La nave espacial Zaryá («amanecer») es una de las grandes desconocidas de la historia de la cosmonáutica. Con la designación oficial 7K-SM ó 14F70, Zaryá (КК Заря) fue proyectada en la Unión Soviética a finales de los años 80 por NPO Energía. Su introducción hubiese supuesto una pequeña revolución en el programa espacial soviético, ya que debería haber sustituido a las venerables naves Soyuz. De este modo, el cohete Zenit -el lanzador elegido para transportarla- habría ocupado el lugar del mítico Semyorka como columna vertebral del programa tripulado de la URSS. Desgraciadamente, Zaryá no pudo ver jamás la luz: el colapso de la Unión Soviética arrastraría a Zaryá hasta el olvido.
KK Zaryá aterrizando con cohetes de peróxido de hidrógeno y queroseno. Diámetro: 4,1 m. Longitud: 5 m (RKK Energía).
Nave Zaryá. Se aprecia la distribución en «dos pisos» de la cápsula, así como el módulo de servicio no reutilizable acoplado a la parte trasera. Partes:1- cápsula; 2 – carga útil; 3 – motores de aterrizaje; 4 – módulo de trabajo; 5 – estructura aerodinámica; 6 – ventanilla; 7 – sensor estelar; 8 – asiento eyectable; 9 – cuadro de mandos; 10 – antena para aproximaciones y acoplamientos; 11 – módulo de servicio; 12 – sistemas de a bordo; 13 – motores de maniobra y acoplamiento; 14 – escudo térmico y amortiguador; 15 – velocímetro Doppler; 16 – Sistema propulsor; 17 – módulo separable; 18 – generadores eléctricos; 19 – radiador. (www.buran.ru).
Sobre Zaryá ya hablamos detenidamente en su momento por aquí, pero si retomo el tema es porque me he encontrado en los foros de Novosti Kosmonavtiki con estas interesantes imágenes del escudo térmico de la nave:
La nave Zaryá y la distribución de las losetas del escudo térmico inferior (arriba), el escudo situado en la dirección del avance durante la reentrada (en medio) y la zona del escudo correspondiente al área contraria al avance. Se aprecian las salidas de los 24 motores de 1,2 toneladas de empuje de peróxido de hidrógeno y queroseno para el aterrizaje suave y las dos escotillas para los asientos eyectables de la primera versión.
Distribución de las losetas del escudo térmico de Zaryá y su anclaje al fuselaje del módulo de descenso.
Y es que Zaryá era una cápsula muy especial. Por un lado, no hubiese aterrizado mediante paracaídas, sino que se podría posarse verticalmente usando 24 cohetes de peróxido de hidrógeno y queroseno, cohetes que le permitían además cierta capacidad de maniobra. Además, podría haber transportado hasta 8 cosmonautas, aunque quizás su característica más llamativa era la posibilidad de ser reutilizada hasta 30 o 50 veces. Efectivamente, la cápsula usaba un escudo térmico de losetas basadas -aunque no idénticas- en las creadas para el Burán. A diferencia de las losetas del transbordador, este escudo sería más resistente, pero permitiría la reutilización de todo el módulo de descenso, abaratando en teoría los costes operativos.
Independientemente de la viabilidad del diseño, la principal moraleja de Zaryá es que una cápsula no tiene porque ser solamente un pequeño vehículo desechable en cuyo interior se aprietan dos o tres personas, sino que pueden ser complejas naves reutilizables de ocho cosmonautas con capacidad para permanecer hasta 270 días en el espacio. Pese a que Zaryá ya es historia, su recuerdo ha influenciado notablemente el diseño de la futura nave tripulada rusa, la PPTS (PTK-NP), que también incluirá un escudo térmico con losetas reutilizables y un sistema de aterrizaje vertical
¡Hola Daniel! Esperemos que efectivamente parte del Zaryá o de su tecnología vean la luz a través del PPTS, y que veamos a éste despegar algún día desde Vostochny. Parece que por fin hoy se ha puesto la primera piedra, con asistencia de Putin, Perminov y compañía:
http://www.vesti.ru/doc.html?id=388767&cid=10
Instructiva la charla de Vladimir Vladimirovich, ¿no crees? 😀
Un abrazo,
Carlos.-
Es, desde luego, interesante. Especialmente por el hecho de que la cápsula fuera reutilizable, lo cual daría experiencia a la hora de construir una nave completamente reutilizable. Lo de que al ser reutilizable sería más barato no lo tengo tan claro ya que el desarrollo y construcción serían más caros y el mantenimiento no sería barato ya que, por muy reutilizable que fuera, sería preciso mantener líneas de producción abiertas para todas las piezas de la nave (por si se estropean). Recuerdo a este respecto que la ESA estimó que se necesitaban al menos 18 lanzamientos al año para que un lanzador no tripulado completamente reutilizable fuera más rentable que su contrapartida desechable.
Saludos