Medio siglo del lanzamiento del primer Saturno V, el cohete que nos llevó a la Luna

Por Daniel Marín, el 13 noviembre, 2017. Categoría(s): Apolo • Astronáutica • Luna • NASA ✎ 112

El 9 de noviembre de 1967 a las 12:00 UTC despegaba el mayor cohete jamás construido por el hombre. La inmensa máquina de 111 metros de alto alzó el vuelo desde la rampa 39A en la misión conocida como AS-501 (Apollo Saturn 501), aunque pasaría a la historia como Apolo 4. Las vibraciones fueron tan intensas que el despegue de la bestia pudo sentirse a decenas de kilómetros a la redonda. El lanzamiento tuvo lugar nueve meses después de la tragedia del Apolo 1 en la que murieron los astronautas Grissom, White y Chaffee y supuso un paso adelante fundamental para un programa que necesitaba un éxito sonoro para seguir adelante. Y vaya si lo fue. El gigantesco Saturno V era sin duda el elemento clave para poner un hombre en la Luna antes de 1970 y solo se realizaron dos vuelos sin tripulación de este monstruo —Apolo 4 y Apolo 6— antes de llevar a cabo una misión con astronautas en la que también debía probarse el módulo lunar en órbita terrestre. Además, y aunque la misión Apolo 4 no viajó a la Luna, el módulo de mando CSM Apolo Block I (CSM-017) tenía que alcanzar una velocidad de reentrada atmosférica de 11 km/s con el fin de probar por primera vez el escudo térmico en condiciones similares a las de un viaje lunar.

El primer Saturno V camino a la rampa 39A (NASA).
El primer Saturno V camino a la rampa 39A (NASA).

El Saturno V era una maravilla de la ingeniería. Había sido diseñado a principios de los años 60 por los ingenieros del Centro Marshall de la NASA liderados por el equipo del mítico Wernher von Braun, el creador del misil balístico A-4 (V-2), que dio origen a la carrera por el espacio. En su primera etapa S-IC incorporaba cinco F-1 —de ahí el nombre Saturno V— de queroseno y oxígeno líquido, los motores de combustible líquido más potentes de la historia hasta la entrada en servicio del RD-170/171 de los lanzadores Energía y Zenit soviéticos. La tercera etapa S-IVB era criogénica —o sea, usaba hidrógeno y oxígeno líquidos— y podía encenderse varias veces gracias a su motor J-2, menos potente que el F-1, pero que en su momento supuso un desafío tecnológico equiparable.

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Primeros modelos de cohetes Saturno (NASA).

Entre 1960 y 1962 el Centro Marshall investigó varios modelos de lanzadores pesados a los que denominó Saturno. El origen del nombre se debía simplemente a que el anterior lanzador de los chicos de von Braun bajo el control del ejército se había llamado Júpiter. Dentro de la familia Saturno se agrupaban dos tipos de lanzadores diferentes, unos que usaban una primera etapa que agrupaba varios cohetes Redstone modificados (Saturno C-1 y C-2, que finalmente derivarían en el Saturno IB) y otros que hacían uso de los poderosos F-1 en la primera etapa (C-3, C-4 y C-5). Estas últimas versiones eran capaces de situar 40, 100 y 120 toneladas en órbita baja, respectivamente, unas cifras que a día de hoy siguen siendo impresionantes, pero que en esa época eran casi de ciencia ficción. También se estudiaron configuraciones más pesadas, como el Saturno C-8, con ocho motores F-1, y capaz de colocar en órbita cerca de doscientas toneladas.

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Saturno C-3, con dos motores F-1 en su primera etapa (NASA).
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Motor F-1 (NASA).

Cuando comenzó el desarrollo del Saturno V no se conocía qué método emplearía el Apolo para alcanzar la Luna, de ahí los múltiples diseños. En el momento que Kennedy anunció el desafío de poner un hombre en la Luna antes de 1970 el método favorito de la NASA era el ascenso directo, lo que requería un cohete gigantesco que pudiera lanzar entre cien y doscientas toneladas a la órbita baja. Este tipo de lanzador se denominó genéricamente Nova, aunque bajo este nombre se concibieron muchas familias de vectores, incluyendo algunas versiones del Saturno V. El centro Marshall de von Braun apostaba sin embargo por la técnica EOR (Earth Orbit Rendezvous), que requería cohetes mucho más pequeños (con el Saturno C-4, con una capacidad de cien toneladas, bastaba). Pero ante la duda la NASA decidió aprobar en febrero de 1962 el desarrollo del Saturno C-5 (luego rebautizado como Saturno V porque el cinco en números romanos era considerado más elegante y acorde con el nombre del programa Apolo), que tenía cinco motores F-1 en la primera etapa, cinco J-2 en la segunda y un J-2 en la tercera. El Saturno V incorporaba además una Unidad Instrumental (IU) a cargo de IBM con toda la aviónica y sistemas de vuelo que garantizaba una redundancia extra con respecto a los sistemas de guiado y navegación del CSM Apolo (y, de paso, permitía lanzar misiones de carga que no llevasen esta nave).

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Partes del Saturno V (NASA).
La etapa S-IC con cinco motores F-1 de un Saturno V que no llegó a volar (Eureka).
La etapa S-IC con cinco motores F-1 de un Saturno V que no llegó a volar (Eureka).

En julio de 1962 la NASA anunció que finalmente Apolo usará el método LOR (Lunar Orbit Rendezvous) para ir a la Luna. Esta técnica permitía aumentar considerablemente la carga útil del lanzador, a cambio eso sí de introducir un vehículo nuevo (el módulo lunar), y maniobras de acoplamiento en órbita de la Luna, por entonces un procedimiento que se consideraba muy arriesgado. Este método había sido el favorito de varios expertos, pero principalmente sería el Centro Langley de la NASA con John Houbolt a la cabeza su valedor más importante. Al equipo de von Braun el sistema LOR no le gustaba en absoluto. El Saturno V parecía ser ahora un cohete demasiado potente —y caro— para esta técnica. De hecho, el Saturno V terminó poseyendo una capacidad de carga superior a las 120 toneladas, unas cifras similares a las versiones más pequeñas del Nova. Esta capacidad extra, lejos de ser un inconveniente, se convertiría en una bendición cuando el módulo de mando CSM y el LM no pararon de engordar a medida que se acercaban a su diseño final.

La apuesta más arriesgada del Saturno V era el empleo de tecnología criogénica no solo en la tercera etapa, relativamente pequeña, sino también en la segunda (para la primera se descartó esta opción por varios motivos, pero principalmente porque el hidrógeno líquido es muy voluminoso y entonces el Saturno V habría tenido unas dimensiones aún más descomunales). Por aquella época la industria aeroespacial estaba aprendiendo por las malas las dificultades inherentes a esta tecnología de propulsión, muy eficiente, pero también increíblemente compleja. Para mitigar este problema se decidió que la tercera etapa S-IVB, construida por Douglas, volaría antes como segunda etapa del Saturno IB, permitiendo así depurar esta díscola tecnología. Así, cuando el Apolo 4 despegó de la rampa 39A en Florida, la S-IVB ya había volado tres veces. Mientras, Boeing pudo concretar el diseño de la potente primera etapa S-IC —que equivalía a casi la mitad del cohete en altura y masa—, y North American se hizo cargo del ‘muerto’ que supuso la segunda etapa S-II. Casi todos los márgenes de peso se los habían tragado las etapas S-IC y S-IVB, que comenzaron su desarrollo antes, así que North American no solo tuvo que lidiar con el desafío de construir una gran etapa criogénica con cinco motores muy potentes, algo que nunca se había hecho antes, sino que además tuvo que usar todo tipo de trucos para aligerar el peso de la etapa. Y no nos olvidemos de que, por si fuera poco, al mismo tiempo esta empresa estaba desarrollando el CSM Apolo. Además, la compañía encargada de los F-1, Rocketdyne, era una filial de North American.

Contratistas del Saturno V (NASA).
Contratistas del Saturno V (NASA).
Varias etapas S-IC en la planta de Michoud de Boeing (NASA).
Dos etapas S-IC en la planta de Michoud de Boeing (NASA).

En la Unión Soviética la respuesta al Saturno V fue aprobada por el gobierno soviético demasiado tarde. Efectivamente, no sería hasta 1964 cuando el N1 de la oficina OKB-1 de Serguéi Koroliov recibió el visto bueno de las autoridades. Este lanzador había sido diseñado originalmente con una capacidad de ochenta toneladas en órbita baja para misiones a Marte usando el método EOR. Como respuesta al desafío estadounidense se decidió emplear el N1 en vuelos lunares usando la técnica LOR de modo similar a la NASA. Como consecuencia fue necesario rediseñar el vector para aumentar su capacidad de carga hasta las 95 toneladas. Una cifra imponente, pero que estaba lejos del Saturno V. El N1 contaba con un presupuesto irrisorio en comparación con el Saturno V, lo que sumado a las limitaciones de la tecnología soviética de la época, obligó a que el equipo de Koroliov tomase la decisión de usar kerolox en todas las etapas del N1.

La menor eficiencia de estos propergoles, combinada con la elevada latitud del cosmódromo de Baikonur, provocó que, pese a su diferencia en capacidad de carga, el N1 generase más potencia al despegue que su homólogo estadounidense. En el primer vuelo del N1 en 1969 —dos años más tarde que el Apolo 4— también se debían probar todas las etapas de golpe, pero, a diferencia del Saturno, la OKB-1 (TsKBEM por entonces) no tenía ni tiempo ni dinero para realizar las numerosas pruebas de los componentes del lanzador por separado que había hecho la NASA con el Saturno (aunque parezca increíble, nunca se realizó una prueba de los treinta motores NK-15 de la primera etapa funcionando al mismo tiempo). Como era de esperar, las cosas no salieron bien. Tras el fracaso de los cuatro primeros vuelos se decidió usar etapas superiores criogénicas y un esquema EOR para poner un cosmonauta en la Luna, pero ya era demasiado tarde y el programa N1 fue cancelado.

El Saturno V del Apolo 4 en la rampa (NASA).
El Saturno V del Apolo 4 en la rampa (NASA).
El CSM del Apolo 4 (NASA).
El CSM del Apolo 4 (NASA).
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Órbita y fases de la misión Apolo 4 (NASA).
Perfil de la misión AS-501 (NASA).
Perfil de la misión AS-501 (NASA).

Pero volvamos al Apolo 4. Después de un despegue que hizo templar el suelo de Cabo Cañaveral, las tres etapas del Saturno V se comportaron perfectamente, incluyendo la crítica maniobra de separación de la S-IC que prácticamente implicaba ‘partir’ el cohete en dos. Con el objetivo de simplificar una misión de por sí muy difícil, el Apolo 4 no llevaría un módulo lunar, sino que su lugar lo ocuparía un simulador de masa e inercia denominado LTA-10R de 13,4 toneladas. La tercera etapa con el CSM se situó en una órbita baja de 190 kilómetros de altura, una órbita que sería elevada posteriormente gracias a un segundo encendido de la S-IVB hasta lograr una órbita elíptica con un apogeo de 17.209 kilómetros. A continuación el CSM, de 30,4 toneladas, se separó de la S-IVB. En su interior los sillones y paneles de mando para la tripulación habían sido sustituidos por instrumentos de medida.

Interior de la cápsula Apolo 4 (NASA).
Interior de la cápsula Apolo 4 (NASA).
El modelo del módulo lunar LT
El modelo del módulo lunar LTA-10R (NASA).

El CSM-017 realizó dos maniobras usando su poderoso motor SPS. La primera transcurrió sin incidentes y elevó el apogeo hasta 18.092 kilómetros, pero la segunda ignición duró trece segundos más de lo previsto. Como resultado el módulo de mando entró en la atmósfera a una velocidad de 11,14 km/s en vez de los 11,07 km/s previstos, lo que a su vez se tradujo en una carga térmica un 22% superior a la esperada. Durante su órbita, el CSM-017 había permanecido orientado de tal forma que las temperaturas en la base de la cápsula fuesen las más bajas posibles para crear un contraste más fuerte con las temperaturas de la reentrada y, de esta manera, poner a prueba el escudo térmico de ablación. La entrada atmosférica tuvo lugar 8 horas y 19 minutos después del despegue y la cápsula ejecutó la maniobra en dos partes, una técnica conocida como skip reentry. La nave entró en la atmósfera y salió antes de volver a descender definitivamente como si fuera una piedra rebotando en un estanque.

Así se lograba reducir la aceleración al mismo tiempo que aumentaba la precisión en el descenso. No había otra forma de regresar de la Luna en una cápsula y mantener las fuerzas g por debajo de un límite aceptable. En la primera parte de la reentrada la cápsula experimentó 7,3 g, mientras que en la segunda alcanzó 4 g (curiosamente, valores inferiores a las aceleraciones previstas). Nada que no pudiera aguantar un astronauta bien entrenado. El amerizaje tuvo lugar en el océano Pacífico y la cápsula fue recogida por el buque USS Bennington. Después de esta misión exitosa la Luna estaba mucho más cerca para la NASA. Si el Apolo 4 hubiera fallado —bien el cohete, bien la nave CSM— todo el programa habría sufrido un retraso considerable y, probablemente, el Apolo 8 no hubiera podido viajar a la Luna en diciembre de 1968.

Lanzamiento del Apolo 4 (NASA).
El fuego de Apolo en la Tierra: el lanzamiento del Apolo 4 (NASA).
La bestia en vuelo (NASA).
La bestia en vuelo (NASA).

Paradójicamente, el primer vuelo del Saturno V coincidió con la decisión política de restringir su cadena de montaje. Ese mismo año la NASA decidió que solamente se construirían quince cohetes Saturno IB y otros quince Saturno V. Si posteriormente el gobierno optaba por seguir adelante con las misiones lunares debería aportar fondos necesarios para resucitar las partes de la línea de producción que iban a ser ‘congeladas’. A raíz de esta decisión la NASA se vio forzada a realizar una única misión de prueba adicional del Saturno V sin tripulación en vez de las dos previstas para ahorrarse uno de estos costosos lanzadores y acelerar el programa. En esta ocasión la prueba, que sería la misión Apolo 6, no salió tan bien. Pese a que el lanzador no reunía los requisitos de seguridad actuales para un vuelo tripulado, la NASA optó por lanzar el siguiente Saturno V con astronautas a bordo. No solo eso, sino que decidió cambiar de planes y lanzarlo a la Luna de forma totalmente imprevista para así cortar de raíz cualquier posible intento soviético de circunnavegar nuestro satélite. Afortunadamente la apuesta salió bien. Eran otros tiempos y se consideraba que el riesgo merecía la pena.

El chamuscado CM del Apolo 4 (NASA).
El chamuscado CM del Apolo 4 a su regreso (NASA).

Sin embargo, finalmente dos de los Saturno V no se usarían en misiones lunares y hoy en día permanecen expuestos en distintos puntos de EEUU como si fueran fósiles de un pasado casi olvidado. Medio siglo después la NASA lleva casi siete años desarrollando el cohete SLS, capaz de colocar 70 toneladas en órbita baja en su versión Block 1 y 130 toneladas en la versión Block 2. Siete años para crear un lanzador que inicialmente tendrá casi la mitad de capacidad de carga que el Saturno V. ¿Qué habría pasado si la línea de montaje de este gigante no se hubiera cerrado?

La Tierra vista desde el Apolo 4 (NASA).
La Tierra vista desde el Apolo 4. Imagen tomada desde la ventanilla central (la del piloto del módulo de mando) (NASA).



112 Comentarios

  1. Otra gran entrada Daniel felicitaciones.
    Me permito discrepar respecto del tema de la falta de espíritu y argumentos por el estilo.
    Daniel escribe: «…En esta ocasión la prueba, que sería la misión Apolo 6, no salió tan bien. Pese a que el lanzador no reunía los requisitos de seguridad actuales para un vuelo tripulado, la NASA optó por lanzar el siguiente Saturno V con astronautas a bordo. No solo eso, sino que decidió cambiar de planes y lanzarlo a la Luna de forma totalmente imprevista para así cortar de raíz cualquier posible intento soviético de circunnavegar nuestro satélite. Afortunadamente la apuesta salió bien.»
    ¿Y si hubiese salido mal? Tomaron un riesgo altísimo con la lógica de la guerra (fría pero guerra al fin) y los astronautas fueron la » carne de cañon» del momento.
    Desde mi punto de vista ese nivel de riesgo es inadmisible y no estoy negando la necesidad de correr riesgos para conquistar el espacio es que no estoy de acuerdo de que la línea entre héroe y martir sea tan fina

  2. En lo que antaño fue parte soviética, el ánimo se ha perdido. Pero en EE.UU., sigo viendo la misma disposición hoy que ayer:
    – ¿Qué te parece, jefe?
    – Eso es carísimo, imposible: meros «powerpoints» el papel lo aguanta todo.
    – Fíjate: los soviéticos están haciendo cosas más llamativas que las nuestras.
    – He aquí la financiación, y lo quiero para ayer.
    – Esto… para hacerlo seguro para humanos hace falta más tiempo…
    – Daños colaterales. Pero al enemigo hay que ganarle.

    ¡Qué falta hacen el CZ-9 y el observatorio lunar chino! De aspirar a una ISS lunar (mejor que nada es, y por mí que se apruebe) a ver auténticas maravillas en EE.UU. y en China. De Rusia y de Europa… por ahora lo veo todo muy lejos, tristemente.

  3. Chicos chicos no pierdan la perspectiva!!!

    La misiones a la Luna fueron un «measure dick» una medida de quién la tenía más larga, entre el Capitalismo vs el Comunismo, quién podía gastarse más dinero y desarrollar la tecnología para poner un hombre allá arriba.
    Todo el progama Apolo era simple y llanamente PROPAGANDA nada más q eso.
    Es más el tan sonado retorno x7 económico de las tecnologia desarrolladas no se verían hasta 15 ó 20 años después.
    Aún peor los Rusos q iban por el camino más largo y con una meta mucha más ambiciosa (Marte) entraron en el juego de los useños y perdieron. Si se hubieran mantendio fiel a las ideas originales sin tanta politiquería, otro sería la historia.

    Saludos.

    PD; Dps de Apolo y el Skylab (q fue puesto en órbita porq sobraban Saturnos) No había ningún proyecto más a furuto y como bien dice Daniel, la economía no daba para mantener la guerra de Vietnam y al mismo tiempo el presupuesto de la NASA, con una linea de montaje de esos cohetes. Los números nos cerraban así de simple.

      1. No necesariamente, en aquellos tiempos, no eran tan pública como ahora las cifras de la difunta URSS, además que la propia maquinaria Useña alentaba la paronoia para justificar sus desmesurados presupuestos.

        Sin dudas fue un logro para la humanidad, más político que científico.
        Si los rusos hubieran seguido con la cabeza gacha y en sus planes, podrían haber hechos grandes cosas. Como ir a Marte.

        Pero bueno, a toro pasado, todos somos toreros,

        Saludos.

  4. Me he preguntado por qué es tan importante la voluntad política en la conquista del espacio pues no debería serlo. En un pais como España el 50% del PIB está en manos del Estado y de organismos públicos pero el otro 50% está en manos de empresas y en nuestros bolsillos. ¿Yo me pregunto que tanto por ciento destina EEUU a la NASA, el JPL,…? Ese mismo porcentaje se lo puede aplicar cualquier espacio transtornado a su propio bolsillo y a lo mejor resulta que son 2 euros al mes por decir algo. Con 2 euros no conquistamos el espacio pero muchos espaciotranstornados formando un club podrían llegar a tener un presupuesto digno, casi como el de una agencia espacial. Insisto que el 50% del dinero no lo manejan los estados. Los socios de esta agencia espacial podrían votar que hacer con sus cuotas, colaborar con un proyecto de la ESA, comprar algun asiento a Roscosmos y sortearlo entre los socios del club o meterlo en una cuenta en Suiza y ofrecerlo como recompensa a la primera agencia o empresa que pise Marte.

      1. Hay muchos foros para hablar de Bárcenas, del 3% de Puyol y de los EREs andaluces. ¿A qué vienes entonces a contaminar un foro tecno-científico? Y desde luego no quiero saber si eres rojo, facha o separata catalán.

        1. No estaba hablando de nada, sólo era una broma.

          Véis fantasmas donde no los hay, por Dios.

          Soy apolítico, la última mani a la que asistí fue en 1977.

  5. Valla vergüenza que 50 años despues sigamos atorado en órbita baja por culpa de los transbordadores espaciales y la ISS y para cuando se lanze el SLS la NASA tendrá qué Cancelar lo por su astronómico costó 🙁

  6. …ya sé que muchos turistas lo hacen a diario, pero no puedo evitar fardar un poco de que, con estas manitas que se han de comer los aliens, YO HE TOCADO UN SATURN V !!!!
    (el que tienen en el NASA Johnson Space Center de Houston)
    …y además durante MUCHO RATO.

  7. Los honores de la llegada a la Luna fueron para el F1, pero el complejo fue el J-2.
    Pues hay cosas que no entiendo, el motor J-2 ha estado en desarrollo (ya no se como va) en una versión llamada J-2X ¿para qué?. Es hacer un motor para no usarlo nunca. Gastar dinero en algo que no tendrá futuro.

    ¿Recuerdan las promesas de la administración Obama?, esas que serían las alternativas a cargarse el Ares completo (con el Ares-I casi completo). Si algo hace bien SpaceX es ponerse un objetivo y empezar a desarrollarlo, no saltar de un charco a otro.

    1. SpaceX primero dijo que van a viajar a la luna en 2018, luego que van a marte en 2022 con un cohete mas grande que el Saturno V, luego que van a fabricar un sistema de transportes suborbitales con cohetes que sustituyan los vuelos comerciales, luego dijeron que quieren poner en orbita 4.000 satélites, crees que podrán hacer todo esto?? o es ir saltando de charco en charco? spaceX esta prometiendo demasiadas cosas y nunca va a poder cumplir todo lo que dice. mejor le vendría centrarse en una sola cosa y no pensar en nada mas. el viaje a la luna con un Falcon Heavy y una Dragon 2 seria el objetivo mas realista y mas fácil de cumplir a corto plazo. pues que vayan a por eso joder

  8. -Las decisiones sobre el futuro de la familia Saturno las tomaba el congreso de EEUU y estamentos políticos y eso fue su perdición.

    Si hubiera pertenecido a una empresa, por ejemplo, podría haber sido diferente.

    -Se necesita valor para montarse en un cohete como este, con la tecnología de la época y su absurdamente ridículo poder computacional.

    -Siempre que se habla del motor F1 pienso en el increíble RD-270 ruso, de potencia similar pero con un ISP y un T/W muy superiores y una arquitectura FFSC (como el Raptor) que permite presiones superiores en la cámara de combustión. Desgraciadamente, no se completó su desarrollo al 100%.
    Un lanzador lunar basado en el RD habría sido un digno rival.

    -Cambiando de tema, tengo ganas de ver volar al Electron, el más operativo de la miríada de mini-lanzadores nuevos (sin contar ICBMs)

  9. Este cohete nació con petróleo a menos de 20$ el barril.

    Y murió con la Crisis del 73, que en realidad se inició en el 67 cuando US empezó a importar crudo, y se remató en el 70 cuando su producción de crudo llegó al máximo.

    Por eso hoy no se puede pagar un Saturno V, porque al cambio costaría diez veces más.

    Saludos

  10. Pedazo de megaproyecto! No sé si alguna vez ha habido algo parecido. Creo que no, que proyecto de esta envergadura no hay otro parecido.

    Alguna vez Daniel ha comentado estos temas de líneas tecnológicas que se abandonan y se pierden. No acabo de entenderlo, ya lo ha comentado antes alguien, ¿porqué no se puede replicar los motores que funcionaron?¿o el cohete entero? Se necesita, pues volvemos a construirlo, parece que tendría que ser la opción más barata. ¿Qué falla?

    La culpa de los Usa y de la Nasa en particular es enorme. Se empeñan en gastarse su dinero en los proyectos que les parecen, en vez de hacer caso de lo que les decimos los que no ponemos un duro. Son incorregibles.

  11. Gracias por la info, muy interesante entender el contexto económico y político de las tecnologías. En relación con la exploración espacial, si se observa como un proceso de largo plazo, apenas está empezando; y no se puede separar de otras «tecnologías» por lo cual no creo que seacorrecto pensar en un «estancamiento». En estos últimos 50 se ha refinado y creado tecnología nueva, que, si no se autodestruye la humanidad, estará presente en los futuros viajes fuera de la Tierra, en una escala y profundidad que en los años 60 era solo de ciencia ficción. Habrá que ver si esto será en contexto de devastación ambiental o no. En cualquier caso dentro de un cambio de paradigma, la guerra y la ganancia (incluyendo el prestigio personal) no deben ser el principal motor de la curiosidad científica y el coraje de los exploradores. Volviendo a un tema más bien filosófico, la palabra latina «homo» refiere etimológicamente a «humus» el suelo negro del cual surgieron las primeras parejas humanas. «Mujer» por el contrario no tiene una etimología clara pero algunos opinamos que puede estar relacionado con «molle» que significa «suave» o también «mojado». Baste esta información para proponer que es absurda la discordia terminológica y política en torno a diferencias biokogicas, semánticas e historicas. Que en las misiones de exploración espacial hayan.participado más hombres que mujeres, no quita mérito a las mujeres, que posiblemente constituyeron una enorme porción de las redes logisticas, organizativas y de comunicación empresarial que permitieron llevar adelante proyectos faraónicos como estos del Saturno V.

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Por Daniel Marín, publicado el 13 noviembre, 2017
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