Una nueva potencia con armas antisatélite: India destruye el Microsat-R

Por Daniel Marín, el 31 marzo, 2019. Categoría(s): Astronáutica • Cohetes ✎ 55

El 27 de marzo de 2019 India se unió por sorpresa al selecto y controvertido club de potencias espaciales con capacidad antisatélite (ASAT), hasta ahora integrado solamente por Rusia, EEUU y China. La organización gubernamental DRDO (Defence Research Development Organization) —la versión militar del ISRO civil— lanzó el interceptor cinético PDV Mark II desde la isla Abdul Kalam que chocó tres minutos después con el satélite indio Microsat-R en el marco de la operación Mission Shakhti. La colisión tuvo lugar sobre el océano Índico a las 5:41 UTC mientras el satélite se desplazaba hacia el norte y el interceptor volaba hacia el sur en una trayectoria suborbital. El Microsat-R, de 740 kg de masa al despegue, había sido lanzado previamente el 24 de enero de 2019 mediante un cohete PSLV-DL (misión PSLV-C44) y se encontraba en una órbita de 260 x 280 kilómetros y 97º de inclinación. En su momento no se dio mucha información sobre el Microsat-R, más allá de que había sido desarrollado por la DRDO. Pero, en vista de lo ocurrido, es obvio que fue construido ex profeso para esta prueba ASAT y quizás iba equipado con sensores para grabar la aproximación del PDV Mk II.

Lanzamiento del interceptor ASAT de ascenso directo PDV Mk II (DRDO).

La órbita en la que se encontraba el Microsat-R había sido elegida cuidadosamente. Se trata de la órbita más baja en la que un lanzador PSLV haya situado nunca un satélite. El objetivo de la DRDO era, obviamente, permitir que los fragmentos más grandes de la prueba ASAT reentren en la atmósfera lo antes posible y no supongan un peligro para otros satélites. La geometría de la colisión, que se produjo con el interceptor viajando en sentido contrario al sentido de avance del satélite en su órbita, también favorece que la mayoría de trozos caigan a la Tierra. A la altura orbital del Microsat-R el rozamiento atmosférico garantiza que un objeto en órbita se queme en la atmósfera en menos de cinco años, aunque el tiempo exacto dependerá de la actividad solar y de la geometría precisa del impacto.

En rojo el interceptor y en verde el blanco. La zona verde sobre el Índico es la región de exclusión aérea temporal debido a la prueba ASAT (AGI).

No obstante, se estima que un impacto a esa velocidad debe haber creado unos 6500 trozos con un tamaño mayor de 0,5 centímetros. La mayoría caerán a la Tierra próximamente, si es que no lo han hecho ya, pero muchos otros se han visto catapultados a una órbita mayor, donde tardarán más en reentrar. El número de fragmentos creados en la colisión y sus órbitas todavía no está claro. El misil PDV Mk II usado por India es un interceptor antisatélite de ascenso directo o DA-ASAT. Dispone de dos etapas de combustible sólido y una tercera etapa consistente en el «vehículo asesino» o KKV (Kinetic Killer Vehicle). Este vehículo es el encargado de la etapa final de aproximación al objetivo usando un sistema de propulsión hipergólico y cámaras infrarrojas. Como en la mayoría de sistemas ASAT de ascenso directo, que también pueden usarse como sistemas contra misiles balísticos, el interceptor no dispone de ninguna carga explosiva. La energía cinética de la colisión es más que suficiente para destruir el blanco. El misil PDV Mk II es un interceptor exoatmosférico con un alcance de mil kilómetros desarrollado originalmente para destruir misiles balísticos. El nombre del ensayo, Misión Shakti, recuerda al ensayo nuclear indio de 1998, bautizado como Operación Shakti.

Satélite Microsat-R antes del lanzamiento. QEPD (ISRO).

Esta prueba ASAT de India ha sido no obstante mucho más «limpia» que la efectuada por China el 11 de enero de 2007, cuando destruyó su satélite meteorológico Fengyun 1C (FY-1C) mediante un interceptor cinético lanzado desde tierra (curiosamente, el FY-1C tenía una masa casi similar a la del Microsat-R). La prueba generó cerca de 150 000 pedazos (!!) en órbita baja —de los cuales solo se han detectado unos 3400 mediante radar—, pero como el FY-1C estaba en una órbita mucho más alta (865 kilómetros) que el Microsat-R, la mayoría permaneció en órbita. A finales de 2016 todavía seguían en órbita cerca de 2900 pedazos, a los que hay que sumar muchísimos otros demasiado pequeños para ser vistos por el radar que suponen un peligro mortal para otros satélites. El misil empleado en la prueba, bautizado por Estados Unidos como SC-19 o DN-1 (el nombre chino se desconoce), ha sido diseñado a partir del misil de alcance medio DF-21 y puede ser lanzado desde plataformas móviles (TEL), como el PDV Mk II indio. Se cree que el SC-19 puede alcanzar satélites situados hasta 1000 o 1500 kilómetros de altura. Ya en 2010 India declaró públicamente que desarrollaría un sistema ASAT propio, sin duda también a resultas de la prueba china de 2007.

Eyección de un SC-19 chino de su contenedor antes de la ignición (MDA).

La prueba ASAT china de 2007 generó una enorme polémica internacional por culpa del elevado número de fragmentos y fue con diferencia la prueba ASAT más «contaminante» de la historia. Era la primera prueba ASAT con un blanco real desde 1985, cuando Estados Unidos destruyó el satélite Solwind P78-1 mediante un interceptor ASM-135 lanzado desde un avión F-15 (el programa ASM-135 sería cancelado en 1988). Muchos expertos temían que la prueba china de 2007 abriese la veda de ensayos ASAT, con el consiguiente peligro de dejar la órbita baja inservible por culpa de la basura espacial y, en un caso extremo, crear un desastre por el Efecto Kessler (¿has visto Gravity?). Los temores se confirmaron un año más tarde cuando EEUU destruyó su satélite espía USA-193 (NROL-21) mediante un misil SM-3 lanzado desde el crucero Aegis USS Lake Erie. Estados Unidos presentó la prueba ASAT, denominada «Operación Escarcha Quemada», como una maniobra de salvamento para evitar que la tóxica hidrazina del USA-193 alcanzase el suelo, pero obviamente se trataba de una respuesta a la intercepción del FY-1C por parte de China.

Afortunadamente, el USA-193 estaba en una órbita de tan solo 240 kilómetros de altura y los fragmentos no duraron mucho en órbita. Pese a todo, se catalogaron unos cuatrocientos pedazos que estuvieron en órbita cerca de dos años. El sistema SM-3 original (IA y IB) solo puede interceptar satélites por debajo de 600 kilómetros, pero actualmente EEUU está desarrollando con Japón el misil SM-3 IIA capaz de alcanzar cualquier satélite en órbita baja. El interceptor SM-3, desplegado en cruceros Aegis y en tierra, es, con diferencia, el sistema DA-ASAT que cuenta con más unidades desplegadas por todo el mundo, aunque su principal objetivo son los misiles balísticos de Rusia y China. EEUU cuenta además con los «satélites inspectores» GSSAP, capaces de acercarse a satélites enemigos en órbita geoestacionaria para analizarlos y, quizá, incapacitarlos. China también ha demostrado la capacidad de interceptar objetivos orbitales, aunque en órbita baja, con los satélites experimentales Shijian 12, 15 y 17 (SJ-12, 15 y 17).

Misil ASAT MS-3 de EEUU (MDA).

En total, entre 2005 y 2014 China efectuó seis pruebas ASAT de su misil interceptor SC-19, aunque solo en la de 2007 se destruyó un satélite. El 13 de mayo de 2013 China volvió a sorprender al mundo con otra prueba ASAT, pero esta vez empleó un nuevo misil, el DN-2 (Dong Neng 2 o动能2号). No se interceptó ningún satélite, pero el misil alcanzó un apogeo de cerca de 30 000 kilómetros. El DN-2 se cree que está basado en el misil de alcance medio DF-21 o en el misil intercontinental DF-31 y ha sido diseñado para alcanzar satélites en órbitas medias y altas —donde se sitúan satélites de alerta temprana y los GPS—, además de la órbita geoestacionaria, donde se encuentran numerosos satélites de comunicaciones civiles y militares, así como satélites espías estadounidenses SIGINT-ELINT y de alerta temprana para detectar lanzamiento de misiles balísticos.

Entre 2015 y 2018 China realizó tres pruebas adicionales de interceptores ASAT de ascenso directo, probablemente usando el nuevo misil DN-3 o KO-09, aunque todavía no está clara la naturaleza de estos ensayos. El DN-3 parece ser una variante del lanzador espacial Kuaizhou 1 (KZ-1), que a su vez también es una variante del DF-21/DF-31, destinado a interceptar misiles balísticos. Sea como sea, China es actualmente el único país del mundo que ha demostrado disponer de sistemas DA-ASAT capaces de destruir blancos en cualquier órbita, aunque el estado operativo de los mismos es objeto de debate.

Lanzamiento de un misil SM-3 estadounidense desde un crucero Aegis (MDA).

Por su parte, desde que cayó la Unión Soviética Rusia no ha realizado ninguna prueba en la que haya sido destruido un satélite, pero mantiene en activo varios programas ASAT. El principal elemento ASAT ruso hoy en día es el sistema Núdol, consistente en interceptores cinéticos lanzados desde tierra capaces de destruir satélites a 2000 kilómetros de la altura. El sistema Núdol usa misiles 14A42 lanzados desde TEL derivados del sistema antibalístico A-235. Esto supone un cambio de paradigma para Rusia, pues la Unión Soviética y la Rusia de los años 90 desarrollaron varios sistemas ASAT basados en satélites interceptores en órbita, como los IS e IS-M (Istrebitel Sputnikov), Nayad y Naryad-V, entre otros, todos ellos actualmente desaparecidos. La última prueba de un misil Núdol —la sexta desde 2014— tuvo lugar el 6 de marzo de 2018 en Plesetsk, aunque no se interceptó ningún satélite.

Sistema TEL para lanzamiento de misiles ASAT Núdol (Almaz-Antey).

Por otro lado, Rusia ha desarrollado recientemente otro sistema ASAT que emplea un interceptor lanzado desde aviones MiG-31 basado en el misil hipersónico Kinzhal. Este sistema ASAT derivado del Kinzhal fue visto por primera vez en septiembre del año pasado (y, por cierto, en este blog ya adelantamos que el Kinzhal podría ser usado como base para crear un sistema ASAT). Este interceptor ASAT lanzado desde MiG-31 es el heredero indirecto del sistema soviético Kontakt, equivalente al cancelado ASM-135 estadounidense, y que empleaba aviones MiG-31D. A estos sistemas hay que añadir los satélites inspectores rusos lanzados estos últimos años, con posible capacidad ASAT tanto en LEO (los tres satélites 14F153 y la serie Kosmos 2519/2521/2523), como en GEO (Olymp-K/Kosmos 2501). Además, EEUU, China y Rusia están trabajando en armas láser ASAT.

Interceptor ASAT basado en el misil Kinzhal (CNBC).

La prueba ASAT de India no es un hito tecnológico especialmente llamativo. A una potencia espacial como es India, que además dispone de todo tipo de misiles balísticos con armas nucleares, se le supone la capacidad de desarrollar interceptores cinéticos capaces de destruir satélites. No obstante, una cosa es ser capaz de desarrollar esta tecnología y otra es disponer de un sistema ASAT operativo. Está claro que este sistema se ha creado con la intención de contrarrestar las capacidades espaciales de China, pues el otro gran rival de India, Pakistán, no dispone de un programa espacial digno de mención. Veremos cómo reacciona China, si es que lo hace, a este desafío. Toda prueba ASAT unilateral no deja de ser una declaración de intenciones destinada a mandar un mensaje a las potencias rivales —hoy en día no es necesario destruir un satélite para poner a prueba un sistema ASAT— y, al mismo tiempo, es una falta de respeto a la comunidad internacional en tanto en cuanto el espacio no conoce fronteras.

Actualización 3 de abril: aparentemente, India llevó a cabo una prueba ASAT fallida el 12 de febrero. El administrador de la NASA, Jim Bridenstine, ha declarado que cerca de 400 objetos de la prueba suponen un peligro para la ISS, que ha visto incrementado el riesgo de colisión por basura espacial en un 44%.

Interceptor indio PDV Mk II (DRDO).



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Por Daniel Marín, publicado el 31 marzo, 2019
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