20 años del Burán (parte II)

Por Daniel Marín, el 19 noviembre, 2008. Categoría(s): Astronáutica • Burán • Historias de la Cosmonáutica • Rusia • Shuttle ✎ 10

(continuación de la Parte I)

El 17 de febrero de 1976 el Comité Central del Partido Comunista aprueba en secreto el desarrollo de un «sistema espacial reutilizable» (MKS). Este decreto suele citarse como el comienzo oficial del programa Burán, aunque hay que matizar que en la URSS muchos decretos del Partido quedaban sin efecto si no había una ratificación posterior por parte del gobierno y viceversa. En todo caso desde el primer momento se trató de un megaproyecto interministerial. El Ministerio de Construcción de Maquinaria General (MOM), nombre ambiguo bajo el que se ocultaba el órgano encargado de supervisar el programa espacial y la construcción de misiles, fue el que recibió la tarea de desarrollar el sistema en líneas generales. El Ministerio de Industria Aeronáutica (MAP) llevaría a cabo la tarea de construir el orbitador propiamente dicho y las instalaciones de aterrizaje de la nave. Dentro del MOM, la organización de Glushkó, por entonces ya conocida como NPO Energia, sería el equivalente a un contratista principal en Occidente. NPO Energia debía construir los motores y el lanzador del sistema, además de supervisar su desarrollo general. Para la construcción del orbitador se creó una nueva oficina de diseño: NPO Mólniya. El nombre de MKS, parecido al acrónimo STS de la NASA, sería uno de los muchos nombres que recibiría el proyecto. Puesto que se trataba de un programa secreto, el sistema Burán recibió durante años el bonito código 1K11K25 como única denominación oficial. El orbitador tenía el código 11F35, el cohete Energía sería el 11K25 y el conjunto Energía-Burán sería conocido como 11F36. Además del acrónimo MKS, también se empleó posteriormente URKTS (Sistema de Transporte Espacial Universal) o MRKK (Complejo de Transporte Espacial Reutilizable). El nombre «Burán» empezó a utilizarse a partir de 1975 de manera informal, pero es importante recalcar que se usó para designar a todo el sistema en conjunto, no sólo para el orbitador que voló finalmente en 1988. El cohete 11K25 fue bautizado por Glushkó con el nombre de «Energía» poco antes de su primer vuelo en 1987. Estaba claro que, en plena perestroika, «11K25» no era un nombre muy original para el cohete más potente de la Historia. El hecho de que recibiese el mismo nombre que la oficina de Glushkó pasó desapercibido en Occidente. En esa época poco se sabía de la estructura interna de las oficinas de diseño y su tortuoso papel en el programa espacial soviético.

¿Cómo construir la respuesta al shuttle americano? A Glushkó el desarrollo del sistema Burán le pilló por sorpresa, pues él pensaba utilizar su nueva familia de cohetes RLA para misiones a la Luna o incluso a Marte, no para lanzar un transbordador espacial. Como resultado, hasta 1975 la propuesta de NPO Energia consistía en una nave con forma de cuerpo sustentador colocada encima del RLA-130 denominada MKT-VP (МТК-ВП, Многоразовый корабль с вертикальной посадкой o «nave reutilizable de aterrizaje vertical»). El MKT-VP hubiese permitido a Glushkó desarrollar su querida familia de cohetes sin interferencia con el programa Burán.


El MKT-VP. La forma de cuerpo sustentador recuerda vagamente al Kliper (www.buran.ru).


El MKT-VP encima del cohete RLA-130V, cuyo nombre se debía a que podía poner en órbita 130 toneladas (www.buran.ru).


Aterrizaje del MKT-VP bajo un bosque de paracaídas. Esto es lo que significaba el eufemismo «aterrizaje vertical» (www.buran.ru).

Sin embargo, otras oficinas de diseño y algunos militares consideraban que este vehículo no podría responder adecuadamente a la amenaza del transbordador estadounidense. El principal punto débil del MTK-VP era su escasa capacidad para maniobrar durante la reentrada comparado con el shuttle, precisamente una de las características del sistema americano que más había asustado a la cúpula militar soviética. Como resultado, los militares presionaron para que el Burán fuese lo más parecido posible al shuttle. Puede que no supieran para qué servía exactamente, pero debían tener una nave similar. En un principio se planteó emplear la tecnología adquirida durante el programa Spiral para crear un transbordador basado en este sistema, pero esta propuesta fue rápidamente rechazada por los mismos motivos por los que se descartó el MTK-VP. Curiosamente, el diseño y forma del MTK-VP se filtraron a los servicios de inteligencia occidentales. La inteligencia de EE UU ya conocía la existencia del programa Spiral, así que la suposición más lógica fue pensar que los soviéticos estaban diseñando un Spiral a una escala mayor, suposición reforzada por el diseño del MTK-VP. En muchos libros occidentales de principios de los 80 podemos encontrar recreaciones artísticas del Burán bajo la etiqueta raketoplán («avión-cohete») con una apariencia a medio camino entre el Spiral y el MTK-VP. Es importante señalar que en esta época los EE UU aún pensaban que el programa Spiral seguía adelante, y es por eso que hasta finales de los 80 se especuló con la posible existencia de dos programas de naves reutilizables soviéticas: el Burán y otro pequeño minitransbordador basado en el Spiral y lanzado por un cohete Zenit que supuestamente se denominaría Uragán.


El Burán basado en el Spiral (www.buran.ru)


Así imaginaba el Pentágono en 1987 el sistema Energía-Burán (Soviet Military Power 1987)

Las pruebas de vehículos orbitales BOR-4 a principios de los 80 parecían confirmar este supuesto. En realidad, los BOR-4 (y BOR-5) se emplearon para probar el escudo térmico cerámico del Burán. Aunque es cierto que su forma estaba basada en el programa Spiral, el programa Uragán sólo existió en la mente de los analistas occidentales. Es posible que el proyecto contemporáneo de la nave Zaryá, que también debía ser lanzada por un Zenit y era parcialmente reutilizable, confundiese a los expertos.


En 1982, esta foto (captada por un Lockheed P-3 Orión australiano) de un BOR-4 (Kosmos-1374) recogido en el Océano Índico recorrió el mundo: ¡la URSS estaba desarrollando un transbordador! (www.buran.ru).

La primera versión del Burán era por tanto una copia del diseño del shuttle, aunque pronto se decidió prescindir de los cohetes de combustible sólido y sustituirlos por propulsores convencionales, ya que por entonces la URSS carecía de la experiencia que tenían los EE UU en fabricar ingenios de combustible sólido, adquirida en la fabricación de misiles intercontinentales. Este primer diseño se denominó OS-120 y desató el nerviosismo de Glushkó, ya que de llevarse a cabo el sistema sólo serviría para lanzar al orbitador. Al igual que la lanzadera norteamericana, el OS-120 debía emplear motores criogénicos de hidrógeno y oxígeno líquidos. Aunque Glushkó había pensado en el queroseno y oxígeno líquido como la combinación ideal para su RLA, el uso de hidrógeno líquido implicaba un salto cuántico en la tecnología soviética de motores. Parecía que no había sitio para la familia RLA, así que en 1976 Glushkó presionó para un cambio de diseño, denominado OK-92. Este vehículo, aún siendo similar en general al shuttle, ya incorporaba una serie de características que lo diferenciaban notablemente. Por un lado, los motores principales (RD-0120) estaban montados en la base del cohete, no instalados en el orbitador como en el shuttle. Este requisito permitía, como Glushkó deseaba, que el cohete pudiese ser utilizado para otras cargas distintas del transbordador, eso sí, montadas lateralmente. Además, los motores principales no necesitaban ser reutilizados, lo que facilitaba su desarrollo y aligeraba el orbitador, mejorando sus características aerodinámicas.


Motores RD-0120 (www.buran.ru).

Aparte de los motores principales, la OK-92 incorporaba otra diferencia notable con el shuttle: llevaba dos turborreactores que le habrían permitido maniobrar en la atmósfera. En un primer momento la NASA pensó equipar el shuttle con motores similares, pero pronto descartó la idea por motivos de peso. Sin embargo, los ingenieros soviéticos consideraban que la apuesta norteamericana era demasiado arriesgada y no dejaba margen para el error. Hasta bien entrada la fase de diseño no se decidió cancelar el empleo de reactores, e incluso se mantuvo en todo momento como una opción en las futuras mejoras del vehículo.


El OK-92 con el Energía. Se aprecian las góndolas con los turborreactores en la cola (www.buran.ru).


El cohete Energía (www.buran.ru).


Evolución del diseño del Burán: de izqda. a dcha., el OS-120, OK-92 y el diseño final (www.buran.ru).

En 1978 se congeló por fin el diseño de la nave, ofreciendo el aspecto que nos es familiar. Los militares tenían su copia del transbordador norteamericano y Glushkó su cohete gigante: todos estaban contentos. No obstante, queda por resolver el misterio de la copia. Aunque hemos visto que en un primer momento se pensó en realizar un sistema similar en todos los aspectos al shuttle, las presiones políticas, burocráticas y tecnológicas conspiraron para que el sistema presentase finalmente una serie de diferencias significativas. Sin embargo, lo cierto es que, salvando el detalle de la ausencia de los motores principales, el orbitador en sí era una verdadera réplica de la lanzadera de la NASA. Tras el vuelo inaugural, las autoridades soviéticas respondieron que el diseño era similar «porque las leyes de la aerodinámica no dejaban mucho margen». Obviamente, como hemos visto, esto era mentira, pues el Burán fue construido a imagen y semejanza del shuttle, pero aún así resulta difícil explicar que fuese exactamente idéntico. Una copia exterior es comprensible, ya que la URSS deseaba una nave con las mismas características aerodinámicas. Pero eso no explica la similitud de la distribución interior. Y es que como decía un ingeniero de la NASA, «hasta han colocado la escotilla en el mismo lado». Y no sólo la escotilla: la forma y disposición de ventanas, la distribución de la cubierta de vuelo, etc., todo se había construido imitando al shuttle hasta el último detalle. Es posible que NPO Mólniya, una organización nueva en el panorama aeroespacial soviético, optase por lo seguro y decidiese copiar todo el diseño del orbitador para evitar problemas con la cúpula política y militar del programa, al fin y al cabo, la directiva de Mólniya podía pensar que «si ellos quieren un transbordador similar al shuttle, eso es lo que tendrán». También es posible que el recuerdo del fracasado programa lunar pesase a la hora de tomar estas decisiones, ya que en su momento, NPO Energia recibió muchas críticas por no utilizar un esquema de alunizaje similar al Apolo y empecinarse con el malogrado sistema N1/L3. En todo caso, se trata de uno de los puntos oscuros de la historia de la conquista espacial que aún requiere una explicación satisfactoria. Es importante señalar una vez más que el proceso de «copia» no implicaba necesariamente un ahorro económico o de desarrollo, pues los ingenieros debían diseñar independientemente los sistemas del vehículo utilizando la tecnología soviética de la época. De hecho, es posible que la copia de algunos sistemas acarrease más problemas técnicos y presupuestarios que ventajas.


Recreación del Burán y el shuttle juntos (www.buran.ru).

El orbitador terminó por lo tanto siendo una réplica del transbordador americano, pero aún así incorporaba algunas diferencias. La más importante fue la elección de oxígeno líquido y queroseno (sintin) para el sistema de maniobra orbital (el shuttle emplea la combinación más tradicional de hidracina y tetróxido de nitrógeno). No es una diferencia menor, pues fue la primera y única vez que una nave tripulada no utilizó propergoles hipergólicos para los motores de maniobra. Otra diferencia notable era la situación del tren de aterrizaje delantero, instalado detrás del compartimento de la cabina, mientras que en el shuttle está justo en el morro del aparato. Además, el Burán podía permanecer más tiempo en órbita y llevar a cabo misiones sin tripulación.



Configuración final del sistema Energía-Burán (www.buran.ru).

El Burán marcó la culminación de la época de oro de las naves reutilizables. Todos los países con programa espacial aspiraban a tener una. Francia y la ESA querían el Hermes, Japón tenía su proyecto HOPE e incluso China flirteó con la idea de desarrollar un minitransbordador antes de decidirse por la construcción de las cápsulas Shenzhou. Paradójicamente, cuando el Burán despegó en 1988 el accidente del Challenger ya había puesto fin a los sueños de la NASA de abaratar los costes de acceso al espacio con esta nave y el Pentágono había renunciado a su uso como vehículo militar. Aunque la propuesta SDI (o Star Wars) de Reagan de principios de los 80 parecía darle la razón a la cúpula militar soviética respecto a la utilización militar del transbordador, pronto llegó Gorbachov con su perestroika. En la nueva URSS no había sitio para aventuras militares tan costosas, por lo que la justificación del programa Burán estaba en entredicho.

En un principio se pensó usar el sistema para construir la estación Mir 2 (o Mir 1.5), pero pronto estos planes se retrasaron debido a la crisis económica que asolaba el país. Tras la fragmentación de la URSS, Rusia simplemente no podía permitirse el lujo de mantener este sistema desarrollado con el esfuerzo conjunto de miles de empresas, muchas de ellas ahora situadas en países extranjeros. Curiosamente, el éxito de la estación Mir y la clásica combinación de naves Soyuz y Progress no dejó hueco para el Burán: sencillamente ya no era necesario. El Energía y el Burán quedaron relegados al interior de los hangares de Baikonur, pero, por si este final no fuese lo suficientemente triste, en mayo de 2002 el techo del edificio MIK-112 se derrumbó por falta de mantenimiento, matando a siete personas y destruyendo la primera nave reutilizable soviética.


El triste fin del Burán original…(www.buran.ru).

El lanzamiento del Burán fue una hazaña tecnológica que honra a los miles de hombres y mujeres que trabajaron en este proyecto. Muchos decían que era imposible, que el desafío tecnológico era demasiado grande, que no se podía hacer. Y sin embargo, el 15 de noviembre de 1988, el Burán despegó hacia la Historia.

Referencias:



10 Comentarios

  1. Muy bueno, Daniel. Estaba esperando la 2ºparte. Una pregunta, ¿sabes si hay algún plan realista en Rusia de restablecer el cohete que llevaba al Buran para llevar grandes masas al espacio, tipo Ares V? Por otra parte ¿qué hay del Kliper?
    Saludos!

  2. El Energía está muerto. Resucitar la línea de montaje en la actualidad es prácticamente imposible, no sólo por motivos económicos, sino también por motivos políticos, ya que muchas empresas que participaban en el proyecto ahora residen en otros países, como Yuzhnoe, fabricante de parte de los cohetes Zenit, o Antonov, constructora del Antonov 2225 que transportaba los elementos del tanque de combustible. Ambas compañías son en la actualidad ucranianas.
    El único proyecto ruso nuevo de lanzador potente es el Angará, pero «sólo» tendrá una capacidad similar al Protón, aunque se ha planteado la idea de construir un Angará con capacidad de 100 t, pero por ahora sólo es una idea. En cuanto al Klíper, extraoficialmente está cancelado, pero habrá que esperar a la futura selección de la nueva nave tripulada rusa que Roskosmos planea. Energía ha propuesto varias versiones basadas en el Klíper para este contrato. Esperemos.

    Un saludo.
    Un saludo.

  3. Felicidades muy buena presentación, misma que aporto datos desconocidos por mi y que complementan otros que algo habia leido.
    Dos preguntas, ¿hasta que grado se logro la copia (por asi decirlo) tanto de partes como dimensiones? y ¿la infiltración habra sido por parte de la kgb u otra agencía?
    Saludos!

  4. Gracias, Julio.

    La copia en las dimensiones no fue exacta, pero obviamente eso habría sido imposible, pues los sistemas de fabricación, lanzamiento, etc. diferían del shuttle.

    En cuanto a la fuente de información, la mayor parte estaba en documentos públicos (la NASA es una agencia civil), pero la polémica persiste sobre si la URSS recabó datos confidenciales del desarrollo del shuttle. Por ahora no hay evidencias claras de la implicación de los servicios de espionaje soviéticos, pero quién sabe…

    Un saludo.

  5. Ha sido una reseña increíble. No pensé que el Buran estuviera muerto y enterrado literalmente. Es una pena que tantos esfuerzos hayan acabado de esa forma, muchísimo dinero e ingenio tirados a la basura principalmente impulsado por la condenada guerra fría estúpida. Casi lloro cuando el Columbia fue destruido en la reentrada pero principalmente por su abuso y el recorte de presupuesto a la NASA, casi lloro también al ver al Buran bajo toneladas de fierros retorcidos y piedras. Ojalá que pronto los políticos de todo el mundo se den cuenta que la competencia mal fundada solo lleva al fracaso de la humanidad. Una prueba son estas naves hermosas que han sufrido por las decisiones políticas. Creo que mis comentarios son un poco incomprensibles y contradictorios, pero habría que esforzarse por un bien común, en caso de las naves, por la seguridad, el desarrollo científico, la conquista real del espacio, la evolución humana y no por la guerra…

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Por Daniel Marín, publicado el 19 noviembre, 2008
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