¿Por qué alunizó el Apolo 11 en el Mar de la Tranquilidad?

Por Daniel Marín, el 22 julio, 2015. Categoría(s): Apolo • Astronáutica • Luna • NASA ✎ 37

El 20 de julio de 1969 a las 20:18 UTC el módulo lunar Eagle del Apolo 11 se posaba en el Mar de la Tranquilidad con Neil Armstrong y Edwin Aldrin a bordo. Era la primera vez que la humanidad visitaba otro mundo. Pero, ¿por qué el Mar de la Tranquilidad y no otra región de la Luna?

El módulo lunar Eagle y la sombra de Armstrong en el Mar de la Tranquilidad (NASA).
El módulo lunar Eagle y la sombra de Armstrong en el Mar de la Tranquilidad. La zona era inusualmente plana y sin relieve digno de mención (NASA).

Una simple mirada a la zona de aterrizaje, situada en las coordenadas 0,67° norte y 23,47°este, basta para darse cuenta de que la Base de la Tranquilidad era un área especialmente plana, carente de cráteres, montañas u obstáculos de cualquier tipo. Y, evidentemente, este era un requisito fundamental a la hora de elegir el lugar del alunizaje del Apolo 11. Sin embargo, una gran parte de la cara visible de nuestro satélite está cubierta por las llanuras basálticas que conocemos como mares (o maria). Entonces, ¿por qué el Mar de la Tranquilidad y no otro?

El Apolo 11 había sido clasificado como una misión de Tipo G según la NASA, esto es, su objetivo principal era probar que un módulo lunar era capaz de alunizar sin problemas y devolver a sus dos ocupantes a la órbita lunar. La ciencia no era una objetivo prioritario, por lo que se esperaba mandar el grueso de experimentos científicos en las siguientes misiones de Tipo H y Tipo J. La NASA había decidido que el lugar del primer alunizaje debía estar comprendido en un rectángulo situado en el centro del disco de la cara visible. Dos caras eran coincidentes con los paralelos situados a 5º de latitud norte y sur, mientras que las otras dos coincidían con los meridianos que se hallan a 45º este y oeste.

Rectángulo que delimitaba el lugar de las primeras misiones Apolo (NASA).
Rectángulo que delimitaba el lugar de la primera misión de alunizaje Apolo (NASA).

Los 5º de latitud tenían que ver con las limitaciones del lanzador y de la cantidad de combustible disponible por parte del módulo lunar (LM) y el módulo de mando (CSM). Aunque en teoría era posible alcanzar la mayor parte de la superficie de la Luna con un cohete Saturno V, la geometría de las misiones lunares lanzadas desde Florida favorecían una órbita lo más cercana posible al ecuador lunar. Cuanto más alejada del ecuador estuviese la órbita de la nave, menos carga útil podría lanzar el Saturno V. Para la primera misión de alunizaje nadie quería correr riesgos innecesarios y por eso se limitó la latitud a 5º norte o sur (la inclinación de la órbita lunar con respecto a la eclíptica es precisamente de unos 5º).

Además, esta era la zona de la superficie que podía cubrir una nave Apolo que siguiese una trayectoria de retorno libre, un tipo de trayectoria que permitía usar la gravedad de la Luna para volver a la Tierra en caso de problemas sin gastar una sola gota de combustible. Las siguientes misiones Apolo dispondrían de un mayor margen de masa útil que les permitiría acceder a latitudes lunares más elevadas, aunque a costa de renunciar a la trayectoria de retorno libre (de ahí la necesidad que tuvo la misión Apolo 13 de usar el motor del LM con el fin de situarse en esta trayectoria). En las últimas misiones Apolo, el CSM sería capaz de realizar maniobras de cambio de plano orbital, lo que aumentaría todavía más la superficie accesible.

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Trayectoria de retorno libre de una misión Apolo (línea a trazos) y trayectorias seguidas por las misiones Apolo a partir del Apolo 12 (NASA).

En cuanto a la limitación en longitud, estaba relacionada con las restricciones de las comunicaciones (la Tierra debía estar alta en el cielo para garantizar que la señal no se interrumpiese con ningún obstáculo). Por otro lado, y en el caso de los sitios situados más al este, la NASA quería que el módulo lunar no saliese de la cara oculta -que se hallaba fuera de las comunicaciones- para aterrizar pocos minutos después, así que el lugar del alunizaje debía garantizar además un intervalo de tiempo apropiado antes de que se iniciase la fase de descenso propulsado.

¿Y ya está? Pues no, esto era la punta del iceberg, porque existían más requisitos operativos. Por ejemplo, el terreno tenía que ser excepcionalmente plano, con pendientes inferiores a 2º. Y no solo eso, ya que la zona al este del lugar del aterrizaje también tenía que ser plana para evitar confundir al radar de aterrizaje del LM (por eso en su momento hubo mucha oposición a mandar el Apolo 15 a los pies del monte Hadley). Luego estaba el tamaño de la zona a considerar. Los errores de navegación de la tecnología de la época podían hacer que una nave se desviase hasta 2,4 kilómetros en dirección norte o sur y hasta 4 kilómetros en el eje este-oeste, que era la denominada elipse de aterrizaje. Para cada zona candidata se dibujaban tres elipses con una probabilidad del 50%, el 90% y el 100% de que el módulo lunar alunizase dentro de ella. Evidentemente, el interior de las tres elipses debían cumplir con todos los requisitos antes señalados. La elipse de aterrizaje primaria se ampliaría en septiembre de 1968 a 5 x 15 kilómetros para tener en cuenta las perturbaciones del campo gravitatorio lunar.

Con todos estos requisitos en mente la NASA comenzó un proceso de selección de lugares para las primeras misiones Apolo a mediados de los años 60, pero los mapas creados a partir de los telescopios terrestres no tenían suficiente resolución. Para solucionar este problema, la NASA lanzó cinco sondas Lunar Orbiter con el objetivo de cartografiar lugares de aterrizaje del Apolo. Los Lunar Orbiter no enviaban las imágenes directamente a la Tierra, sino que usaban película fotográfica que luego era escaneada, un sistema similar al usado e las sondas lunares soviéticas. El resultado es que los Lunar Orbiter no podían cartografiar toda la superficie lunar porque simplemente no tenían película suficiente para ello, así que se concentraron en las zonas más prometedoras.

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La zona de aterrizaje del Apolo 11 (NASA).
La zona de alunizaje del Apolo 11 vista por la sonda LRO (NASA).
La zona de alunizaje del Apolo 11 vista por la sonda LRO (NASA).
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Detalle de la zona en la que se ven las huellas de Armstrong y Aldrin (NASA).

Usando las imágenes de los Lunar Orbiter, en diciembre de 1967 el comité para la selección de zonas de aterrizajes de los Apolo eligió cinco lugares ALS (Apollo Landing Sites). Además de todos los criterios arriba mencionados, los cinco lugares debían estar separados en longitud por múltiplos enteros de 12º. ¿Por qué? Pues porque ese es el ángulo que se desplaza el Sol en el cielo lunar durante un día. Puesto que el momento del alunizaje debía ser tal que el ángulo entre el Sol y el horizonte fuese lo suficientemente bajo (entre 5º y 14º) como para que los cráteres y otras características del terreno proyectasen sombras claras, la NASA eligió lugares de alunizaje alternativos para cada misión con el objetivo de no tener que esperar un mes si la misión debía retrasarse unos días.

Por esta razón, los lugares situados al este eran los prioritarios, ya que si la misión no podía lanzarse en la fecha prevista, el resto de sitios tendrían la iluminación adecuada al cabo de unos días. La distribución geográfica de los mares lunares implicaba que los lugares primarios para el Apolo 11 solo podían estar en el Mar de la Tranquilidad o el de la Fertilidad. Pero, como ya hemos dicho, los lugares situados demasiado al este tenían la pega de que la tripulación no tendría mucho tiempo entre la salida de la cara oculta y el comienzo del descenso propulsado. El Mar de la Tranquilidad era por tanto el mejor situado, lo que explica que dos de los cinco lugares ALS estuviesen en esta zona, los llamados ALS-1 y ALS-2 (II P-2 y II P-6 para el equipo de los Lunar Orbiter). El lugar alternativo principal sería el ALS-3 (II P-8), situado en Sinus Medii, casi en el centro de la cara visible del disco lunar. Los ALS-4 (III P-11) y ALS-5 (III P-13) estarían localizados en el Océano de las Tormentas. La NASA daba por sentado que si el primer intento de alunizaje era un éxito -nada seguro por aquel entonces-, la segunda misión se dirigiría a alguno de los ALS situados más al oeste. Los ALS serían confirmados el 3 de junio de 1969.

Los cinco ALS para la primera misión de alunizaje (NASA).
Los cinco ALS para la primera misión de alunizaje (NASA).

Ahora había elegir entre el ALS-1 y el ALS-2. El ALS-1 estaba situado al este del cráter Maskelyne y había sido fotografiado en detalle por la tripulación del Apolo 8 en diciembre de 1968. En principio parecía el más adecuado al estar situado un poco más al este, pero su color era ligeramente más claro de lo normal para un mar lunar y muchos geólogos temían que pudiera estar cubierto por rocas invisibles en las imágenes de los Lunar Orbiter o el Apolo 8. Por este motivo, el ALS-1 cayó en desgracia y el ALS-2, también conocido como II P-6, se convirtió en el favorito de la NASA. Este lugar contaba con la ventaja de que la sonda Surveyor 5 había aterrizado a 25 kilómetros de distancia unos pocos años antes, por lo que se conocía con bastante exactitud su composición y características. Además, la sonda Ranger 8 también había enviado más de siete mil imágenes de la zona en 1965.

Zona ALS-1 (II P-2) vista por un Lunar Orbiter (NASA).
Zona ALS-1 (II P-2) vista por un Lunar Orbiter (NASA).
Captura de pantalla 2015-07-22 a las 21.41.33
Zona ALS-2 (II P-6) vista por un Lunar Orbiter con la elipse de aterrizaje original (NASA).
Captura de pantalla 2015-07-22 a las 21.41.47
Zona ALS-2 (II P-6) vista por un Lunar Orbiter con la elipse de aterrizaje final del Apolo 11 (NASA).

El ALS-2 pasó a ser el lugar primario para el Apolo 11, pero en mayo de 1969, cuando quedaban apenas dos meses para el lanzamiento, el módulo lunar del Apolo 10 con Thomas Stafford y Gene Cernan sobrevoló el ALS-2 durante un ensayo general del alunizaje. A la vuelta, Stafford declararía que el ALS-2 parecía más suave que el ALS-1, pero que el extremo oeste de la elipse de aterrizaje era muy abrupto, por lo que recomendó a Armstrong que abortase si se internaba en esta zona con poco combustible. Evidentemente, todas estas dudas nos recuerdan lo poco que sabíamos sobre la superficie de la Luna incluso a pocos meses del alunizaje de Armstrong y Aldrin, una circunstancia que aumenta todavía más el mérito de la hazaña que llevaron acabo las tripulaciones de las misiones Apolo.

La elipse de aterrizaje del Apolo 11 sobre el ALS-2 y, dentro, el lugar de aterrizaje preciso. En primer plano se ve el CSM Columbia (NASA).
La elipse de aterrizaje del Apolo 11 sobre el ALS-2 y, dentro, el lugar de aterrizaje preciso. En primer plano se ve el CSM Columbia. Imagen tomada desde el Eagle (NASA).

Como vemos, el Apolo 11 no tenía muchas alternativas a la hora de buscar un lugar de alunizaje que fuese lo más seguro posible. Quizá si los geólogos no hubiesen sido tan quisquillosos, el ALS-1 habría sido el lugar que habría pasado a la historia en vez del ALS-2, pero, en cualquier caso, también estaba situado en el Mar de la Tranquilidad. Solo si el lanzamiento del Apolo 11 se hubiese retrasado varios días se hubiese contemplado la posibilidad de visitar otro ALS, pero tendiendo en cuenta que la NASA no quería arriesgarse lo más mínimo con esta misión lo más probable es que el lanzamiento se hubiese retrasado un mes o más para poder aterrizar en el ALS-2.

En cuanto a la Unión Soviética, el programa tripulado N1-L3 nunca llegó a una fase tan avanzada en la que se sopesasen seriamente lugares de alunizaje como en el Apolo, pero la posición geográfica del cosmódromo de Baikonur hacía que las ventanas de lanzamiento soviéticas fuesen distintas que las de las misiones Apolo. Como resultado, el primer alunizaje tripulado de la URSS hubiera tenido lugar quizá en el Mar de las Lluvias (Mare Imbrium), situado más al norte.

Por fortuna para todos, una vez que el Apolo 11 demostró que era posible aterrizar en la Luna con éxito, las siguientes misiones Apolo pudieron dirigirse a lugares más interesantes y menos ‘aburridos’ que el ALS-2.

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Lugares de aterrizaje de sondas soviéticas y norteamericanas (NASA).

Referencias:



37 Comentarios

  1. el 1202 era que el porcentaje de la CPU estaba bastante alto, pero era nomal, en el alunizaje tenían que hacer un montón de cálculos adicionales. Por eso dijeron que no se preocuparan… debieron de esperar un poco para ver que no sobrepasaba los umbrales permitidos… además no había otros warnings… así que adelante!

    Mi pregunta es ¿era muy grande el cráter que Armstrong evitó pilotando manualmente? ¿Se ve en alguna de las fotos?

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Por Daniel Marín, publicado el 22 julio, 2015
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