Las mejores vistas de la montaña de Ceres

Por Daniel Marín, el 26 agosto, 2015. Categoría(s): Astronáutica • Ceres • Dawn • Sistema Solar ✎ 15

El pasado 13 de agosto la sonda Dawn alcanzó su tercera órbita de trabajo alrededor del planeta enano Ceres y cuatro días más tarde reanudó sus observaciones científicas. Ahora Dawn orbita el mayor asteroide del sistema solar a tan solo 1470 kilómetros de altura y tarda 19 horas en dar una vuelta alrededor del mismo. Uno de los primeros objetivos de la sonda desde esta nueva órbita ha sido la montaña solitaria de Ceres, también apodada como ‘la pirámide’. Y las nuevas imágenes de esta peculiar formación son simplemente alucinantes:

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La montaña de Ceres como nunca la habíamos visto. Atención a los brillantes depósitos de las laderas. Imagen del 19 de agosto de 2015 con una resolución de 140 m/píxel (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).
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Detalle de la imagen anterior (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).

Los flancos de este monte de cinco kilómetros de altura están cubiertos de los misteriosos depósitos blancos que también aparecen en otras manchas que cubren la superficie del planeta enano. Si se trata de hielo de agua, el culpable más evidente, debe haber un mecanismo que se encargue de reponer este material, puesto que el hielo puro es inestable a la temperatura superficial de Ceres. Ahora que podemos ver la montaña con más resolución se aprecia lo que parece ser un conjunto de extrañas estructuras en su parte superior. También es destacable la relativa ausencia de cráteres en la montaña, a pesar de que la planicie circundante está repleta de ellos. ¿Podríamos estar ante un criovolcán activo? Quizá, aunque también podría ser un pingo, una opción no tan espectacular, pero más probable. Todavía es pronto para saberlo, pero no cabe duda de que esta formación dará mucho que hablar en las próximas semanas.

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Animación de la montaña con fotografías tomadas desde la órbita Survey (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).
Situación de la montaña con respecto a otras zonas de Ceres (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).
Situación de la montaña (marcada con la flecha roja) en un mapa de Ceres (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).

Pero antes de pensar que el hielo es el único candidato obvio para explicar estos depósitos en Ceres debemos tener en cuenta que el albedo de estas regiones es de solo el 40% aproximadamente. Es decir, se trata de regiones brillantes, pero su albedo es inferior al del hielo puro (obviamente podría ser hielo mezclado con otras impurezas). Los depósitos destacan por su contraste con el terreno circundante, ya que la mayor parte de la superficie de Ceres es inusualmente oscura, con un albedo medio de solo el 9%. De hecho, el albedo de las zonas brillantes es más o menos similar al de la superficie de Vesta, el otro asteroide que ha estudiado Dawn. Los datos del espectrómetro infrarrojo resultarán claves para descubrir la verdadera naturaleza de estos depósitos.

Las manchas del cráter Occator vistas desde la órbita Survey ().
Las manchas del cráter Occator vistas desde la órbita Survey (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).

Dawn alcanzó la nueva órbita, denominada HAMO (High-Altitude Mapping Orbit), después de que el 30 de junio abandonase la órbita Survey de 4400 kilómetros de altura. Y, por cierto, un apunte sobre los nombres de las órbitas de Dawn: si te preguntas qué patrón siguen, tranquilo, porque no tienen una justificación lógica para un observador externo. Solo el equipo de la misión sabe el origen de cada nombre en concreto, así que tampoco hay que darle muchas vueltas al asunto de la nomenclatura orbital; el caso es que, a pesar de su nombre, HAMO es la tercera órbita de trabajo de Dawn y la más baja hasta la fecha.

(NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).
El cráter Urvara, de 163 km de diámetro, visto desde la órbita HAMO. Imagen tomada el 19 de agosto (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).

Durante la maniobra de descenso en espiral hasta HAMO la nave experimentó problemas con uno de los motores iónicos que afortunadamente no han afectado al desarrollo de la misión. Desde HAMO Dawn tarda unos once días en cartografiar toda la superficie de Ceres. Está previsto que la sonda fotografíe toda la superficie del planeta enano hasta seis veces durante los próximos dos meses antes de abandonar HAMO y dirigirse a su última órbita, LAMO, situada a una altura de apenas 375 kilómetros. Pronto tendremos más imágenes de las manchas y hasta puede que sepamos de qué están hechas al fin.

(NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).
El cráter Gaue, de 85 km de diámetro, visto desde HAMO (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).

 

 



15 Comentarios

  1. En las zonas árticas de la Tierra, los pìngos se forman por la acción de las aguas subterráneas al congelarse, que expanden por elevación la corteza superficial del terreno. Están formados por hielo y tierra, y cubiertos de vegetación. Ahora bien, tengo entendido que no suelen superar los 100 metros de altura. En Ceres estamos hablando de una estructura de 5 kms. Sería factible?

    1. Supongo que si. Es similar al Olympus Mons en Marte, que puede alcanzar esa tremenda alrura (3 veces el Everest!) gracias a una gravedad menor que en la Tierra. En Ceres la gravedad es muchísimo menor, así que no me extrañaría lo de los 5000m

      1. Correcto. Pero el origen de Olympus Mons es volcánico. Pese a la mínima gravedad de Ceres me parece una acción desproporcionada del agua como para elevar el terreno hasta los 5 kms.

  2. ¡¡Una lapa!! ¡¡La montaña solitaria de Ceres es una lapa!! Ya veremos si se va desplazando poco a poco por el terreno y mi teoria puede ser incluida en la siguiente temporada de cuarto milenio, conspiranoicos extraterrestres y moluscos alienígenas xD

    «Y, por cierto, un apunte sobre los nombres de las órbitas de Dawn: si te preguntas qué patrón siguen, tranquilo, porque no tienen una justificación lógica para un observador externo.»

    Casi es un misterio mayor que las propias estructuras de Ceres.

  3. Pero los pingos no tienen esos surcos casi paralelos y en caída.
    Esos surcos me recuerdan un poco a la Torre del Diablo… esa montaña que aparecía en Encuentros en la Tercera Fase.

    1. Sal, hielo, vitrificación de material, afloramiento metálico, terreno compuesto por una química diferente a la del entorno, restos de impactos….. Yo creo que hemos dicho de todo. Será emocionante averiguar la realidad

    1. A mí también me intrigó el hecho de ése cráter de impacto casi pegado a la montaña y de dimensiones similares. Me pregunté que si, como se ve en la imagen, no hay erosión alguna de la montaña en el punto de unión entre los 2 círculo, debe ser porque el cráter de impacto es anterior a la formación de la montaña ¿no?. Porque si fuera al revés se hubiera visto afectada la montaña con el petardazo que creo el cráter ¿no?. ¿Y que significa que la formación de la montaña fuera posterior al cráter?. A ver si alguien piensa en algo de esto, porque yo ya no doy pa más por hoy. Un saludo a todos.

      1. A través de las tomas cenitales no se aprecia bien, pero mediante la animación -con plano lateral-, parece que la montaña se encuentra situada en el extremo de una pequeña cordillera. No es, por lo tanto, una cima solitaria en el medio de una planicie. Pudiera ser que el impacto que tiene en su base originara su formación, a través de la expansión del terreno circundante. Posteriormente, a consecuencia del contraste de temperaturas entre el agua y el hielo contenidos en el subsuelo, tal vez se produjo una expulsión de material que fue moldeando sus laderas y explicaría los surcos que las cubren. Tiene pinta de estrato volcán. Las zonas más claras pueden ser acumulaciones de silicatos. Saludos.

    2. Es curioso sí, pero creo que es mera casualidad porque parecen iguales pero no encajan al superponerlos. Si te fijas en la esquina superior derecha hay dos cráteres juntos de exactamente del mismo tamaño, es raro que impacten juntos dos objetos tan similares pero ocurre, también es casualidad

  4. Esa montaña podría haber sido el meteoro causante del cráter inferior. En un principio tendría una forma mas redondeada, con el paso del tiempo y por efecto de la gravedad, habrían ido desprendiéndose trozos de la cara superior, hasta adoptar la forma de una montaña.
    Igual que una bola de arena de playa al mojarse.

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Por Daniel Marín, publicado el 26 agosto, 2015
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