OK-M, la lanzadera de Energía

Por Daniel Marín, el 16 febrero, 2010. Categoría(s): Astronáutica • Historias de la Cosmonáutica • Rusia ✎ 7

A mediados de los años ochenta, el programa del transbordador soviético Burán estaba en su apogeo. El futuro parecía ser de las naves reutilizables aladas: además del transbordador norteamericano, Europa planeaba el Hermes y Japón, el HOPE. El Burán alcanzaría el espacio a lomos del Energía, el cohete más avanzado y potente jamás creado por la URSS. Este lanzador había sido bautizado con el nombre de la oficina de diseño que lo había construido, NPO Energía, anteriormente conocida como la OKB-1 de Serguéi Korolyov. El Energía era la obra cumbre del ingeniero jefe de la oficina de diseño, Valentín Glushkó. Aunque el programa Energía-Burán estaba dirigido por NPO Energía, las lanzaderas del programa habían sido diseñadas y construidas por la oficina NPO Mólniya.

En plena fiebre del diseño de naves reutilizables, NPO Energía estudió la posibilidad de desarrollar un transbordador propio independiente del Burán. El análisis descartó casi inmediatamente una nave de gran tamaño como el Burán, diseño impuesto por los militares ante el temor del posible uso militar del shuttle y que los expertos aeroespaciales soviéticos consideraban poco viable. El proyecto recibiría el nombre de OK-M -siglas en ruso de «Nave Orbital Reutilizable»- y estaba dirigido por Yuri Semenov y Pável Tsibin. Energía trabajó en este proyecto durante el periodo 1984-1993 y el objetivo del mismo sería el transporte de carga y tripulación a la estación espacial Mir, donde debía sustituir a las Soyuz y Progress.

OK-M podría ser lanzado desde sistemas de lanzamiento tradicionales -es decir, cohetes- como horizontales -sobre aviones-. Según las especificaciones, se concibieron tres variantes de esta nave: OK-M, OK-M1 y OK-M2.


Variantes de OK-M: de izquierda a derecha, OK-M, OK-M1 y OK-M2 (RKK Energía/Anton Pervushin).

OK-M sería una lanzadera de 15 toneladas, 15 m de longitud, 10 m de envergadura y 5,6 m de altura. Tendría la misma forma que el Burán, para ahorrar tiempo y dinero en cálculos aerodinámicos, pero sería lanzada por el cohete Zenit. También usaría las mismas losetas térmicas, así como 36 ó 34 pequeños cohetes hipergólicos de posición y el mismo sistema de control que las Soyuz-TM. Aunque debía emplear baterías, no se descartaba el uso de paneles solares en órbita para generar 2,5 kW. Podría poner en órbita hasta 3,5 toneladas y su tripulación sería de dos personas, aunque podría emplearse un módulo de tripulación para aumentar el número de plazas hasta cuatro. El sistema de escape estaría formado por cuatro cohetes de combustible sólido de 25 toneladas de empuje situados en la base de la lanzadera.

OK-M1 y OK-M2 serían versiones más grandes, con una masa de 32 toneladas. OK-M1 usaría un sistema de propulsión con queroseno y oxígeno líquido -similar al Burán-, mientras que OK-M2 emplearía queroseno y etanol, a diferencia de la mayoría de naves tripuladas, que emplean propergoles hipergólicos -incluyendo el shuttle estadounidense-. OK-M1 tenía unas dimensiones de 19,08 m de longitud y 12,5 de envergadura y una masa de 31,8 t, incluyendo una masa útil de 7,2 t. Las dimensiones de OK-M2 serían de 18,265 m x 12,5 m, con una masa útil de 10 toneladas, de un total de 30 t. Ambos vehículos podrían llevar una tripulación de ocho personas -cuatro en cabina y cuatro en un módulo especial-. Aunque también se estudió la posibilidad de lanzar estas naves desde un avión (Antonov An-124 o An-225), se consideró que era más seguro usar cohetes tradicionales.

OK-M2 usaría el cohete Energía-M, mientras que OK-M1 usaría un sistema de lanzamiento novedoso más parecido a la configuración del transbordador norteamericano. Este esquema de despegue también recibió el nombre de MMKK o MMKS (Complejo Espacial Multipropósito Reutilizable) y recordaba vagamente a la propuesta Shuttle-II de la NASA. El MMKS estaba formado por tres partes: la lanzadera OK-M1 propiamente dicha, un tanque externo central con tres combustibles (queroseno, oxígeno líquido e hidrógeno líquido) y una etapa alada reutilizable de un tamaño similar al Burán. Esta fase serviría de primera etapa y quemaría el oxígeno líquido y queroseno de sus tanques internos primero y del tanque externo después. Posteriormente, los motores de la OK-M1 usarían combustibles criogénicos del tanque externo como segunda fase. La seguridad de este vehículo se consideraba poco elevada debido a la dificultad de implementar un sistema de rescate, aunque se pensó que la opción más viable era usar asientos eyectables como en el Burán.


El Shuttle II (NASA).

OK-M se desarrolló de forma paralela al proyecto MAKS de NPO Mólniya, proyecto mucho más conocido en occidente con el que OK-M tenía numerosos elementos comunes al estar basado en la experiencia del Burán. Sin embargo, OK-M corrió la misma suerte que otros proyectos de minilanzaderas soviéticas, como la LKS de Cheloméi: el olvido. Dentro de NPO Energía, la cápsula Zaryá se consideró una alternativa mucho más viable que OK-M para sustituir a las Soyuz y pronto se dejo de trabajar en este concepto. Años más tarde, la experiencia con el estudio de viabilidad de OK-M se resucitaría en otro proyecto de nave reutilizable: el Klíper.

Referencias:



7 Comentarios

  1. Excellente entrada esta, felicitaciones.

    Es sorprendente los finales que tienen todos estos proyectos de sistemas orbitales reutilizables. Años y años de desarrollo para que hoy en día se esté planteando volver a los sistemas desechables o semi desechables. Da que pensar qué sucedería si,como digeron en la comisión Augustine, mañana nos trajese papa noel un sistemas totalmente reutilizable. ¿Con la demanda actual de lanzamientos sería sostenible un lanzador reutilizable con todo el mantenimiento (o la falta de el) que llevaría? (pensemos que industrias como Locheed y demás carecerían de sentido pues no necesitarían fabricar equipos nuevos desde cero sino si acaso algún que otro repuesto…)
    Luis RJ

  2. El problema es que lo desechable sale más barato a corto plazo que reutilizar las varas. EADS/Arianespace no reutiliza los EAP del Ariane 5 porque calculó que construir un EAP nuevo es más barato que toda la breteada de la recuperación, reparación y recarga de combustible.

    Sería interesante ver digamos el caso del Baikal URM para el Angara. Capaz de regresar solito a pista de aterrizaje. Pero el problema es la falta de plata.

    Honestamente seré feliz si vuelvo a ver un shuttle volar. E insisto, de yo ser Obama (o Bolden) le daría 500 M-Rublos o $17M (M de Mega) a Molniya para que termine el MAKS y lo pondría en la ñata del Delta 4H: combinación sexy, y a su vez interesante 😛

  3. Pero no sólo es que sea más barato el proceso de fabricación, sino ¿a qué empresa (o agencia) le interesaría construir un lanzador reutilizable para un volumen de lanzamientos de un país o incluso de un consorcio de naciones. Sale más rentable desarrollar un producto caro que vayas a vender muchas veces que uno barato (o igual de caro) que sólo vendas una vez.
    Imaginemos un lanzador 100% reutilizable. El aparato despega, se pone en órbita, suelta el satélite y luego vuelve para reabastecerse y esperar a la siguiente misión que será ¿cuándo? dentro de 2, 3, 6 mese, un año? y mientras tanto quien paga el coste del desarrollo.
    Luis RJ

  4. El problema de la reutilización de los lanzadores es el limitado número de vuelos de los vectores, como ya hizo hincapié Daniel hace tiempo respecto de los Shuttle: con un número suficiente de vuelos, sí seria económicamente rentable (al menos en los U.S.A., durante los estudios de viabilidad, así se demostraba).
    Se supone que incluso mas con el desarrollo del proyecto Shuttle II, completamente reutilizable.
    El principal escollo es el nivel de lanzamientos actual, a mi entender.
    Un artículo muy interesante, como siempre.
    Un saludo!

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Por Daniel Marín, publicado el 16 febrero, 2010
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