Estaciones rusas de energía solar en el espacio

Por Daniel Marín, el 22 diciembre, 2012. Categoría(s): Astronáutica • Rusia • sondasesp ✎ 46

En los años 70 parecía que el sueño de obtener energía limpia y barata de forma ilimitada estaba a la vuelta de la esquina. Una red de estaciones espaciales captarían la luz solar para suministrar casi toda la energía necesaria para nuestra civilización. La mayoría de estos proyectos desaparecieron con el final de la crisis del petróleo, pero el sueño de una fuente de energía inagotable procedente del espacio sigue vigente. Y Rusia quiere hacerlo realidad.

Proyecto de prototipo de estación espacial de energía solar rusa (Roscosmos).

Las estaciones espaciales de energía solar son un concepto tan antiguo como la exploración espacial y son conocidas como SSPS (Space Solar Power System) en los Estados Unidos o KSES (Kosmicheskie Solnechnie Elektrostantsii / Космические Солнечные Электростанции) en Rusia. A finales de los años 60 y principios de los 70 las SSPS prometían convertirse en la excusa perfecta para fomentar un vigoroso programa espacial. Varios proyectos patrocinados por la NASA contemplaban la construcción de gigantescas estaciones solares en órbita geoestacionaria ensambladas mediante decenas de astronautas.

Al estar situadas en la órbita geoestacioanria, las estaciones permanecerían casi estáticas con respecto al suelo, garantizando una exposición a la luz solar casi constante -a diferencia de lo que ocurre en órbita baja- y facilitando la transmisión de energía hasta la Tierra. ¿Y cómo transmitir la electricidad generada por paneles solares localizados a 36000 kilómetros? Fácil. Usando haces de microondas (de unos 3,3 GHz) que serían convertidos otra vez en electricidad en estaciones terrestres dotadas de gigantescas antenas de uno a diez kilómetros de diámetro.

Estación terrestre para recibir un haz de microondas procedente de una estación SSPS (fuente).

Pero había varios problemas que se interponían entre estos idílicos proyectos y la realidad. El más importante era la enorme masa de cada estación solar. Para generar entre 5 y 10 gigavatios (GW) de potencia mediante paneles solares a base de silicio (con una eficiencia de un 11% aproximadamente), las estaciones deberían ser muy grandes. Más bien monstruosas, con un tamaño de unos 5 kilómetros de largo. La masa también sería colosal: dependiendo de la potencia o las soluciones técnicas empleadas, se calculaba que cada estación SSPS alcanzaría las 10 000 o 18000 toneladas (!). Sólo el prototipo pesaría unas 128 toneladas. Si tenemos en cuenta que el cohete con mayor capacidad de carga útil en servicio -el Saturno V- únicamente podía situar unas 120 toneladas en órbita baja, comenzaremos a entender la magnitud del desafío. Para complicar las cosas, cada uno de estos monstruos debería estar orientado permanentemente hacia el astro rey, desafiando las fuerzas de marea o la presión de radiación de la luz solar, lo que requeriría un gasto constante de combustible. Y mejor no hablamos de los costes de mantenimiento y reparaciones del sistema.

Sistema SSPS del Centro Espacial Marshall de la NASA de principios de los 70 (NASA).
Dimensiones de una estación SSPS (NASA).

Para construir la red de estaciones SSPS serían necesarios cientos o miles de lanzamientos del transbordador durante varias décadas, así como establecer estaciones espaciales en órbita baja y geoestacionaria. No es de extrañar que muchos expertos de la NASA consideraran que era mucho más sencillo, barato y viable poner un hombre en Marte que llevar a cabo esta odisea espacial. El SSPS parecía ser un proyecto destinado a una civilización mucho más avanzada que la nuestra. Aunque la fiebre SSPS desapareció repentinamente a finales de los años 70, varios proyectos parecidos se sucedieron con cuenta gotas. En 2007 el Pentágono volvió a resucitar el proyecto de SSPS usando en esta ocasión estaciones ligeramente más pequeñas -aunque no mucho más- de unas mil toneladas de masa. Estas estaciones usarían dos grandes conjuntos de espejos parabólicos que concentrarían la luz sobre una superficie de paneles de arseniuro de galio con una eficiencia de un 35%. De esta forma, el uso de espejos permitiría reducir la masa del sistema y la necesidad de orientar de forma continua toda la estación hacia el Sol.

Estación SSPS de 2007 (fuente).

En Rusia los proyectos de KSES también gozaron de bastante popularidad, pero a diferencia de los EEUU nunca estuvieron entre las prioridades del programa espacial soviético. Quizás por eso mismo han abordado el problema de una forma un poco más realista. Sabiendo que la construcción de estructuras kilométricas en el espacio escapaba a la tecnología actual, los proyectos soviéticos y rusos pasaban por utilizar espejos en órbita para iluminar zonas nocturnas de la Tierra o ‘granjas’ de paneles fotovoltaicos. También se estudio la posibilidad de usar espejos para microondas en órbita geoestacionaria que podrían eliminar la necesidad de construir grandes líneas de transporte de electricidad, algo de sumo interés de cara a las regiones más remotas de Rusia.

Recientemente, Roscosmos ha vuelto a mostrar interés por las KSES. Rusia quiere empezar a desarrollar las tecnologías para hacer realidad esta fuente de energía, aunque sea poco a poco. El objetivo final es disponer de unas cinco estaciones de unos 10 GW de potencia en órbita geoestacionaria con un tamaño de unos tres kilómetros de diámetro. Puesto que estas estaciones quedan fuera de los recursos presupuestarios de la Rusia actual, lo ideal sería construir primero un prototipo de tan sólo 100 kW.

Para superar las dificultades de proyectos previos, las nuevas KSES rusas no emplearán estructuras rígidas gigantes para mantener la forma de la estación, sino que los paneles se mantendrán desplegados gracias a la rotación de la nave. El uso de estructuras rígidas supone el 50% del coste total del proyecto. No olvidemos que Rusia tiene cierta experiencia en estas lides, después de haber realizado los proyectos de espejos orbitales Znamya 2 y Znamya 2.5 mediante naves Progress en los años 90. Con el fin de minimizar los problemas asociados con la transmisión de energía mediante microondas, el proyecto ruso usaría un láser de infrarrojo. La eficiencia en la conversión energética es mayor y la dispersión del haz es mucho menor. A cambio, la absorción atmosférica es significativa, pero para reducirla las estaciones terrestres estarían formadas por dirigibles o globos aerostáticos a gran altitud.

El espejo espacial Znamya 2 desplegado desde la Progress M-15 (Roscosmos).
Sistema de dirigibles para recibir los haces láser de las estaciones de energía (NPO Lavochkin).

En este proyecto de la agencia espacial rusa Roscosmos participan los centros Keldish y TsNNIImash, así como las empresas NPO Lávochkin y RKK Energía. De acuerdo con los estudios del TsNIImash sería necesaria una inversión de diez mil millones de rublos entre 2012 y 2017 para  construir los prototipos del segmento de tierra y del segmento espacial del programa.

Sinceramente, no creo que el gobierno ruso destine un solo rublo a este proyecto (el programa espacial ruso tiene otras prioridades y Rusia no carece precisamente de fuentes de energía), al menos durante esta década, pero lo interesante es que el sueño de las estaciones SSPS/KSES sigue vigente, aunque sea en forma de estudios preliminares. No perdamos la esperanza. Quizás algún día el sueño de la energía solar ilimitada se hará realidad.

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