-FG son más estrictos que los empleados en el resto de series, pero evidentemente hay motivos para preocuparse. Tras la retirada del transbordador, las naves Soyuz TMA son el único medio que tienen los cosmonautas para acceder a la ISS. Sin Soyuz disponibles, la ISS debería ser abandonada inmediatamente. No obstante, en este punto conviene aclarar un par de cosas. Lo primero es que, contrariamente a lo que mucha gente piensa, aunque el shuttle continuase en servicio la situación de la estación no mejoraría en absoluto. El transbordador estadounidense era incapaz de transportar combustible hasta la ISS y no podía servir como vehículo de emergencia para la tripulación, papel que juegan las naves Soyuz desde que se inició el montaje de la ISS. Por otro lado, si este fallo se hubiese producido durante un lanzamiento tripulado, los cosmonautas podrían haber salvado la vida fácilmente (ahí está el incidente de la Soyuz 18-1 para demostrarlo).

A raíz de la pérdida de la Progress, hemos escuchado muchas nuevas presiones para que se lance cuanto antes la primera misión a la ISS de la cápsula Dragon de SpaceX. Pero lo cierto es que la Dragon (y la Cygnus de Orbital, ya que estamos) es irrelevante a corto plazo. La nave de SpaceX no puede transportar combustible hasta la ISS y, como ya hemos visto, no hay urgencia ninguna en mandar víveres a la estación. En 2012 está planeado el lanzamiento del ATV-3 y del HTV3, así que los suministros no corren prisa. Por supuesto, a medio y largo plazo sería fantástico que la ISS contase con otros vehículos de carga suplementarios, pero, aunque la Dragon estuviese lista mañana mismo, nada cambiaría.

¿Y qué pasará ahora? Roscosmos y TsSKB Progress han abierto una investigación para aclarar lo sucedido. Los cohetes Soyuz-U son muy fiables, pero no infalibles. El último accidente de un lanzador de este tipo tuvo lugar en 2002 (aunque esta es la primera vez que una misión Progress se ve afectada), por lo que el fallo de ayer termina con una racha de 54 lanzamientos exitosos seguidos. A la espera de conocer más datos sobre el suceso, todo apunta al motor RD-0110 (11D55) del Bloque I como culpable del accidente, aunque quizás pudo tratarse de un problema relacionado con el sistema de navegación. O a lo mejor el segmento de cola (KhO) de la tercera etapa dañó de algún modo el motor durante su separación. Quién sabe. Aún es pronto para saberlo.

Las próxima nave que tiene que viajar a la ISS debe ser la Soyuz TMA-22, cuyo lanzamiento está previsto para el próximo 22 de septiembre. La siguiente Progress, la M-13M, estaba prevista para el 28 de octubre. Independientemente de los resultados de la investigación, todo parece indicar que el lanzamiento de la Soyuz TMA-22 se retrasará hasta después del despegue de la Progress M-13M. Es lógico que se prefiera lanzar primero una Progress antes que una Soyuz para asegurarse de que todo va bien. Esto implicaría a su vez un retraso en el regreso a la Tierra de la Soyuz TMA-21 con Andréi Borisenko, Aleksandr Samokutyayev y Ronald Garan. La Soyuz TMA-21 podría permanecer acoplada a la ISS uno o dos meses más a la espera de que se aclare el asunto. En caso extremo, la tripulación de la ISS podría reducirse a tres cosmonautas hasta nueva orden.

Lo que está claro es que este accidente traerá consecuencias políticas. Se trata del cuarto lanzamiento ruso fallido en menos de diez meses después de las pérdidas de los satélites Ekspress-AM4, Geo-IK-2 y tres Uragán-M. Aunque a priori son incidentes que no guardan relación alguna, evidentemente algo raro está pasando en el seno de la industria aeroespacial rusa. Además, si se confirma que el motor RD-0110 (11D55) fue el causante del accidente, la empresa Khrúnichev se vería en serios problemas, ya que la construcción de este motor está supervisada hoy en día por esta compañía, que además es fabricante del cohete Protón-M que falló recientemente. Sea en Khrúnichev, o en TsSKB Progress o en Roscosmos, que a nadie le quepa duda de que rodarán cabezas más tarde o temprano. Otra cosa es que la vieja táctica de sacrificar a unos pocos cargos directivos sirva para algo.



24 Comentarios

  1. ¡Gracias por los comentarios!

    @Mederos: ¡gracias! Me apunto tu sugerencia para escribir sobre la Progress.

    @Julio: sí, en los últimos accidentes, Khrúnichev se lleva la palma a la hora de buscar un culpable. Rodarán cabezas, seguro.

    @Toni: muchas gracias por el piropo 🙂 Tienes razón en que después de más de 50 lanzamientos un fallo de este tipo es estadísticamente casi inevitable.

    @Robert Crippen: la capacidad para elevar la órbita de la ISS por parte del shuttle era muy limitada. Desde un principio, esta tarea ha sido realizada por la Progress (o ATV) o los motores del Zvezdá (o Zaryá al principio).

    @Zeroauriga: de nada, para eso estamos 🙂 Creo que la industria aeroespacial rusa es capaz de soportar este elevado número de vuelos, pero también es cierto que habrá que ver las causas de los accidentes por separado.

    @Miguel: en principio no tiene por qué. El Soyuz STB de Kourou usa una tercera etapa distinta.

    Saludos.

  2. La industría espacial rusa lleva años viviendo en el limite de la pobreza (entiendase la exageración), con instalaciones precarias y controles de calidad cada vez más relajados y calidad de los componentes bastante discutibles….que no haya habido ningun accidente anterior es una prueba del buen diseño de estas naves, pero al final todo tiene un límite, y este les ha explotado en la cara a los rusos ahora.

    No hace falta conspiranoias raras eilógicas implicando a los EEUU (siempre detrás de todo lo malo, parece) en estos accidentes, y menos cuando estos ponen en riesgo la habitabilidad de la ISS, de la cual tanto esfuerzo han puesto ellos en su contrucción.

  3. Yo decanto por la ley de Murphy antes de ser conspiranoico 😉 Además si la ISS tiene que quedar deshabitada por un tiempo no es la tragedia de nadie (es más se hace para evitarla).
    Después de todo la MIR también estuvo un tiempo sin habitantes por problemas presupuestarios y no fue un gran problema para el complejo orbital.

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Por Daniel Marín, publicado el 25 agosto, 2011
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