¿Ha encontrado ALMA una supertierra en el exterior del sistema solar? No tan rápido, forastero

Por Daniel Marín, el 13 diciembre, 2015. Categoría(s): Astronomía • Sistema Solar ✎ 35

En los últimos días hemos visto varias noticias más o menos sensacionalistas relacionadas con el posible descubrimiento de una o varias supertierras -es decir, planetas con un tamaño intermedio entre el de la Tierra y el de Urano- en las afueras del sistema solar. De confirmarse, bien podríamos estar ante la noticia astronómica del siglo. ¿Pero qué hay de cierto en estos rumores?

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El objeto misterioso, marcado con la U, situado cerca de las estrellas A y B de Alfa Centauri (R. Liseau et al.).

Veamos, a diferencia de lo que han dicho la mayor parte de medios que han mencionado el posible descubrimiento, la noticia no es que se haya descubierto una supertierra, sino dos. Efectivamente, han sido dos equipos de investigadores del observatorio submilimétrico ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) los que han publicado sendos preprints en ArXiv donde comentan la posible existencia de objetos de gran tamaño en las afueras del sistema solar. La posición aparente en el cielo de uno de los objetos estaría cerca de la estrella W Aquilae, mientras que el otro estaría próximo, curiosamente, a la famosa estrella Alfa Centauri.

En ambos casos los investigadores detectaron objetos débiles que se movían con respecto a las estrellas de fondo, lo que indica que se trata de cuerpos relativamente cercanos, aunque fueron incapaces de determinar su tamaño. A falta de otros datos, la conclusión del equipo que detectó el objeto en las cercanías de Alfa Centauri es que podría tratarse de un ETNO (Extreme Trans Neptunian Object), o sea, un objeto transneptuniano situado mucho más allá de la órbita de Neptuno, a unos 15 000 millones de kilómetros del Sol (100 UA), una supertierra a unos 30 000 millones de kilómetros (300 UA) o una enana marrón localizada a tres billones de kilómetros (20 000 UA) (como comparación, Plutón está a 40 UA). Vamos, una incertidumbre más que considerable. Lo que sí sabemos es que este objeto está situado en una órbita con un plano inclinado 42º con respecto a la eclíptica.

En el caso del segundo equipo las conclusiones son más vagas y menos espectaculares, ya que sugieren que el astro podría tratarse de un TNO o un centauro de 220 a 880 kilómetros de diámetro situado entre las órbitas de Júpiter y Neptuno (12-25 UA) con una órbita retrógrada inclinada 10º con la eclíptica, es decir, nada excepcionalmente fuera de lo común. Eso sí, en línea con el primer artículo no descartan que pudiera ser una supertierra o enana marrón localizada más allá de las 4000 UA de distancia. Los investigadores han dado un paso más allá en este caso e incluso han bautizado al misterioso objeto con el nombre de Gná en honor de una diosa de la mitología vikinga (se nota que los autores del paper son suecos).

Como vemos, en los dos casos nada indica que se trate de una supertierra. Bien podría ser un ‘simple’ y pequeño TNO o ETNO mucho más cercano, lo que sería un descubrimiento muy importante de cara a entender los orígenes del sistema solar, pero obviamente distaría mucho de ser revolucionario. Es importante destacar que las conclusiones de los dos equipos de investigadores se basan en solamente dos observaciones puntuales, a lo que debemos añadir el reducido campo de visión de ALMA, que se limita a un minuto de arco aproximadamente. Las probabilidades de que ALMA haya descubierto no una, sino dos supertierras en toda la bóveda celeste tras unas pocas observaciones es ciertamente ínfima. De hecho, si extrapolamos los resultados esto significaría que deberían existir decenas o cientos de miles de supertierras allá afuera, algo que lógicamente no contempla ningún modelo teórico.

Y, hablando de modelos teóricos, es cierto que algunos de ellos predicen la existencia de un planeta -no cientos- relativamente grande en la parte exterior del cinturón de Kuiper o en la nube de Oort para explicar las órbitas anómalas de algunos TNO como Sedna, 2012 VP113 o el recientemente descubierto V774104, pero las búsquedas realizadas en el pasado con todo tipo de instrumentos terrestres y espaciales ponen un límite al número y tamaño de estos hipotéticos objetos. En concreto, las observaciones de todo el cielo por parte del telescopio espacial infrarrojo WISE no han dado con ningún cuerpo de gran tamaño más allá de Plutón. WISE comprobó que no existe ningún objeto más grande que Saturno a una distancia máxima de 28 000 UA, ni ninguno con un tamaño similar a Júpiter a una distancia inferior a las 82 000 UA. Es por esto que los autores de los papers han descartado la hipótesis de un planeta gigante o una enana marrón y han hablado de supertierras.

ALMA, a diferencia de WISE u otro telescopio infrarrojo, observa longitudes de onda más largas y es capaz de detectar objetos más fríos, y por lo tanto, más alejados para un mismo tamaño dado (o bien objetos más pequeños localizados más cerca). Evidentemente, es muy posible que haya alguna supertierra acechando oculta en las afueras del sistema solar. Su descubrimiento sería un verdadero cambio de paradigma astronómico y se convertiría en un nuevo objetivo prioritario para la exploración espacial. Sin embargo, me temo que lo más probable es que los datos de ALMA se correspondan en realidad con ‘simples’ objetos transneptunianos de pequeño tamaño situados relativamente cerca. La verdad la conoceremos cuando se publiquen los resultados de las observaciones que con toda seguridad se llevarán a cabo en los próximos meses.

Otro debate es si los autores se han precipitado o no a la hora de la publicación. Teniendo en cuenta la feroz competencia en este campo, la respuesta es negativa, aunque ciertamente los papers distan de ser comedidos en sus conclusiones. Sea como sea, lo que está claro es que todavía sabemos muy poco de los misterios que aguarda el sistema solar más allá de Neptuno.

Referencias:



35 Comentarios

  1. Seguramente es un asteroide muy grande o como mucho un planeta enano.
    No existen enanas marrones en el Sistema Solar porque detectaríamos sus emisiones en el infrarrojo y su efecto de gravedad sobre otros astros.

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