Adiós a Ígor Volk, el hombre que pudo pilotar el Burán

Por Daniel Marín, el 8 enero, 2017. Categoría(s): Astronáutica • Burán • Historias de la Cosmonáutica • Rusia ✎ 29

En un mundo alternativo no muy diferente del nuestro él habría sido con toda seguridad parte de la primera tripulación del transbordador Burán. El 3 de enero de 2017 a los 79 años de edad nos dejaba Ígor Petróvich Volk, cosmonauta, piloto de pruebas y héroe de la Unión Soviética. Volk voló al espacio en única ocasión como parte de la misión Soyuz T-12 en julio de 1984 junto con Vladímir Dzhanibékov y Svetlana Savítskaya. La misión de Volk, que fue pospuesta en repetidas ocasiones por diversos problemas, apenas duró doce días, una nimiedad comparado con la duración rutinaria de los vuelos espaciales soviéticos de la época. Pero el verdadero objetivo de su misión, que se mantuvo secreto durante años, no fue la breve visita a la estación Salyut 7, sino entrenarse de cara a la primera misión tripulada del programa Burán.

Ígor Petróvich Volk (1937-2017).
Ígor Petróvich Volk (1937-2017).

Nada más regresar del espacio Volk se puso a los mandos de un helicóptero y luego de un Túpolev Tu-154LL, un avión especialmente modificado para reproducir la senda de descenso final del Burán y que contaba con una cabina dividida en dos, de tal forma que el asiento derecho imitaba los controles y mandos del Burán. Volk voló el avión de Dzhezkazagan a Akhtubinsk y luego regresó de noche a Baikonur a bordo de un MiG-25 para reunirse con Dzhanibékov y Savítskaya.

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El transbordador Burán en la rampa de lanzamiento con el cohete Energía.

De esta manera se debía comprobar si un cosmonauta era capaz de pilotar manualmente la lanzadera tras pasar una temporada en gravedad cero. Volk demostró que la microgravedad no afectaba a las habilidades de pilotaje. O por lo menos no a las suyas, un piloto de pruebas altamente experimentado que llegaría a inventar una famosa maniobra acrobática con un caza Sujói Su-27, denominada ‘Cobra de Pugachov’ en Occidente. Durante su vuelo orbital Volk también había practicado sus habilidades con una réplica de los mandos del Burán instaladа en el módulo orbital de la Soyuz T-12.

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Volk (izquierda) junto con Svetlana Savítskaya y Vladímir Dzhanibékov, la tripulación de la Soyuz T-12.

A diferencia de la NASA, donde los tripulantes del transbordador espacial fueron seleccionados de entre los miembros del cuerpo de astronautas de la agencia, en la Unión Soviética no existía un sistema centralizado para selección de tripulaciones. Cuando el programa Energía-Burán arrancó ya se había establecido un equilibrio de poder entre la Fuerza Aérea, que elegía a los comandantes de las naves Soyuz a través del Centro de Entrenamiento de Cosmonautas (TsPK Yuri Gagarin) y la oficina de diseño NPO Energía, que en tiempos del ingeniero jefe Sergéi Koroliov había impuesto su criterio para seleccionar cosmonautas de entre las filas de sus ingenieros y técnicos.

En vez de utilizar a los cosmonautas ya entrenados, las autoridades soviéticas se decantaron por la opción más complicada y, como resultado, nada más y nada menos que tres organizaciones estarían a cargo de la selección de cosmonautas del programa Burán. Además del TsPK, la elección correría a cargo del LII, Instituto de Investigación del Vuelo de Zhukovsky, y el GKNII, Instituto Estatal de Pruebas Bandera Roja, en Akhtubinsk. El 12 de julio de 1977 Ígor Volk sería uno de los seis seleccionados del LII como candidatos a cosmonautas. Un año después Volk se convertiría en el líder del grupo, que pasó a ser conocido informalmente como la ‘manada de lobos’ (volk/волк significa ‘lobo’ en ruso).

Volk durante el entrenamiento en un simulador de la Soyuz.
Volk durante el entrenamiento en un simulador de la Soyuz.

Volk contaba con la ventaja de haber participado en un vuelo de prueba del análogo atmosférico del MiG-105.11, un avión prototipo desarrollado como parte del programa secreto Spiral para crear un minitransbordador espacial militar, aunque realmente nunca estuvo involucrado en el proyecto como cosmonauta. Lamentablemente para Volk, el programa Energía-Burán sufrió numerosos retrasos y no sería hasta 1985 cuando Volk pudo ponerse a los mandos del proyecto. Y literalmente, porque ese año comenzaron las pruebas con el BTS-002, también conocido como OK-GLI (БТС-02 ОК-ГЛИ Nº002), una réplica del Burán dotada de motores a reacción para probar las características de vuelo atmosférico de la lanzadera. En los EE UU estas misiones se llevaron a cabo mediante el transbordador Enterprise en vuelos a lomos de un Boeing 747.

En la URSS, la dificultad para encontrar un avión adecuado (se estudiaron varias opciones, pero las favoritas, los aviones pesados Antónov An-124 y An-225, no estaban disponibles a mediados de los 80) hizo que se optase por la decisión más drástica: el BTS-002 no viajaría sobre otro avión, sino que usaría sus propios motores para despegar como un avión convencional. Por este motivo se instalaron cuatro turborreactores en el BTS-002, dos más de los necesarios (por aquel entonces se esperaba que el Burán llevase dos reactores para facilitar su aterrizaje y evitar que fuese otro ‘ladrillo volador’ como el shuttle de la NASA).

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Volk y Rimantas Stankevičius con el BTS-002 detrás.
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El OK-GLI levanta el vuelo en una de las misiones de prueba. Todavía hoy sorprende ver un transbordador despegando como un avión convencional.

Entre noviembre de 1985 y abril de 1988, Volk realizó trece vuelos a los mandos del BTS-002, incluyendo el 25º y último de este vehículo (que, por cierto, hoy en día se puede admirar en el museo de Speyer, Alemania). Su gran valía profesional y su experiencia con el BTS-002 hicieron de Volk el principal candidato para comandar la primera misión del programa Burán. El primer y único vuelo —misión 1K1— de la lanzadera soviética tuvo lugar el 15 de noviembre de 1988, sin tripulación. Pero justo cuando el programa Burán estaba listo, la situación política y económica en la URSS comenzó a degradarse rápidamente y el primer vuelo del sistema con tripulación se alejaba más y más en el tiempo. De hecho, el lanzamiento de 1988 fue un intento desesperado por parte de los encargados del programa para dar visibilidad al proyecto antes de que pudiese ser cancelado por el Kremlin sin previo aviso.

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Interior de la cabina del OK-GLI, casi idéntica a las de las lanzaderas del programa Burán.

El programa Burán sería cancelado después de la caída de la Unión Soviética antes de haber seleccionado una tripulación en firme, pero de forma preliminar se eligieron varios candidatos. El LII seleccionó desde el principio dos parejas de cosmonautas, Ígor Volk con Rimantas Stankevičius (o Stankyavichus, como a veces aparece reflejado su apellido según la transliteración del cirílico al alfabeto latino, pero no olvidemos que era lituano, no ruso) y Anatoli Levchenko con Aleksandr Schukin. Desgraciadamente, todos menos Volk cayeron víctimas de la ‘maldición del Burán’. Levchenko murió en 1988 por culpa de un cáncer apenas un año después de volar al espacio en la misión Soyuz TM-4, una réplica del vuelo de Volk. Stankevičius falleció en 1990 de forma aparatosa al estrellarse su Sujói Su-27 durante una exhibición aérea, mientras que Schukin también murió en un accidente aéreo mientras pilotaba un avión deportivo Su-26M. Después de la pérdida de tres de los cuatro cosmonautas principales, el LII reconfiguró las tripulaciones, que ahora estarían compuestas por Ígor Volk con Magomed Tolboyev por un lado y Víktor Zabolotsky con Ural Sultánov por otro.

En cualquier caso, y tragedias aparte, NPO Energía, a cargo del proyecto Energía-Burán, había presionado para que la primera tripulación del programa no estuviese solo formada por cosmonautas del LII. Por lo tanto, la tripulación más probable habría estado formada por Ígor Volk como comandante y Alexánder Ivanchénkov como ingeniero de vuelo. En principio estaba previsto que esta misión la llevase a cabo la tercera lanzadera del programa, la nave 3K, pero en octubre de 1991 ya era obvio que esta unidad nunca sería terminada a tiempo y se decidió cambiar la nave por la 1K, el Burán original, o incluso la 2K. En esta primera misión el Burán debía acoplar el módulo central de la estación Mir 2 (DOS nº 8, que actualmente es el módulo Zvezdá de la ISS) a la estación Mir de acuerdo con el plan ‘Mir 1.5’. Otras misiones de las lanzaderas 1K y 2K servirían para terminar el montaje de la Mir 2, posiblemente en colaboración con la ESA, por entonces muy interesada en potenciar su programa espacial tripulado con ayuda de la nueva Rusia.

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Configuración de una lanzadera del programa Burán para misiones rutinarias a la Mir o Mir 2. Se aprecian los dos brazos robot, la antena del sistema de comunicaciones Luch, la esclusa con el sistema APAS-89 en un túnel desplegable y el módulo logístico 37KB en la bodega (Vadim Lukashevich/www.buran.ru).
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Una lanzadera del programa Burán acoplada con el módulo Kristall de la Mir (este esquema debía haberlo llevado a cabo la lanzadera 2K en su primera misión 2K1).

Pero el programa Energía-Burán fue cancelado oficialmente en 1993. Ígor Volk perdía así la oportunidad de volar de nuevo al espacio, esta vez a los mandos de la nave que tanto se había entrenado para pilotar. Tampoco pudo participar en las nuevas misiones entre Rusia y Estados Unidos con las que quizá podría haber volado al espacio a bordo de un transbordador norteamericano (la situación habría sido ciertamente muy paradójica). No en vano Volk se había entrenado para pilotar un transbordador, no para ser un mero pasajero. En 1995 dejó el cuerpo de cosmonautas para ocupar el cargo de director del LII, ahora conocido como LII M.M. Gromov, un puesto que ocuparía hasta su jubilación en 2002. En 2009 publicó junto a Vladímir Tomsky el libro Sdelano v Rossii (‘hecho en Rusia’), una historia de los inicios del programa espacial soviético que, paradójicamente, no aborda el programa Burán. En sus últimos años Volk destacó por ser un apasionado defensor del programa espacial ruso, un programa que siempre consideró que era una sombra del heredado de la URSS, pero que había que mantener a cualquier precio.

Вечная память!

Más información:

  • http://www.zhukovskiy.ru/index.php/72-izbrannoe/8431-ushel-iz-zhizni-igor-petrovich-volk
  • http://laesteladegagarin.blogspot.com.es/2017/01/muere-igor-volk-jefe-de-cosmonautas-del.html


29 Comentarios

  1. Quizás estemos ante uno de esos casos famosos en que «unos cardan la lana y los otros se llevan la fama…», y fuese Volk el inventor de la cobra y Pugachev el que la hizo famosa en el Paris Air Show del 89, pero tenía entendido que el inventor fue el mismo Víctor Pugachev… ¿Aclaración al respecto, por favor?

  2. Fe errata! Como se pudo morir el 3 de diciembre del 2017 si apenas estamos en 8 de Enero del 2017? Acaso Daniel se guió por el calendario juliano 🙂

  3. jo, cómo he disfrutado leyendo esta entrada! Gracias, Daniel. Muchos de nosotros no sabríamos nada de nada de todo esto de no ser por ti.

  4. Daniel, hiciste un comentario muy profundo en el último episodio del ‘Radio Skylab’ sobre los sovieticos apostando por tener altos niveles de automatization a pesar de no tener ordenadores tan avanzados como los de IBM. Como yo entiendo Volk había sido seleccionado también por su habilidad de aterrizar cazas con motores apagados. Por eso su contribución era también idear algoritmos del aterrizaje automático del Buran para su único vuelo, que incluía pruebas (con fallos) de eso sistema instalado en Tu-154LL y Mig-25. Contaba un poco sobre eso en la última parte de su entrevista reciente:

    http://vtbrussia.ru/tech/nebozhitel/

    ¡Gracias por la entrada!

  5. Tuve el privilegio de ver personalmente a Volk (y Grechko) en 2009, cuando dieron una charla en Buenos Aires en Casa de Rusia (institución cultural y de enseñanza del idioma ligada a la embajada). Tengo un libro sobre Gagarin que llevé especialmente para que me lo firmaran.

  6. D.E.P.

    En ese mundo paralelo, ¿se hubiera cancelado el programa BURAN después de los accidentes del Shuttle? Siendo tan parecidos, adolecerían de los mismos problemas de seguridad y coste.

    1. Bueno, en mi opinión los transbordadores soviéticos eran claramente más seguros que sus homólogos estadounidenses:
      —Contaban con asientos eyectables, aunque -hasta donde yo sé- no para una tripulación al completo.
      —El tanque externo no estaba recubierto de espuma (no podía haber un accidente como el del Columbia).
      —Los aceleradores permitían modificar el empuje, algo clave en caso de que fallara uno (no podía pasar, como en el Challenger, que no se pudiera hacer nada ante un acelerador con problemas).
      —Se desprendían muchas menos losetas térmicas.
      —Tenía motores que permitían remontar el vuelo en caso de problemas en el aterrizaje (esto casi de lleva por delante al STS-37 Atlantis).

      Eso no quiere decir, claro está, que no pudiera haber accidentes. El problema no vendría de lo que conocemos sino de los problemas que no conocemos. De hecho, me sigue pareciendo menos seguro que las Soyuz.

      Saludos

      1. Yo sí estoy de acuerdo con Falcon. Dice el refrán que cuando veas las barbas de tus vecinos pelar…..El accidente del Challenger fue una verdadera desgracia. La URRS debería haber cancelado el Burán en aquel momento.

        1. Bueno, no deseo polemizar precisamente contigo, Daniel, pero lo que había leído es que no.

          Según el cosmonauta Oleg Kotov (que, dado que entró en el cuerpo de cosmonautas en 1996, dudo que sea la voz más cualificada para hablar del tema):

          https://www.newscientist.com/article/dn20664-cosmonaut-soviet-space-shuttle-was-safer-than-nasas/

          the Buran orbiter was attached to an Energia rocket, not a tank. And that rocket needed no foam on its surface

          También dice que:

          Only a small part of the Energia rocket needed foam insulation – but we put that on the inside, so it was always safely inside the structure

          A lo que yo digo que la «small part» debían ser los dos depósitos del tanque principal, así que de pequeña nada de nada, lo que me lleva a dudar que realmente sepa de lo que está hablando.

          Así que imagino que la ausencia de espuma aislante será alguno de esos mitos que nadie sabe cómo han empezado y nadie logra desmentir 😉

          1. Hazme caso y no te fíes de la Wikipedia. La etapa central del Energía (Blok Ts) tenía espuma para protección térmica muy similar al ET del shuttle, aunque su aspecto era más liso y menos esponjoso. Era una mezcla de poliuretano en espuma (Ripor-2N y PPU-17) material ablativo (PPU-306). Poner tanques criogénicos sin espuma en un cohete gigante hubiera sido una locura porque entonces los trozos de hielo habrían tenido el tamaño de un camión. Eso sí, la menor vibración de los aceleradores de combustible líquido comparada con los SRB del shuttle seguramente habría ocasionado menos desprendimientos durante el lanzamiento.

          2. Sí, claro, no te preocupes, me fío más de ti que de la Wikipedia 😉

            El problema es que tenía un concepto equivocado, creía que la configuración del Shuttle (depósito de combustible + espuma aislante que da al exterior) era excepcional y se había hecho en el Shuttle por la necesidad extrema de ahorrar peso. Creía que el resto de cohetes añadía un fuselaje exterior. Me doy cuenta ahora que poner la espuma aislante en el exterior es una configuración habitual. La tiene p.e. el Ariane 5:

            http://www.nature.com/news/2004/040228/full/news040223-14.html

            De nuevo, gracias por las explicaciones.

  7. Una pena lo del Burán.

    Y hay que reconocer que el hombre, en sus buenos años, era fotogénico. Habría sido portada en casi todos los periódicos.

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Por Daniel Marín, publicado el 8 enero, 2017
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