El Discovery fue apagado el 16 de diciembre de 2011 y recientemente ha sido trasladado hasta Washington, donde ya se encuentra en el Museo Smithsonian del Aire y el Espacio. Por su parte, el Atlantis «falleció» pocos días después, el 22 de diciembre, y dentro de poco ocupará su lugar como la atracción principal del cercano museo de visitantes del KSC en Florida.
Pero lo importante es que hasta el día de ayer, los Estados Unidos contaban con una nave espacial tripulada capaz de alcanzar el espacio con siete seres humanos en su interior. Hoy no. Es cierto que en estos meses se han retirado del Endeavour muchos sistemas vitales para poder convertir el vehículo en una pieza de museo. Por ejemplo, se retiraron las células de combustible, se limpiaron de restos de propergoles y se desactivaron los sistemas de los motores OMS y RCS, además de sustituirse los tres motores principales SSME por réplicas. Pero la mayoría de los cambios podían ser anulados en caso de ser necesario. Sin embargo, el Endeavour es ahora una simple -y cara- atracción de feria.
Durante las últimas tres décadas, la NASA siempre ha tenido uno o varios transbordadores activos y listos para viajar a la órbita baja. Esa era se acabó. El apagón del Endeavour, aunque no deja de ser un mero acto rutinario, es más simbólico si cabe si tenemos en cuenta de que los EEUU carecen ahora mismo de una nave tripulada en servicio.
El otro día me acordé de una de las fantasías de mi niñez, cuando intentaba imaginar cómo podría ser la primera misión tripulada a Marte. Por supuesto, las fantasías incluían una gran nave marciana ensamblada en órbita baja, pero, invariablemente, los primeros seres humanos que debían viajar al planeta rojo usaban un transbordador espacial para alcanzar la órbita y abordar su nave. Hoy me he dado cuenta de que esta fantasía ya no podrá hacerse realidad nunca.
Corren malos tiempos para la exploración espacial. Cuando los transbordadores viajaron al espacio por primera vez, la humanidad era optimista. Por supuesto, entonces el mundo estaba repleto de desgracias, guerras e injusticias, al igual que ahora, pero todo parecía posible. El futuro sería mejor que el presente y la conquista del espacio era la clave de nuestro porvenir. ¿Viajar a la Luna? Pura rutina. ¿Ir a Marte? No hay problema. ¿Alcanzar las estrellas? Difícil, sí, pero si no lo logramos nosotros, nuestros nietos lo harán.
Hoy el espacio queda más lejos que nunca. El futuro de la astronáutica tripulada no está asegurado en modo alguno. En la actualidad sólo dos países -Rusia y China- poseen capacidad para lanzar astronautas por sus propios medios y nada nos permite asegurar que el panorama mejorará dentro de diez o veinte años. No me cabe duda de que el hombre terminará por viajar a Marte. Lo que cada vez tengo más claro es que no estaré aquí para verlo.
Más información:
muy de acuerdo con lo dicho, un poco triste me he quedado ahora!!!
Adiós y gracias, Endeavour.
No comparto ese calificativo peyorativo de «Atracción de Feria», los transbordadores ahora quedan como un legado de la historia de la exploración espacial, y van a ser conservados dignamente.
Y apuesto firmemente a que en cuatro años los astronautas estadounidenses volverán a ir a la órbita baja desde Cabo Cañaveral, desde una cápsula Dragon o una CST-100.
Creo que el parón en la exploración tripulada americana entre 1975 y 1981 fue peor que el actual. Comparto los argumentos que David Fortree expuso en Beyond Apollo:
http://www.wired.com/wiredscience/2012/04/the-gap-in-u-s-spaceflight/
En mi humilde opinión, el hiato de vuelos tripulados actuales es mucho más grave que el de 1975-1981. Iba a poner un par de argumentos, pero quizás será mejor escribir un post sobre el tema. Gracias por la inspiración, jeje.
Al final tuvo lugar este artículo? No hay manera de encontrarlo. Agradecería el enlace. Gracias
¿Tuvo lugar el qué?
Pues venga esa entrada 😀
Yo no estoy nada de acuerdo. Es el fin de la peor epoca, la que ahogo esos sueños optimistas con un sistema caro e ineficaz. Menos mal que entramos en nueva era dorada de exploracion espacial.
Recuerdo el vuelo del comandante Fullerton, creo que se llamaba. Con el tanque pintadito de blanco. Parecía SF. Tan distinto a todo lo anterior, tan sofisticado. ¡Que insignificantes parecían las anticuadas Soyus en comparación con esta enorme y hermosa nave!!!. No funcionó. Una pena. Pero el concepto de una nave alada reutilizable, apta para el transporte de personas a LEO terminará imponiéndose algún día. Hubieran tenído más éxito proyectos más modestos, tipo Hermes o Spiral. Ya volverán, aunque no estaremos aquí para verlos.
Si te refieres al primer vuelo, el STS-1, estaba tripulado por Young y Crippen. Fullerton voló con Lousma, creo, en el STS-3.
Pero si al final de todo los de la NASA llegaron a la conclusion que el Shuttle fue un lastre para su programa tripulado, (caro, ineficiente y no cumplio con las tareas principales) que los anclo a la orbita baja. Son maquinas increibles pero adelantadas para la epoca. Probablemente si seguian con algo similar a las apollo(mas economicas) seria otra la historia.
La NASA no llegó a ninguna conclusión. El shuttle fue cancelado por la administración Bush, no por la NASA, decisión refrendada por Obama después de cancelar el Programa Constelación. Yo no era un fanboy del shuttle, pero me parece una pena que haya sido retirado sin tener un sustituto listo.
Saludos.
Me parece un comentario muy acertado, el gran error es sustituir un sistema sin tener el reemplazo casi listo. Entiendo que parte de los equipos que trabajaban con el Shuttle hacen falta para desarrollar la Orion, pero creo que ha sido un error hacerlo sin tener la Orion y las comerciales casi listas.
Una pena, los transbordadores espaciales han sido una gran parte de la historia astronaútica de muchos de nosotros.
como un romance: Fue excelente mientras duro
Un poco de optimismo, ahora mismo hay varias empresas privadas trabajando en nuevas naves espaciales. En un punto cercano el espacio dejará de ser un nicho cerrado a agencias públicas y empresas privadas podrán salir al espacio para cumplir diversos (y que no alcanzo a imaginar) objetivos empresariales. En definitiva el espacio dejará de ser monopolio de los estados.
Comparto completamente el contenido del artículo, incluidos los sueños de juventud y la tristeza de intuir que nunca los veremos realizados, ni siquiera cuando seamos ancianos.
Ahora bien, echando la vista atrás me doy cuenta de que, en el fondo, los norteamericanos nunca tuvieron muy clara su política espacial, y las pocas veces que la tuvieron fue por un simple «pique» con los rusos. Crearon los primeros programas de los 50 y 60 únicamente por su labor propagandística en la guerra fría y por el temos a que los rusos se les adelantasen en la tecnología espacial y dispusieran de armas que les pusieran en peligro. Alcanzado el objetivo propagandístico, abandonaron Apollo.
Luego, como persistía el empeño en la tecnología militar espacial, crearon el Shuttle en parte por presiones de la US Air Force, como varias veces se ha contado en este mismo blog. Resultado: un método caro de ir al espacio, más ligado con su aspecto futurista (y por tanto propagandístico) y sus posibles aplicaciones militares. Y ni siquiera muy seguro, como demuestran sus dos famosos accidentes. En cuando han visto lo caro y peligroso que era, lo han cancelado.
Al final, vemos que el programa tripulado americano era un camino a ninguna parte, una lucha, no por conquistar el espacio, sino por otros intereses que, con sus vaivenes y sus luchas políticas, han terminado condenando al programa mismo.
Incluso ahora que quieren resucitarlo, no saben muy bien cómo, con qué cápsula, y para qué exactamente. Dentro de 15 años podrían despegar las primeras Dragon o las primeras Orion y, unos pocos años más tarde, ser canceladas porque, sencillamente «nadie sabe en qué emplearlas» y los militares tienen sus propios programas de satélites. Así de jodido, pero así de real, porque… ¿acaso no es eso lo que les acabó pasando a los otros programas?
Rusia, en cambio, nunca ha dejado de confiar en sus cápsulas y en sus estaciones espaciales, menos bonitas pero más útiles. Ha tenido claro que la conquista del espacio es una inversión a laaargo plazo, y que no hay que mirar tan con lupa los resultados cortoplacistas, sino estar ahí, y las ventajas ya irán viniendo. Nadie ha puesto nunca en tela de juicio «para qué sirve una Soyuz».
Otro tema es el programa no tripulado; ahí sí que los norteamericanos han tenido una gran visión, y un liderazgo indiscutible. Pero en el programa tripulado, no tienen criterio. Espero más de los chinos y los rusos en el futuro.
Totalmente de acuerdo. Espero ver volar al Dream Chaser.
la retirada de los transbordadores , Marte esta más cerca, en mi opinión, pero debemos poner fin a la crisis mundial. Orión y SLS dar 30 dias a Marte con una o dos lanzamentos (sls bloque II), utilizando el VASIMR … Marte está más cerca que nunca , Daniel. no se desanime! (La década de 2030 o 2040)
Bueno Dani, igual los suben en un Dream Chaser…
Yo comparto la preocupación de Daniel. No viví la llegada a la luna, pero desde pequeño siempre tuve la tremenda convicción que viviría la llegada a Marte. Y cada vez, cada noticia que leo, cada año que pasa, cada década dejada atrás, me hace ser más y más pesimistas. Solo me consuela pensar que si países como china aceleran el paso, esto hará de tirón para los americanos y rusos y viviremos otra competición por ver quien llega el primero. No es muy noble la causa, pero a mi me vale con tal de verlo. 😀
Ya somos dos que pensamos exactamente igual
Hola Daniel,
Todos hemos soñado con ver o participar en misiones espaciales. TODOS. Ha sido el sueño de nuestra infancia y algunos de nosotros lo hemos seguido (para bien o para mal) profesionalmente.
Estoy haciendo mi tesis sobre propulsion nuclear en una universidad extranjera. Los animos también están por el suelo y el pesimismo en el sector es visible. Al parecer nos vamos a quedar en LEO por mucho tiempo….
Sin embargo soy optimista y no dejare que tu pesimismo me embargue, Daniel. Llámame iluso, llámame soñador, acepto las collejas y las sonrisas… pero hace unos meses me diagnosticaron leucemia, y lo primero que se me viene a la cabeza mientras escribo mi tesis no es «algún día lo vere?», si no «haré lo posible por hacerla realidad». No sé cómo, pero lo hare.
Ya no tengo sueños, si no cosas que hacer. Hay días que estoy desanimado, hay días como hoy que debido a mi tratamiento quiero estar en la cama. La tesis va poco a poco, más lenta de lo que me imaginaba…pero aquí estoy, pensando que algún día iremos más allá de LEO y tu SI que lo veras 😉
Vic
Hola Victor,
muchas gracias por tu mensaje. De naturaleza soy optimista -por algo sigo con este blog-, pero a veces la realidad se empeña en llevarme la contraria. En fin, que espero que ambos veamos al hombre en Marte algún día. Mucho ánimo y te deseo lo mejor.
Un saludo.
La falta de objetivos claros y definidos en la exploración espacial es consecuencia de su ausencia también en el devenir presente del mundo. Vivimos tiempos desconcertantes que nos desconciertan, abrumados por el penoso devenir diario, con escasa capacidad de mirar a lo lejos.
El tablero de juego ha cambiado, los protagonistas son otros, países en las que hace unas décadas se morían millones de personas de hambre ahora tienen cartas importantes que jugar, sus propios intereses, su manera diferente, que no mejor ni más justa, de ver el mundo. Y su dinero y poder, sus armas también.
El mundo se ha hecho pequeño y ya nadie podrá hacer algo realmente importante y valioso para todos estando solo.
Las personas necesitan, quieren, ansían entusiasmarse con proyectos que les den sentido como individuos, como comunidad y como especie, pero para ello se requieren nuevos medios políticos y económicos, y, como se dice ahora, nuevos relatos que, desgraciadamente, aún desconocemos. Y que en ellos se sientan involucrados, que confíen en la buena dirección de sus gestores que logren incluirles, de manera honrada, en la aventura apasionante de descubrir el cosmos en el amplio sentido de la expresión. La aventura de conocer y caminar.
Mi abuela, con más de ochenta años, estaba conmigo, delante del televisor, aquél 16 de julio de 1969. Y yo, al ver levantarse del suelo el primer transbordador norteamericano, no puede dejar de recordar aquellas imposibles y pesadas naves en las que volaba Flash Gordon y su inseparable amigo, el Dr. Zarkov. Las futuras naves tripuladas no serán así, no podemos imaginarnos sus formas, pero serán mejores porque serán reales y como las dibujadas también nos llevarán lejos y cerca al mismo tiempo, a fuera y a dentro de nosotros mismos.
Nuestra generación no verá eso que soñamos ver, pero sin nosotros nadie podría verlo en el futuro.
Saludos.
Hola Daniel. Hace poco caí en tu blog navegando en la web y desde entonces no puedo parar de leer tus entradas. Explicas muy bien cosas que para un lector que no sabe de cuestiones espaciales serían imposibles de entender. Tu calidad narrativa es excelente. Espero poder seguir leyendo muchos artículos más.
Saludos desde Argentina.
Mario.
Muchas gracias, Mario.
Lo menos que puedo hacer es alentarte a seguir escribiendo!