Tres décadas del Telescopio Espacial Hubble

Por Daniel Marín, el 25 abril, 2020. Categoría(s): Astronáutica • Astronomía • ESA • NASA ✎ 111

Si hablamos de telescopios espaciales, a todos se nos viene inmediatamente a la cabeza la imagen del Hubble. Es más, si hablamos simplemente de telescopios, muchos también pensarán de forma automática en este maravilloso instrumento. El telescopio espacial Hubble o HST (Hubble Space Telescope) se ha convertido en un auténtico icono de la astronomía. Y no es para menos. No hay casi ningún campo de la astrofísica que no haya sido influenciado, algunos de forma radical, por este observatorio espacial, que, a día de hoy, sigue siendo el único telescopio espacial de gran tamaño dedicado a estudiar el Universo en el visible y en el ultravioleta. Hoy se cumplen tres décadas desde que el brazo robot del transbordador Discvery puso en órbita este histórico telescopio. Treinta años ofreciendo ciencia de primera categoría y, al mismo tiempo, imágenes espectaculares que cualquiera, independientemente de su formación, puede disfrutar. Gracias al Hubble, la astronomía ha alcanzado la categoría de arte.

El telescopio espacial Hubble (HST) (NASA).

Pero, ¿cómo surgió todo? La atmósfera terrestre es imprescindible para la vida. Sin embargo, para la astronomía es un serio obstáculo. Ese océano de aire que llamamos atmósfera bloquea la mayor parte del espectro electromagnético, provocando que los astrónomos estén ciegos salvo por una pequeña ventana abierta a lo que denominamos espectro visible (y también en radio). Por este motivo, desde que los cohetes abrieron la posibilidad de viajar por encima de la atmósfera surgieron las primeras propuestas de telescopios espaciales. Ya en 1946 el astrónomo Lyman Spitzer publicó el artículo Ventajas astronómicas de un observatorio extraterrestre en el que se detallaban los motivos para lanzar un telescopio espacial, que básicamente eran dos: la posibilidad de alcanzar el límite de difracción de un telescopio —lo que permite obtener imágenes con mayor resolución o, lo que es lo mismo, que un telescopio relativamente pequeño en el espacio equivalga a uno mucho mayor en tierra— y el acceso a las longitudes de onda infrarroja y ultravioleta, inaccesibles desde la superficie —por supuesto, un telescopio espacial puede acceder a todo el espectro electromagnético, pero para longitudes de onda muy diferentes del visible se requieren instrumentos y «ópticas» muy diferentes a las de un telescopio visible—.

El astrónomo estadounidense Lyman Spitzer, uno de los «padres» del Hubble, delante del telescopio Hubble en construcción (NASA).

El mismo año que Spitzer publicó su artículo visionario se obtuvo el primer espectro ultravioleta del Sol gracias a un cohete sonda (en realidad un misil A-4 alemán capturado tars la guerra y que fue lanzado desde suelo estadounidense). Pero los vuelos suborbitales no eran suficiente. Había que poner en órbita un telescopio para que pudiera observar el cielo de forma continua. Spitzer y otros astrónomos a lo largo del mundo promovieron la astronomía desde el espacio, aunque no sería hasta 1957 cuando el Sputnik soviético abrió la era espacial y las propuestas de Spitzer pasaron del ámbito de la ciencia ficción a la ciencia. En 1962 la Academia Nacional de Ciencias de EE UU priorizó el lanzamiento de telescopios espaciales y en 1965 Spitzer fue nombrado jefe del comité que debía definir los objetivos científicos de un observatorio espacial de gran tamaño.

Un telescopio espacial OSO (NASA).

Este comité determinó que el telescopio espacial debería tener un espejo principal de entre dos y tres metros de diámetro, como mínimo, para poder conseguir la mayor parte de objetivos científicos, aunque, si era posible, lo ideal era lanzar un telescopio de diez metros. Hoy en día un telescopio terrestre con un espejo de dos metros no es gran cosa, pero en los años 60 muchos telescopios profesionales de primera categoría tenían este tamaño. O incluso eran más pequeños. Colocar un telescopio así en el espacio era una meta muy ambiciosa. No tanto por el tamaño, porque ya en los sesenta había cohetes que podían lanzar un telescopio de estas características, sino por los desafíos técnicos. ¿Se podría apuntar con la suficiente precisión durante horas? ¿Cómo se captarían las imágenes y los espectros? ¿Cómo se enviarían los datos a la Tierra?

El primer telescopio espacial de facto de la historia fue el OAO-2 Stargazer (NAS).

Para responder a estas cuestiones la NASA lanzó varios telescopios espaciales de pequeño tamaño a lo largo de los años 60. El primero fue el OSO-1 (Orbiting Solar Observatory 1), lanzado el 7 de marzo de 1962. Otras siete unidades OSO serían puestas en órbita hasta 1975, aunque dos de ellas fueron un fracaso. Los OSO estaban dedicados al estudio del Sol y observaban el cielo en altas energías, pero sirvieron para que la NASA se familiarizase con las dificultades de operar observatorios espaciales. Entre 1966 y 1972 también se lanzaron cuatro telescopios OAO (Orbiting Astronomical Observatory), aunque el primero solo funcionó tres días y el tercero no alcanzó la órbita. A diferencia de los OSO, los OAO observaban todo tipo de objetos celestes. De hecho, el OAO-2, también conocido como Stargazer, se puede considerar el primer telescopio espacial de la historia en tanto en cuanto contaba con una óptica conectada a detectores de varios tipos, en vez de simples detectores que veían el cielo «a pelo». OAO-2 tenía un espejo de 31 centímetros y un detector ultravioleta que, en realidad, era un tubo Vidicon sensible a estas longitudes de onda. O sea, una cámara de televisión sensible a esta zona del espectro.

El OAO-2 antes de su lanzamiento en 1968 (NASA).

El OAO-2 demostró que, efectivamente, un telescopio espacial era realmente útil, pero también puso en evidencia sus dificultades, en concreto los problemas de desarrollar detectores con la resolución suficiente y los asociados a la transmisión de una elevada cantidad datos. De nada servía tener un telescopio en el espacio si la calidad de las imágenes y los espectros era malísima por culpa de las limitaciones instrumentales. Mientras los OSO y OAO surcaban el espacio, entre 1957 y 1971 también se desarrolló el programa Stratoscope para desarrollar las tecnologías de un telescopio espacial. El Stratoscope I, de 1957, era un telescopio con un espejo primario de 30 centímetros que fue elevado hasta la estratosfera por un globo de helio. Más adelante, el Stratoscope II llevó hasta los 25 kilómetros de altura un telescopio con un primario de 90 centímetros. El proyecto Stratoscope era similar a otros que se realizaron en EE UU y en el resto del mundo en esa época, pero tenía una particularidad: el contratista principal sería la empresa Perkin-Elmer Corporation. Esta compañía tenía fuertes vínculos militares y, a finales de los 60, fue una de las elegidas para construir la óptica de los satélites espías KH-9 HEXAGON.

Recreación de una misión tripulada de mantenimiento de un OAO, algo que nunca se produjo (NASA).

El Pentágono se enfrentó al mismo problema que la NASA: hacer fotografías desde el espacio, aunque hacia el otro lado. Para compensar la poca resolución de los sensores de la época, el HEXAGON usaba un complejísimo sistema de película fotográfica que era enviado a la Tierra a bordo de múltiples cápsulas. La NASA estudió esta tecnología, pero le parecía demasiado costosa para un proyecto que ya de por sí era suficientemente caro y prefirió la técnica de transmisión electrónica de datos, una decisión sabia porque, con el tiempo, sería la tecnología ganadora.

Satélite espía KH-9 HEXAGON con las cápsulas para la película fotográfica. La óptica estuvo a cargo de la empresa Perkin-Elmer (NRO).

No obstante, la NASA podría haber tenido un gran observatorio espacial a principios de los años 70 de haberse aprobado el programa OTES (Optical Technology Experiment System), un telescopio con un espejo de dos metros de diámetro con óptica activa que debía usar sistemas del programa Apolo. El OTES fue propuesto en 1967 y en 1969 el programa cambió su denominación a LTEP (Large Telescope Experiment Program). LTEP estaría situado en la estación espacial Skylab usando la montura para telescopios ATM (Apollo Telescope Mount), basada en la estructura del módulo lunar LM. La plataforma ATM se remontaba a su vez a un proyecto para estudiar la Tierra desde la órbita baja usando misiones tripuladas Apolo. Tanto OTES como LTEP se desplegarían una vez en el espacio como si fuera un catalejo, así que conseguir un correcto alineamiento entre el espejo primario y secundario se convirtió en un quebradero de cabeza, pero los ingenieros de Perkin-Elmer creían que no sería especialmente complicado (y no lo era comparado con el, por entonces alto secreto, programa HEXAGON). En cualquier caso, estos proyectos no salieron adelante. También se propuso lanzar el LTEP de forma independiente, pero la NASA decidió postergar este proyecto hasta disponer de un diseño más maduro y capaz.

El telescopio LTEP acoplado al Skylab (NASA).
Un transbordador espacial pone en órbita el LTEP (NASA).
Diseño del LTEP independiente (NASA).

El que sería el telescopio Hubble nacería en 1968 cuando la NASA comenzó a investigar en serio sobre la posibilidad de lanzar un telescopio espacial con un espejo de entre dos y tres metros, como había recomendado el comité científico presidido por Spitzer. El proyecto se denominó LOT (Large Orbiting Telescope) o LST (Large Space Telescope), aunque con el tiempo sería simplemente ST (Space Telescope). Aprobado provisionalmente en 1971, el lanzamiento estaba planeado para 1979. Al mismo tiempo, a principios de los 70 la administración Nixon aprobó el programa del transbordador espacial (STS), pero canceló el resto de planes tripulados de la agencia. Sin una estación espacial o vuelos a la Luna, había pocos usos reales para el shuttle. Uno de ellos era lanzar el telescopio espacial. Desde ese momento el programa del telescopio espacial quedaría ligado al del transbordador, aunque no existía ningún requisito técnico que obligase a lanzar el LST con el transbordador en vez de con un cohete convencional, más allá de que la NASA planeaba sustituir todos los lanzadores por el shuttle en los años 80.

Concepto del Telescopio Espacial de 1971 a cargo de Perkin-Elmer (NASA).

Para reforzar la relación entre el transbordador y el telescopio espacial, en 1974 se decidió que el observatorio tuviese un diseño modular para que pudiese ser reparado y mantenido en órbita por los astronautas. Esta decisión parecía lógica y su razón de ser era reducir la factura del proyecto, pero provocó todo lo contrario: el presupuesto del telescopio se disparó. Y es que diseñar un instrumento de alta precisión para que pudiese ser manipulado por astronautas enfundados en gruesos guantes y que, además, los instrumentos encajasen a la primera no era nada sencillo. Ni barato. Además, al obligar que el LST estuviese en una órbita baja circular para permitir las visitas regulares del transbordador, el diseño debería ser más complicado de lo necesario. El telescopio tendría que lidiar con el calor de la Tierra y con el estrés térmico y eléctrico derivado del paso continuado por la sombra de nuestro planeta, además de no poder acceder a casi la mitad de la bóveda celeste en un momento dado.

Diseño del telescopio espacial de finales de los 70 (NASA).
Óptica y compartimento de los instrumentos del telescopio espacial. En la parte trasera se aprecian los cuatro instrumentos modulares, así como los tres sensores FGS. La cámara principal no se aprecia en este esquema (NASA).

Lógicamente, el presupuesto del LST se disparó y el Congreso de EE UU obligó a la NASA a buscar socios internacionales para abaratar el proyecto. Como resultado, el 1976 la Agencia Espacial Europea (ESA) se sumó al proyecto del telescopio espacial con el compromiso de suministrar uno de los instrumentos —la cámara FOC (Faint Object Camera)—, los paneles solares y dinero para mantener las operaciones científicas. A cambio, la ESA tendría acceso al 15% del tiempo de observación del telescopio espacial. Al año siguiente se firmó el memorándum de acuerdo entre ambas agencias y el Congreso estadounidense aprobó el presupuesto para el LST. En 1978 la NASA toma la decisión salomónica de asignar la responsabilidad del desarrollo y construcción del telescopio espacial al Centro Marshall, mientras que los instrumentos científicos y el segmento de tierra estarán a cargo del Centro Goddard. Ambos centros habían competido en los años 60 por liderar el desarrollo de telescopios espaciales dentro de la agencia. Además, en 1981 se decide crear un instituto específico para coordinar las operaciones científicas: el STScI (Space Telescope Science Institute), en la John’s Hopkins University de Maryland.

DIseño del Hubble de finales de los 70 (NASA).

Pero, sin que la comunidad de astrónomos que trabajaba en el proyecto lo supiese, los primeros pasos en la construcción del futuro Hubble ya se habían dado en la sombra. A principios de los 70 el Pentágono decidió sustituir los costosos y complejos satélites KH-9 HEXAGON por una nueva generación de satélites espías que sería conocida como KH-11 KENNEN. Los KH-11 tendrían un gran espejo primario de 2,4 metros de diámetro y usarían detectores CCD para generar imágenes de alta resolución que serían enviadas a la Tierra a través de los satélites militares SDS/QUASAR. El contratista principal de los KH-11 sería Lockheed, pero la óptica estaría a cargo de Perkin-Elmer.

KH-11 KENNEN_01
Posible aspecto de un satélite espía KH-11 KENNEN, un «Hubble militar» (Giuseppe de Chiara).

Cuando llegó el momento de concretar el diseño del LST, la experiencia de Lockheed y Parkin-Elmer con los satélites espías KH-11 sería decisiva y, por supuesto, ambas empresas serían elegidas como contratistas del proyecto en 1978 (el primer KH-11 había sido lanzado en 1976). De hecho, para ahorrar costes se decidió que el futuro Hubble usaría exactamente la misma óptica que estos satélites espías —de tipo Ritchey-Chrétien— y el mismo espejo primario de 2,4 metros (con modificaciones que son secretas a día de hoy). Eso sí, el esquema modular del telescopio espacial imponía un diseño de la parte de instrumentos radicalmente diferente del usado por los KH-11. Además, los datos se transmitirían a través de la red civil de satélites geoestacionarios TDRSS de la NASA —aunque esta red también fue y sigue siendo usada por los militares—, y que todavía estaba por ser desplegada. Por otro lado, al ser lanzado por el transbordador, el telescopio debía ser construido de tal forma que su peso fuese soportado por los apoyos laterales de la estructura y no por la base (puesto que se cree que la NRO concibió los KH-11 para poder ser lanzados por el shuttle en caso necesario, es posible que los cambios no fuesen demasiado drásticos).

Óptica del Hubble y los instrumentos científicos actuales (NASA).
Elementos del telescopio espacial (NASA).

El telescopio espacial tendría finalmente 14 metros de largo y un diámetro máximo de 4,5 metros, con una masa de 11 toneladas. El observatorio estaría dividido en tres partes: la óptica o OTA (Optical Telescope Assembly), el módulo SSM (Support Systems Module) con la aviónica y sistemas electrónicos y, por último, el segmento SI (Scientific Instruments) con los cinco instrumentos científicos, de los cuales el protagonista sería la cámara WFPC (Wide Field and Planetary Camera). La precisión en el apuntado debería ser de 0,01 segundos de arco. En la actualidad esta precisión se logra gracias a tres sensores estelares que usan un catálogo de estrellas de referencia para saber dónde está apuntando  el telescopio de forma genérica. Seis giroscopios proporcionan datos sobre los movimientos angulares del telescopio y tres sensores de guiado fino FGS (Fine Guidance Sensor) son los encargados de fijar la posición en las estrellas de referencia y mantener apuntado el telescopio dependiendo del campo de visión de cada instrumento. El telescopio no puede desviarse del objetivo más de 7 milisegundos de arco en un periodo de 24 horas. Estas especificaciones son exigentes a día de hoy, pero en los años 70 parecían casi de ciencia ficción.

Fabricando el espejo primario de 2,4 metros en las instalaciones de Perkin-Elmer (NASA).
inspeccionando el espejo principal sin saber que tenía un defecto grave (NASA).

Perkin-Elmer comenzó la construcción de espejo principal de 2,4 metros en 1979 y terminó su pulido en 1981, pero nadie se dio cuenta de que este enorme bloque de 828 kg contenía un grave defecto. Por culpa de un fallo en la instrumentación usada para comprobar la alineación de la óptica, el espejo había sido pulido con una forma incorrecta. El instrumento que usó Perkin-Elmer para controlar el pulido llevaba una lente que se había desplazado 1,3 milímetros con respecto a su posición prevista. Como resultado, el espejo no fue pulido con forma hiperbólica. La diferencia con la forma ideal era mínima, de solo 1/50 parte del grosor de un cabello humano, pero suficiente para que el telescopio presentase aberración esférica. El mayor y más complejo telescopio espacial creado por la humanidad tenía falta de vista. Más sorprendente aún es que nadie en Perkin-Elmer ni en la NASA se dieran cuenta de semejante chapuza durante las pruebas de control. Es posible que las diferencias en las especificaciones de los espejos de los KH-11 con respecto a las del espejo del Hubble jugasen un papel en este fallo, pero, hasta que conozcamos los detalles de diseño de estos satélites espías, esto es solo una hipótesis.

Construcción del tubo de la óptica del Hubble (NASA).

En 1983 el telescopio espacial fue oficialmente bautizado con el nombre de Hubble y pasó a ser conocido oficialmente como HST (Hubble Space Telescope), en honor a Edwin Hubble, el famoso astrónomo que fue uno de los descubridores de la expansión del Universo. Precisamente, la fecha de lanzamiento del telescopio estaba planeada inicialmente para ese mismo año, pero tuvo que ser retrasada varias veces. El montaje del telescopio se finalizó en 1985, a tiempo para ser lanzado durante la misión STS-61J Atlantis, prevista para el 18 de agosto de 1986. La tripulación sería John Young, Charles Bolden, Bruce McCandless, Steven Hawley y Kathryn Sullivan.

Ensamblaje del telescopio espacial Hubble (NASA).
El Hubble durante las operaciones de montaje (NASA).

Desgraciadamente, en enero de 1986 el transbordador Challenger resultó destruido durante el lanzamiento de la misión STS-51L y los vuelos del shuttle se cancelaron indefinidamente. Después de tantos años, el Hubble debería esperar un poco más en tierra. En realidad, aunque nadie se atrevía a confesarlo, el retraso fue una bendición para la NASA, porque cuando el Challenger se desintegró sobre los cielos de Florida el Hubble ya acumulaba importantes sobrecostes —hasta un 33% del presupuesto original— y nadie creía que pudiese ser lanzado en agosto de 1986. De hecho, la agencia estaba a punto de anunciar un retraso a octubre o noviembre cuando tuvo lugar la tragedia del Challenger. En cualquier caso, el Hubble no podía despegar hasta que la constelación de satélites TDRS estuviese funcionando para poder enviar los datos desde la órbita baja a la Tierra. Después del accidente del Challenger se pensó en usar un cohete convencional para lanzar el HST, pero los cambios en el diseño que traían consigo esta decisión hicieron que se abandonase la idea. Finalmente, una vez que los vuelos del shuttle se reanudaron en 1988, se asignó la tarea de poner en órbita al Hubble a la misión STS-31 Discovery. La tripulación sería la misma que la de la STS-61J, aunque en vez de John Young el comandante sería Loren Shriver.

El Hubble finalizado (NASA).
El Hubble en la bahía de carga del Discovery en la rampa (NASA).

El Discovery despegó el 24 de abril de 1990 desde la rampa 39B del Centro Espacial Kennedy. La misión, una de las más esperadas del programa STS, se situó en una órbita de 612 kilómetros de altura, inusualmente elevada para el shuttle y un récord para la época. Con el fin de ahorrar costes, el Hubble no llevaba un sistema de propulsión propio, por lo que dependía del transbordador para elevar su órbita regularmente y contrarrestar así el frenado atmosférico. En 1990 el ciclo solar estaba cerca del máximo y, por consiguiente, las capas altas de la atmósfera estaban muy extendidas, así que se decidió situar el telescopio espacial en una órbita que minimizase este efecto. El 25 de abril el astronauta Steven Hawley, astrofísico de formación, usó el brazo robot RMS (Canadarm) del Discovery para sacar el enorme satélite de 4700 millones de dólares.

La tripulación de la STS-31 Discovery (Bolden se convertiría en administrador de la NASA) (NASA).
Lanzamiento de la STS-31 (NASA).

La operación no fue sencilla debido al gran volumen del Hubble, que obstaculizaba la visión de la bahía de carga. Antes de soltarlo, había que abrir los paneles solares para permitir que las baterías se recargasen, pero uno de los paneles se negó a desplegarse. Los paneles, de construcción británica, tenían un diseño muy original para la época y eran flexibles, de tal forma que se encontraban enrollados en los laterales del HST. Los astronautas Bruce McCandless y Kathryn Sullivan comenzaron a prepararse para realizar un paseo espacial y desatascar el panel solar, pero finalmente no fue necesario. Tras comprobar el correcto despliegue de los paneles y las dos antenas de alta ganancia para comunicarse con el sistema TDRSS, el Hubble fue puesto en órbita y el centro de control del HST, el STOCC (Space Telescope Operations Control Center), del Centro Espacial Goddard, asumió el mando.

El Hubble es extraído de la bodega de carga del Discovery (NASA).
Secuencia del despliegue del Hubble (NASA).
El Hubble es liberado por el brazo robot del Discovery una vez desplegados sus paneles solares (NASA).

El Discovery volvería a la Tierra el 29 de abril, pero las operaciones científicas con el HST no comenzaron inmediatamente. El Hubble era una máquina muy compleja y había que despertarlo lentamente. No obstante, pronto aparecieron algunos problemas. Una de las antenas de alta ganancia no funcionaba correctamente por culpa de un cable mal colocado y se llegaron a perder las comunicaciones con el telescopio espacial en varias ocasiones al no poder usar el sistema TDRSS. Además, el 1 de mayo los controladores de tierra cerraron por error la cubierta frontal del telescopio, que había sido abierta tras la puesta en órbita. Si no la hubieran podido abrir de nuevo, habría sido necesaria una misión del transbordador para arreglar el fallo. La NASA respiró aliviada cuando se abrió la cubierta, pero lo peor estaba por llegar. Había llegado el momento de la primera luz, es decir, la transmisión de la primera imagen del Hubble. La imagen se retrasó varias veces por motivos técnicos, pero cuando finalmente llegó a Tierra los técnicos y astrónomos se quedaron de piedra, y no precisamente por su calidad. Contra todo pronóstico, la imagen estaba desenfocada.

Imagen de la galaxia M100 que ilustra el problema del espejo del Hubble. A la izquierda la imagen de la cámara WFPC en 1993 con la aberración esférica. En el centro la imagen de la cámara WFPC2 en 1994, tras corregir el fallo, y a la derecha la imagen de la WFC de 2018 (NASA).

Al principio se pensó que podía ser un problema de software o de la cámara WFPC. Pero no, el asunto era mucho más grave: se trataba un defecto de aberración esférica del espejo primario. Traer al Hubble de vuelta se consideró demasiado caro y peligroso. El telescopio podía dañarse durante el regreso a la Tierra, aumentando todavía más el coste de la operación. No había forma de sustituir el espejo en el espacio, pero, afortunadamente, el Hubble había sido diseñado para ser reparado en órbita. Aunque el espejo quedaba fuera del alcance de los astronautas, se puso en marcha un plan de choque para «rescatar al Hubble» y dotarle de nuevos instrumentos que pudieran compensar el defecto. Pero antes, la NASA tuvo que sufrir un escarnio mediático sin precedentes. La imagen pública de la agencia estaba en sus horas más bajas, aunque empeoró todavía más cuando al fallo del Hubble se sumó la pérdida de contacto con la sonda marciana Mars Observer en agosto de 1993. Para colmo, se supo que la empresa Eastman Kodak había fabricado un espejo primario de reserva que se quedó en tierra y que no tenía defecto alguno (hoy en día se puede contemplar en el Museo del Aire y el Espacio de Washington).

Tres de los instrumentos originales del Hubble: WFPC, FOC y FOS (NASA).
Los otros dos instrumentos originales: GHRS y HSP (NASA).

La STS-61 Endeavour sería la primera misión de mantenimiento del Hubble y tendría lugar en diciembre de 1993. Para entonces el Hubble tenía problemas no solo con el espejo, sino con varios sistemas (entre ellos, la electrónica, los giróscopos o los paneles solares). La NASA fue a por todas y decidió solucionar todos los fallos en una única misión, que además serviría como una magnífica operación de relaciones públicas (y es que es importante señalar que no había necesidad alguna de jugárselo todo a una única misión; se podía haber lanzado primero un transbordador para reparar los problemas más acuciantes y luego otra para corregir la aberración esférica del espejo). Pero, ¿cómo corregir el defecto del espejo primario? La solución más lógica era introducir una óptica correctora dentro de cada instrumento, pero esto hubiese supuesto sustituir los cinco instrumentos ya instalados, una opción demasiado compleja para que se llevase a cabo durante única misión (este fue uno de los motivos por los que se planteó dividir la misión en varios vuelos).

Módulo corrector COSTAR (NASA).
Sistema de óptica correctiva COSTAR (NASA).
La tripulación de la STS-61 ensaya en la piscina la instalación de la cámara WFPC2 (NASA).

Aunque el público solo se fijó en las imágenes de la cámara de amplio campo, el Hubble fue lanzado con otros cuatro instrumentos que también se veían afectados por la aberración esférica. Además de la cámara WFPC (Wide Field and Planetary Camera), también llevaba los espectrógrafos GHRS (Goddard High Resolution Spectrograph) y FOS (Faint Object Spectrograph), así como el fotómetro HSP (High Speed Photometer). Después de numerosas reuniones, la NASA aprobó un plan de compromiso. La cámara WFPC, situada en un compartimento diferente que los otros cuatro instrumentos, sería reemplazada por la nueva cámara WFPC2, que contaría con una óptica correctiva interna. A los otros instrumentos habría que ponerle «gafas», pero la manera más sencilla era sacrificar uno de ellos para instalar el sistema corrector. Se diseñó un módulo correctivo denominado COSTAR (Corrective Optics Space Telescope Axial Replacement), las «gafas», que ocuparía el lugar del fotómetro HSP. Ni que decir tiene, al equipo científico del HSP la decisión no le hizo ninguna gracia. COSTAR era una delicada pieza de ingeniería con varios brazos desplegables y espejos destinados a corregir el defecto del espejo primario y distribuir la luz procedente del mismo a otros tres instrumentos, pero es necesario recalcar que, a diferencia de lo que mucha gente cree, no sirvió para corregir las imágenes de la cámara WFPC2, que ya llevaba instalada su propia óptica correctora.

El Hubble durante la misión STS-61 Endeavour (NASA).
Sullivan y Akers instalan COSTAR durante la STS-61 (NASA).
Retirando la cámara WFPC en la STS-61 (NASA).

La STS-61 Endeavour, quizás la misión espacial «intrascendente» más famosa de la historia —lo que no quita que fuese una de las más complejas y ambiciosas del programa shuttle—, fue lanzada el 2 de diciembre de 1993 con siete astronautas, incluyendo el suizo Claude Nicollier, que representaba a la ESA. La misión fue un completo éxito y, tras cinco paseos espaciales a cargo de Story Musgrave, Jeff Hoffman, Kathryn Thornton y Tom Akers, los astronautas colocaron la cámara WFPC 2 y el sistema COSTAR. También cambiaron los paneles solares por unos nuevos y sustituyeron varios giróscopos, una pieza clave para el apuntado correcto del telescopio, entre otras muchas reparaciones. A partir de la STS-61, el Hubble comenzó a funcionar como estaba previsto. Las hermosas y espectaculares imágenes de la cámara WFPC2 dejaron con la boca abierta a astrónomos y no astrónomos de todo el mundo por igual.

Una de las imágenes más icónicas del Hubble: «los pilares de la creación» en la nebulosa M16. En este caso es una versión de 2015 tomada con la cámara WFC3 (NASA/ESA).
Imagen de la cámara WFC3 de la galaxia NGC 7331 (NASA/ESA).

Además de la STS-61, el transbordador espacial llevó a cabo otras cuatro misiones de servicio antes de ser retirado en 2011. Estas misiones fueron renovando los instrumentos por otros más avanzados, además de ir reparando los distintos achaques que iba sufriendo el telescopio. En la misión STS-109 Columbia de 2002 los paneles solares flexibles de fabricación británica fueron sustituidos por unos nuevos de diseño rígido que modificaron el aspecto externo del telescopio. La última de estas misiones, la STS-125 Atlantis, tuvo lugar en mayo de 2009. Esta misión estuvo a punto de no producirse debido a las medidas de seguridad introducidas tras la catástrofe del Columbia en 2003. Afortunadamente, la STS-125 pudo despegar e incorporar nuevos equipos e instrumentos al Hubble, incluyendo la cámara WFC3 (Wide Field Camera 3) y el espectrógrafo COS (Cosmic Origins Spectrograph), que finalmente sustituyó al sistema corrector COSTAR una vez que el resto de instrumentos, incluido el COS, ya llevaban incorporada su propia óptica correctora. Si la STS-125 no hubiera tenido lugar, es muy probable que el Hubble no estuviese en funcionamiento hoy en día (o con capacidades muy limitadas). De hecho, en 2006 la cámara ACS (Advanced Camera for Surveys) falló, junto a otros sistemas del telescopio.

Las cinco misiones de servicio del Hubble (NASA).
Otro resumen de las misiones de servicio del Hubble (NASA).

A veces el Hubble se presenta como el ejemplo perfecto de la ventaja de disponer de un satélite que puede ser reparado en órbita por astronautas. No obstante, se suele obviar que el coste de diseñar el telescopio para que fuese manipulado en órbita por «torpes» astronautas enfundados en escafandras ha supuesto que el Hubble esté «condenado» a una órbita poco práctica desde el punto de vista de las operaciones científicas. Como consecuencia, el coste del proyecto se incrementó de forma brutal. Con lo que la NASA se hubiese ahorrado a la hora de diseñar el Hubble para poder ser reparado en órbita se podrían haber lanzado uno o dos telescopios espaciales adicionales (en 2010 el coste acumulado del programa había superado los diez mil millones de dólares).

Instrumentos actuales del Hubble (NASA).
Cobertura espectral de los distintos instrumentos del Hubble (NASA).

Por el momento, el Hubble espacial sigue funcionando correctamente, aunque con algún que otro problema (a principios de 2019 el observatorio entró en modo seguro por un problema de software). Pero no nos engañemos. Llegará el día en el que el Hubble deje de funcionar o reentre en la atmósfera (recordemos que carece de sistema de propulsión). La STS-125 instaló un sistema de acoplamiento andrógino en la base del telescopio que permitiría elevar la órbita del telescopio mediante el acoplamiento de algún módulo propulsor en el futuro, pero la reentrada de este telescopio histórico no tendrá lugar antes de 2030 (el momento preciso depende de la actividad solar y es imposible de predecir con tantos años de antelación). Muy probablemente para entonces la mayor parte de instrumentos ya no funcionen. Y no. Por si alguien se lo pregunta, no hay ninguna misión de mantenimiento planeada ni a corto ni a medio plazo.

Sistema de acoplamiento SCM instalado en el Hubble en la misión STS-125 (NASA).
Transmisión de los datos del Hubble (NASA).

Lamentablemente, cuando el Hubble desaparezca es muy probable que no tengamos ningún telescopio espacial que opere en el visible. El complejo y caro James Webb (JWST), que con —muuuucha— suerte debe despegar en 2021, dispone de un espejo primario de 6 metros, pero, aunque la prensa lo suele denominar «el sustituto del Hubble», se trata de un telescopio diferente, centrado en el infrarrojo. La nueva generación de telescopios terrestres de gran tamaño parece que han eliminado la necesidad de disponer de un telescopio espacial que observe el visible, pero no es así. Solo desde el espacio puede un telescopio observar el ultravioleta y el infrarrojo al mismo tiempo que el espectro visible. Si queremos identificar el ozono en la atmósfera de exotierras, un biomarcador clave, necesitamos un telescopio espacial que pueda ver en el ultravioleta. El telescopio WFIRST, que dispondrá de un espejo primario similar en tamaño al del HST —y que también es de origen militar— tiene un diseño y unos objetivos diferentes al Hubble, aunque está más cerca de ser su sustituto. No obstante, es muy probable que sea cancelado. Nos queda la esperanza de ver en las próximas décadas algún telescopio gigante como el LUVOIR o HabEX.

Las nebulosas NGC 2014 y NGC 2020 de la Gran Nube de Magallanes en una imagen obtenida por el Hubble en su 30º aniversario (NASA/ESA).
Las galaxias antenas, dos galaxias en colisión, vistas por el Hubble (NASA/ESA).

Resumir las contribuciones del telescopio espacial Hubble a la astrofísica y cosmología modernas es simplemente imposible. Basta decir que ha revolucionado todos los campos de la astronomía. No obstante, una de las misiones prioritarias del Hubble ha sido determinar el valor de la constante de Hubble-Lemaître, es decir, cómo de rápido se está expandiendo el Universo, un valor fundamental para calcular su edad. Cuesta imaginarlo, pero cuando el Hubble fue lanzado en 1990 no se sabía si el Universo tenía diez mil o veinte mil millones de años. En 2001 los datos del Hubble se usaron para determinar que el valor de esta constante estaba entre los 64 y los 80 (km/s)/Mpc, consistente con una edad del Universo de 13 700 millones de años (recientemente, las discrepancias en la edad del Universo calculada usando las observaciones del Hubble y otros telescopios frente a los datos del fondo cósmico de microondas han aumentado, dando lugar a un posible problema cosmológico denominado «la tensión de [la constante de] Hubble»).

Anillo de Einstein formado al desviar el cúmulo de galaxias SDSSJ0146-0929 la luz de galaxias lejanas (NASA/ESA).
Centro del cúmulo globular NGC 1898 visto por la cámara WFC3 (NASA/ESA).

Precisamente, las observaciones del telescopio Hubble han sido fundamentales para descubrir y caracterizar la energía oscura, además de permitir estudiar la materia oscura, los dos componentes mayoritarios de nuestro Universo. Más allá de problemas cosmológicos, el Hubble ha observado desde los planetas, satélites y cuerpos menores del sistema solar hasta las regiones de formación de galaxias lejanas, pasando por exoplanetas y cuásares. Pero, si tenemos que quedarnos con una de las miles de imágenes del Hubble tomadas en estas tres décadas, elijo alguno de los varios campos profundos en los que podemos ver miles de galaxias lejanas. Pocas imágenes capturan mejor la magnitud y grandiosidad de nuestro Universo. Mira bien la imagen. Cada uno de esos puntos no es una estrella. Es una galaxia con cientos de miles de estrellas. La mayoría son galaxias extremadamente jóvenes y las estamos viendo cuando el Universo apenas tenía mil millones de años. ¿Cuántos mundos habitables habrán surgido alrededor de las estrellas de esas galaxias? ¿Cuántas civilizaciones habrán nacido y muerto antes de que naciese nuestro Sol?

Imagen Ultra Deep Field del Hubble. Cada punto es una galaxia lejana (NASA/ESA).


111 Comentarios

  1. No dejá de ser triste que a 10 años de que esté fantástico telescopio espacial deje de funcionar no haya un sustituto claro esperemos que el telescopio espacial de china realmente de la talla y que el régimen de ese país sea transparente en la divulgación de los descubrimientos científicos que haga 😔

    1. Pase por aquí… y sosténgase bien la cabeza, ¡se le puede volar! 🙂
      https://www.spacetelescope.org/images/

      NOTA: El formato Zoomable es el más recomendable para ver las imágenes en el navegador de manera interactiva, con zoom regulable a placer y con la máxima resolución disponible, simplemente sublime.

      La imagen Ultra Deep Field en 6200 x 6200 pixels
      spacetelescope.org/images/heic0406a/
      spacetelescope.org/images/heic0406a/zoomable/

      La galaxia Andrómeda en gloriosos 69536 x 22230 pixels
      spacetelescope.org/images/heic1502a/
      spacetelescope.org/images/heic1502a/zoomable/

      Y hay otras 4743 imágenes absolutamente flipantes a disposición. Navegue seguro, abróchese el cinturón. Y recuerde: una sobredosis óptica es cosa seria. Disfrútese con moderación 😉

  2. «¿Cuántas civilizaciones habrán nacido y muerto antes de que naciese nuestro Sol?»
    Incluso, ¿cuantas bases alienigenas se habran alzado en nuestra Tierra antes de aparecer nosotros? =D

  3. Excelente artículo!! 30 años del Hubble!! Creo que es una misión de escala épica como las misiones Apolo. Pero la tecnología cambio mucho en esos 30 años, lo nuevo esta por venir y las imágenes del Hubble serán referencias a superar. De las imágenes más hermosas la galaxia remolino es mi favorita, y el campo profundo me da vértigo.

    1. 🙂 Bon appétit

      spacetelescope.org/images/heic0506c/
      spacetelescope.org/images/heic0506a/
      spacetelescope.org/images/opo0110a/

      spacetelescope.org/images/opo1103a/
      spacetelescope.org/images/opo1103c/
      spacetelescope.org/images/opo1103b/

      spacetelescope.org/images/opo0521a/
      spacetelescope.org/images/opo0521b/

      spacetelescope.org/images/opo9217b/
      spacetelescope.org/images/opo9217a/

      1. La verdad es que es una maravilla.
        De momento sólo nos queda soñar con el futuro, cuando llegamos al límite del zoom y, en lugar de quedarse en una imagen borrosa, empieza a cargar el juego de imágenes de ATLAST o cualquier otro gran telescopio espacial que suceda al Hubble…

  4. Por cierto. Cuando el James Web esté en marcha ¿podrá realizar imágenes en falso color o el número de bandas observadas no serán suficientes como para diferenciar elementos químicos o materiales?

    1. ? El Webb observa desde el rojo hasta el infrarrojo, así que lo de los colores es un poco relativo. Tomará espectros en distintas resoluciones, … , no entiendo bien tu pregunta.

    2. Pues igual que en visual se usan filtros para ver distintas longitudes de onda (desconozco lo cercanas que están unas de otras) para distinguir elementos químicos. ¿El infrarrojo tiene distntas longitudes de onda que nos muestren distintos elementos para luego editar imágenes con distintos colores? ¿Sólo se puede hacer espectrometría en el visible?

      1. Sí, se puede hacer espectrometría fuera del visible. No sólo en el infrarrojo, sino incluso en radio, por ejemplo.
        El Webb lleva espectrógrafos para todo su rango de longitudes de onda.

  5. Fuera de tema.
    Acabo de ver otro de los videos de NASASpaceflight.com y me entero de que efectuaron las crio-pruebas y el resultado parece ser ok.
    En particular, observo que esa estructura no está rodeada por torres de pararrayos, y en la misma todo el tiempo
    hay operarios en la parte superior o en las estructuras metálicas de la base.
    Desconozco si hay otro modo de lograr resolver este tema y que no me es evidente, pero si realmente no implementaron nada, el riesgo es claramente muy grave.

  6. Se me hace muy difícil no creer en conspiraciones ante el hecho de que en 30 años no se haya lanzado ningún telescopio de uso civil con más capacidad que el Hubble.
    Quizá se deba a que los poderosos no quieren que fijemos nuestra atención en el universo, para que no seamos conscientes, al compararlo con los poderosos, de que estos son insignificantes y les perdamos el respeto.

    1. Lingüísticamente no es una conspiración, que implica secretismo. Es un hecho notable y que los programas de investigación civil han mermado muchísimo con la disolución de la Unión Soviética. Ya no había que demostrar nada… hasta que ha aparecido China. Ahora volvemos a otra «carrera espacial». Bienvenida sea.

    2. Lo de que no se haya lanzado ningún telescopio más potente que el Hubble, no sabría qué decirte. El telescopio Herschel de la ESA tenía un espejo más grande; el Kepler tenía un campo de visión muy superior; el poder de resolución del RadioAstron, en interferometría, era descomunal en comparación… La métrica a utilizar no es sencilla.
      Por otro lado, en el visible e infrarrojo cercano, la óptica adaptativa de los telescopios terrestres ha avanzado mucho. Echad un vistazo a esta imagen.
      https://cdn.eso.org/images/thumb700x/eso1824c.jpg

  7. A mí también, lo que más me ha impresionado, siempre y por lejos, son los cientos de galaxias que se aprecian en cualquier foto de campo profundo.
    Pensar que son fotos que abarcan apenas unos pocos segundos de arco, en zonas del cielo «totalmente negras» (allí donde no vemos nada, a simple vista ni con un telescopio hogareño). Y en ellas rebosan las galaxias y, seguramente, también la vida.

  8. Ojalá todas las partidas milmillonarias se destinaran a hacer ciencia como la proporcionada por el Hubble. Este telescopio espacial contribuyó como pocos instrumentos a situarnos en el Universo y nos devolvió con creces lo invertido en su misión. Gracias, Daniel, por contarnos su historia con tanto detalle y tan bien.

  9. Hablando de telescopios espaciales, Jeff Foust en Twitter:
    «Elon Musk is giving a presentation at a public meeting of an Astro2020 astrophysics decadal survey cmte meeting on efforts to mitigate brightness of Starlink satellites. First “VisorSat” satellites, with sunshade to block reflections off antennas, planned to be on next launch. Musk also says that SpaceX is implementing an “orientation roll” on those satellites whose orbits are being raised to reduce reflections off solar panels. Musk estimates the existing Starlink satellites, including those without any brightness mitigations, will be deorbited in 3-4 years, in part because they’ll be rendered obsolete by v2 satellites with “far greater throughput. Musk says darkening the satellites is “quite simple, actually” and that “we’ll feel a bit silly in hindsight. Musk: think 550 km altitude is the right approach for LEO broadband constellations, but don’t know if there will be a lot of other systems. The big challenge is not going bankrupt. Musk says he’s “pretty interested” to talk with astronomy community on ways to launch or even build a large space telescope, “maybe a planet imager or something like this. Musk briefly mentions Starship launch system, says that “we’ll see regular flights, I think, within a couple years.” Notes that it could play a role in launching space based telescopes. »

    Si, ya se que esto es decir poco, pero ojo con Elon, como se le meta en la cabeza de verdad hacer un telescopio espacial… ir pensado en un espejo de 8 metros. 🙂

    Soñar es gratis. Me conformaría con una misión de NASA+SpaceX para arreglar el Hubble desde una Crew Dragon y subirlo un poquito.

    1. Si hiciera telescopios con la misma cadencia que satélites starlink, ufff! Sería una pasada. No tendríamos discos duros suficientes para almacenar toda la información. Habría que comprimirla y recomprimirla. Soñar es gratis.

    2. Pues mira, si realmente quiere hacer eso, lo tiene muy fácil. Creo que existen espejos de prueba o de repuesto de la clase 8 metros, sobrantes de los grandes proyectos aquí en la tierra. No tiene más que probar a ver si un espejo de esos superaría las vibraciones de el lanzamiento, en un test de ensayos apropiado.
      Los de ATLAST lo propusieron, en sus papers del Decadal Survey del 2010, para la variante ATLAST-8m. Por entonces lo valoraron en 20 millones de dólares (del 2009), a razón de 5 M anuales durante 4 años.
      Musk puede ponerse manos a la obra, si quiere.
      Tal y como lo contaban en el proyecto, no existen capacidades para fabricar espejos del tipo del Webb con tamaño de 8 metros, así que la cosa está en comprobar si un espejo del VLT sobreviviría al lanzamiento o no.

      1. Uy, se me olvidó el artículo.
        https://arxiv.org/ftp/arxiv/papers/0904/0904.0941.pdf

        Por cierto, después de leérmelo tengo que hacer una corrección importante sobre una de mis opiniones. Siempre he pensado que para poder darle forma a un telescopio espacial con espejo de una pieza, de tipo menisco delgado, se necesitaría una «cama actuadora activa» al igual que sucede en la Tierra.
        Parece que no es así, tal y como se dice en el artículo, no lo veo por ningún lado. Lógicamente ese tipo de ópticas activas son para dar forma al espejo, que en la Tierra se deforma por efecto de la gravedad. En el espacio, en gravedad cero, no parece existir ese problema y lo que se propone para el ATLAST-8m es una estructura de soporte tipo panal de abejas. Yo pensaba que la microgravedad sería suficiente para alterar el espejo, teniendo en cuenta la increíble precisión que tendría, pero no parece ser el caso.

        Así que, ya lo sabéis, los que habéis defendido la solución de los telescopios espaciales con espejo de una pieza, frente a la solución segmentada del Webb, y que sería más económico, teníais bastante más razón.

        La problemática, sin embargo, no está del todo solucionada. Como veréis, primero habría que hacer las pruebas comentadas, porque a lo mejor un espejo como los del VLT no sobrevive al lanzamiento (pero intuyo que tienen confianza en que sí que lograría superar los esfuerzos, porque dicen:
        «In fact we propose to space qualify and launch the existing VLT spare or a new off-axis mirror blank. This approach saves cost because the handling infrastructure exists and the ability to fabricate the mirror to 8
        nm rms has been demonstrated. Facilities to fabricate lightweight 4-m to 8-m class mirrors do
        not exist. Additionally, ATLAST-8m uses large design margins, which reduce cost and risk. An
        iso-grid truss-structure support maintains primary mirror launch loads below 600 psi, which is
        well below the 7000 psi design limit for polished glass meniscus substrates. By comparison,
        lightweight mirrors have a design limit of only 1000 psi.»

        lo malo del tema es que si esa solución no vale habría que desarrollar la maquinaria necesaria para hacer grandes espejos de 8 o más metros para materiales como los que lleva el Webb (ya os podéis imagina el coste de eso)

        1. Sólo un comentario más sobre esto. Si imaginas un telescopio espacial con el espejo monolítico más grande que te quepa en la cofia…. siempre puedes imaginar con un telescopio espacial con espejo segmentado, ¡todavía más grande y que te cabe en la cofia! jeje.

          1. Aunque me resulta apasionante, de telescopios intento no opinar porque no se casi nada. Me fio de ti. Imagino que si algun día decide SpaceX construir un telescopio orbital (en realidad es poco probable, pero si a Elon le dan mucho la murga con Starlink y los problemas de la astronomía, a lo mejor se calienta) optará en primer lugar por lo más barato que puedan construir y lanzar, que imagino que es con espejo monolítico. Por supuesto puedo estar totalmente equivocado.

            Ver venir, pero ya es otro motivo más para desear que Starship y Starlink salgan bien. 😉

          2. Si Musk se pone a ello pensad que saldrá con algo «fuera de la caja» tipo telescopios líquidos, o con arquitectura distribuida, … rollos de esos.
            Nada que tenga que ver con algo tradicional y sí con algo que se pueda fabricar en serie, etc., para abaratar costes.
            Opino.

          3. Elon no suele inventar mucho, así que nada de telescopios líquidos, se limita a exprimir las ideas existentes al límite, a buscar la maxima eficiencia de algo. Pero si, puede coger el diseño de un telescopio y pensar.. vale, ¿que sobra aquí? ¿que no hace falta de todo esto? ¿este sensor por que es tan caro? ¿se puede hacer por menos? ¿como? Se aseguraría que se reusan los propulsores, navegación, comunicaciones y paneles de Starlink. Pensaría, ¿puedo meter dentro de un cuerpo como la Dragon XL todos los instrumentos del telescopio y acoplar la optica en un extremo? ¿Y si construyo 30 en vez de uno y se los vendo a todas las agencias espaciales? Cosas así…

            Te lo digo en serio, ojala la astronomia en general le caliente la cabeza, porque cuando este señor entra a cualquier sector, lo transforma. Es la realidad.

          4. Creo que Elon pensaría en una arquitectura distribuida. Se adapta a sus métodos y puntos fuertes:

            – Un elemento (telescopio, radiotelescopio…) más o menos pequeño, fabricado en masa y lanzado en grandes cantidades con Starship.

            Y para controlar el enjambre, software, que es otra de las especialidades de la casa.

            No digo que vayan a hacerlo, digo que este sistema se adapta a su filosofía.

          5. Pues medio en broma ya habíamos hablado nosotros de esto. Si elon se mete a hacer telescopios espaciales os digo yo que lo siguiente son sondas espaciales.
            Y no cualquiera, veríamos las naves a próxima centauri a la par que las de Urano Neptuno os lo digo yo, que este hombre si hace algo lo cambia todo, si acaso la única que no ha revolucionado nada es The Boring company pero vamos yo eso lo veo como un hobby para no aburrirse en los semáforos y ahora que los tesla van a comerse por completo el mercado del automóvil autónomo pues algo más de tiempo va a a tener aunque siguen teniendo planes de lanzamiento para los próximos años y después lanzarán revisiones de los modelos originales según tengo entendido.

            Sinceramente le honra el haber estado trabajando con la comunidad científica para solucionar el problema, otros no lo hubieran hecho porque supondría aumentar costes.

    3. Starlink VisorSat:

      https://spacenews.com/spacex-to-test-starlink-sun-visor-to-reduce-brightness/

      http://www.teslarati.com/spacex-starlink-visorsat-elon-musk-launch-plans/

      – Elon predice que los visores tendrán un efecto masivo en la reducción de visibilidad de los satélites.

      – SpX ha trabajado durante meses en estrecho contacto con responsables de la comunidad astronómica.

      – Con el visor los satélites serán invisibles a la vista, pero Elon se compromete a seguir trabajando para no causar ninguna molestia a la ciencia:

      «If there’s any situation where we’re impeding science, we will take corrective action.»

      – Los satélites Starlink v2.0 tendrán mucho más ancho de banda.
      Al ser un desarrollo interno pueden evolucionarlo continuamente a bajo coste.

      – Starship empezará a dar servicio comercial en un par de años, en 2022, EST.

      Con Starship lanzando en masa satélites fabricados en masa (cada vez con más ancho de banda), el coste de despliegue de Starlink se reduciría mucho.

      1. Probablemente eso incremente la firma del satélite en el infrarrojo más termal, aunque parece que la estrategia de observación en el termal (tomas muy cortas) permite diluir el impacto en las observaciones. Veremos.

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