Exolunas habitables

Por Daniel Marín, el 22 diciembre, 2009. Categoría(s): Astronomía • Exoplanetas ✎ 10

La mayor parte de los planetas extrasolares detectados hasta la fecha son gigantes gaseosos que orbitan cerca de su estrella. Es difícil que pueda existir vida en un planeta de este tipo (con el permiso de Carl Sagan), pero si el planeta está en la zona habitable de su estrella, podrían darse las condiciones adecuadas de habitabilidad en alguna de sus lunas. Un satélite con estas condiciones tendría la ventaja añadida de no necesitar un gran tamaño para garantizar una actividad volcánica que mantenga una atmósfera, ya que las fuerzas de marea podrían aumentar la temperatura de su interior como en el caso de Europa, el satélite de Júpiter. Además, una exoluna probablemente presentaría siempre una cara hacia su planeta, lo que no impediría la existencia de un ciclo noche-día. Por contra, un planeta gigante que orbite muy cerca de su estrella también mostrará una misma cara hacia su astro, lo que generaría brutales diferencias climáticas, quizás incompatibles con la vida. Los estudios de dinámica planetaria demuestran que una exoluna podría permanecer en una órbita estable alrededor de un gigante gaseoso en la zona habitable durante al menos cinco mil millones de años.

Pero si ya detectar un exoplaneta es una tarea formidable, una exoluna lo es aún mas. Difícil, pero no imposible. Para esta tarea, deberíamos usar el método del tránsito, ya que el de la velocidad radial escapa a la tecnología actual. De hecho, el telescopio espacial Kepler será capaz de descubrir mediante este método lunas extrasolares de planetas situados en la zona habitable con una masa de hasta 0,2 masas terrestres (en estrellas de tipo M). En total, en el campo de visión de este telescopio hay hasta 25000 estrellas en las que, de existir, podrían detectarse planetas similares a Saturno con una luna de masa terrestre. El futuro telescopio James Webb aumentará la capacidad para descubrir exolunas. La detección de exolunas, como la de planetas, aumenta al disminuir la masa de la estrella del sistema, por lo que sería más sencillo en el caso de enanas rojas (tipo M). Una luna habitable debería tener atmósfera, lo que impone un límite inferior a la masa del satélite, entre 0,12 y 0,23 veces la masa terrestre, dependiendo de la distancia a su estrella y la composición atmosférica.

Una atmósfera habitable tendría que contener un porcentaje importante de determinados gases, especialmente oxígeno, ozono, metano y monóxido de nitrógeno. La presencia de agua y dióxido de carbono, aunque obviamente no implican la presencia de vida, podrían servir como fuente de los gases anteriormente mencionados.

Para estudiar el espectro de una exoluna serían necesarios varios tránsitos (del orden de 30), salvo en el caso de estrellas cercanas. El número de tránsitos dependerá de la luminosidad de la estrella, ya que cuanto menor sea ésta, mayor será la cantidad de tránsitos necesarios.

Entodo caso, es muy posible que el primer mundo habitable (que no necesariamente habitado) que descubra la Humanidad no sea un exoplaneta, sino una exoluna.


Espectro de la atmósfera de una exoluna. Como vemos, el contraste aumenta al disminuir la masa de la estrella.

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10 Comentarios

  1. Pues en realidad, la entrada no tiene que ver con Avatar. Si te fijas en la fecha de publicación del primer paper, ésta es del 17 de diciembre. En todo caso, ¡ojalá descubramos algún día un mundo como Pandora!

    Saludos

  2. Tampoco hay que descartar que tambien existan en la zona habitable no sólo lunas sino sublunas, sub-sublunas, sub-sub-sublunas y así sucesivamente. Ej: un planeta mucho mayor que Júpiter que tenga una luna como Júpiter y ésta otra luna 10 veces mayor que la Tierra y ésta una luna del tamaño de la Tierra y ésta a su vez una luna como la nuestra. De esta forma se aumentarían las probabilidades de encontrar un mundo habitable.
    P.D. Saludos desde 1º de Ruso de la E.O.I. de Guanarteme.

  3. «Tampoco hay que descartar que tambien existan en la zona habitable no sólo lunas sino sublunas, sub-sublunas, sub-sub-sublunas y así sucesivamente. Ej: un planeta mucho mayor que Júpiter que tenga una luna como Júpiter y ésta otra luna 10 veces mayor que la Tierra y ésta una luna del tamaño de la Tierra y ésta a su vez una luna como la nuestra. De esta forma se aumentarían las probabilidades de encontrar un mundo habitable.
    P.D. Saludos desde 1º de Ruso de la E.O.I. de Guanarteme.»

    Los planetas no pueden tener un tamaño indefinidamente grande, apartir de un cierto límite, aumentaría mucho su presión y temperatura internas y se convertirían en enanas marrones. Así pues debe haber un cierto límite en el «anidamiento» de sistemas planeta-luna

  4. Exactamente. Además, desgraciadamente, una luna de una luna constituye un sistema gravitacionalmente inestable, por no hablar de que las teorías de formación de los gigantes gaseosos son incompatibles con este tipo de «anidamiento». Todo lo más, podemos tener lunas «compañeras» de otros satélites en los puntos de Lagrange, como es el caso de Dione o Tetis en Saturno.

    Un saludo!

  5. Ummm no sé mucho de esta rama de la ciencia, pero creo yo que si un planeta se ha fijado mediante mareas con su sol, los satélites de éste también han de hacerlo ¿es correcto o no?

  6. Pues me temo que no, no lo es. Una luna alrededor de un gigante gaseoso que orbite cerca de su estrella sentiría el gradiente gravitatorio de ésta, pero el campo gravitatorio del planeta seguiría siendo el más importante a la hora de determinar el giro del satélite.

    Saludetes.

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Por Daniel Marín, publicado el 22 diciembre, 2009
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