Diarios de Baikonur I. La ciudad entre dos mundos

Por Daniel Marín, el 27 mayo, 2013. Categoría(s): Astronáutica • Diarios de Baikonur • Personal • Rusia • sondasesp ✎ 34

En ruso, al piloto de un avión se le llama komandir korablyá, es decir, el ‘comandante de la nave’. Una expresión muy apropiada si el destino de tu vuelo es Baikonur, el primer centro de lanzamiento espacial de la historia.

El avión que me trajo a Baikonur levanta el vuelo poco después de dejarnos.

La terminal del aeropuerto y la ‘fuente-Soyuz’ a la salida.

Un viaje a Baikonur suele comenzar en uno de los aeropuertos de Moscú, lo que significa que hay que usar los servicios de alguna aerolínea local que opera aviones de construcción soviética o rusa. Nada que objetar en este sentido, pero la disposición y estado de su interior es bastante, digamos, ‘curiosa’ comparada con una compañía de mayor tamaño. En cualquier caso, tras casi cuatro horas sobrevolando Rusia y la estepa kazaja, incluyendo alguna visita al baño del avión -un cuarto oscuro con menos volumen que el interior de una Soyuz-, el visitante aterriza en el aeropuerto Krainiy de Baikonur, situado a poca distancia de la ciudad. Nada más bajar del avión, lo primero que piensas es que has llegado a ninguna parte. La pequeña terminal y la pista que forman el aeropuerto son una isla en medio de la nada. O mejor dicho, una isla en medio de la inmensa e inabarcable estepa kazaja. ¡Desde aquí se lanzan naves espaciales tripuladas al espacio, por dios santo! Uno esperaría algo más grandioso. En este punto, el visitante se encuentra con una de las primeras peculiaridades de Baikonur: está terminantemente prohibido hacer fotos del avión en la pista o en la terminal. La segunda peculiaridad son los caballos y vacas que pastan a sus anchas cerca de la carretera y del río Sir Daria. El contraste con la exuberante vegetación de Florida, donde se encuentra el otro gran centro espacial del mundo, no podría ser más grande.

Caballos en el río Sir Daria en Baikonur.
Por lo visto, ¡los camellos de Baikonur son de Lanzarote!

Como muchas otras prohibiciones que se dan por aquí, el asunto de las fotografías tiene que ver con la curiosa división de la ciudad y el cosmódromo entre Rusia y Kazajistán desde la caída de la Unión Soviética en 1991. Como es sabido, cada año Rusia le paga al país vecino una generosa cantidad de rublos a cambio de mantener el cosmódromo bajo su soberanía. Pero el arreglo no incluye a todo el cosmódromo como un todo. Hay zonas kazajas y zonas rusas, e incluso algunas partes son tierra de nadie. Esta indeterminación se extiende a la ciudad de Baikonur. Teóricamente, la ciudad es territorio ruso, pero en la práctica la situación es más compleja.Y es que hoy en día Baikonur es una especie de Berlín en plena Guerra Fría, una ciudad divida en sectores en que los dos países se reparten se influencia. No hay muros ni vallas que separen las zonas -aunque sí que hay controles en las carreteras de acceso-, pero los extranjeros deben tener cuidado dónde ponen el pie. Al menos en teoría, porque lo cierto es que en la práctica nadie te dice nada siempre y cuando te mantengas dentro del perímetro de la ciudad.

Uno de los murales espaciales que decoran las calles de Baikonur.
El famoso monumento a Gagarin.
Una calle de Baikonur con el monumento a la ciencia y al espacio al fondo.

Durante muchos años, la ciudad de Baikonur no tuvo un nombre concreto. Primero fue conocida simplemente como ‘Área 10’, y posteriormente pasó a denominarse sucesivamente Zaryá, Leninsky (entre 1958 y 1966) y Leninsk (desde 1966 hasta 1995). Finalmente, en 1995 fue bautizada como Baikonur, al igual que el cosmódromo, que -como veremos- tiene su propia y compleja historia en cuanto a nombres se refiere. Hoy en día Baikonur es una ciudad de contrastes, donde conviven kazajos y rusos junto otras minorías étnicas. El espacio es el motor de la ciudad, pero lo curioso del caso es que mucha gente de la calle vive de espaldas a esta actividad. Con la excepción del personal que trabaja en el cosmódromo -una minoría-, el resto de la población -increíblemente cordial y atenta para los estándares rusos, por cierto- parece prestar poca atención a lo que ocurre unos pocos kilómetros más al norte, allá donde unos tipos muy extraños se dedican a lanzar cohetes. Como contrapunto, no es extraño encontrar a alguien que en su momento trabajó en el cosmódromo durante la época dorada -en los años setenta y ochenta-, cuando un porcentaje considerable del producto interior bruto de la URSS pasaba directa o indirectamente por esta ciudad. En Baikonur algunos taxistas o dependientes te pueden contar historias muy interesantes.

El cohete Soyuz de Baikonur.
Una de las primeras locomotoras que se usaron el cosmódromo y en la ciudad. Baikonur se construyó con el tren.
El barco-bar de Baikonur.

Y sin embargo, a pesar de la ‘decadencia’, Baikonur es un auténtico museo espacial al aire libre. La ciudad está llena de monumentos a los grandes Ingenieros Jefes, a los cosmonautas y al personal militar que vivió y murió en este remoto lugar de la estepa kazaja. Todo está relacionado con el espacio de alguna manera. Las calles y plazas llevan nombres de cosmonautas e ingenieros, mientras que los niños -¡la ciudad está llena de niños!- aprenden desde pequeños quiénes fueron Koroliov, Cheloméi, Yangel o Gagarin.

El monumento a las víctimas de la Catástrofe de Nedelin.
Un misil MR-UR-100 de Yangel.

Hoy en día, Baikonur es una pequeña y agradable ciudad, pero su futuro es incierto. Rusia está construyendo el cosmódromo de Vostochni para evitar depender de su país vecino y nadie sabe si la ciudad será capaz de sobrevivir sin la actividad espacial. A pesar de todo, en pocos lugares del mundo puedes admirar tantos monumentos espaciales… ¡incluyendo un auténtico cohete Soyuz situado en medio de la calle! Sólo por eso ya merece la pena venir hasta aquí. Mientras veo cómo unos niños -¿rusos?, ¿kazajos?- se suben de forma bastante temeraria hasta la cima del viejo cohete, me pregunto si dentro de diez o veinte años todavía se podrán ver lanzamientos espaciales desde aquí. ¿Se convertirá el monumento al Soyuz en un simple recuerdo de una época destinada a desaparecer?

El monumento a Koroliov (arriba) y a Glushkó (abajo).

Monumentos a Gagarin y al Sputnik.

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34 Comentarios

  1. Muy buenas fotos y relato, pero seguro que lo mejor aun está por venir. Por cierto, por si no lo sabías, viajaste en un Yak-42, debe de ser una experiencia mucho más interesante que volar en los omnipresentes Airbus 320 o Boeing 737.

  2. Dani, en algunos sitios del norte de España, este fin de semana nevando/granizando y tú hala, manga corta… No, en serio, dos cosas: 1) Has volado en un Yak-42, lo cual se me antoja más peligroso que hacerlo en una Soyuz, y 2) nunca me hubiera imaginado que Baikonur fuera así. Gracias por las fotos (y suerte para el lanzamiento, que debe ser la leche). SUGERENCIA: ¿tienes previsto grabar en audio o vídeo el lanzamiento? Sólo por escuchar el rugido del «bicho», daría cualquier cosa…

  3. Muy interesante el articulo. Muchas gracias por contar la historia de la ciudad. Por favor, todo de tipo de detalles es importante saberlo. Yo estuve hace muchos años en Bulgaria cuando todavía no habian tirado el muro de Berlin. Muchas de tus anecdotas me hacen recordar aquellos viajes. Saludos Cordiales.

  4. Muy interesante el articulo. Muchas gracias por contar la historia de la ciudad. Por favor, todo de tipo de detalles es importante saberlo. Yo estuve hace muchos años en Bulgaria cuando todavía no habian tirado el muro de Berlin. Muchas de tus anecdotas me hacen recordar aquellos viajes. Saludos Cordiales.

  5. He pasado estar rojo de envidia, a dar saltos de alegría ya que vas a ser el cronista del que sería mi viaje soñado. Cuentanos todos los detalles, haz muchas fotos, dinos tus sentimientos al vivir la experiencia….
    Debe ser estupendo poder decirle al taxista: A la calle Vorobyov, esquina con Nelyubov… 🙂

    ¡¡Buen lanzamiento!! y continúa la crónica.
    Saludos camarada.
    Carlos

  6. Hola Daniel, me imagino las impresiones pues es historia pura, solo una cosa, se que las comparaciones no son muy buenas que digamos pero al ver que has viajado a los dos centros espaciales mas importantes del mundo se me ocurre que pudieras escribir algo sobre los pros y los contras que has observado, solo de manera constructiva y por el bien de la cosmonautica mundial.
    Gracias

  7. Por lo que veo estás bastante acostumbrado a que te den la enhorabuena por tus post y yo voy a ser uno más de los que lo haga. Gracias a tu blog me ha vuelto a entrar el gusanillo sobre este mundo de la astronáutica. Desde los 7 años, que fui 3 veces al cine a ver Apollo 13, me interesa mucho este tema y hasta ahora no había encontrado nada tan interesante, claro y detallado como tu blog. De nuevo, enhorabuena, gracias por tu trabajo y una pregunta: ¿para cuándo el libro, si no lo tienes ya? Saludos desde Polonia.

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Por Daniel Marín, publicado el 27 mayo, 2013
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