Tres décadas del Telescopio Espacial Hubble

Por Daniel Marín, el 25 abril, 2020. Categoría(s): Astronáutica • Astronomía • ESA • NASA ✎ 111

Si hablamos de telescopios espaciales, a todos se nos viene inmediatamente a la cabeza la imagen del Hubble. Es más, si hablamos simplemente de telescopios, muchos también pensarán de forma automática en este maravilloso instrumento. El telescopio espacial Hubble o HST (Hubble Space Telescope) se ha convertido en un auténtico icono de la astronomía. Y no es para menos. No hay casi ningún campo de la astrofísica que no haya sido influenciado, algunos de forma radical, por este observatorio espacial, que, a día de hoy, sigue siendo el único telescopio espacial de gran tamaño dedicado a estudiar el Universo en el visible y en el ultravioleta. Hoy se cumplen tres décadas desde que el brazo robot del transbordador Discvery puso en órbita este histórico telescopio. Treinta años ofreciendo ciencia de primera categoría y, al mismo tiempo, imágenes espectaculares que cualquiera, independientemente de su formación, puede disfrutar. Gracias al Hubble, la astronomía ha alcanzado la categoría de arte.

El telescopio espacial Hubble (HST) (NASA).

Pero, ¿cómo surgió todo? La atmósfera terrestre es imprescindible para la vida. Sin embargo, para la astronomía es un serio obstáculo. Ese océano de aire que llamamos atmósfera bloquea la mayor parte del espectro electromagnético, provocando que los astrónomos estén ciegos salvo por una pequeña ventana abierta a lo que denominamos espectro visible (y también en radio). Por este motivo, desde que los cohetes abrieron la posibilidad de viajar por encima de la atmósfera surgieron las primeras propuestas de telescopios espaciales. Ya en 1946 el astrónomo Lyman Spitzer publicó el artículo Ventajas astronómicas de un observatorio extraterrestre en el que se detallaban los motivos para lanzar un telescopio espacial, que básicamente eran dos: la posibilidad de alcanzar el límite de difracción de un telescopio —lo que permite obtener imágenes con mayor resolución o, lo que es lo mismo, que un telescopio relativamente pequeño en el espacio equivalga a uno mucho mayor en tierra— y el acceso a las longitudes de onda infrarroja y ultravioleta, inaccesibles desde la superficie —por supuesto, un telescopio espacial puede acceder a todo el espectro electromagnético, pero para longitudes de onda muy diferentes del visible se requieren instrumentos y «ópticas» muy diferentes a las de un telescopio visible—.

El astrónomo estadounidense Lyman Spitzer, uno de los «padres» del Hubble, delante del telescopio Hubble en construcción (NASA).

El mismo año que Spitzer publicó su artículo visionario se obtuvo el primer espectro ultravioleta del Sol gracias a un cohete sonda (en realidad un misil A-4 alemán capturado tars la guerra y que fue lanzado desde suelo estadounidense). Pero los vuelos suborbitales no eran suficiente. Había que poner en órbita un telescopio para que pudiera observar el cielo de forma continua. Spitzer y otros astrónomos a lo largo del mundo promovieron la astronomía desde el espacio, aunque no sería hasta 1957 cuando el Sputnik soviético abrió la era espacial y las propuestas de Spitzer pasaron del ámbito de la ciencia ficción a la ciencia. En 1962 la Academia Nacional de Ciencias de EE UU priorizó el lanzamiento de telescopios espaciales y en 1965 Spitzer fue nombrado jefe del comité que debía definir los objetivos científicos de un observatorio espacial de gran tamaño.

Un telescopio espacial OSO (NASA).

Este comité determinó que el telescopio espacial debería tener un espejo principal de entre dos y tres metros de diámetro, como mínimo, para poder conseguir la mayor parte de objetivos científicos, aunque, si era posible, lo ideal era lanzar un telescopio de diez metros. Hoy en día un telescopio terrestre con un espejo de dos metros no es gran cosa, pero en los años 60 muchos telescopios profesionales de primera categoría tenían este tamaño. O incluso eran más pequeños. Colocar un telescopio así en el espacio era una meta muy ambiciosa. No tanto por el tamaño, porque ya en los sesenta había cohetes que podían lanzar un telescopio de estas características, sino por los desafíos técnicos. ¿Se podría apuntar con la suficiente precisión durante horas? ¿Cómo se captarían las imágenes y los espectros? ¿Cómo se enviarían los datos a la Tierra?

El primer telescopio espacial de facto de la historia fue el OAO-2 Stargazer (NAS).

Para responder a estas cuestiones la NASA lanzó varios telescopios espaciales de pequeño tamaño a lo largo de los años 60. El primero fue el OSO-1 (Orbiting Solar Observatory 1), lanzado el 7 de marzo de 1962. Otras siete unidades OSO serían puestas en órbita hasta 1975, aunque dos de ellas fueron un fracaso. Los OSO estaban dedicados al estudio del Sol y observaban el cielo en altas energías, pero sirvieron para que la NASA se familiarizase con las dificultades de operar observatorios espaciales. Entre 1966 y 1972 también se lanzaron cuatro telescopios OAO (Orbiting Astronomical Observatory), aunque el primero solo funcionó tres días y el tercero no alcanzó la órbita. A diferencia de los OSO, los OAO observaban todo tipo de objetos celestes. De hecho, el OAO-2, también conocido como Stargazer, se puede considerar el primer telescopio espacial de la historia en tanto en cuanto contaba con una óptica conectada a detectores de varios tipos, en vez de simples detectores que veían el cielo «a pelo». OAO-2 tenía un espejo de 31 centímetros y un detector ultravioleta que, en realidad, era un tubo Vidicon sensible a estas longitudes de onda. O sea, una cámara de televisión sensible a esta zona del espectro.

El OAO-2 antes de su lanzamiento en 1968 (NASA).

El OAO-2 demostró que, efectivamente, un telescopio espacial era realmente útil, pero también puso en evidencia sus dificultades, en concreto los problemas de desarrollar detectores con la resolución suficiente y los asociados a la transmisión de una elevada cantidad datos. De nada servía tener un telescopio en el espacio si la calidad de las imágenes y los espectros era malísima por culpa de las limitaciones instrumentales. Mientras los OSO y OAO surcaban el espacio, entre 1957 y 1971 también se desarrolló el programa Stratoscope para desarrollar las tecnologías de un telescopio espacial. El Stratoscope I, de 1957, era un telescopio con un espejo primario de 30 centímetros que fue elevado hasta la estratosfera por un globo de helio. Más adelante, el Stratoscope II llevó hasta los 25 kilómetros de altura un telescopio con un primario de 90 centímetros. El proyecto Stratoscope era similar a otros que se realizaron en EE UU y en el resto del mundo en esa época, pero tenía una particularidad: el contratista principal sería la empresa Perkin-Elmer Corporation. Esta compañía tenía fuertes vínculos militares y, a finales de los 60, fue una de las elegidas para construir la óptica de los satélites espías KH-9 HEXAGON.

Recreación de una misión tripulada de mantenimiento de un OAO, algo que nunca se produjo (NASA).

El Pentágono se enfrentó al mismo problema que la NASA: hacer fotografías desde el espacio, aunque hacia el otro lado. Para compensar la poca resolución de los sensores de la época, el HEXAGON usaba un complejísimo sistema de película fotográfica que era enviado a la Tierra a bordo de múltiples cápsulas. La NASA estudió esta tecnología, pero le parecía demasiado costosa para un proyecto que ya de por sí era suficientemente caro y prefirió la técnica de transmisión electrónica de datos, una decisión sabia porque, con el tiempo, sería la tecnología ganadora.

Satélite espía KH-9 HEXAGON con las cápsulas para la película fotográfica. La óptica estuvo a cargo de la empresa Perkin-Elmer (NRO).

No obstante, la NASA podría haber tenido un gran observatorio espacial a principios de los años 70 de haberse aprobado el programa OTES (Optical Technology Experiment System), un telescopio con un espejo de dos metros de diámetro con óptica activa que debía usar sistemas del programa Apolo. El OTES fue propuesto en 1967 y en 1969 el programa cambió su denominación a LTEP (Large Telescope Experiment Program). LTEP estaría situado en la estación espacial Skylab usando la montura para telescopios ATM (Apollo Telescope Mount), basada en la estructura del módulo lunar LM. La plataforma ATM se remontaba a su vez a un proyecto para estudiar la Tierra desde la órbita baja usando misiones tripuladas Apolo. Tanto OTES como LTEP se desplegarían una vez en el espacio como si fuera un catalejo, así que conseguir un correcto alineamiento entre el espejo primario y secundario se convirtió en un quebradero de cabeza, pero los ingenieros de Perkin-Elmer creían que no sería especialmente complicado (y no lo era comparado con el, por entonces alto secreto, programa HEXAGON). En cualquier caso, estos proyectos no salieron adelante. También se propuso lanzar el LTEP de forma independiente, pero la NASA decidió postergar este proyecto hasta disponer de un diseño más maduro y capaz.

El telescopio LTEP acoplado al Skylab (NASA).
Un transbordador espacial pone en órbita el LTEP (NASA).
Diseño del LTEP independiente (NASA).

El que sería el telescopio Hubble nacería en 1968 cuando la NASA comenzó a investigar en serio sobre la posibilidad de lanzar un telescopio espacial con un espejo de entre dos y tres metros, como había recomendado el comité científico presidido por Spitzer. El proyecto se denominó LOT (Large Orbiting Telescope) o LST (Large Space Telescope), aunque con el tiempo sería simplemente ST (Space Telescope). Aprobado provisionalmente en 1971, el lanzamiento estaba planeado para 1979. Al mismo tiempo, a principios de los 70 la administración Nixon aprobó el programa del transbordador espacial (STS), pero canceló el resto de planes tripulados de la agencia. Sin una estación espacial o vuelos a la Luna, había pocos usos reales para el shuttle. Uno de ellos era lanzar el telescopio espacial. Desde ese momento el programa del telescopio espacial quedaría ligado al del transbordador, aunque no existía ningún requisito técnico que obligase a lanzar el LST con el transbordador en vez de con un cohete convencional, más allá de que la NASA planeaba sustituir todos los lanzadores por el shuttle en los años 80.

Concepto del Telescopio Espacial de 1971 a cargo de Perkin-Elmer (NASA).

Para reforzar la relación entre el transbordador y el telescopio espacial, en 1974 se decidió que el observatorio tuviese un diseño modular para que pudiese ser reparado y mantenido en órbita por los astronautas. Esta decisión parecía lógica y su razón de ser era reducir la factura del proyecto, pero provocó todo lo contrario: el presupuesto del telescopio se disparó. Y es que diseñar un instrumento de alta precisión para que pudiese ser manipulado por astronautas enfundados en gruesos guantes y que, además, los instrumentos encajasen a la primera no era nada sencillo. Ni barato. Además, al obligar que el LST estuviese en una órbita baja circular para permitir las visitas regulares del transbordador, el diseño debería ser más complicado de lo necesario. El telescopio tendría que lidiar con el calor de la Tierra y con el estrés térmico y eléctrico derivado del paso continuado por la sombra de nuestro planeta, además de no poder acceder a casi la mitad de la bóveda celeste en un momento dado.

Diseño del telescopio espacial de finales de los 70 (NASA).
Óptica y compartimento de los instrumentos del telescopio espacial. En la parte trasera se aprecian los cuatro instrumentos modulares, así como los tres sensores FGS. La cámara principal no se aprecia en este esquema (NASA).

Lógicamente, el presupuesto del LST se disparó y el Congreso de EE UU obligó a la NASA a buscar socios internacionales para abaratar el proyecto. Como resultado, el 1976 la Agencia Espacial Europea (ESA) se sumó al proyecto del telescopio espacial con el compromiso de suministrar uno de los instrumentos —la cámara FOC (Faint Object Camera)—, los paneles solares y dinero para mantener las operaciones científicas. A cambio, la ESA tendría acceso al 15% del tiempo de observación del telescopio espacial. Al año siguiente se firmó el memorándum de acuerdo entre ambas agencias y el Congreso estadounidense aprobó el presupuesto para el LST. En 1978 la NASA toma la decisión salomónica de asignar la responsabilidad del desarrollo y construcción del telescopio espacial al Centro Marshall, mientras que los instrumentos científicos y el segmento de tierra estarán a cargo del Centro Goddard. Ambos centros habían competido en los años 60 por liderar el desarrollo de telescopios espaciales dentro de la agencia. Además, en 1981 se decide crear un instituto específico para coordinar las operaciones científicas: el STScI (Space Telescope Science Institute), en la John’s Hopkins University de Maryland.

DIseño del Hubble de finales de los 70 (NASA).

Pero, sin que la comunidad de astrónomos que trabajaba en el proyecto lo supiese, los primeros pasos en la construcción del futuro Hubble ya se habían dado en la sombra. A principios de los 70 el Pentágono decidió sustituir los costosos y complejos satélites KH-9 HEXAGON por una nueva generación de satélites espías que sería conocida como KH-11 KENNEN. Los KH-11 tendrían un gran espejo primario de 2,4 metros de diámetro y usarían detectores CCD para generar imágenes de alta resolución que serían enviadas a la Tierra a través de los satélites militares SDS/QUASAR. El contratista principal de los KH-11 sería Lockheed, pero la óptica estaría a cargo de Perkin-Elmer.

KH-11 KENNEN_01
Posible aspecto de un satélite espía KH-11 KENNEN, un «Hubble militar» (Giuseppe de Chiara).

Cuando llegó el momento de concretar el diseño del LST, la experiencia de Lockheed y Parkin-Elmer con los satélites espías KH-11 sería decisiva y, por supuesto, ambas empresas serían elegidas como contratistas del proyecto en 1978 (el primer KH-11 había sido lanzado en 1976). De hecho, para ahorrar costes se decidió que el futuro Hubble usaría exactamente la misma óptica que estos satélites espías —de tipo Ritchey-Chrétien— y el mismo espejo primario de 2,4 metros (con modificaciones que son secretas a día de hoy). Eso sí, el esquema modular del telescopio espacial imponía un diseño de la parte de instrumentos radicalmente diferente del usado por los KH-11. Además, los datos se transmitirían a través de la red civil de satélites geoestacionarios TDRSS de la NASA —aunque esta red también fue y sigue siendo usada por los militares—, y que todavía estaba por ser desplegada. Por otro lado, al ser lanzado por el transbordador, el telescopio debía ser construido de tal forma que su peso fuese soportado por los apoyos laterales de la estructura y no por la base (puesto que se cree que la NRO concibió los KH-11 para poder ser lanzados por el shuttle en caso necesario, es posible que los cambios no fuesen demasiado drásticos).

Óptica del Hubble y los instrumentos científicos actuales (NASA).
Elementos del telescopio espacial (NASA).

El telescopio espacial tendría finalmente 14 metros de largo y un diámetro máximo de 4,5 metros, con una masa de 11 toneladas. El observatorio estaría dividido en tres partes: la óptica o OTA (Optical Telescope Assembly), el módulo SSM (Support Systems Module) con la aviónica y sistemas electrónicos y, por último, el segmento SI (Scientific Instruments) con los cinco instrumentos científicos, de los cuales el protagonista sería la cámara WFPC (Wide Field and Planetary Camera). La precisión en el apuntado debería ser de 0,01 segundos de arco. En la actualidad esta precisión se logra gracias a tres sensores estelares que usan un catálogo de estrellas de referencia para saber dónde está apuntando  el telescopio de forma genérica. Seis giroscopios proporcionan datos sobre los movimientos angulares del telescopio y tres sensores de guiado fino FGS (Fine Guidance Sensor) son los encargados de fijar la posición en las estrellas de referencia y mantener apuntado el telescopio dependiendo del campo de visión de cada instrumento. El telescopio no puede desviarse del objetivo más de 7 milisegundos de arco en un periodo de 24 horas. Estas especificaciones son exigentes a día de hoy, pero en los años 70 parecían casi de ciencia ficción.

Fabricando el espejo primario de 2,4 metros en las instalaciones de Perkin-Elmer (NASA).
inspeccionando el espejo principal sin saber que tenía un defecto grave (NASA).

Perkin-Elmer comenzó la construcción de espejo principal de 2,4 metros en 1979 y terminó su pulido en 1981, pero nadie se dio cuenta de que este enorme bloque de 828 kg contenía un grave defecto. Por culpa de un fallo en la instrumentación usada para comprobar la alineación de la óptica, el espejo había sido pulido con una forma incorrecta. El instrumento que usó Perkin-Elmer para controlar el pulido llevaba una lente que se había desplazado 1,3 milímetros con respecto a su posición prevista. Como resultado, el espejo no fue pulido con forma hiperbólica. La diferencia con la forma ideal era mínima, de solo 1/50 parte del grosor de un cabello humano, pero suficiente para que el telescopio presentase aberración esférica. El mayor y más complejo telescopio espacial creado por la humanidad tenía falta de vista. Más sorprendente aún es que nadie en Perkin-Elmer ni en la NASA se dieran cuenta de semejante chapuza durante las pruebas de control. Es posible que las diferencias en las especificaciones de los espejos de los KH-11 con respecto a las del espejo del Hubble jugasen un papel en este fallo, pero, hasta que conozcamos los detalles de diseño de estos satélites espías, esto es solo una hipótesis.

Construcción del tubo de la óptica del Hubble (NASA).

En 1983 el telescopio espacial fue oficialmente bautizado con el nombre de Hubble y pasó a ser conocido oficialmente como HST (Hubble Space Telescope), en honor a Edwin Hubble, el famoso astrónomo que fue uno de los descubridores de la expansión del Universo. Precisamente, la fecha de lanzamiento del telescopio estaba planeada inicialmente para ese mismo año, pero tuvo que ser retrasada varias veces. El montaje del telescopio se finalizó en 1985, a tiempo para ser lanzado durante la misión STS-61J Atlantis, prevista para el 18 de agosto de 1986. La tripulación sería John Young, Charles Bolden, Bruce McCandless, Steven Hawley y Kathryn Sullivan.

Ensamblaje del telescopio espacial Hubble (NASA).
El Hubble durante las operaciones de montaje (NASA).

Desgraciadamente, en enero de 1986 el transbordador Challenger resultó destruido durante el lanzamiento de la misión STS-51L y los vuelos del shuttle se cancelaron indefinidamente. Después de tantos años, el Hubble debería esperar un poco más en tierra. En realidad, aunque nadie se atrevía a confesarlo, el retraso fue una bendición para la NASA, porque cuando el Challenger se desintegró sobre los cielos de Florida el Hubble ya acumulaba importantes sobrecostes —hasta un 33% del presupuesto original— y nadie creía que pudiese ser lanzado en agosto de 1986. De hecho, la agencia estaba a punto de anunciar un retraso a octubre o noviembre cuando tuvo lugar la tragedia del Challenger. En cualquier caso, el Hubble no podía despegar hasta que la constelación de satélites TDRS estuviese funcionando para poder enviar los datos desde la órbita baja a la Tierra. Después del accidente del Challenger se pensó en usar un cohete convencional para lanzar el HST, pero los cambios en el diseño que traían consigo esta decisión hicieron que se abandonase la idea. Finalmente, una vez que los vuelos del shuttle se reanudaron en 1988, se asignó la tarea de poner en órbita al Hubble a la misión STS-31 Discovery. La tripulación sería la misma que la de la STS-61J, aunque en vez de John Young el comandante sería Loren Shriver.

El Hubble finalizado (NASA).
El Hubble en la bahía de carga del Discovery en la rampa (NASA).

El Discovery despegó el 24 de abril de 1990 desde la rampa 39B del Centro Espacial Kennedy. La misión, una de las más esperadas del programa STS, se situó en una órbita de 612 kilómetros de altura, inusualmente elevada para el shuttle y un récord para la época. Con el fin de ahorrar costes, el Hubble no llevaba un sistema de propulsión propio, por lo que dependía del transbordador para elevar su órbita regularmente y contrarrestar así el frenado atmosférico. En 1990 el ciclo solar estaba cerca del máximo y, por consiguiente, las capas altas de la atmósfera estaban muy extendidas, así que se decidió situar el telescopio espacial en una órbita que minimizase este efecto. El 25 de abril el astronauta Steven Hawley, astrofísico de formación, usó el brazo robot RMS (Canadarm) del Discovery para sacar el enorme satélite de 4700 millones de dólares.

La tripulación de la STS-31 Discovery (Bolden se convertiría en administrador de la NASA) (NASA).
Lanzamiento de la STS-31 (NASA).

La operación no fue sencilla debido al gran volumen del Hubble, que obstaculizaba la visión de la bahía de carga. Antes de soltarlo, había que abrir los paneles solares para permitir que las baterías se recargasen, pero uno de los paneles se negó a desplegarse. Los paneles, de construcción británica, tenían un diseño muy original para la época y eran flexibles, de tal forma que se encontraban enrollados en los laterales del HST. Los astronautas Bruce McCandless y Kathryn Sullivan comenzaron a prepararse para realizar un paseo espacial y desatascar el panel solar, pero finalmente no fue necesario. Tras comprobar el correcto despliegue de los paneles y las dos antenas de alta ganancia para comunicarse con el sistema TDRSS, el Hubble fue puesto en órbita y el centro de control del HST, el STOCC (Space Telescope Operations Control Center), del Centro Espacial Goddard, asumió el mando.

El Hubble es extraído de la bodega de carga del Discovery (NASA).
Secuencia del despliegue del Hubble (NASA).
El Hubble es liberado por el brazo robot del Discovery una vez desplegados sus paneles solares (NASA).

El Discovery volvería a la Tierra el 29 de abril, pero las operaciones científicas con el HST no comenzaron inmediatamente. El Hubble era una máquina muy compleja y había que despertarlo lentamente. No obstante, pronto aparecieron algunos problemas. Una de las antenas de alta ganancia no funcionaba correctamente por culpa de un cable mal colocado y se llegaron a perder las comunicaciones con el telescopio espacial en varias ocasiones al no poder usar el sistema TDRSS. Además, el 1 de mayo los controladores de tierra cerraron por error la cubierta frontal del telescopio, que había sido abierta tras la puesta en órbita. Si no la hubieran podido abrir de nuevo, habría sido necesaria una misión del transbordador para arreglar el fallo. La NASA respiró aliviada cuando se abrió la cubierta, pero lo peor estaba por llegar. Había llegado el momento de la primera luz, es decir, la transmisión de la primera imagen del Hubble. La imagen se retrasó varias veces por motivos técnicos, pero cuando finalmente llegó a Tierra los técnicos y astrónomos se quedaron de piedra, y no precisamente por su calidad. Contra todo pronóstico, la imagen estaba desenfocada.

Imagen de la galaxia M100 que ilustra el problema del espejo del Hubble. A la izquierda la imagen de la cámara WFPC en 1993 con la aberración esférica. En el centro la imagen de la cámara WFPC2 en 1994, tras corregir el fallo, y a la derecha la imagen de la WFC de 2018 (NASA).

Al principio se pensó que podía ser un problema de software o de la cámara WFPC. Pero no, el asunto era mucho más grave: se trataba un defecto de aberración esférica del espejo primario. Traer al Hubble de vuelta se consideró demasiado caro y peligroso. El telescopio podía dañarse durante el regreso a la Tierra, aumentando todavía más el coste de la operación. No había forma de sustituir el espejo en el espacio, pero, afortunadamente, el Hubble había sido diseñado para ser reparado en órbita. Aunque el espejo quedaba fuera del alcance de los astronautas, se puso en marcha un plan de choque para «rescatar al Hubble» y dotarle de nuevos instrumentos que pudieran compensar el defecto. Pero antes, la NASA tuvo que sufrir un escarnio mediático sin precedentes. La imagen pública de la agencia estaba en sus horas más bajas, aunque empeoró todavía más cuando al fallo del Hubble se sumó la pérdida de contacto con la sonda marciana Mars Observer en agosto de 1993. Para colmo, se supo que la empresa Eastman Kodak había fabricado un espejo primario de reserva que se quedó en tierra y que no tenía defecto alguno (hoy en día se puede contemplar en el Museo del Aire y el Espacio de Washington).

Tres de los instrumentos originales del Hubble: WFPC, FOC y FOS (NASA).
Los otros dos instrumentos originales: GHRS y HSP (NASA).

La STS-61 Endeavour sería la primera misión de mantenimiento del Hubble y tendría lugar en diciembre de 1993. Para entonces el Hubble tenía problemas no solo con el espejo, sino con varios sistemas (entre ellos, la electrónica, los giróscopos o los paneles solares). La NASA fue a por todas y decidió solucionar todos los fallos en una única misión, que además serviría como una magnífica operación de relaciones públicas (y es que es importante señalar que no había necesidad alguna de jugárselo todo a una única misión; se podía haber lanzado primero un transbordador para reparar los problemas más acuciantes y luego otra para corregir la aberración esférica del espejo). Pero, ¿cómo corregir el defecto del espejo primario? La solución más lógica era introducir una óptica correctora dentro de cada instrumento, pero esto hubiese supuesto sustituir los cinco instrumentos ya instalados, una opción demasiado compleja para que se llevase a cabo durante única misión (este fue uno de los motivos por los que se planteó dividir la misión en varios vuelos).

Módulo corrector COSTAR (NASA).
Sistema de óptica correctiva COSTAR (NASA).
La tripulación de la STS-61 ensaya en la piscina la instalación de la cámara WFPC2 (NASA).

Aunque el público solo se fijó en las imágenes de la cámara de amplio campo, el Hubble fue lanzado con otros cuatro instrumentos que también se veían afectados por la aberración esférica. Además de la cámara WFPC (Wide Field and Planetary Camera), también llevaba los espectrógrafos GHRS (Goddard High Resolution Spectrograph) y FOS (Faint Object Spectrograph), así como el fotómetro HSP (High Speed Photometer). Después de numerosas reuniones, la NASA aprobó un plan de compromiso. La cámara WFPC, situada en un compartimento diferente que los otros cuatro instrumentos, sería reemplazada por la nueva cámara WFPC2, que contaría con una óptica correctiva interna. A los otros instrumentos habría que ponerle «gafas», pero la manera más sencilla era sacrificar uno de ellos para instalar el sistema corrector. Se diseñó un módulo correctivo denominado COSTAR (Corrective Optics Space Telescope Axial Replacement), las «gafas», que ocuparía el lugar del fotómetro HSP. Ni que decir tiene, al equipo científico del HSP la decisión no le hizo ninguna gracia. COSTAR era una delicada pieza de ingeniería con varios brazos desplegables y espejos destinados a corregir el defecto del espejo primario y distribuir la luz procedente del mismo a otros tres instrumentos, pero es necesario recalcar que, a diferencia de lo que mucha gente cree, no sirvió para corregir las imágenes de la cámara WFPC2, que ya llevaba instalada su propia óptica correctora.

El Hubble durante la misión STS-61 Endeavour (NASA).
Sullivan y Akers instalan COSTAR durante la STS-61 (NASA).
Retirando la cámara WFPC en la STS-61 (NASA).

La STS-61 Endeavour, quizás la misión espacial «intrascendente» más famosa de la historia —lo que no quita que fuese una de las más complejas y ambiciosas del programa shuttle—, fue lanzada el 2 de diciembre de 1993 con siete astronautas, incluyendo el suizo Claude Nicollier, que representaba a la ESA. La misión fue un completo éxito y, tras cinco paseos espaciales a cargo de Story Musgrave, Jeff Hoffman, Kathryn Thornton y Tom Akers, los astronautas colocaron la cámara WFPC 2 y el sistema COSTAR. También cambiaron los paneles solares por unos nuevos y sustituyeron varios giróscopos, una pieza clave para el apuntado correcto del telescopio, entre otras muchas reparaciones. A partir de la STS-61, el Hubble comenzó a funcionar como estaba previsto. Las hermosas y espectaculares imágenes de la cámara WFPC2 dejaron con la boca abierta a astrónomos y no astrónomos de todo el mundo por igual.

Una de las imágenes más icónicas del Hubble: «los pilares de la creación» en la nebulosa M16. En este caso es una versión de 2015 tomada con la cámara WFC3 (NASA/ESA).
Imagen de la cámara WFC3 de la galaxia NGC 7331 (NASA/ESA).

Además de la STS-61, el transbordador espacial llevó a cabo otras cuatro misiones de servicio antes de ser retirado en 2011. Estas misiones fueron renovando los instrumentos por otros más avanzados, además de ir reparando los distintos achaques que iba sufriendo el telescopio. En la misión STS-109 Columbia de 2002 los paneles solares flexibles de fabricación británica fueron sustituidos por unos nuevos de diseño rígido que modificaron el aspecto externo del telescopio. La última de estas misiones, la STS-125 Atlantis, tuvo lugar en mayo de 2009. Esta misión estuvo a punto de no producirse debido a las medidas de seguridad introducidas tras la catástrofe del Columbia en 2003. Afortunadamente, la STS-125 pudo despegar e incorporar nuevos equipos e instrumentos al Hubble, incluyendo la cámara WFC3 (Wide Field Camera 3) y el espectrógrafo COS (Cosmic Origins Spectrograph), que finalmente sustituyó al sistema corrector COSTAR una vez que el resto de instrumentos, incluido el COS, ya llevaban incorporada su propia óptica correctora. Si la STS-125 no hubiera tenido lugar, es muy probable que el Hubble no estuviese en funcionamiento hoy en día (o con capacidades muy limitadas). De hecho, en 2006 la cámara ACS (Advanced Camera for Surveys) falló, junto a otros sistemas del telescopio.

Las cinco misiones de servicio del Hubble (NASA).
Otro resumen de las misiones de servicio del Hubble (NASA).

A veces el Hubble se presenta como el ejemplo perfecto de la ventaja de disponer de un satélite que puede ser reparado en órbita por astronautas. No obstante, se suele obviar que el coste de diseñar el telescopio para que fuese manipulado en órbita por «torpes» astronautas enfundados en escafandras ha supuesto que el Hubble esté «condenado» a una órbita poco práctica desde el punto de vista de las operaciones científicas. Como consecuencia, el coste del proyecto se incrementó de forma brutal. Con lo que la NASA se hubiese ahorrado a la hora de diseñar el Hubble para poder ser reparado en órbita se podrían haber lanzado uno o dos telescopios espaciales adicionales (en 2010 el coste acumulado del programa había superado los diez mil millones de dólares).

Instrumentos actuales del Hubble (NASA).
Cobertura espectral de los distintos instrumentos del Hubble (NASA).

Por el momento, el Hubble espacial sigue funcionando correctamente, aunque con algún que otro problema (a principios de 2019 el observatorio entró en modo seguro por un problema de software). Pero no nos engañemos. Llegará el día en el que el Hubble deje de funcionar o reentre en la atmósfera (recordemos que carece de sistema de propulsión). La STS-125 instaló un sistema de acoplamiento andrógino en la base del telescopio que permitiría elevar la órbita del telescopio mediante el acoplamiento de algún módulo propulsor en el futuro, pero la reentrada de este telescopio histórico no tendrá lugar antes de 2030 (el momento preciso depende de la actividad solar y es imposible de predecir con tantos años de antelación). Muy probablemente para entonces la mayor parte de instrumentos ya no funcionen. Y no. Por si alguien se lo pregunta, no hay ninguna misión de mantenimiento planeada ni a corto ni a medio plazo.

Sistema de acoplamiento SCM instalado en el Hubble en la misión STS-125 (NASA).
Transmisión de los datos del Hubble (NASA).

Lamentablemente, cuando el Hubble desaparezca es muy probable que no tengamos ningún telescopio espacial que opere en el visible. El complejo y caro James Webb (JWST), que con —muuuucha— suerte debe despegar en 2021, dispone de un espejo primario de 6 metros, pero, aunque la prensa lo suele denominar «el sustituto del Hubble», se trata de un telescopio diferente, centrado en el infrarrojo. La nueva generación de telescopios terrestres de gran tamaño parece que han eliminado la necesidad de disponer de un telescopio espacial que observe el visible, pero no es así. Solo desde el espacio puede un telescopio observar el ultravioleta y el infrarrojo al mismo tiempo que el espectro visible. Si queremos identificar el ozono en la atmósfera de exotierras, un biomarcador clave, necesitamos un telescopio espacial que pueda ver en el ultravioleta. El telescopio WFIRST, que dispondrá de un espejo primario similar en tamaño al del HST —y que también es de origen militar— tiene un diseño y unos objetivos diferentes al Hubble, aunque está más cerca de ser su sustituto. No obstante, es muy probable que sea cancelado. Nos queda la esperanza de ver en las próximas décadas algún telescopio gigante como el LUVOIR o HabEX.

Las nebulosas NGC 2014 y NGC 2020 de la Gran Nube de Magallanes en una imagen obtenida por el Hubble en su 30º aniversario (NASA/ESA).
Las galaxias antenas, dos galaxias en colisión, vistas por el Hubble (NASA/ESA).

Resumir las contribuciones del telescopio espacial Hubble a la astrofísica y cosmología modernas es simplemente imposible. Basta decir que ha revolucionado todos los campos de la astronomía. No obstante, una de las misiones prioritarias del Hubble ha sido determinar el valor de la constante de Hubble-Lemaître, es decir, cómo de rápido se está expandiendo el Universo, un valor fundamental para calcular su edad. Cuesta imaginarlo, pero cuando el Hubble fue lanzado en 1990 no se sabía si el Universo tenía diez mil o veinte mil millones de años. En 2001 los datos del Hubble se usaron para determinar que el valor de esta constante estaba entre los 64 y los 80 (km/s)/Mpc, consistente con una edad del Universo de 13 700 millones de años (recientemente, las discrepancias en la edad del Universo calculada usando las observaciones del Hubble y otros telescopios frente a los datos del fondo cósmico de microondas han aumentado, dando lugar a un posible problema cosmológico denominado «la tensión de [la constante de] Hubble»).

Anillo de Einstein formado al desviar el cúmulo de galaxias SDSSJ0146-0929 la luz de galaxias lejanas (NASA/ESA).
Centro del cúmulo globular NGC 1898 visto por la cámara WFC3 (NASA/ESA).

Precisamente, las observaciones del telescopio Hubble han sido fundamentales para descubrir y caracterizar la energía oscura, además de permitir estudiar la materia oscura, los dos componentes mayoritarios de nuestro Universo. Más allá de problemas cosmológicos, el Hubble ha observado desde los planetas, satélites y cuerpos menores del sistema solar hasta las regiones de formación de galaxias lejanas, pasando por exoplanetas y cuásares. Pero, si tenemos que quedarnos con una de las miles de imágenes del Hubble tomadas en estas tres décadas, elijo alguno de los varios campos profundos en los que podemos ver miles de galaxias lejanas. Pocas imágenes capturan mejor la magnitud y grandiosidad de nuestro Universo. Mira bien la imagen. Cada uno de esos puntos no es una estrella. Es una galaxia con cientos de miles de estrellas. La mayoría son galaxias extremadamente jóvenes y las estamos viendo cuando el Universo apenas tenía mil millones de años. ¿Cuántos mundos habitables habrán surgido alrededor de las estrellas de esas galaxias? ¿Cuántas civilizaciones habrán nacido y muerto antes de que naciese nuestro Sol?

Imagen Ultra Deep Field del Hubble. Cada punto es una galaxia lejana (NASA/ESA).


111 Comentarios

  1. Otro gran gran articulo sobre este telescopio, gracias Daniel, el artículo es muy completo y te da una visión global.

    Saludos Jorge m.g.

  2. Impresionante entrada Daniel, muchas gracias por ella…

    Una pena que el segundo espejo de Kodak no fuera lanzado al espacio…

    Bueno con los mini remolcadores de Momentus quizás se pueda subir su órbita, pero es cierto que ya se nos está haciendo viejo el Hubble…ojalá aguante hasta que el Wfirst sea lanzando…

    La imagen de las galaxias es abrumadora…y preciosa…

    1. Bueno… mientras los espejos del telescopio no se vean degradados por impactos ni yoquesé, el tema es simplemente sustituir instrumentos y los componentes que necesita para moverse y apuntar, comunicarse…
      Queda mucho tiempo para que decaiga en el entorno del 2030. Soy optimista.

      1. Completamente de acuerdo. Sigue funcionando bien. Que suban la órbita o ahora que en breve vuelve a haber naves tripuladas que se pongan las pilas y lo actualizan en. Hay 10 años de margen.

    2. En cualquier caso, estoy contigo, Erick.
      Una misión lo más barata posible para elevar el telescopio lo suficiente como para que no decaiga hasta el 2045-2050 sería bienvenida.
      Con eso ganamos tiempo para pensar en futuras reparaciones y mejoras.
      Soy enemigo declarado de toda propuesta que implique a) traerlo de vuelta a la Tierra b) incinerarlo en la atmósfera.
      El sitio del Hubble está en el espacio.

    1. Sobre todo espectacular la primera misión de reparación del telescopio.
      Con todo lo que se ha criticado el Shuttle, yo recuerdo vivir con especial emoción aquella semana. Obligué a mi hermano (yo era un estudiante pelao de pelas) a que comprara a diario el periódico porque cada día en la sección de ciencia hubo un artículo a toda página con fotos y la descripción de lo que hacían. Cada día tocaba una cosa, que si engancho, que si cambio esto y otro día lo otro. Fue un exitazo y la relevancia se podía ver claramente en la dedicación que hubo en la prensa escrita, revistas dominicales, etc.

      1. Por cierto, O’ Brother, qué grande eres!
        No sabéis lo afortunado que es uno cuando tu hermano mayor, también un estudiante pelao de pelas, en lugar de dedicarse a gastarse el dinero en tabaco y cosas así de insulsas como he hecho yo, se dedicaba a comprar cosas tan brutales como el libro de Cosmos, o una revista que acababa de salir (muy interesante) y de la cual todavía conservamos los 200 primeros números originales…. todo para uso y disfrute del enano que yo era entonces…

      2. Que haya sido aprovechada por NASA para relaciones públicas o etiquetarla de «intrasindente», eso no le quita méritos a la misión STS-61. Para mí revindico el papel de los vuelos tripulados al Espacio.

        1. …que en versión Michael Bay da esto…
          youtu.be/8FhwnkmjgXg?t=3513

          …en versión Christopher Nolan da esto…
          youtu.be/a3lcGnMhvsA?t=57

          …y la versión James Gray mejor ni nombrarla, otra que Absurdgeddon o Missihorne Kipossible, fue un total y completo desAstra.

          ¿A que la versión Klim Shypenko no estuvo taaan mal después de todo? 😉
          youtu.be/ukj_ad-8PZ0?t=1988

          1. Siempre van muy ráaaapido en las pelis del espacio. No son capaces de generar tensión haciendo todo mucho más lento pero a la vez transmitiendo la idea de que la inercia mal calculada te puede matar igualmente. Es algo que no me explico.

          2. La rapidez irrealmente excesiva es para evitar que el espectador se duerma, y me parece perfecto, en particular si la peli ni de coña pretende ser un documental.

            Ahora bien, poner a rotar una estación para luego acoplarse… eso ya es algo bastantito más difícil de explicar, absurdo por donde lo mires. Obviamente así la producción de Armageddon se ahorró filmar escenas de astronautas en gravedad cero, pero ese ahorro habría sido el mismo y sin darle patadas a la más elemental lógica simplemente invirtiendo el orden de los eventos: primero acoplarse, luego poner a rotar la estación.

            Y ya lo de acoplarse rotando y para más inri en plena entrada atmosférica, con la Endurance despedazándose y vibrando como el infierno… estooo… ¡ejem!…

  3. Últimamente he estado bastante intrigado por cómo se metían las cargas en la bahía del transbordador, antes del lanzamiento. La verdad, me cuesta un poquillo encontrar la info, pero está todo en internet jeje.
    Un ejemplo.
    https://danielmarin.naukas.com/2011/07/11/asi-se-lanzaba-un-transbordador-espacial-el-final-de-una-era-iii/
    «La rampa estaba dotada de una torre de servicio que se dividía en dos secciones, una fija y otra móvil. La torre fija (FSS, Fixed Service Structure) incluía el brazo de acceso de la tripulación y los umbilicales para la carga de hidrógeno y oxígeno líquidos del ET. La parte móvil (RSS, Rotating Service Structure) cubría al transbordador en la rampa y se empleaba para instalar algunas cargas útiles en la bodega de carga del orbitador (otras cargas se instalaban desde un primer momento en el OPF). La RSS, de 40 metros de alto, se retiraba antes del despegue formando un ángulo de 120º.»

    El caso es que, en el caso del Hubble, creo que la carga se hizo directamente en la rampa, gracias a la RSS. La verdad es que lo veo y no lo creo, el pollo que montaban ahí. O sea, cuando la carga se montaba en la rampa, venía ya procesada en su contenedor hasta la rampa, y una vez allí se subía no sé cómo (¿raíles?), luego todo eso giraba para encerrar la bodega del shuttle y meter ahí dentro la carga, como en este caso fue el Hubble. Me parece una movida de flipar. Imagino que sería para tener también un acceso de última hora a la carga. En fin.

      1. Los chupópteros de la tundra ártica también son de cuidado, auténticos XB-70 😉

        Procura usar vestimenta especial para pantanos y cañaverales, como el Multilayer Medusa Parachute… bueno, no exactamente ese mismo modelito, se entiende 🙂

        Enhorabuena por otra entrada ultra deluxe, Daniel.

  4. Magnífica entrada, Daniel. Con un repaso histórico, rica en detalles… un gran homenaje al Hubble y un fantástico regalo para tus lectores. 🙂

  5. Muy buen artículo cómo siempre.

    Dice mucho del Hubble que treinta años después siga en el callo, aunque cómo algún habitual de aquí sugirió a lo mejor habrían compensado más telescopios mayores pero desechables, sin posibilidad de repararse.

    1. Ya, pero los universos alternativos en realidad nunca suceden. Cuando pillamos a los politicuchos dispuestos a aflojar la pasta en un gran proyecto de este tipo hay que aprovechar la situación y tirar con el proyecto cueste lo que cueste…

        1. Yo viví muchos años en Washington DC, siempre era una maravilla visitar los museos del aire y el espacio (Smitsoniano y Dulles). También el museo Goddard (en Greenbelt), pero este era mucho mas pequeño que los otros dos.

          Aunque no recuerdo haber visto el otro espejo primario de repuesto que hace mención Daniel.

          IMPRESIONANTE artículo Daniel. Gracias y mil veces gracias!

          Saludos

  6. Vale, pregunta para los mas versados.
    ¿El sistema de acople del huble es compatible con el de la crew dragon? ¿Soy al unico que la parece un sitio precioso para ir a pasa el rato en orbita? Con esto del turismo espacial imagino que ofreciendo a la NASA una extension de vida util gratuita, o todo lo contrario una retirada de órbita tranquila y limpia y un buen talonario unos cuantos ricachones podrían disfrutar de casi tocar una de las grandes obras de la humanidad.

    1. en.wikipedia.org/wiki/NASA_Docking_System
      en.wikipedia.org/wiki/International_Docking_System_Standard

      La Crew Dragon (y la Starliner, la Orion, etc.) usan el NASA Docking System, que es (debería ser) compatible con el SCM del Hubble…

      en.wikipedia.org/wiki/Docking_and_berthing_of_spacecraft#Docking_of_uncrewed_spacecraft

      «The Soft-Capture Mechanism (SCM) added in 2009 to the Hubble Space Telescope. The SCM allows both crewed and uncrewed spacecraft that utilize the NASA Docking System (NDS) to dock with Hubble.»

      P.D.: a los turistas, ricachones o no, yo los mantendría bien alejados de un instrumento científico de la talla del Hubble, que vayan a molestar a otra parte 🙂

    2. Y tienen que compensar el desgaste por la megaconstelacion. Una misión de mantenimiento al hubble pondría a la Dragon en los libros de astronáutica.

      1. Yo me conformo con que lanzaran una Dragon de carga simplificada, simplemente para subir la órbita. Aunque puede que Erick tenga razón en que quizá un remolcador SEP pequeño pueda hacer también la tarea, no lo sé.
        ¡Lo suyo es que la NASA pidiera ofertas a la industria! Al menos para sondear las posibilidades y valorar costes.

        1. Algo incluso mejor. Con un modulo de bigelow y una crew dragon tenemos estación espacial. y realmente por un precio ínfimo, (todo el desarrollo esta hecho y pagado ya). Lo único no se si a nuestros amigos del este que hasta dentro de un mes y un día son indispensables (¡QUÉ GANAS QUE TENGO QUE LLEGUE ESE DÍA!) para ir al espacio estarán de acuerdo. Pero podemos coger todo lo que hemos aprendido en la ISS sobre hacer ciencia e ir un paso mas allá.

          Incluso podríamos ver si se pueden acoplar más equipos y hacer todo un observatorio multi espectral con tripulación semi permanente.

          Y ya la ida de olla definitiva. A quien no le gustaría que la Gateway tuviese como elemento tecnológico más valioso el Hubble, sería un golpe publicitario de cuidado por parte de la NASA y perimitiría mantener operativo mucho tiempo aún el hubble. Para este plan habría que llevar un modulo de propulsión ionico al hubble y que lo llevase a la orbita requerirá y no se si alguien puede hacer el calculo de DeltaV requeriro pero me imagino que por el cambio de plano de orbita que habrá que hacer será curioso pero se impone una mision en el kerbal para ver como funcionaría.
          Y si también acoplar a la Gateway el JWST que como se rompa algo en ese telescopio los gritos se van a oír en Europa y no hablo del continente.

          1. Hay un problema.
            Los ambientes existentes en las estaciones espaciales tripuladas suelen tener más vibraciones de las que nos gustaría, entre otros problemas diversos. Así que, salvo que se solucionen los problemas de ese tipo, lo mejor es que los telescopios espaciales vuelen libres, por su cuenta.
            Por ejemplo, ese puede ser uno de los motivos por el que el futuro telescopio espacial chino visitará la estación espacial para mejoras y tal, pero no estará permanentemente adosado a la Tiangong.
            https://www.popsci.com/technology/article/2010-06/fyi-why-isnt-hubble-space-telescope-just-attached-international-space-station/

          2. Además de las vibraciones, Bigelow ha cerrado. La controvertida Axiom ha rematado a la compañía.
            Controvertida porque aunque tiene un equipo técnica y políticamente espectacular hay un tufillo a puertas giratorias y ventaja para conseguir contratos públicos que rompen la independencia que la NASA debería tener. Por su lado y apesar del módulo Beam de la ISS, no se hasta qué punto Bigelow tenía realmente la capacidad para montar módulos de gran envergadura certificados para uso humano.

            Por otro lado no se si la electrónica del Hubble aguantaría la radiación del espacio profundo. Se podría colocar cerce la Gateway.

  7. Impresionante artículo, es de notar lo diferente que es el mundo de hoy de lo que era al momento de su lanzamiento y mas aún de la época de diseño y construcción.

    Será que es posible una misión de bajo costo con nuevos instrumentos, algún androide tipo Robonaut o Fiodor de los que operan en la ISS + un módulo propulsivo basado en los módulos de Dragón/Progress y hacer todo de una sola vez?

    1. Hay un problema y es que los robots se adaptan aún peor que nosotros a la gravedad 0. Los androides que se han probado en la ISS han tenido numerosos problemas y estan muy lejos de poder acercarse a un humano en algo tan avanzado como la reparación de algo tan delicado como el Hubble, pero quién sabe, quiza algún día.

  8. Que grabn entrada Daniel, Sublime. me da miedo pensar que el James Webb no tiene la capacidad de reparacion que el Hubble, como viene el poryecto, seguro que va a salir con fallos, lo cual me apena.
    lo otro, que epocas, es increible lo que pudieron hacer con los trasbordadores.

    1. Me acuerdo que alguien me dio a entender que el Hubble era algo obsoleto,pero creo que todavía brindará muchísimos descubrimientos aún cuando ya dejé de existir. Hasta ahora creo que hay más de 153 terabytes de observaciones los cuales todavía hay que analizar y ahí vendrán nuevos descubrimientos, los cuáles, serán ampliados bien sea por observatorios en tierra o telescopios en órbita.

      1. Hombre, tanto como obsoleto… pero lo cierto es que un telescopio es tanto su espejo como sus instrumentos. En tierra es mucho más fácil y económico ir mejorando instrumentos y haciendo pruebas…

        Por otro lado, sí, las cosas mejoran. Los espejos del James Webb son 10 veces más ligeros por metro cuadrado que el del Hubble. El espejo primario del HST son 828 kg. Cada segmento del Webb pesa unos 20 kg, así que los 18 segmentos son un total de 360 kg, para un área colectora de 25 m2 frente a 4.5 m2 del Hubble.
        https://www.jwst.nasa.gov/content/observatory/ote/mirrors/index.html
        Para los que piensen en lanzar los espejos de una sola pieza, recordar que si no los hacemos de menisco delgado y con una estructura que le de forma en todo momento, el peso se va de madre. El espejo principal del Hale de 200 pulgadas (5.1 metros), que se hizo a la manera tradicional, pesa 13 Tm.

    2. Magistral entrada, como siempre. Cómo me gustan estos post con perspectiva histórica. En esta cuarentena estamos leyendo unos cuantos de estos. Mil gracias.
      Y feliz cumpleaños Daniel. Creo…😉

  9. Es una lastima que el cohete Ares V se haya cancelado. Había una propuesta para lanzar un telescopio de 8 metros que hubiera estado situado en una posición Lagrange.

    Cada cinco años una cápsula Orión iría a su encuentro a hacerle servició.

    Miren el video aquí: https://youtu.be/lpdNFqjfx9I

    1. Que maravillosamente clara y obvia debe verse nuestra galaxia desde un punto lejano de la Tierra, sin horizontes que la corten por la mitad.

          1. Y dale con la idea fija… Y dale que te dale con la contaminación lumínica… ¡Descansa un poco y deja que los muskianos viajen al espacio de noche! 🙂

  10. Brutal entrada!!…. la WikiDani Space a tope!!.
    Daniel Marín, Profesor Titular de Historia de la Astronáutica, Universidad de Naukas.
    Muchas gracias!!.

  11. Excelente entrada, Daniel. Una perfecta panorámica de las vicisitudes del Hubble y de sus características.

    Gracias, por esta y restantes entradas del blog.

  12. Con más de 600 artículos científicos al año, este telescopio se ha ganado su importancia en la historia. Aún recuerdo con emoción leer en revistas de la época (e incluso años después) artículos de su construcción y funcionamiento, iba a la biblioteca de la universidad a leer este material (e incluso fotocopiar) … internet era algo muy lejano.

    Llegará el momento que quedará obsoleto y se merece un lugar especial en el mejor museo de este planeta. Dentro de 10 años, ojalá SpaceX tenga que lanzar una carga con mucho volúmen y poco peso y en el regreso pueda traerlo de vuelta. Tiendo (tendemos?) a asignar hemiciaones humanas a los objetos con los que llevo mucho tiempo y este se merece esto como poco.

    1. No creo que el Hubble pueda resistir la trayectoría de retorno de la Starship, respecto de la Carga no hay tanto problema, al fin y al cabo con qué se reposte en orbita ya esta.

        1. Se me ocurre algo muy kerbaliano que sería una reentrada por aerofrenado de muchas orbitas y con muchas quiero decir varios dias de aerofrenados o meses para despues usar retropropulsion muy poco a poco y asistida por paracaidas pero no lo veo.

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