Habemus imperator. Contra todo pronóstico Trump es el nuevo presidente de los EEUU y muchos son ahora los que se preguntan qué va a pasar con la política espacial estadounidense. Si la experiencia sirve de algo, las declaraciones de intenciones previas a las elecciones suelen desaparecer sin dejar rastro al contacto de la realidad del despacho oval. Pero en las últimas semanas hemos podido ser testigos del resurgir de un proyecto que, de aprobarse, sería crucial para el futuro del programa espacial tripulado norteamericano y… ruso. Hablamos de una estación espacial internacional alrededor de la Luna.
Por supuesto, a los lectores fieles de Eureka este proyecto no les parecerá nuevo en absoluto. Es la misma estación Gateway que la NASA intentó desarrollar allá por 2010 tras la cancelación del Programa Constelación por parte de la administración Obama. Gateway debía ser una estación situada cerca del punto de Lagrange EML-2 del sistema Tierra-Luna, es decir, sobre la cara oculta de nuestro satélite. Al no disponer la NASA de dinero para desarrollar un lanzador lo suficientemente pesado como para llevar a cabo misiones a la superficie de la Luna, Gateway se presentaba como el relevo apropiado de la estación espacial internacional a partir del 2020 (ahora la vida útil de la ISS ha sido ampliada hasta 2024).
Gateway desapareció bajo el radar después de que Obama se opusiese firmemente a la misma, más que nada porque se consideraba que era una simple excusa para insuflar oxígeno al programa SLS/Orión fomentado por un Congreso enfrentado con la Casa Blanca. El conflicto en Ucrania, las sanciones de EEUU contra Rusia y el grave deterioro de las relaciones bilaterales entre los dos países durante los últimos años hicieron pensar a más de uno que el sueño de Gateway había desaparecido para siempre. Pero estábamos equivocados. La propia NASA y varias empresas norteamericanas llevan todo este año intentando concretar un plan para construir una estación espacial lunar que podría contar con participación internacional, Rusia incluida.
El pasado junio vimos cómo ambas partes habían concretado los posibles diseños de la estación. La estación Gateway original debía contar con un módulo pesado de cerca de 20 toneladas similar al Zvezdá de la ISS (un módulo DOS cuyo diseño se remonta a la Salyut 1 de principios de los 70), pero en las últimas versiones la parte rusa había decidido sustituir este módulo por una variante del nuevo módulo energético EM que Roscosmos quiere lanzar al segmento ruso de la ISS, con un diseño totalmente nuevo, pero también de unas 20 toneladas. Otra opción era emplear módulos rusos y norteamericanos más pequeños, de cerca de 10 toneladas.
En la última revisión de antes este verano la estación lunar volvió a cambiar (no nos debería extrañar que la NASA guarde un escrupuloso silencio sobre estas conversaciones y casi todo lo que sepamos sobre el proyecto provenga del lado ruso). La NASA apuesta por una estación más modesta formada por cuatro módulos: un módulo energético y de propulsión con los paneles solares, dos módulos hábitat proporcionados por alguna compañía norteamericana y un módulo de carga. Las tripulaciones viajarían a bordo de la nave Orión de la NASA, como es lógico. La propuesta de Roscosmos consistía en un diseño similar, pero con módulos hábitat de construcción rusa (a cargo de la empresa RKK Energía, fabricante de las naves Soyuz).
La NASA contribuiría con la nave Orión y el módulo energético. Y, por supuesto, con el cohete SLS que lanzaría estos módulos hasta la Luna con la ayuda de un módulo adicional de propulsión solar eléctrica (con motores iónicos). A partir de mediados de la próxima década la futura nave tripulada rusa Federatsia (PTK-NP) podría ser usada para relevar las tripulaciones. Sorprendentemente, ha sido la propia NASA la que ha sugerido lanzarla con el SLS como vehículo reserva de la nave Orión. La primera misión del proyecto sería la EM-3 (Exploration Mission 3), una misión de la nave Orión y el SLS que llevaría el módulo energético y de propulsión. Un total de cinco o seis lanzamientos del SLS serían necesarios para el montaje inicial de la estación lunar, aunque no se consideraría terminada hasta 2028 aproximadamente. Por su parte, Rusia lanzaría cuatro Federatsia hasta 2030. Los planes también incluían misiones robóticas a la superficie lunar, aunque esto último es más un añadido de última hora para justificar científicamente el programa que otra cosa.
Pero ahora los planes, una vez más, han sufrido un giro dramático. Durante las últimas semanas hemos podido saber que la agencia espacial japonesa JAXA se ha ofrecido a participar en la estación lunar con un módulo hábitat en el que emplearía tecnologías del módulo Kibo de la ISS y también ha habido rumores de que la ESA podría participar con otro hábitat (en ese caso la NASA no construiría ninguno). Canadá aportaría un brazo robot, su especialidad, mientras que la contribución rusa se limitaría a una esclusa de menos de diez toneladas parecida a los módulos Pirs y Poisk de la ISS. Los módulos serían transportados hasta el espacio cislunar con la Orión.
¿Y qué tiene que ver Trump en todo esto? Pues, obviamente, mucho. La anterior administración se mostró extremadamente hostil hacia esta estación lunar y, especialmente, hacia una posible participación rusa. Pero una Casa Blanca con el impredecible y populista Trump a la cabeza es otra historia completamente distinta. Ni que decir tiene, el programa de la estación lunar sería un empuje impresionante para el programa SLS/Orión de la NASA, hasta ahora visto con rechazo por Obama, pero apoyado por la mayoría republicana del Congreso. Evidentemente, no es casualidad que sea justo ahora cuando se esté discutiendo este proyecto entre bambalinas. Si existe alguna posibilidad de que salga adelante es precisamente tras un cambio de gobierno como el actual. Otro asunto diferente es que finalmente se permita a Rusia participar en él.
Referencias:
- http://www.theverge.com/2016/11/9/13574194/nasa-earth-science-trump-presidency-space-policy-private-partnerships
- http://www.planetary.org/blogs/guest-blogs/2016/1103-an-international-outpost-near.html
- http://www.popularmechanics.com/space/moon-mars/a23742/nasa-cosmonaut-moon-orion/
- https://ria.ru/science/20160525/1439368078.html
Creo que deben unirse los rusos y los chinos para desarrollar todo la industria astronáutica.
Yo creo que a la NASA la va a ir muy bien con Trump. Al menos no le va poder ir peor que como la deja Obama que canceló el programa lunar Constellation.