El primer planeta descubierto por TESS

Por Daniel Marín, el 21 septiembre, 2018. Categoría(s): Astronomía • Exoplanetas ✎ 82

El pasado 18 de abril despegaba TESS, un satélite que está destinado a descubrir miles de exoplanetas alrededor de otras estrellas (unos 15.000, mil arriba, mil abajo). Y todo viaje comienza con un paso. Algún día hablaremos de forma natural de esos miles de planetas extrasolares que están por detectar como ahora hacemos con los que descubrió su antecesor, el telescopio espacial Kepler. Pero mientras tanto ya podemos celebrar que TESS ha descubierto su primer planeta: una supertierra caliente alrededor de la estrella Pi Mensae. El planeta en sí, que ha sido denominado Pi Mensae c, no es en principio nada especial. Se trata de un mundo con un diámetro 2,14 veces el de la Tierra que tiene un periodo de tan solo 6,25 días. Puesto que Pi Mensae (HD 39091) es una estrella de tipo solar (G0V), eso significa que este mundo está muy cerca de su estrella —0,07 Unidades Astronómicas— y la temperatura media de la superficie debe ser elevadísima —ronda los 800 ºC— e incompatible con la vida.

Recreación artística de Pi Mensae c (ESO/NASA/MIT/TESS).

Pero lo interesante es que Pi Mensae tiene una magnitud de 5,65, es decir, es visible a simple vista (por poco, pero lo es). La gran ventaja de TESS con respecto a Kepler es que los candidatos a planetas detectados por este satélite pueden ser fácilmente estudiados posteriormente mediante instrumentos situados en tierra gracias a que las estrellas que observa son brillantes. Y dicho y hecho. El equipo de TESS ha podido usar los datos del espectrógrafo HARPS del ESO y del satélite Gaia de la ESA para detectar el planeta mediante el método de la velocidad radial. Por lo tanto, su existencia ha sido confirmada por el método del tránsito (TESS) y de la velocidad radial (HARPS), lo que nos permite conocer al mismo tiempo la masa —4,82 masas terrestres— y el diámetro del planeta.

Tránsito de Pi Mensae c (Gandolfi et al.).

Gracias a estos datos es posible estimar la densidad media, que ronda las tres toneladas por metro cúbico. O sea, bastante baja comparada con la de la Tierra (5,51 toneladas por metro cúbico), por lo que además de silicatos debe haber una proporción mayor de volátiles (principalmente agua). Otro equipo de investigadores ajeno al MIT —la institución a cargo de TESS junto con la NASA— ha analizado los datos con un método diferente y ha obtenido un radio de 1,84 veces el de la Tierra y una masa de 4,51 veces la de nuestro planeta. Todavía no está claro el porqué de esta diferencia. Sea como sea, el tamaño de Pi Mensae c está justo por encima «desierto» existente entre las supertierras y los minineptunos, así que no se puede descartar que en realidad sea un minineptuno con una atmósfera no especialmente densa.

Las buenas noticias son que podremos detectar y analizar su hipotética atmósfera en el futuro usando espectroscopía de transmisión. Pi Mensae c ha recibido este nombre porque ya se conocía que la estrella Pi Mensae tenía un planeta gigante a su alrededor situado a 3,38 UA. Este mundo, llamado Pi Mensae b, bien podría ser una enana marrón. De acuerdo a los datos estadísticos disponibles, parece ser que la presencia de un planeta gigante a esta distancia no impide que se formen planetas del tamaño de la Tierra o minineptunos. Pi Mensae c es el primero de miles de mundos que TESS descubrirá en los próximos años. De hecho, apenas se ha confirmado la existencia de Pi Mensae c y ya se ha anunciado el descubrimiento de un segundo planeta rocoso alrededor de la enana roja LHS 3844. Y, por supuesto, hay muchos más candidatos esperando su turno para ser confirmados.

Densidad estimada de Pi Mensae c. Cae dentro de lo esperado para planetas rocosos, no minineoptunos, aunque el margen de error es importante (Gandolfi et al.).

TESS está situado en una curiosa órbita altamente excéntrica de 108.400 x 376.300 kilómetros en resonancia 2:1 con la Luna. Al igual que Kepler, TESS detecta planetas mediante el método del tránsito observando fijamente una región del firmamento. Pero a diferencia de Kepler, TESS no se limita a estudiar una única zona de la bóveda celeste, sino que cubrirá casi todo el cielo (el 85%). Para ello observará 26 regiones distintas, cada una de ellas de forma ininterrumpida durante 27 días. TESS alcanzó su órbita final el 30 de mayo después de realizar un sobrevuelo de la Luna a ocho mil kilómetros de distancia el día 17 del mismo mes. Antes de situarse en su órbita científica, TESS obtuvo una imagen de una de sus cuatro cámaras para comprobar que funcionaba correctamente. La primera imagen de calidad científica, o sea, la «primera luz» de TESS, se obtuvo el 7 de agosto tras media hora de exposición y cubría una gran sección del cielo ecuatorial y del hemisferio sur, de Capricornio a Pictor, incluyendo las Nubes de Magallanes.

Primer imagen de prueba de TESS obtenida en junio. La estrella brillante de la parte inferior es Beta Centauri (NASA/MIT/TESS).
Primera imagen científica de TESS con las cuatro cámaras (NASA/MIT/TESS).

De los miles de planetas que descubrirá TESS, la mayoría serán como Pi Mensae c, o sea, mundos muy cercanos a sus estrellas (se espera que, además, detecte unos cincuenta exoplanetas de tamaño comparable al terrestre). A cambio podremos estudiar estos mundos en detalle desde observatorios terrestres con una precisión sin precedentes, aprendiendo en el proceso muchos de los secretos de la formación y diversidad planetaria en nuestro vecindario galáctico. De entrada, ya podemos comtemplar Pi Mensae en el cielo —siempre que vivas en el hemisferio sur, claro— a simple vista sabiendo que hay planetas a su alrededor.

Referencias:



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