Los pasados días 21 y 22 de septiembre tuvo lugar Naukas Bilbao 2024, un gran evento de divulgación científica centrado en charlas de diez minutos de duración sobre todo tipo de temas. Este año tuve el honor de asistir con la charla, Duelo en la Luna, centrada en las próximas misiones tripuladas que tendrán lugar esta década por parte de China y Estados Unidos y el conflicto potencial entre las dos potencias por el control de los cráteres en sombra permanente y las islas de la luz eterna del polo sur. A continuación, les dejo con el guion de la charla y algunas diapositivas de la presentación. El vídeo de la charla se puede ver al final del artículo.
Buenos días. Tengo noticias: volvemos a la Luna. O mejor dicho, en misiones tripuladas, porque desde 1972, con el Apolo
17, el ser humano no camina sobre la Luna. Además en esta década vamos a volver por duplicado. Por un lado, tenemos el programa Artemisa de la NASA y, por otro lado, tenemos a China. Seguramente todos habremos oído o leído algo sobre el programa Artemisa de la NASA, pero los planes chinos para misiones tripuladas son un poquito más desconocidos. Pero el caso es que van a ir antes del fin de 2030. ¿Cómo lo van a hacer? Bueno, de forma muy parecida al programa Apolo de Estados
Unidos, o sea, con dos naves diferentes. Por un lado, tenemos la nave Mengzhou, que significa «navío de los sueños», y, por otro lado, tenemos el módulo lunar Lanyue, que significa «abrazar la Luna», unos nombres muy bonitos. El esquema de misión también es parecido al Apolo, pero con dos lanzamientos para cada misión a la Luna en vez de uno.
Entonces, como podemos ver, primero se va a lanzar el módulo lunar Layue hacia la Luna sin tripulación y luego se lanza la nave Mengzhou con tres astronautas. En cada lanzamiento se utiliza un cohete Larga Marcha CZ-10. Luego la nave Mengzhou se acopla en órbita lunar con el módulo lunar Lanyue, dos de los tres astronautas pasan al módulo lunar, alunizan, ponen la bandera, que eso es muy importante y hacen sus cosas de astronautas ahí en la Luna. Luego vuelven y pasan a la nave Mengzhou y todos juntos vuelven a la Tierra. Vale, muy bien, esto nos puede parecer complicado, pero en realidad es como el Apolo. Dos lanzamientos en vez de uno, pero similar al Apolo.
¿Y qué pasa con la NASA? Bueno aquí van a utilizar dos lanzadores, pero va a ser un poco diferente. Los dos lanzadores son estos: el cohete SLS, que va a lanzar la nave Orión, y el cohete Starship de Spacex. Pero en vez de dos lanzamientos vamos a tener algo más complicado, porque el módulo lunar que la va a lanzar la Starship necesita cargarse de propelentes (metano y oxígeno líquido) en órbita baja. Y eso significa que se tienen que lanzar entre 10 o 15 Starship (el número exacto no se conoce todavía) para pasar este propelente en la órbita baja al módulo lunar. Luego el módulo lunar va a la Luna y luego se lanza el SLS con los astronautas. Para recapitular, China por cada misión tripulada a la Luna llevará a cabo dos lanzamientos y, al menos Artemisa III, que es la primera misión de alunizaje del programa Artemisa, 10 o 15 o 16 lanzamientos. Un lío. Bueno, ellos solos se han metido en este berenjenal.
Por este motivo, y por otros como el de desarrollo de los trajes espaciales, esta primera misión de alunizaje que es Artemisa III está planeada para septiembre de 2026, pero prácticamente todo el mundo da por sentado que se va a retrasar a 2027 o 2028, quién sabe, quizás 2030. Y esto significa que ya nos ponemos muy cerca de las fechas previstas de la misión china. Así que tenemos una carrera lunar en ciernes y hay una competencia entre estos dos programas. En principio, todo esto da igual porque uno puede pensar que la Luna es muy grande y no hay problema Y es verdad. La superficie de la luna es equivalente a la del continente africano, pero el problema es que en esta vuelta a la luna los lugares de interés están limitados a las islas de la luz eterna y los cráteres en sombra permanente de los polos lunares, en especial el polo sur.
En esos cráteres en sombra permanente tenemos hielo, hielo que se puede usar para obtener agua y para generar hidrógeno y oxígeno, que son propelentes de naves espaciales, o también para generar oxígeno, que es importante para que respiren los astronautas. Por lo tanto, es un recurso potencialmente útil, aunque va a ser difícil de extraer. Esta es la imagen del interior del cráter Shackleton que como está cerca del polo sur, pero si nos fijamos, ahí no se ve hielo. Eso es así porque el hielo está mezclado con el polvo lunar, el regolito, así que va a ser difícil extraerlo. En todo caso es un recurso potencial muy interesante y si hablamos de los cráteres en sombra permanente, la superficie que ocupan ya no es equivalente al continente africano, sino que sería más o menos equivalente a la de Dinamarca. Y si hablamos de las islas de luz permanente, ahí ya no tendríamos una superficie equivalente ni siquiera la de Dinamarca, sino muchísimo más pequeña. Depende cómo definamos lo de ‘permanente’ podría ser de un par de campos de fútbol, en unidades del sistema periodístico. O sea, muy poco. El resultado es que los lugares candidatos para el alunizaje de las misiones Artemisa III y de algunas misiones chinas no tripuladas se solapan. Por lo tanto, hay un problema potencial.
Entonces, ¿esto lo podemos arreglar de alguna manera? Está el Tratado del Espacio Exterior de Naciones Unidas de 1967, que nos dice que el espacio se tiene que usar con fines pacíficos y, en concreto, también apunta que ningún país puede reclamar soberanía sobre ninguna parte de la luna, lo cual está muy bien. El problema es que hecha la ley, hecha la trampa y este tratado también nos dice que yo no puedo reclamar un pedazo de la Luna para mi país, pero puedo aprovechar y extraer todos los recursos de la luna sin pedir explicaciones prácticamente a nadie. El truco es que yo no diga que ese trozo de la luna es de mi país. También tenemos el programa Artemisa y los Acuerdos Artemisa, que se han implementado a partir de 2020 como una extensión del Tratado del Espacio Exterior, pero de forma unilateral por parte de los Estados Unidos.
Los Acuerdos Artemisa tienen dos puntos potencialmente conflictivos: el primero es que prácticamente da vía libre a las empresas para que exploten los recursos de la Luna, incluido el hielo, como les dé la gana, y el segundo es que definen una zona de seguridad alrededor de las naves o bases espaciales. ¿Y en qué consiste? Pues básicamente son zonas donde te recomiendan que no te acerques a una nave espacial. Y, evidentemente, esto se puede interpretar como una apropiación de facto del territorio de la Luna. Esto tampoco sería un problema grave porque los Acuerdos Artemisa los han firmado 43 países, no solo Estados Unidos, incluyendo España. Pero se pueden imaginar que el problema radica en que China no los ha firmado y este país, junto con Rusia y otros países quieren poner una base lunar también en el polo sur. Claramente, aquí tenemos un problema, porque Estados Unidos piensa que China les va a quitar todos los recursos y China cree poco menos que los Marines espaciales los van a echar a tiros del polo sur de la Luna.
Entonces, ¿hay alguna posibilidad de arreglar este embrollo? Yo creo que sí la hay y es recuperar el Tratado de la Luna de 1979. A diferencia del Tratado del Espacio Exterior, que lo han firmado 115 naciones, este tratado apenas lo han ratificado 11 naciones, pero tiene una serie de puntos muy importantes. Primero, abunda en el uso pacífico del espacio. Pero, sobre todo, especifica que los recursos de la Luna, como el hielo, son patrimonio de toda la humanidad y que si queremos explorar y aprovechar esos recursos, las naciones que exploren la luna lo tienen que hacer de forma conjunta. Es un tratado utópico, sí, pero en su momento creo que era más utópico imaginar que los seres humanos podrían caminar sobre la Luna y aquí estamos. Desgraciadamente, ni Estados Unidos ni china han firmado este tratado, que es muy parecido al Tratado de la Antártida. Así que el duelo en la Luna está servido.
La NASA y SpX me dejan con la boca abierta. ¡Alucinante!:
Steve Stich (NASA):
«Como novedad para Crew-8 y Crew-9, en caso de que los 4 paracaídas no se desplieguen, SpaceX puede usar los motores SuperDraco del sistema de aborto de lanzamiento para realizar un aterrizaje suave.»
«Bill Gerstenmaier dice que esta capacidad se ha volado antes, sin embargo, esta es la primera vez que se vuela en una misión de la NASA. Confirma que permite a Dragon disparar los SuperDracos «al final» para proporcionar un «aterrizaje tolerable» para la tripulación.
Elon:
«Dragon fue diseñada para aterrizar propulsivamente, pero no quería arriesgarme a usarlo como método principal de aterrizaje.»
https://twitter.com/elonmuk/status/1839938199386239228
¿Resulta muy malvado por mi parte el desear un fallo de los paracaídas? Haha
Sería un buen susto para los astronautas, pero un espectáculo maravilloso para el público.
Puede proponerse como misión tripulada con voluntarios y probar el axiom-a de “menos piezas” programando sin el peso de los paracaídas en una prueba de valor y arrojo.
Isaacman seguro que se apunta.
Con una Dragon de carga, es menos problemático.
Muy buena presentación! Lástima del formato tan corto que reclama tanta síntesis.