Los reflejos de las calderas volcánicas de Ío

Por Daniel Marín, el 7 febrero, 2024. Categoría(s): Astronomía • Júpiter • NASA ✎ 57

Ío, el mundo más volcánico del Sistema Solar, sigue sorprendiéndonos. La sonda Juno de la NASA sobrevoló el satélite galileano más interno el 3 de febrero de 2024. Este sobrevuelo, el PJ58 (PeriJove 58), ha permitido que la nave pasase a una distancia muy parecida a la del anterior, que tuvo lugar el 30 de diciembre, unos 1500 kilómetros. Y, al igual que en el PJ57, las imágenes son espectaculares. Para algunas zonas, Juno ha obtenido las imágenes de mayor resolución desde que la Voyager 1 pasó por esta luna en 1979. Las fotografías corresponden al hemisferio de Ío dominado por calderas, paterae en su denominación en latín según las convenciones de nombres de la Unión Astronómica Internacional. Y, de entre todas las calderas, destaca sin duda la famosa Loki Patera, el lago de lava más grande del Sistema Solar. Además, el ángulo del Sol con respecto a la sonda nos ha dejado una imagen única. Fíjate atentamente cómo se ve Loki Patera en la siguiente imagen, a la izquierda:

Loki Patera (izquierda) y otras calderas de Ío reflejando la luz del Sol (NASA/JPL-Caltech/SwRI/MSSS/Björn Jónsson).

Efectivamente, se aprecia el reflejo del Sol en la superficie de la caldera, una propiedad que se debe a su naturaleza sólida. Para entender mejor la imagen anterior, mira esta otra tomada por la Voyager 1 en la que destaca Loki Patera como un gran lago negro:

Loki Patera, abajo visto por la Voyager 1 en 1979. Encima de Loki Patera se aprecia el volcán Loki propiamente dicho en plena erupción (NASA/JPL/USGS).

En esta otra imagen procesada por Björn Jónsson se compara las vistas de Loki Patera durante los dos últimos sobrevuelos de Juno. En la de la izquierda, tomada en diciembre, Loki Patera se muestra con su característico color negro, mientras que en la derecha se aprecia el cambio de color por el reflejo de la luz solar (la estructura en forma de herrradura a la derecha es el volcán Loki propiamente dicho).

Loki Patera visto por Juno el 30 de diciembre de 2023 (izquierda) y el 3 de febrero de 2024 (NASA/JPL-Caltech/SwRI/MSSSBjörn Jónsson).

Loki Patera —situada en las coordenadas 13º norte, 309º oeste— es la caldera más grande de esta pequeña e inquieta luna. Junto a ella está el volcán Loki, el más grande de Ío, tanto en tamaño como en energía liberada. Loki Patera es una caldera tan grande que si estuvieras en la superficie —y suponiendo que, de forma milagrosa, pudieses sobrevivir a las dosis letales de radiación que bañan este mundo— no podrías ver el otro extremo porque estaría detrás del horizonte debido a la curvatura de la luna. Loki Patera tiene una superficie de 21 500 kilómetros cuadrados y 203 kilómetros de diámetro. La emisión térmica de la zona es mayor que toda la del resto de los casi 270 volcanes activos en Ío sumada (entre 9 y 14 teravatios).

Ío visto por Juno el 3 de febrero (NASA/JPL-Caltech/SwRI/MSSS/Andrea Luck).
Mapa de la zona con algunas características del terreno (NASA).

A pesar de su potencia, Loki, como el resto de volcanes de Ío, no destaca por su altura. El magma en Ío tiene muy poca sílice y, por tanto, su viscosidad es extremadamente baja, incluso comparada con la lava fluida de volcanes como el Kilauea de Hawái. Eso explica que las erupciones de Ío se vean como enormes fuentes saliendo del suelo a través de fisuras, pero no haya edificios volcánicos importantes (aunque sí hay volcanes de tipo escudo). Las lavas de Ío también se diferencian de las terrestres por su elevadísimo contenido en azufre, que es el «motor» de estas erupciones al expandirse el gas de azufre a medida que el magma se acerca al vacío de la superficie. El azufre de las erupciones se deposita en forma de nieve por toda la superficie de la luna y es el causante de los colores amarillos y rojizos que le dan a Ío ese aspecto de «pizza espacial» (los compuestos de azufre caliente son muy oscuros y, según se enfrían, van pasando a ser rojizos, amarillos y, por último, casi blancos).

Los principales puntos calientes de Ío vistos por el instrumento JIRAM de Juno (NASA/JPL-Caltech/SwRI).

Loki Patera se caracteriza por su color negro debido a las lavas basálticas (la «nieve» de azufre que se deposita en las calderas simplemente se evapora). Posee en su centro una «isla» e «icebergs» que no se han movido en estas últimas cinco décadas, por lo que se cree que en vez de flotar en la lava basáltica, son estructuras fijas. Por este motivo, es posible que Loki Patera sea un domo resurgente. La corteza sólida de Loki Patera en ocasiones se hunde dejando al descubierto lava fresca, un proceso que a veces se extiende a todo el lago. La «renovación» de la lava puede durar unos 500 días. Sin duda, debe ser todo un espectáculo digno de contemplar de cerca. Pero, volviendo a la imagen con la que abríamos esta entrada, si nos fijamos podremos ver la reflexión de la luz solar no solo en Loki Patera, sino también en Sêd Patera, Mazda Paterae, o Gibil Patera, entre otras. Me recuerda a los reflejos especulares de los lagos de Titán, aunque en ese caso se tratase de masas de metano líquido. Por otro lado, y como no podía ser de otra forma, Juno ha pillado algunos volcanes activos, en esta ocasión en la zona del volcán Masubi.

Dos penachos de uno o dos volcanes en activo (uno de ellos es seguramente el volcán Masubi) (NASA/JPL-Caltech/SwRI/MSSS/Andrea Luck).

Después de ofrecernos estas imágenes espectaculares, Juno ya no se volverá a acercar tanto a Ío. Una lástima, pero al mismo tiempo un recordatorio de la necesidad imperiosa de enviar alguna sonda a este alucinante mundo para que nos desvele sus misterios.



57 Comentarios

Deja un comentario

Por Daniel Marín, publicado el 7 febrero, 2024
Categoría(s): Astronomía • Júpiter • NASA