La luna está llena de tubos de lava en diversos estados de conservación. Desde túneles intactos, hasta tubos en los que el techo ha colapsado —formando rilles en la nomenclatura de la UAI— y, lo más interesante, zonas en las que solo un trozo del techo se ha caído, dejando una apertura más o menos circular. Las sondas LRO, Kaguya y Chandrayaan 1 han descubierto más de doscientos pozos en el suelo lunar que se cree son accesos a tubos de lava. En los últimos años se han propuesto numerosas misiones para explorar estas cuevas lunares. Una de las últimas es LunarLeaper, un pequeño robot de 10 kg propuesto para la iniciativa de pequeñas misiones lunares de la Agencia Espacial Europea (ESA). Entre septiembre y diciembre de 2023 la ESA recabó propuestas para esta iniciativa, que se integra en la estrategia Terrae Novae 2030+.

Los tubos de lava son interesantes porque guardan registros de la magnitud y composición de los episodios de vulcanismo activo en la Luna y, además, permiten datar directamente estos eventos. También se han sugerido como lugares idóneos para establecer bases lunares tripuladas permanentes o temporales, al ofrecer protección contra la radiación y los extremos térmicos. El objetivo de LunarLeaper es uno de los pozos más famosos, el que se encuentra en la zona de las Colinas Marius, en el Oceanus Procellarum, una región volcánica relativamente joven que se llegó a barajar como una de las zonas de alunizaje candidatas para el programa Apolo. La principal pregunta que debe responder LunarLeaper es si este agujero es una entrada a un sistema de cuevas creado por los tubos de lava o, por el contrario, es un acceso a un simple pozo que no se extiende en ninguna dirección.


Con solo 10 kg de masa y tres patas como sistema de locomoción, LunarLeaper se acercará al pozo de las Colinas Marius, aunque no se adentrará en el mismo. Usará un radar para verificar si, efectivamente, bajo el suelo cercano al agujero se halla un tubo de lava y luego examinará con cámaras el borde de la apertura, de unos 50 metros de diámetro y 40 metros de profundidad, para analizar sus condiciones y verificar si es posible instalar equipo más pesado como grúas con el objetivo de enviar otros robots más grandes o hábitats humanos dentro de la cueva. Desde el borde buscará evidencias de estratos en las paredes del tubo para estimar la composición y periodos de formación del mismo. Los basaltos que forman los mares de la Luna tienen una composición diferente —poseen más monóxido de hierro y dióxido de titanio y menos trióxido de dialuminio—, probablemente por ser el resultado de la refundición de materiales del manto tras la formación y diferenciación inicial de nuestro satélite. Para ello, además de una cámara estéreo, LunarLeaper podría llevar un espectrómetro infrarrojo.


Gracias al empleo de patas en vez de ruedas, LunarLeaper podrá asomarse hasta el mismo borde del pozo. Las patas servirán además para efectuar experimentos de tracción y consistencia del regolito. El consorcio LunarLeaper está dirigido por investigadores suizos —no podía ser de otra forma teniendo en cuenta que saben un rato sobre construir túneles—, pero incluye investigadores de Bélgica, Noruega, Polonia y Países Bajos. Quizá el principal problema de LunarLeaper es precisamente su sencillez. Si te vas a tomar la molestia de ir hasta las Colinas Marius para estudiar un pozo en el suelo, ¿por qué no enviar una sonda más compleja que permita obtener más datos? No obstante, es un concepto interesante como complemento en alguna misión de bajo coste que alunice en las cercanías. Esperemos que LunarLeaper, o una misión similar, sea aprobada y por fin podamos saber qué se esconde en las profundidades de las cuevas lunares.

Referencias:
- https://www.lunarleaper.space/
…Por cierto, me encanta que ya estén en el lío de explorar los túneles de la luna, porque servirá como entrenamiento para los tubos de Marte.
(tengo entendido que en Marte hay galerías po un tubo (juas juas juas!) .Serán el inicio de un hábitat seguro para los nuevos colonos del planeta rojo.
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Soñar es grátis, y se disfruta. Pero si se convierte en esperanza irrealizable lleva a la frustración. Prefiero la satisfacción de lo posible, que nos da resultados contínuamente con la exploración robótica.
Una misión como esta parece claro que deberia llevar contar con un pequeño dron capaz de descender al interior del pozo. Se ha considerado esta posibilidad o presenta grandes dificultades?