Libro: Digital Apollo

Por Daniel Marín, el 19 julio, 2009. Categoría(s): Apolo • Astronáutica • Libros • NASA ✎ 6

Cuando se trata de hablar de la historia del programa Apolo, los protagonistas elegidos suelen ser los astronautas que volaron en las naves o los ingenieros que las construyeron. En cierto modo es normal. Nos identificamos fácilmente con el devenir de unas pocas personas, pero nos cuesta entender que el programa Apolo, como toda gran empresa humana moderna, carecía de una «figura central» protagonista que tomase todas las decisiones.

Curiosamente, uno de los temas que se suelen dejar de lado al hablar de esta aventura es el referente a los ordenadores del módulo de mando (CSM) y el módulo lunar (LM). Digital Apollo: Human and Machine in Spaceflight (David Mindell, 2008) está dedicado precisamente a detallar la historia de esta pieza de equipamiento que resultó clave para el éxito de las misiones Apolo. No deja de ser una paradoja que tanto el CSM como el LM fueran diseñadas para un control manual en muchas de las operaciones claves (acoplamiento con el LM, fase final del alunizaje, etc.), cuando ambos vehículos contaban con uno de los ordenadores más avanzados de la época. De hecho, lo normal es despreciar el ordenador de los Apolo porque sólo contaban con 36 kB de memoria. Como cuenta Mindell:

‘‘can you believe the entire Apollo program fit into a mere 36 k of memory?’’ Simply focusing on memory size, or the computer’s speed, however, misses the important engineering accomplishments of the Apollo computer. For who among us would risk our lives on our desktop computers, with all their speed, accuracy, and memory, and rely on their working flawlessly for two straight weeks? The space shuttle flies with five redundant computers. Any fully digital airliner has a minimum of three. Apollo had only one. It never failed in flight.

Una de las paradojas de la carrera espacial es que la Unión Soviética logró un grado de automatización mucho más elevado en sus naves pese no tener la ventaja de poseer ordenadores de última generación. Mientras que los soviéticos consiguieron a finales de los 60 acoplar naves tripuladas de forma automática, el acoplamiento entre el CSM y el LM dependía al final del buen juicio de unos «simples» seres humanos. Esta discrepancia tiene que ver por supuesto con las condiciones en las que se fundó la NASA. Desde un primer momento, la agencia espacial norteamericana supo ver en los astronautas el filón de oro mediático que lograría humanizar el programa espacial y hacerlo interesante para el gran público. Las historias sobre ingenieros y científicos son aburridas, pero un piloto de pruebas arriesgando su vida es divertido. Por eso los astronautas norteamericanos lograron un protagonismo e influencia en el diseño de sus propias naves que jamás tendrían en la URSS, donde los ingenieros y burócratas eran los amos absolutos. El panel de control de las naves Apolo es fiel testimonio de este hecho, más parecido en algunos aspectos al cockpit de un avión que al de un vehículo espacial.

Es por esto que resulta tremendamente interesante comprender por qué la NASA decidió sacrificar su principal ventaja -la tecnología informática- en favor de la participación activa de los humanos en el control de los vehículos. El libro nos recuerda que en 1963 el programa Apolo llegó a consumir el 60% de la producción de circuitos integrados de Estados Unidos, lo que significó un impulso tremendo para esta naciente industria.



6 Comentarios

  1. Los norteamericanos ya utilizaban ordenadores digitales en las Gemini. Que yo sepa, recién con las Soyuz T aparecieron los primeros ordenadores digitales embarcados soviéticos, a mediados de los años 70. Antes, todos los sistemas automáticos eran analógicos, y algunos siguieron siendo hasta ahora, como los de acople.

  2. Hola, Daniel, felices 40 años de alunisaje! Hoy en RIA Novosti salió una entrevista con Aleksey Leonov, en la cual él desmiente los rumores que los norteamericanos nunca estuvieron en la Luna. Está en ruso y todavía no lo pude leer, pero parece bastante interesante. Parece que partes de la entrevista están disponibles en video, también. El link es:
    http://www.rian.ru/science/20090720/177908258.html
    Una óptima oportunidad para leer y escuchar al primer hombre a salir en misión extra vehicular y él que pudo haber sido el primero en la Luna. Y, una vez más, otro ejemplo del caballerismo entre cosmonautas y astronautas: competían sin degradar o negar los éxitos del adversario.

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Por Daniel Marín, publicado el 19 julio, 2009
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