Presupuesto de la NASA para 2020: ¿el principio del fin del SLS?

Por Daniel Marín, el 13 marzo, 2019. Categoría(s): Astronáutica • Cohetes • Luna • NASA ✎ 146

La Casa Blanca acaba de hacer pública la petición de presupuesto de la NASA para el año fiscal 2020 y, como suele ocurrir, la polémica está servida. Antes de nada, debemos recordar que estamos ante una propuesta, no un presupuesto definitivo. Según las complejas reglas de la laberíntica política estadounidense, el presupuesto final de las agencias federales sale de la negociación con el Congreso y el Senado, pero siempre tomando como base la propuesta inicial de la administración. Además, el presupuesto nos da pistas sobre cuál puede ser el rumbo de la agencia espacial para los próximos años, no solo en 2020, de ahí el interés de este documento. ¿Y cuáles son las novedades? De entrada, malas noticias para el proyecto más importante de la NASA: el cohete gigante SLS.

Recreación del lanzamiento del SLS desde la rampa 39B (NASA).

A primera vista, no parece que este lanzador se haya resentido en la propuesta de la Casa Blanca. La administración Trump pide 1775 millones de dólares para financiar el SLS y 1266 millones para la nave Orión, un descenso de unos pocos cientos de millones de dólares con respecto al presupuesto de 2019. Pero el diablo está en los detalles, y la Casa Blanca está empezando a mostrar cansancio de los continuos retrasos y sobrecostes del SLS, así que en la letra pequeña del presupuesto sugiere aplazar —un verbo a veces usado como eufemismo de «cancelar»— la versión Block 1B del SLS para concentrarse en la versión inicial, la Block 1. ¿Y por qué es este baile de siglas tan dramático?

Versiones del SLS (NASA).

Pues porque el SLS Block 1, con capacidad para colocar 70 toneladas en órbita baja, se creó como una solución muy provisional hasta la llegada del Block 1B, con una capacidad de 105 toneladas. La capacidad de carga del Block 1 está limitada por el uso de la etapa superior ICPS (Interim Cryogenic Propulsion Stage), que no es otra cosa que una segunda etapa de un cohete Delta IV modificada. La versión Block 1B debía usar la etapa superior más potente EUS (Exploration Upper Stage), diseñada específicamente para el SLS, pero a finales del año pasado la NASA decidió suspender el desarrollo de esta etapa. Originalmente el Block 1 solo debía llevar a cabo el vuelo inaugural del SLS en la misión EM-1 (Exploration Mission 1), durante la cual una nave Orión no tripulada viajará alrededor de la Luna en 2021 (oficialmente sigue planeada para 2020, aunque nadie se cree esa fecha). Pero, con el fin de controlar los costes, la NASA decidió el año pasado usar la versión Block 1 en dos misiones adicionales: el lanzamiento de la sonda Europa Clipper en 2022 y la misión EM-2 en 2023. La EM-2, que será la primera misión tripulada de una cápsula Orión, viajará alrededor de la Luna con cuatro astronautas.

SLS Block 1 (NASA).

El problema no es que la Block 1 se vaya a usar en misiones adicionales, algo que ya sabíamos desde el pasado verano, el problema es que la Block 1B se retrasa indefinidamente. Y esto entra en conflicto con el segundo mayor programa de la NASA en estos momentos: la controvertida estación lunar Gateway. La NASA quería usar los lanzamientos del SLS Block 1B para lanzar al mismo tiempo una nave Orión tripulada con un módulo de la estación Gateway en cada misión. Ahora, la cancelación de facto del Block 1B implica que el SLS solo servirá para lanzar la nave Orión y que los módulos de la estación Gateway deberán ser lanzados por cohetes comerciales. La NASA ya había decidido lanzar el primer módulo de Gateway, el PPE (Power and Propulsion Element) en 2022 mediante un cohete convencional, pero ahora deberá hacer lo mismo con todos los demás elementos del proyecto. La inutilidad del SLS para ensamblar Gateway pone en cuestión tanto la existencia de la estación lunar como la del lanzador pesado de la NASA. La estación Gateway nació como un programa para justificar el SLS, pero si ahora no va ser necesario su uso, la relevancia de este lanzador se ve muy mermada. Al fin y al cabo, si los módulos se van a lanzar con cohetes convencionales (o sea, de empresas privadas), ¿por qué no hacer lo mismo con las naves tripuladas?

Presupuesto de la NASA para 2020 según la propuesta de la Casa Blanca (NASA).

Cierto es que el SLS es el único cohete capaz de enviar la nave Orión a la Luna en un único lanzamiento, pero, ¿por qué no usar varias misiones de otros lanzadores para lograr este objetivo? O mejor aún, ¿por qué no usar otra nave espacial tripulada (es decir, Starliner y Dragon 2)? La Casa Blanca quiere que la NASA se concentre en lanzar las misiones EM-1 y EM-2 a toda costa, así que la otra novedad es que ha decidido cancelar el lanzamiento de la misión Europa Clipper con el SLS. Esto significa que la sonda tardará unos cuatro años más en llegar a Júpiter y tendrá que realizar dos sobrevuelos de la Tierra y uno de Venus, a no ser que la NASA elija emplear el Falcon Heavy de SpaceX, que no será tan bueno como el SLS, pero sí permitirá eliminar el sobrevuelo de Venus y, quizá, uno de la Tierra. Lo malo es que Europa Clipper era precisamente otro de los proyectos que servían para justificar la existencia del SLS.

Trayectoria de Europa Clipper con el SLS (derecha) y con cohetes convencionales (NASA).
Diseño actual de la estación lunar Gateway (ESA).

Pese a todo, la NASA seguirá adelante por el momento con la construcción de la segunda plataforma de lanzamiento para la versión Block 1B, incompatible con la actual, diseñada para el Block 1. Además del SLS, la administración Trump quiere un año más cancelar el futuro telescopio espacial WFIRST y acelerar la misión de retorno de muestras de Marte, planeada para 2026. Por lo demás, el resto de los cerca de veintiún mil millones de dólares que podría recibir la NASA en 2020 se distribuirían de forma parecida a los del presente año. Hasta ahora, a la pregunta de «¿para qué sirve el SLS?» la respuesta era: para lanzar la nave Orión, construir Gateway y lanzar sondas espaciales. Ya nos hemos quedado sin dos de las tres justificaciones. Por supuesto, es de esperar que la reacción del Congreso, dominado por el partido Demócrata, sea feroz. El SLS nació como una imposición del Congreso a la administración Obama tras la cancelación del cohete Ares V del Programa Constelación y ha creado una red de intereses políticos demasiado tupida para que pueda ser desmantelada fácilmente. En los próximos meses veremos si el presupuesto final es más de lo mismo o, si por el contrario, podemos empezar a hablar del fin del SLS después de casi una década de desarrollo y doce mil millones de dólares invertidos en el proyecto.

Referencias:

  • https://www.nasa.gov/sites/default/files/atoms/files/fy2020_summary_budget_brief.pdf


146 Comentarios

  1. Puede que ahora con el anuncio de hoy del vice presidente Mike Pence de volver a la Luna en 2024 se abra un nuevo capítulo para el SLS, ya veremos.

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Por Daniel Marín, publicado el 13 marzo, 2019
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