Intrepid, un rover nuclear para explorar la Luna

Por Daniel Marín, el 31 agosto, 2020. Categoría(s): Astronáutica • Astronomía • Luna • NASA ✎ 92

La NASA ha enviado cinco rovers automáticos a Marte, pero sin embargo no ha mandado ninguno a la Luna. Aunque en los años 60 se propuso lanzar alguna sonda capaz de recorrer la superficie de nuestro satélite, estos planes se desecharon para centrarse en el programa Apolo, que ya preveía el estudio de la Luna usando vehículos con ruedas tripulados durante las misiones de Tipo J (Apolo 15, 16 y 17). Por eso el primer rover lunar fue el Lunojod 1 soviético, que alcanzó la Luna en 1970, seguido del Lunokhod 2 en 1973. Desde entonces, solo China ha logrado hacer alunizar con éxito otros dos rovers: Yutu 1 —lanzado en 2013 a bordo de la sonda Chang’e 3— y Yutu 2 —lanzado junto con la sonda Chang’e 4—. Pese a todo, un rover autónomo sigue teniendo sus ventajas, ya que es capaz de estudiar una gran extensión de terreno a un coste relativamente bajo. El problema de cualquier misión que quiera explorar la Luna es la noche lunar: dos semanas de oscuridad y frío que suponen todo un reto tecnológico para cualquier nave espacial que no use energía nuclear. No en vano, los Lunojod soviéticos usaban un calefactor nuclear (RHU) a base de polonio-210 para sobrevivir a la noche selenita, mientras que las sondas chinas Chang’e 3 y 4 hacen uso de un pequeño RTG (generador de radioisótopos) de fabricación rusa —que también sirve como RHU— a base de plutonio-238.

El rover lunar Intrepid (ASU/NASA).

Por este motivo resulta interesante una reciente propuesta de sonda espacial estadounidense denominada Intrepid, un proyecto liderado por Mark Robinson, de la Arizona State University. Intrepid sería un rover de 415 kg —muy por encima de los 140 kg de los Yutu chinos, pero claramente inferior a los casi 850 kg de los Lunojod— y con unas dimensiones de 2,0 x 2,5 metros. Estaría dotado de cuatro ruedas y un RTG de nueva generación capaz de suministrar 300 vatios de energía al comienzo de la misión. Intrepid recorrería la friolera de 1800 kilómetros durante los cuatro años que debe durar su misión primaria. El RTG a base de plutonio-238 también serviría como calefactor RHU durante la gélida noche lunar. Por supuesto, es posible construir un rover que use exclusivamente energía solar que pueda aguantar la noche lunar —ahí están los rovers chinos Yutu 1 y 2—, pero a costa de limitar seriamente el retorno científico que se puede obtener en un intervalo de tiempo dado. De hecho, el equipo de Intrepid ha calculado que una versión del rover con paneles solares necesitaría funcionar tres años adicionales para tener el mismo retorno (o sea, siete años de misión en total).

Travesía de Intrepid a lo largo de su misión primaria (ASU/NASA).

El rover tendría un diseño que recuerda vagamente al de los rovers marcianos Curiosity y Perseverance, con un mástil en el que iría la cámara y un brazo robot desplegable. Llevaría nueve instrumentos científicos (con una masa total de 30 kg): la cámara TriCam (estéreo y a color), un espectrómetro de rayos gamma para estudiar la composición del regolito lunar, un retrorreflector láser para estudios geodésicos desde la órbita lunar, un detector de partículas de viento solar y rayos cósmicos —denominado ARMAS—, un instrumento para estudiar cómo afectan las partículas del viento solar a la carga electróstática de los vehículos espaciales y, en el extremo del brazo robot, un espectrómetro APXS junto con una cámara para ver en detalle las rocas y el regolito a corta distancia. Teniendo en cuenta que se trata de una misión de tipo New Frontiers —es decir, relativamente cara—, la carga científica se antoja un poco modesta. Quizás se echa de menos un radar para estudiar el subsuelo como el que llevan los rovers Yutu y algún instrumento capaz de analizar la composición del regolito con más detalle, pero parece que se ha primado la velocidad de desplazamiento y la cantidad de terreno a explorar sobre otras consideraciones.

Instrumentos de Intrepid (ASU/NASA).
Diseño original de Intrepid (ASU).

Y es que el objetivo de Intrepid es fascinante: estudiar cientos de kilómetros de la superficie lunar que tienen edades muy diferentes. Pese a las muestras de las misiones Apolo de la NASA y las sondas Luna soviéticas, hay cierta controversia sobre la datación de los distintos episodios geológicos de la historia lunar. La ruta de Intrepid pasa por zonas viejas y jóvenes que tienen casi cuatro mil millones de años de diferencia entre ellas. Intrepid aterrizaría cerca del cráter Reiner Gamma, al oeste del cráter Reiner, en el Oceanus Procellarum (el nombre de la misión está inspirado sin duda en el módulo lunar homónimo del Apolo 12, que también aterrizó en el Océano de las Tormentas), una zona cuya edad se estima ronda los cuatro mil millones de años. Tras pasar 183 días en esta zona, se dirigiría a las colinas Marius, unas estructuras volcánicas únicas en la Luna con una edad de unos tres mil millones de años que en su momento fueron un lugar candidato para las misiones Apolo. Tras estudiar las colinas durante 300 días, Intrepid viajaría por el Oceanus Procellarum investigando zonas cada vez más jóvenes hasta acabar en el cráter Aristarco, con una edad de unos 200 millones de años. De esta forma, Intrepid permitiría comprender mejor la historia de la Luna y, de paso, identificar zonas candidatas para futuras misiones de retorno de muestras.

El recorrido de Intrepid (amarillo) durante su misión primaria (ASU/NASA).

Intrepid llegaría a la Luna a bordo de uno de las naves que la NASA está desarrollando junto con la industria privada dentro del programa CLPS (pronunciado clips). Durante el día lunar viajaría entre las distintas zonas de interés a una velocidad de 0,5 km/h usando sistemas de navegación autónoma (podrá soportar pendientes de hasta 15º y pasar sobre rocas bastante altas: entre el suelo y el chasis del rover habrá 60 centímetros de altura). Cada cuatro horas —unos dos kilómetros— se pararía para estudiar sus alrededores y documentar su avance. En cada zona de interés permanecería varias horas o días terrestres. La novedad de Intrepid, y la ventaja de usar RTG, es que también podría moverse durante la noche lunar, aunque a una velocidad menor (50 metros por hora) y, en todo caso, solo sería capaz de recorrer un máximo de dos kilómetros.

Propuesta de rover para misiones Apolo prolongadas dotado de RTG (NASA).

La idea de un rover lunar con un RTG es ciertamente interesante, pero el interés científico de una sonda de este tipo queda eclipsado por una misión de retorno de muestras. Además, es posible que sea difícil justificar una misión tan costosa cuando ya hay otros proyectos de rovers lunares como VIPER, que además estudiarán una zona más atractiva a priori como es el polo sur lunar y sus depósitos de hielo. Por estos motivos, las posibilidades de Intrepid para salir adelante aumentarán cuando estas misiones ya se hayan completado. O sea, de aquí a diez años. Y eso suponiendo que China, que cuenta un programa de exploración lunar muy ambicioso, no se adelante.

Referencias:

  • https://firstmode.com/blog/2019/10/25/designing-intrepid-the-first-lunar-road-trip


92 Comentarios

  1. Me pregunto porqué no se han planteado seriamente el construir un refugio para sondas.

    Un iglú para robots. Literalmente eso. Escavar un poco de profundidad y crear una cúpula. Nada más y nada menos.

    Si tiene suficiente masa térmica, la reducción de temperatura tardaría bastante tiempo, y por tanto podría aguantar la noche que sólo son dos semanas. Si la temperatura menor está acotada a sólo unos pocos grados bajo cero, creo que la mayor parte de las sondas podría aguantar sin grandes problemas, o podría reducir enormemente sus requerimientos energéticos pudiendo hacer que aguanten con baterías.

    Claro que eso implica que dejen de enviar sondas a diferentes lugares, sino que se concentren en un lugar concreto de una vez, para poder ir acumulando infraestructura en un lugar cercano.

    Es que con el modelo de sondas exploratorias desperdigadas siempre es empezar de cero.

    1. Posiblemente lo veamos para el polo sur lunar. Allí se podría instalar un refugio para superar lo peor de la noche lunar de cada año. En el resto de meses, el propio rover puede refugiarse en puntos iluminados, como hará el VIPER.

      Por otro lado, aprovechando el CLPS sí se podría también bajar un lander «cargador» al que vuelvan los rover al final de cada día lunar, para enchufarse y pasar la noche. Tiene el inconveniente que comentas, de que sólo puedes explorar zonas cercanas al lander. Pero también se podría hacer una ruta de puntos de repostaje para rover.

      Al final es cierto que un rover bien hecho puede durar muchos años, es cuestión de protegerlos para explorar la mayor parte de la Luna.

  2. ¿Soy el único que se pregunta por qué ninguna de las misiones Apolo dejó conectado un RTG y un control remoto a alguno de los rovers abandonados allí? Encima habría resultado más fácil de pilotar que el Lunokhod, ya que su cámara de video podía transmitir imágenes en directo desde la Luna, mientras que el Lunokhod usaba fotografías para moverse.

    Y aunque no hubiese llevado instrumentos científicos, habría sacado imágenes en color de cerca de amplias zonas de la Luna, un retorno científico muy significativo a costa de aumentar muy ligeramente el peso, además de sacar imágenes del atardecer lunar.

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