Todo el mundo conoce a Armstrong y Aldrin, los primeros seres humanos que caminaron por la superficie lunar en la misión Apolo 11. Menos conocidos, pero por poco, son Borman, Lovell y Anders, los primeros humanos que abandonaron el pozo gravitatorio terrestre y dieron una vuelta alrededor de la Luna. Sin embargo, la tripulación del Apolo 8 no fueron los primeros terrestres en ir a la Luna. Los primeros vertebrados que dieron una vuelta a nuestro satélite siguen siendo unos grandes desconocidos para la mayor parte del público. Hablamos, claro está, de las tortugas número 22 y número 37 que volaron alrededor de la Luna en la misión soviética Zond 5. Y justo hoy se cumplen 55 años del máximo acercamiento de la sonda Zond 5 a la Luna, una gesta ya casi olvidada.

La nave Zond 5 era en realidad parte del programa lunar 7K-L1, concebido para que dos cosmonautas soviéticos diesen una vuelta a la Luna. Originalmente, el programa L1 había estado a cargo de la oficina de diseño OKB-1 del ingeniero jefe Serguéi Koroliov, pero luego fue transferido a la OKB-52 de Vladímir Cheloméi. El plan de la OKB-52 consistía en el lanzamiento de una nave LK-1 con dos cosmonautas mediante un cohete UR-500K (8K82K o Protón-K) para efectuar un viaje alrededor de la Luna. El programa L1 había sido concebido como seguro por si el programa de alunizaje N1-L3, mucho más costoso y complejo, no lograba vencer al Apolo a tiempo. Pero en octubre de 1964 Jruschov es apartado del poder y Cheloméi pierde su principal apoyo político. Como resultado, la oficina de diseño OKB-1 del ingeniero jefe Serguéi Koroliov recupera parcialmente el control del programa L1. Se seguirá usando el cohete Protón de Cheloméi, pero con una etapa superior Blok-D de la OKB-1 y, en vez de la nave LK-1, se utilizará una versión modificada de la cápsula Soyuz (7K-OK) sin módulo orbital (BO) llamada 7K-L1 (11F91). Este nuevo programa recibiría la denominación oficial de 8K82K-L1 o UR-500K-L1 y sería oficialmente aprobado por el Kremlin en octubre de 1965 con el objetivo de realizar un vuelo tripulado alrededor de la Luna en junio de 1967 (no obstante, el nombre de las naves del programa, 7K-L1, suele usarse hoy en día para definir a todo el proyecto).

Adaptar la nave Soyuz al cohete Protón no resultó ser una tarea fácil y el programa se retrasó considerablemente. Hubo que reducir bastante de peso la nave Soyuz para que el Protón pudiese enviarla a la Luna, de tal modo que la nave 7K-L1 tendría una masa de 5,4 toneladas (21,2 toneladas con la etapa Blok-D). El viaje alrededor de la Luna duraría unos siete días en total y la distancia mínima a la superficie estaría entre 1000 y 12 000 kilómetros. Se construyeron un total de 14 naves 7K-L1; las diez primeras eran de prueba y las cuatro últimas estaban destinadas a viajes tripulados. La primera nave de prueba 7K-L1, la 7K-L1 nº 2P (la 1P se usó para pruebas en tierra) despegó el 10 de marzo de 1967. Alcanzó una órbita elíptica terrestre y recibió el nombre genérico de Kosmos 146. No se intentó recuperar la cápsula, pero se hicieron pruebas del resto de sistemas. Desgraciadamente, el éxito de esta misión fue un caso aislado y pronto comenzó una serie de problemas que plagaron todo el programa L1 hasta casi el final.

La 7K-L1 nº 3P despegó el 8 de abril de 1968. Aunque llegó a la órbita, la etapa superior Blok-D falló y no logró situar la nave en una trayectoria hacia la Luna. La cápsula quedó varada en órbita baja, por lo que se bautizó como Kosmos 154. El 23 de abril Vladímir Komarov falleció a bordo de la Soyuz 1 al no desplegarse correctamente el paracaídas de la cápsula. Aunque la Soyuz 7K-OK era diferente a la 7K-L1, el sistema de paracaídas era relativamente parecido, por lo que hubo que realizar modificaciones en ambos vehículos, generando más retrasos. Los siguientes vuelos no tuvieron más suerte. La 7K-L1 nº 4, se lanzó el 27 de septiembre de 1967, pero el lanzador Protón falló y el vehículo no alcanzó la órbita, aunque la torre de escape (SAS) se activó y la cápsula se recuperó. Lo mismo le pasó a la siguiente nave del programa, la nº 5, que se lanzó el 22 de noviembre de 1967 y, tras un fallo de la segunda etapa del Protón, también se separó del cohete mediante el SAS. No obstante, la cápsula resultó parcialmente dañada al aterrizar por culpa de una velocidad excesiva, pues los motores de combustible sólido DMP se activaron incorrectamente a 4,5 kilómetros de altitud. El 9 de marzo de 1968 tuvo lugar el siguiente intento del programa y, esta vez, todo fue bien.

La 7K-L1 nº 6 quedó situada, como estaba previsto, en una órbita muy elíptica alrededor de la Tierra. La Luna quedaba fuera del alcance de esta misión porque no despegó dentro de una ventana de lanzamiento hacia nuestro satélite. La oficina de diseño TsKBEM —la nueva denominación de la OKB-1— había decidido lanzarla al espacio profundo para ahorrar tiempo y probar cuanto antes todos los sistemas. Asimismo, se decidió asignar a esta nave un número del programa Zond, un conjunto de sondas espaciales de espacio profundo que nada tenía que ver con el programa 7K-L1. Por tanto, la 7K-L1 nº 6L pasaría a la historia como la Zond 4. El vehículo se alejó de la Tierra a una distancia máxima de 354 000 kilómetros, pero la misión sufrió varios problemas, incluyendo el fallo del sensor estelar empleado para controlar la trayectoria. Los ingenieros lograron que la nave regresase correctamente a la Tierra el 9 de marzo, pero lamentablemente la cápsula no pudo ser recuperada, ya que un nuevo fallo en el mismo sistema de orientación provocó que el vehículo reentrase en la atmósfera de forma balística en vez de controlada. Con el objetivo de evitar que cayese en manos enemigas, el sistema de autodestrucción (APO) se activó el mientras la cápsula descendía en patacaídas a unos 10-15 kilómetros de altitud sobre el golfo de Guinea, a 150 kilómetros de la costa.

Para entonces los servicios de inteligencia occidentales ya sabían que la nave Zond 4 era parte de un programa lunar tripulado. Aunque desconocían los detalles del mismo, estaban al tanto por los satélites espías de que el cohete empleado era el Protón, grande para los estándares de la época (690 toneladas al lanzamiento), pero con una potencia insuficiente para una misión de alunizaje. Así que solo cabía la posibilidad de que se emplease en una misión tripulada alrededor de la Luna. El 22 de abril de 1968 la siguiente nave del programa, la 7K-L1 nº 7, tampoco alcanzó la órbita. En esta ocasión la torre de escape (SAS) se activó sin motivos evidentes y separó la cápsula del cohete. La cápsula aterrizaría a 530 kilómetros de distancia, intacta. En junio se tomó la decisión de llevar a cabo la primera misión tripulada en noviembre de ese año si antes se realizaban con éxito entre tres y cuatro vuelos de prueba, un calendario que se revelaría demasiado optimista. El 21 de julio uno de los tanques de propelentes de la etapa Blok-D del cohete que llevaba la 7K-L1 nº 8 explotó accidentalmente en la rampa, matando a un oficial e hiriendo gravemente a otro (en muchas fuentes se suelen citar erróneamente tres fallecidos en vez de uno). La cápsula cayó al suelo del extremo del lanzador en la rampa a y sufrió serios daños.

En agosto de 1968 la NASA tomó la decisión de enviar el Apolo 8 alrededor de la Luna con tres astronautas. Aunque originalmente la misión debía haber probado el módulo lunar en órbita baja, los retrasos con esta nave obligaron a posponer la misión, que pasaría a ser el Apolo 9. Oficialmente, las misiones 7K-L1 no influyeron directamente en la decisión de mandar el Apolo 8 alrededor de la Luna —al menos por lo que sabemos gracias a los documentos no clasificados de la época—, aunque nadie duda de que el cuartel general de la NASA tenía muy presente la competición con los soviéticos. Pero antes de mandar una nave con cosmonautas alrededor de la Luna el programa 7K-L1 debería lograr efectuar una o varias misiones no tripulada que superasen todas las fases de la misión, con especial énfasis en la doble reentrada (skip reentry), necesaria para que la cápsula aterrizase en territorio soviético. La siguiente misión sería la 7K-L1 nº 9, que despegó el 14 de septiembre de 1968. Esta vez el Protón funcionó correctamente y colocó a la nave en una trayectoria hacia la Luna, por primera vez en la historia del programa. La etapa Blok-D cumplió con su objetivo y realizó dos encendidos: el primero para situar la nave 7K-L1 en órbita terrestre —la órbita inicial fue de 191,4 x 219,8 kilómetros y 51,48º de inclinación.— y el siguiente para colocarla en una trayectoria hacia la Luna. La misión se denominó oficialmente Zond 5, aunque la prensa soviética tardaría varios días en reconocer el lanzamiento. La misión casi fracasa por culpa del sensor estelar, que no pudo funcionar al quedarse bloqueado su campo de visión con trozos sueltos de material de protección térmica. Por si fuera poco, el sensor terrestre había sido montado al revés debido a una errata de los manuales y el sensor estelar de reserva fue apagado por error desde tierra. Los controladores se vieron obligados a usar solamente los sensores solares para orientar el vehículo.

No obstante, se pudieron llevar a cabo las correcciones de trayectorias previstas y el 18 de septiembre de 1968 la Zond 5 pasó a 1960 kilómetros de distancia de la cara oculta de la Luna. La nave utilizó la gravedad lunar para desviar su trayectoria y volver hacia la Tierra mediante una trayectoria de retorno libre no muy diferente de la que seguiría el Apolo 13 tres años más tarde. Lamentablemente, tras pasar por la Luna, la nave sufrió el fallo de la plataforma de giróscopos, esencial para el guiado y navegación durante la reentrada. Pero la 7K-L1 nº 9 no estaba vacía. A bordo viajaba una ‘carga biológica’ destinada a estudiar los efectos de la radiación fuera de la magnetosfera terrestre sobre seres vivos. Los pasajeros eran plantas, semillas, bacterias variadas, moscas del gérnero Drosophila, gusanos… y dos tortugas. Las dos tortugas de tierra eran, literalmente, tortugas rusas, de la especie Testudo horsfieldii, común en Asia central y en Kazajistán, el lugar de lanzamiento de la Zond 5. Las dos pertenecían a un grupo ‘finalista’ de ocho ejemplares con un peso de entre 300 y 400 gramos y una edad de 6 a 7 año. De las seis que se quedaron en tierra, dos —las número 47 y 49— viajaron con las tortugas viajeras hasta el cosmódromo y regresaron luego a Moscú para servir como sujetos de control. Para viajar a la Luna se escogieron las número 22 y 37, que no recibirían ningún nombre propiamente dicho. Las tortugas viajarían en unas claustrofóbicas ‘jaulas’ en las que apenas podían moverse.

¿Por qué tortugas? Pues porque la Zond 5, como el resto de las primeras 7K-L1 de prueba, no llevaba sistema de soporte vital y, por tanto, no tenía la capacidad de mantener con vida un animal de gran tamaño. Las tortugas, por contra, consumen poco oxígeno y pueden aguantar sin beber un mes e incluso más tiempo sin comer. Las tortugas no hablan, pero en las comunicaciones de la Zond 5, envidas sin codificar, se escuchaban voces humanas que serían interceptadas por el radiotelescopio británico de Jodrell Bank. El motivo de estas misteriosas voces era que el cuerpo de cosmonautas del programa L1 había empleado la nave para simular una misión tripulada y, de paso, para probar las estaciones de tierra soviéticas. La cápsula (SA) de la Zond 5 se separó del módulo de propulsión (PAO) a las 18:42 del 21 de septiembre. La nave reentró en la atmósfera terrestre a casi 11 km/s, la ‘segunda velocidad cósmica’, convirtiéndose así en la primera nave en viajar a la Luna y regresar a la Tierra. Unas horas antes había logrado fotografiar nuestro planeta a 90 000 kilómetros de distancia. Sin embargo, la plataforma giroscópica del sistema de guiado estaba fuera de servicio y la cápsula comenzó un descenso balístico en vez de la doble reentrada planeada, por lo que fue incapaz de rebotar en las capas altas de la atmósfera para luego volver a descender sobre las estepas de Kazajistán. Sin embargo, esta vez la trayectoria de reentrada se eligió de tal forma que la cápsula amerizaría en el océano Índico en caso de un descenso balístico. Cerca de una veintena de buques soviéticos de todo tipo, tanto civiles como militares, se desplegaron en la zona de amerizaje para recuperar la cápsula si esta no lograba aterrizar en Kazajistán. En cualquier caso, las dos tortugas experimentaron cerca de 16 g de deceleración mientras la nave atravesaba la atmósfera.

Doce minutos después de la separación de la cápsula del módulo de propulsión, la tripulación del buque Borovichi pudo ver la estela que la nave dejaba en el cielo y se dispusieron a seguir su trayectoria, estimando que amerizaría a unos 100 kilómetros de su posición. El buque Vasili Golovnin se acercó a la cápsula por la noche y ya por la mañana logró identificarla visualmente flotando entre las olas, pero las condiciones del mar eran malas y llovía, así que decidieron esperar para recogerla. Cuando llegó el Borovichi, su tripulación bajó un bote para acercarse a la cápsula y la cubrieron con lonas. El objetivo de la operación era evitar que el buque militar estadounidense USS McMorris —que se acercaba rápidamente a la zona para ver a qué se debía tanta actividad naval soviética— pudiese ver la cápsula. Los buques soviéticos Nevel, Morzhovets y Hanoi también se dirigieron al lugar para evitar las miradas indiscretas del USS McMorris, que, tras husmear un rato, se retiró de la zona. La cápsula de la Zond 5 se colocó en la cubierta del Golovnin el 22 de septiembre al mediodía. Tres días más tarde se procedió a sacar parte de la carga biológica de su interior, incluidas varias plantas y nuestras amigas las tortugas nº 22 y nº 37. El 3 de octubre el buque Golovnin llegó a Bombay y desde allí un avión Antónov An-12 llevó la cápsula y las muestras biológicas hasta Moscú, a donde llegarían el 7 de octubre. El día 11 se realizó un examen de los animales y se comprobó que las tortugas habían perdido el 10% de su peso en el viaje lunar y que sufrieron ‘anomalías metabólicas’. La dosis de radiación recibida durante el viaje no superó los 3,5 rad. Desgraciadamente serían diseccionadas en una fecha posterior para comprobar los efectos de su odisea espacial.

La misión Zond 5 había resultado un éxito, pero solo parcial. Todavía era necesario depurar muchos sistemas antes de que fuese un vehículo seguro. La Zond 6 (7K-L1 nº 12) no logró disipar las dudas. La nave despegó con éxito el 10 de noviembre, dio la vuelta a la Luna y consiguió efectuar una reentrada doble, pero terminaría por estrellarse el 17 de noviembre por culpa de un fallo de los sensores que provocaron la separación del paracaídas cuando todavía estaba 5,3 kilómetros de altitud. Tras este accidente se decidió que la primera misión tripulada del programa L1 sería en diciembre de 1969, siempre y cuando se llevasen a cabo dos misiones de prueba con éxito. La mecánica celeste dictaba que la siguiente ventana de lanzamiento a la Luna desde la URSS se abriese a principios de diciembre, antes que de que se abriese la ventana para el Apolo 8. Es famosa la carta que el grupo de cosmonautas asignados al programa L1 dirigió al Kremlin para que les dejasen pilotar la siguiente nave 7K-L1, pero en realidad la misión Zond 7 nunca tuvo ninguna probabilidad de llevar cosmonautas. La muerte de Komarov estaba demasiado fresca en la memoria como para arriesgar la vida de otros dos cosmonautas. Finalmente, el Apolo 8 no tendría competencia y, tras su éxito, el programa 7K-L1 perdió toda su razón de ser. Aunque se lanzaron cinco 7K-L1 adicionales, la decisión de no usar este vehículo para llevar cosmonautas a bordo ya estaba tomada. Y eso a pesar de que las Zond 7 y 8 cumplirían su misión sin ningún problema. En total se lanzaron once naves 7K-L1 entre septiembre de 1969 y octubre de 1970.

De haber llevado tripulación tenemos claro gracias a los diarios de Nikolái Kamanin que la primera 7K-L1 tripulada, que probablemente habría recibido un nombre menos neutro que ‘Zond’, hubiera llevado a Alexéi Leónov y a Oleg Makárov a la Luna, con Valeri Bykovsky y Nikolái Rukavishnikov como suplentes y Pável Popóvich y Vitali Sevastyanov como segundos reservas. En septiembre de 1968 el grupo de cosmonautas asignados al programa L1 como comandantes incluía, además de a Leónov, a Valeri Bykovsky, Pável Popóvich y Valeri Voloshin, mientras que el grupo de cosmonautas para el puesto de ingenieros de vuelo estaba integrado por Yuri Artyujin, Anatoli Voronov, Vitali Sevastyanov, Valentín Yershov, Nikolái Rukavishnikov y el propio Makárov. Muchos de estos nombres, aunque no todos, también estaban asignados al programa de alunizaje N1-L3. Pero, como todos sabemos, ninguno saldría de la órbita baja. Solo las tortugas número 22 y 37 viajarían alrededor de la Luna a bordo de una nave espacial soviética.