Seguimos con los transbordadores. Tras regresar con éxito, me permito reflexionar de la pompa mediática que se le ha dado a esta misión. Me refiero a las supuestas «reparaciones» realizadas en órbita. Ya sabemos que agosto es un mes en el que los periodistas dicen que no hay noticias (nunca he sabido por qué: ¿acaso las guerras se paran?, ¿acaso deja de haber desastres naturales?, ojalá, pero no es así, por el contrario, ¿no será que algunos periodistas se van de vacaciones?). Bueno, el caso es que retirar unas piezas de material con la mano difícilmente se puede considerar una «reparación», especialmente cuando podía haber regresado perfectamente con las susodichas piezas incrustadas. Ya sabemos que la NASA tiene unas estupendas relaciones públicas, pero no es cosa de mentir para quedar mejor. Digo mentir, porque esta no ha sido la primera «reparación» en órbita, no ya por las decenas de arreglos en las estaciones espaciales Skylab, Salyut y Mir, sino porque que parece que se han olvidado de la Soyuz TM-9, que, en 1990, se acopló a la Mir con varios paneles térmicos que se habían separado de la cápsula de descenso. Los cosmonautas Solovyov y Balandin realizaron una verdadera reparación en órbita al asegurar los paneles a la cápsula para poder regresar con seguridad.
Y es que hay que informarse un poquito mejor, señores, que para eso está intenné…