Las muestras del asteroide Bennu ya están en la Tierra

Por Daniel Marín, el 25 septiembre, 2023. Categoría(s): Astronáutica • NASA • Sistema Solar ✎ 82

Misión cumplida. Después de siete años, de viaje, la cápsula de la sonda OSIRIS-REx con rocas y polvo del asteroide Bennu ha regresado a la Tierra. La NASA ya tiene en su poder su primer conjunto de muestras de un asteroide, el tercero de la historia de la Humanidad tras los entregados por las sondas japonesas Hayabusa y Hayabusa 2 en 2010 y 2020, respectivamente. Aunque la cantidad precisa no se conocerá hasta que se analice el interior de la cápsula, la NASA cree que ya hay cerca de 250 gramos de Bennu con nosotros en la Tierra. La cápsula SRC (Sample Return Capsule) de OSIRIS-REx aterrizó en las instalaciones del UTTR (Utah Testing and Training Range) del Departamento de Defensa situadas junto al Gran Lago Salado (Utah, EE.UU., coordenadas 40,4º norte, 113,4º oeste) a las 14:52 UTC de hoy día 24 de septiembre de 2023, unos tres minutos antes de lo previsto. La cápsula se había separado previamente de la sonda a las 10:42 UTC a 102 000 kilómetros de distancia y comenzó un vuelo independiente de casi cuatro horas en las que estuvo estabilizada mediante giro. A las 11:02 UTC la sonda OSIRIS-REx, a partir de ahora conocida como OSIRIS-APEX, realizó una maniobra de evasión con los motores ACS para cambiar su trayectoria y no chocar contra la Tierra. La cápsula, de unos 45 kg y 81 x 50 centímetros, entró en la atmósfera a las 14:08 UTC a 44 500 km/h (12,4 km/s) y a 130 kilómetros de altitud. El escudo de ablación de material PICA soportó las altas temperaturas de la reentrada, permitiendo que las muestras no superasen los 75 ºC. Eso sí, la aceleración máxima llegó a 32 g.

La cápsula de OSIRIS-REx ya está en la Tierra. El parche amarillo es una cubierta sobre una válvula colocada tras el aterrizaje (NASA/Keegan Barber).

Posteriormente, a unos 34 kilómetros de altitud y mientras viajaba a Mach 1,4, la cápsula se supone que desplegó el paracaídas piloto para estabilizarla —aunque por el momento no hay prueba de que se haya desplegado— y a las 14:47 UTC, antes de lo previsto, desplegó el paracaídas principal, de 7,3 metros de diámetro, a 6 kilómetros de altitud, frenando rápidamente el vehículo hasta velocidades subsónicas. Unos siete minutos antes de la entrada atmosférica, cuatro helicópteros con cámaras infrarrojas y de espectro visible se movilizaron en el UTTR con el objetivo de detectar la pequeña cápsula —prácticamente invisible a simple vista— y seguirla hasta el punto de aterrizaje dentro de la elipse de aterrizaje prevista, ayudados por un avión WB-57 de la NASA. Aunque el equipo había planeado una búsqueda de hasta 40 horas por si perdían el rastro en infrarrojo y radar de la cápsula, los radares pudieron determinar sin problemas la trayectoria y zona de aterrizaje. Los helicópteros de la NASA puedieron ver el despliegue del paracaídas principal y el descenso final. La cápsula tocó el suelo a unos 18 km/h, después de que el paracaídas principal se separase (para evitar que pudiera arrastrar la cápsula en caso de mucho viento). El helicóptero de la NASA encontró la cápsula en la superficie a las 15:07 UTC. Después de descender cerca, los primeros humanos  en volver a inspeccionar la cápsula tras siete años de viaje por el espacio interplanetario fueron Stu Wylie y Vicky Thiem. Wylie, un militar de la USAF experto en explosivos, se aseguró de que la zona desde el helicóptero hasta la cápsula estuviese libre de explosivos de ejercicios militares anteriores —UTTR es un polígono militar—, recogió el paracaídas principal y procedió a marcar con banderitas un camino seguro para el resto del equipo y algunas zonas de interés del suelo para recoger muestras.

La cápsula desciende hacia la Tierra (imagen tomada durante los entrenamientos, no del descenso real) (NASA).
Secuencia de aterrizaje (NASA).
Partes de la cápsula SRC de OSIRIS-REx (NASA).

Vicky Thiem, una ingeniero de Lockheed Martin, el contratista principal de la misión, verificó que la nave estuviese intacta y de que no se hubiesen liberado gases tóxicos de las baterías del interior (a base de disulfuro de litio). Tras comprobar que la temperatura no fuese excesiva, cubrió el contenedor vacío de los paracaídas con teflón y colocó cubiertas para tapar las válvulas de entrada de aire a la cápsula. Estas válvulas, dotadas de filtros de partículas, permiten igualar la presión interna de la cápsula con el exterior para facilitar la apertura de la cápsula. A continuación, el equipo —que incluía al Investigador Principal de la misión, Dante Lauretta— recogió muestras de la zona para verificar que no hay ninguna sustancia contaminante que pueda afectar al análisis del regolito de Bennu, colocó la nave sobre un soporte metálico y la recubrió con varias capas de material aislante (teflón) y una lona antes de ponerle un arnés unido a un cable de 30 metros que se usaría para llevar la nave colgada de un helicóptero hasta un hangar en el Dugway Proving Ground junto a las las instalaciones del UTTR, al que llegó a las 16:37 UTC. En este hangar se ha dispuesto una habitación limpia temporal para analizar y desmontar la cápsula. Más adelante, los elementos de la cápsula con las muestras serán trasladadas en un avión C-17 hasta el centro Johnson de la NASA en Houston (Texas). Allí, las muestras se almacenarán en un laboratorio específico (el 75% de las mismas se guardará para un análisis posterior dentro de años o décadas cuando haya mejores técnicas). Mientras, el contenedor dentro de la cápsula recibirá un flujo constante de nitrógeno para evitar que las muestras puedan ser modificadas por el oxígeno atmosférico u otros gases o partículas contaminantes. Toda la maniobra de rescate duró unos 70 minutos.

Examinando la cápsula. A la derecha, Dante Lauretta, investigador principal de OSIRIS-REx, con Francis McCubbin, encargado de los ‘astromateriales’ de la NASA, y Scott Sandford, responsable de la cápsula (NASA/Keegan Barber).
La cápsula de OSIRIS-REx en Utah (NASA/Keegan Barber).
Habitación limpia temporal dentro de un hangar del polígono UTTR para recibir la cápsula (NASA/Keegan Barber).
La cápsula llega al hangar (NASA).
La cápsula en la habitación limpia (NASA).
«Diseccionando» la cápula (NASA).

En preparación para el aterrizaje de la cápsula, el 10 de septiembre la sonda realizó una corrección de maniobra que modificó su velocidad en apenas 1 km/h. El 17 de septiembre la sonda había efectuado su última corrección de trayectoria para situarla en la trayectoria óptima para soltar la cápsula, un breve encendido de los motores de maniobra ACS que cambió la velocidad de la nave en tan solo 3 milímetros por segundo cuando el vehículo estaba a 2,8 millones de kilómetros de distancia. De esta manera, el equipo de OSIRIS-REx se aseguró que el momento de entrada de la cápsula en la atmósfera era exactamente el previsto. La precisión en la trayectoria ha permitido reducir el tamaño de la elipse de aterrizaje desde los 80 x 20 kilómetros iniciales hasta 58 x 14 kilómetros y, finalmente, 30 x 12 kilómetros (la cápsula aterrizó a unos 8 kilómetros al este del centro de la elipse). El 21 de septiembre a las 22:00 UTC OSIRIS-REx entró en la esfera de influencia gravitatoria de la Tierra.

Trayectoria final de OSIRIS-REx (NASA).
Secuencia de aterrizaje (NASA).
Trayectoria de reentrada (NASA).
Trayectoria de reentrada (NASA).
Elipse original de aterrizaje (NASA).
Elementos de la cápsula (NASA).

Dentro de la cápsula se halla el santo grial de la misión: el dispositivo TAGSAM (Touch-And-Go Sample Acquisition Mechanism), que contiene el regolito procedente de un asteroide cercano. Este mecanismo recogió trocitos de Bennu al entrar en contacto con la superficie del asteroide el 20 de octubre de 2020 a las 21:50 UTC. La breve operación de recogida apenas duró unos cinco segundos y durante la misma la sonda tocó la zona de la superficie denominada Nightingale con el TAGSAM en el extremo de un brazo de 3,35 metros mientras iba a una velocidad de unos 10 cm/s. Justo ese momento se disparó una botella de nitrógeno para forzar al regolito del asteroide a meterse en el TAGSAM y, luego, la sonda usó sus propulsores para alejarse de la superficie de Bennu. El breve ‘acoplamiento’ dejó un cráter más grande del esperado, prueba de que las partículas de Bennu están unidas muy débilmente entre sí, como un fluido, tanto que OSIRIS-REx se habría hundido en el regolito del asteroide como un niño en una piscina de bolas si no hubiera encendido sus propulsores justo después del contacto con la superficie. La poca adherencia de las partículas provocó que, aunque la sonda recogiese más material del previsto, gran parte, si no la mayoría, se escapase antes de sellar la cápsula.

Asteroide Bennu (NASA).
Detalle de Nightingale, la zona elegida con la silueta de la sonda a escala (NASA).
El mecanismo TAGSAM en el momento de contacto con Bennu el 20 de octubre de 2020 (NASA/Goddard/University of Arizona).
El cráter dejado por la sonda tras recoger muestras en Nightingale (la X es el lugar de contacto (NASA/Goddard/University of Arizona).

La cantidad de muestras se desconoce, pero será inferior a los 2 kg y, con toda seguridad, superior a los 60 gramos, que se considera el mínimo para que la misión sea un éxito científico. Aunque en las simulaciones previas a la misión la cantidad media rondaba los 600 gramos, la NASA estima que la cápsula contendrá unos 250 gramos de muestras de Bennu, principalmente debido a la menor cantidad de polvo que tenía Bennu con respecto a lo previsto. En definitiva, una cantidad muy superior a los 5,4 gramos del asteroide Ryugu que trajo Hayabusa 2 (Hayabusa 1 apenas retornó a la Tierra unos pocos granitos —que no gramitos— del asteroide Itokawa). La cápsula de OSIRIS-REx es similar a las empleadas en las misiones Genesis y Stardust. La cápsula de la sonda Genesis con muestras del viento solar se estrelló en Utah en 2004, pero la cápsula de Stardust aterrizó en la misma zona correctamente en 2006 (aunque con menos muestras de las esperadas).

Sonda OSIRIS-REx (NASA).
Partes de OSIRIS-REx (NASA).
Funcionamiento de TAGSAM (NASA).
Funcionamiento del extremo de TAGSAM (NASA).
La cápsula de OSIRIS-REx vista por la propia sonda alrededor de Bennu (NASA).

OSIRIS-REx (Origins Spectral Interpretation Resource Identification Security – Regolith Explorer) despegó el 8 de septiembre de 2016 a las 23:05 UTC desde la rampa SLC-41 de la base aérea de Cabo Cañaveral mediante un cohete Atlas V 411. La sonda tenía una masa de 2110 kg cargada de combustible (880 kg en seco) y con unas dimensiones de 2,43 x 3,15 metros, con una envergadura de 6,2 metros una vez desplegados los paneles solares (con 8,5 metros cuadrados de superficie, generan entre 1226 y 3000 vatios de potencia eléctrica). El 3 de diciembre de 2018 la sonda llegó a las cercanías de Bennu y comenzó a explorarlo. El 31 de ese mismo mes la nave se colocó oficialmente en órbita del asteroide. Bennu resultó ser un asteroide de tipo ‘pila de escombros’ como Ryugu, con poco polvo en la superficie y, por tanto, plagado de rocas y con escasas zonas planas y arenosas que fuesen seguras para recoger el regolito. En agosto de 2019, después de una dura búsqueda de un lugar de ‘aterrizaje’ adecuado para recoger las muestras, el equipo de la misión seleccionó cuatro zonas candidatas. Finalmente, el 20 de octubre de 2020 la nave recogió muestras de la zona de Nightingale. El 10 de mayo de 2021 OSIRIS-REx abandonó el asteroide para dirigirse a la Tierra, un viaje de dos años. El 21 de septiembre de 2022 la sonda maniobró para ajustar su trayectoria de regreso.

Asteroides Ryugu (izquierda) y Bennu (JAXA/NASA/Emily Lakdawalla).
Trayectoria de regreso de OSIRIS-REx (NASA).
Timeline de la misión (NASA).
Laboratorio en el centro Johnson de Houston que guardará las muestras de Bennu (NASA).

La NASA ya tiene las primeras muestras alienígenas que la agencia ha logrado recuperar de la superficie de un cuerpo celeste desde 1972, cuando la misión Apolo 17 trajo la última tanda de rocas lunares. En este siglo, solo Japón y China habían logrado traer muestras de la superficie de otros cuerpos del Sistema Solar. Aunque su misión principal ya ha finalizado, OSIRIS-REx continuará con sus aventuras. Ahora bautizada como OSIRIS-APEX (OSIRIS-APophis EXplorer) se dirigirá haca otro asteroide cercano a la Tierra, Apofis. Si todo sale bien, OSIRIS-APEX orbitará Apofis en 2029, poco después de que este haya pasado cerca de nuestro planeta. Para entonces, las muestras de Bennu seguro que nos habrán dado muchas sorpresas sobre el origen del Sistema Solar.

¡Bienvenida a casa! (NASA/Keegan Barber).


82 Comentarios

  1. Gracias Daniel, por otra impecable entrada.

    Había visto fotos del experto apuntalando los banderitas y me picaba la duda, temí lo peor y que estaba señalando el regolito esparcido por el impacto de la sonda contra el suelo, el famoso litofrenado.
    Por suerte la misión salió bien… (a la espera que publiquen la cantidad de regolito que lograron traer)

  2. Sobre OSIRIS-APEX:
    en el año 2029 el asteroide Aphofis de ~370 metros -del tipo S- pasara a un distancia de la superficie de la Tierra menor que la de un satélite Geo-estacionario (32000 km), pero no a menos de 31.000 km, -no hay peligro de impacto-, y lo hará el 13 de abril de 2029. OSIRIS-APEX alcanzara el asteroide justo después de la mayor aproximación a la Tierra de este ultimo, y lo empezara a orbitar (21 de abril de 2029). La misión comenzara el 8 de abril de 2029, y se extenderán durante 18 meses. OSIRIS-APEX hará lo mismo que hizo en Bennu, revolcara la superficie, con la diferencia de que no podrá tomar muestras, pero observara/estudiara que hay debajo subsuelo y lo analizara espectralmente, y sus propiedades.

    1. La superficie de Bennu fue alterada por Osiris-Rex de tres formas diferentes:
      – por la fuerza de la nave espacial al aterrizar;
      – por el propio mecanismo de muestreo, que recogió material soplando gas en su filtro de recolección;
      – y por cuatro de los propulsores de la nave espacial al dar marcha atrás, alejando a la nave del sitio de muestreo.

      La X muestra el punto de la recolección de las muestras:
      al mover el polvo y las rocas en la superficie por el impacto
      una gran roca fue lanzada a unos 12 metros (40 pies) del punto de muestreo.
      Hace falta una imagen antes del muestreo, el circulo indica el posición final de esa roca con respecto a la X.

  3. Hubiera quedado gracioso que esta mini cápsulita después de viajar millones de Kms por nuestro Sistema Solar, y que guarda en su interior muchos de los misterios de la creación de nuestro hogar, la Tierra…y después de una reentrada Fast and Furious…hubiera quedado en nada, toda la espera al entrar en contacto con un explosivo en el desierto de Utah… 😉

    La próxima vez, que elijan Australia, que tiene terreno gigante disponible y lo peor sería encontrarse con Kangarous con mala leche…

    1. Bah, campos minados eran los de antes. Por eso la cápsula de Mars Sample Return aterrizará en un volcán. Que nadie se preocupe, está todo previsto, no pasa nada. Después que la cápsula aterrice, los expertos verificarán que el volcán no esté en erupción. ¡Unos cracks! Que por algo son la NASA, vamos.

      Yo es que flipo. BERP! para creer.

  4. Se abren apuestas de cuántos gramos trajo la sonda Osiris rex yo dijo que 500gramos por otra parte sería genial que la siguiente misión se un retorno de nuestras de un asteroide trollano o un cometa aunque sea con colaboración con otras agencias espaciales 😛

        1. Coña! Salió la respuesta dónde no debía y, además, repetí cantidad… cachis.

          Pues nada, 269 por mi parte, 1 más que Pablo, que para algo soy erótico yo, jajajajaja.

  5. Sin duda nos estamos adentrando en la ERA de los grandes descubrimientos, en la ERA de la conquista de nuestro Mare Nostrum, de salir cual hormiguitas flotando sobre una hoja caida, el lago cósmico de nuestra estrella…

    No veremos la Humanidad expandirse por nuestra vecindad, no veremos las grandes colonias espaciales atravesando el vasto, frío y despiadado espacio exterior, no veremos rayos gamma de colores, ni naves ardiendo en Orion…nos quedaremos con las ganas y anhelos de ser esos humanos que disfruten de esa gran aventura hacía lo desconocido e infinito…

    A cambio, somos los privilegiados, de sentar las bases de esa gran epopeya, de esa conquista de los límites establecidos y de imaginación, somos la generación del nacimiento de la Astronáutica como semilla flotadora en el impetuoso aire, que nos empuja, sin destino conocido, simplemente como luz brillante en la Oscuridad, como esperanza en el fondo del Mar…

    https://youtu.be/AMlJ78-7rZ4?si=ZBmM_cZxGsGF2IVm

    Gracias Eureka, por existir, gracias Maestro por encender nuestra llama de pasión y crear este legado digital, sobre una época que resuena en la Eternidad del firmamento, donde hasta los Dioses del Olimpo, sienten envidia por nuestro efimero placer…

  6. Al final llegó bien y no pasó lo de la misión Stardust, aunque las muestras fueron aprovechables.

    1900 millones de kilómetros para volver. Desde luego que son necesarios mejores sistemas de propulsión.

  7. Sería un acontecimiento sin precedentes que se encontrara alguna prueba de panspermia. Aguna señal inequívoca, por fin, de que la vida no es un acontecimiento único y/o exótico de nuestro planeta.

    Veremos…

    1. Durante el estudio de las muestras del asteroide Riugu tomadas por la sonda japonesa Hayabusa 2 se detectó Uracilo (U)

      Sería increíblemente extraordinario para la confirmación de que los asteroides sembrarían las semillas de la vida (o actuarían como grandes colaboradores) si se encontraran en esta clase de asteroides primitivos como el Bennu, que han estado inalterado desde que se formó el Sistema Solar, alguna de las otras 5 ‘nucleobases primarias’ Adenina, Citosina, Guanina y Timina + Uracilo(A, C, G, T, y U) cuyas múltiples combinaciones conforman el libro de instrucciones de la vida.

  8. «… Luego cubrió el contenedor vacío de los paracaídas y colocó cubiertas para tapar las válvulas de entrada de aire a la cápsula. Estas válvulas, dotadas de filtros de partículas, permiten igualar la presión interna de la cápsula con el exterior para facilitar la apertura de la cápsula. A continuación, el equipo (…) recogió muestras de la zona para verificar que no hay ninguna sustancia contaminante que pueda afectar al análisis de las muestras, colocó la nave sobre un soporte metálico y la recubrió con varias capas de material aislante (teflón) y una lona antes de ponerle un arnés unido a un cable de 30 metros que se usaría para llevar la nave colgada de un helicóptero hasta un hangar en el Dugway Proving Ground junto a las las instalaciones del UTTR…»

    Joder, mira que son peliculeros los estadounidenses… A ver, te aseguras de que la cápsula está bien, la cubres con material aislante, la pones en una plataforma y… ¿La cuelgas del helicóptero con un cable de 30 metros? 🙂 🙂

    En serio, ¿Qué necesidad había de semejante «show» en plan «La Amenaza de Andrómeda»? Si ya tienes la sonda convenientemente aislada en sus fundas y su lona y puesta en una plataforma, lo suyo habría sido meterla en el helicóptero y listo, a volar hasta la base, sin tanta tontería. A lo sumo, podrías meterla en un arcón anti-impactos por si se diera la circunstancia de que hubiera un accidente y arreglado, pero eso de llevar la cápsula colgando parece más un espectáculo para los medios que otra cosa. Coño, que estamos hablando de 45 kilos de carga, no de un cañón de 105 mm con su cureña y todo.

    En fin…

    1. Bueno pero son 45 kg. Al final puede que sea más sencillo este procedimiento que el de subirla y asegurarla dentro de la cabina.
      Sólo el arcón ese anti impactos que propones el JPL no te lo hace por menos de varios millones de doláres 😀

      1. Pochi, dentro de un helicóptero militar se traladan bien sujetos hasta vehículos todoterreno y municiones sin mayores problemas. Para un helicóptero medio-pesado, 45 kg no son nada.

    2. Por lo visto, la posibilidad de que se contaminase dentro del helicóptero era mucho mayor que al dejarla colgada. Pero, sobre todo, si el helicóptero se hubiese estrellado, las muestras podrían haberse perdido totalmente (no hace falta que explote, solo que se rompa la cápsula y las muestras queden expuestas al exterior). Pero sí, me choca el procedimiento. Si tanto miedo tenían a que se estrellase el helicóptero podían haber usado vehículos todoterrenos, como los que usaron los chinos con la cápsula de la Chang’e 5 (también es verdad que Mongolia Interior es más plana que Utah, pero no sé hasta qué punto).

      1. Es que es eso, Daniel. No veo cómo podría haber mayor riesgo de contaminación dentro de un arcón aislante más las capas aislantes dentro de un helo que colgada fuera.

        Leches, si hasta de han usado helicópteros y aviones para trasladar a contagiados de ébola.

        No sé, para mí ha sido un show.

  9. Me admira mucho la precisión con que se controló la trayectoria. A millones de kilómetros de la Tierra se ajustó la velocidad 2 veces del orden de milímetros por segundo (1 kilómetro por hora es menos).

  10. Pues a mí lo que más me ha sorprendido es el tema de que el propio asteroide sea prácticamente como un fluido y que la sonda se hubiera hundido como en una piscina de bolas.

    Creo que eso puede tener consecuencias de cara a una defensa anti-asteroides. Desde luego olvidémonos de desviar el asteroide con una nave para evitar que choque y también de partirlo en trozos cuyo impacto sea menor.

    Por otro lado, quizás sea más fácil disgregarlo y convertirlo en unas nuevas perseidas, supongo que todo es cuestión del «megatonaje».

    1. si este tipo de asteroides son un pila de escombros de material poco cohesionado,
      entonces un robot con sensores (ojos) y con taladro en la punta
      ¿no podría “nadar”/moverse con poca dificultad por el interior de este tipo de asteroides?,
      algo así como un ‘animalito’ topo abriéndose camino ¿como seria eso?
      ¿pequeños movimientos o vibraciones en el interior
      no podría provocar cambio en la trayectoria o la forma del asteroide?

      1. Una vez en el asteroide cualquier movimiento que haga no afecta a su órbita ya que al no ser una fuerza externa no tiene efectos en su movimiento.Tendria que arrojar rocas con la velocidad de escape para alterar un mínimo el movimiento.
        Ya lo dijo Newton.

        1. Desde luego la ley de conservación del momento lineal parece indicar que no afectaría apenas nada (quizás un poco si cambia el centro de masas).
          En cualquier caso, otra cosa más de la que preocuparse (los físicos de jpl o del mit, claro, yo voy a dormir como un bebé)…

          1. En un sistema aislado el c.d.m. no puede cambiar por fuerzas internas.
            La demostración de E= mc2 no proviene originalmente de las transformaciones de Lorentz aplicadas al calculo de la energía como mucha gente cree, Einstein las dedujo de un experimento hipotético en el cual el intercambio de radiación entre dos placas unidas y con diferente temperatura parecía violar el principio de que el c.d.m.de un sistema podía cambiar por fuerzas internas.

      2. ¿Y no sería mucho más útil, cómodo y fácil que ése «topo-horada-pedruscos» llevase dentro un par de ladrillos de explosivo C-4 de demolición?

        Con esa gravedad, cohesión y tamaño, un zambombazo de ése calibre justo en el centro lo disgrega como un ataque de diarrea…

        1. Pero qué brutos sois, coño. 🙂

          No hay técnica de desvío de asteroides y cometas traviesos que la del tractor gravitatorio… Si lo detectas con tiempo, pones una nave cualquiera (tampoco es necesario que pese 100 toneladas, pero bueno, ya se sabe, “cuanta más masa, mejor se pasa”) cerca del pedrusco o del aglomerado de pedruscos (con un ajuste fino) y, si lo haces bien, la pequeña masa de la nave acabará afectando a la trayectoria del “bisho”. Conque solo sea un desvío de unos pocos centímetros será suficiente para desviarlo.

          Pero eso sí, la técnica requiere anticipación y precisión.

          https://es.wikipedia.org/wiki/Tractor_gravitatorio

          1. Vaya… Pongo completa una frase a la que el teclado le ha jugado una mala pasada:

            ”No hay técnica de desvío de asteroides y cometas traviesos más elegante que la del tractor gravitatorio…”

            Putos móviles…

          2. Es que donde se ponga un buen guantazo/explosión/cebollazo… que se quiten las elegancias, Hilario, jajajajaja.

            Claro que…:

            «Hasta que un mosquito no se te pose en los huevos/
            no comprenderás que la violencia no siempre es el camino…
            »

            XDDDD

          3. ¿Se los están tocando? WHAM ! ! ! Le presentamos la respuesta fulminante NEKI (Net Enhanced Kinetic Impactor) A.K.A. Guantazo de Seda™

            Rápido, como todo buen impactador cinético. No requiere frenar, ni orbitar en torno al pedrolo, ni ninguna maniobra posterior.

            — Apto para blancos delicados. Aplica tecnología evolucionada de la originalmente concebida para la Asteroid Redirect Mission…

            //danielmarin.naukas.com/2018/02/12/usando-los-asteroides-cercanos-para-llevar-a-cabo-misiones-tripuladas-por-el-sistema-solar/

  11. Queda claro que en un asteroide metálico, el uso de explosivos no seria efectivo para defensa planetaria.

    Pero…

    En el caso de un asteroide como este, si «Posáramos» una artefacto nuclear y la hiciéramos explotar, podríamos minimizar el peligro e incluso convertirlo en unas nuevas perseidas simplemente?

    Gracias por el articulo Daniel

    1. Raptor dice:
      25 septiembre, 2023 a las 3:46 pm
      ….
      «En el caso de un asteroide como este,….»

      En eventos de defensa planetaria, proponían una explosión nuclear de neutrones, a distancia, cual «soplador» de neutrones, de tal manera que, fuera desviado todo el conjunto y sin dispersión.

        1. Impecable pochimax.
          La nota de Daniel que pusiste, es de Diciembre/2019, y el dato que dí, lo escuché allá por Enero/2020, en un coloquio que dió el astrónomo uruguayo Gonzalo Tancredi, en la Facultad de Ingeniería del Uruguay UDELAR, habiendo él participado en el último coloquio internacional de aquel entonces.
          Espero algún día, volver a ese bellísimo país.

    2. Como he dicho un poco más arriba, para el tamaño de Bennu o incluso Ryugu, dada su exigua gravedad y la irrisoria fuerza cohesiva entre sus componentes, un chisme que entrase bien profundo «nadando» en el fluido de rocas y polvo ése, cargando un par o tres de ladrillos de C-4 para demoliciones…

      … y el asteroide en cuestión se esparce en todas direcciones como un estornudo.

  12. Aviso a ultraortodoxos. Tenéis por delante unos cuantos meses para elaborar vuestras teorías negacionistas para vomitarlas cuando se descubran aminoácidos en las muestras, como hicisteis con la fosfina de Venus, los fosfatos de Encélado, el CO2 en Europa o el dimetilsulfuro en K2-18 b. Podéis usar, por ejemplo, el comodín de la contaminación.

    1. Querido Jesús, la interpretación exacta de un espectro IR es difícil, por lo que la fosfina de Venus puede que no exista, especialmente siendo un compuesto reductor en una atmósfera con óxidos como el SO2 y a alta temperatura.
      El fosfato y el CO2 son formas estables e inorgánicas.
      Finalmente con el sulfuro de dimetilo me remito al IR nuevamente . Titán está lleno de compuestos orgánicos complejos y no parece que haya vida.
      Lo de biomarcadores es solo una vaga idea.
      Compuestos como algunos aminoácidos y bases del ADN se forman en pequeñas cantidades por reacciones sencillas a partir de amoniaco, cianhídrico, CO , agua, acetileno y otros reactivos similares.
      Veremos vida ET cuando tengamos alguna célula bien distinta de las terrestres, recibamos señales de radio con contenido o nos visite un tipo como Klaatu.

  13. Un tecnicismo: la aceleración en gravedades conviene escribirla x g, o en cursiva.
    Dicha la petardez, me ha encantado la entrada, como siempre; ya no puedo vivir sin Eureka.
    Y no nos engañan con el UTTR: sabemos que han llevado la cápsula al Área 51.

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Por Daniel Marín, publicado el 25 septiembre, 2023
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