Las estrellas viejas comen planetas

Por Daniel Marín, el 13 septiembre, 2010. Categoría(s): Astronomía • Exoplanetas • sondasesp

O mejor dicho, las estrellas viejas se tragan sus júpiteres calientes. Al igual que Cronos devoraba a sus hijos, no es extraño que las estrellas se coman los planetas que giran a su alrededor en algún momento de su historia. Los júpiteres calientes son las víctimas ideales de la tragedia: este tipo de planetas se forma a bastante distancia, pero, debido a distintos procesos de migración, terminan muy cerca de su estrella. Cualquier perturbación gravitatoria ulterior generada por las fuerzas de marea podría precipitar estos mundos en el fuego estelar. Por lo tanto, es lógico pensar que las estrellas más antiguas deberían presentar una menor frecuencia de júpiteres calientes.

Y así lo han demostrado un equipo de investigadores liderados por John Debes y Brian Jackson, que han observado el cúmulo globular 47 Tucanae con el telescopio espacial Hubble. La elección del objetivo no es casual, pues los cúmulos globulares están compuestos por estrellas de enorme antigüedad. Según los resultados del estudio, las estrellas de los cúmulos más viejos podrían tener la mitad de júpiteres calientes a distancias de hasta 0,5 UA (75 millones de km). Si reducimos la distancia a 0,08 UA (12 millones de km), estas estrellas podrían tener 25 veces menos júpiteres calientes que los astros del disco galáctico.

47 Tucanae parecía ser un lugar ideal para detectar exoplanetas mediante el método del tránsito, especialmente después del descubrimiento de HD 209458b. Sin embargo, tras observarlo ocho días seguidos con el instrumento WF/PC2 del Hubble no se pudo detectar ningún planeta. Las estimaciones indicaban que se podrían descubrir hasta 17 planetas en unas 34000 estrellas observadas. En el entorno del Sistema Solar, un 1% de estrellas poseen júpiteres calientes, pero este porcentaje es claramente inferior en los cúmulos globulares.

Por supuesto, podría ser que las estrellas de 47 Tucanae tuviesen menos júpiteres calientes simplemente porque su menor metalicidad reduciría la tasa de formación planetaria, pero lo cierto es que la diferencia en la composición estelar no explica esta ausencia. Aunque también se puede argumentar que las numerosas interacciones entre las estrellas dentro del denso cúmulo globular podrían ser las causantes de la destrucción de los júpiteres calientes, los cálculos indican que sólo un pequeño porcentaje de planetas se vería afectado. Por otro lado, los fuertes vientos estelares de las estrellas gigantes azules (tipo O) quizás obstaculizaron la formación de planetas durante las etapas de formación del cúmulo, aunque éste es un área poco estudiada hasta el momento. El caso es que la suma de estos factores «destructivos» no basta para explicar la no detección de estos planetas en cúmulos globulares, por lo que es necesario invocar mecanismos de perturbación gravitatoria que expliquen este fenómeno. En definitiva, los júpiteres calientes parecen tener una vida máxima de unos «pocos» miles de millones de años.

Naturalmente, este estudio no indica que las estrellas de los cúmulos globulares no tengan planetas a mayores distancias, aunque en este caso habría que tener en cuenta que las perturbaciones debidas a los astros vecinos serían mayores.


Evolución de una población imaginaria de júpiteres calientes con el tiempo.


Representación artística de un júpiter caliente (fuente).

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Por Daniel Marín, publicado el 13 septiembre, 2010
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