Novedades con SpaceX. Analizando el fenómeno espacial de la década.

Por Daniel Marín, el 30 julio, 2013. Categoría(s): Astronáutica • Cohetes • Comercial • sondasesp ✎ 40

El fenómeno SpaceX dará mucho que hablar a los historiadores del futuro. Esta pequeña empresa liderada por el magnate de Internet Elon Musk ha logrado crear una legión de seguidores que ya querrían para sí muchos grupos de rock. Gente inteligente y educada se ofusca solamente con mencionar la palabra ‘SpaceX’. Como por arte de magia, oigan.

Prestaciones del Falcon 9 y Falcon 9 ‘v1.1’ (SpaceX).

¿Por qué este fanatismo? Sin duda el factor principal es la vinculación de SpaceX con el programa espacial tripulado. Justo ahora que los Estados Unidos carecen de una nave tripulada propia, aparece SpaceX con su Dragon al rescate. La Dragon no tripulada ya vuela y la compañía espera tener lista la versión tripulada dentro de poco. Pero por sí solo esto no explica la fascinación que despierta esta empresa. Actualmente otras compañías están creando naves espaciales tripuladas y pasan totalmente desapercibidas. Ahí tenemos a Lockheed-Martin con la Orión. O Sierra Nevada, que está construyendo la lanzadera Dream Chaser. O Boeing y su cápsula CST-100. Pero nadie se desgarra la camisa a la hora de hablar de Boeing o Sierra Nevada. Con SpaceX, la camisa… y lo que haga falta.

No, definitivamente las naves tripuladas no son el único factor. Otro punto fundamental para entender el fenómeno SpaceX es que esta empresa también diseña sus propios cohetes. El Falcon 1 -que en su momento prometía revolucionar el mercado de lanzamiento de pequeños satélites- casi ha pasado al olvido, pero el Falcon 9 ha debutado con éxito y tiene ante sí un futuro prometedor. Una vez más, SpaceX no es la única compañía que se dedica a estos menesteres. Por ejemplo, todos conocemos a Boeing y Lockheed-Martin, dos gigantes que construyen los famosos y potentes cohetes Atlas V y Delta IV, además de las naves Orión y CST-100. Y no nos olvidemos de Orbital, que fue la primera empresa en poner en servicio un cohete ‘privado’ (el Pegasus) y que, al igual que SpaceX, ha sido subsidiada por la NASA para llevar carga a la ISS, en este caso usando la nave Cygnus y el cohete Antares. Pero Antares, la competencia directa del Falcon 9, es básicamente un cohete ucraniano dotado de antiguos motores soviéticos, algo que no resulta muy atractivo para la opinión pública estadounidense por motivos obvios. Por contra, el Falcon 9 es un cohete 100% norteamericano construido en su totalidad por la propia SpaceX, incluyendo los motores, lo que constituye toda una rareza en el mundo globalizado actual.

Nuevo Falcon 9 y Falcon Heavy (SpaceX).

Pero, seamos sinceros, la mayor parte del público desconoce los detalles relativos a los motores y vectores espaciales. Entonces, ¿cuáles son las claves del éxito mediático de esta compañía? Además de las naves tripuladas y los cohetes, SpaceX ha triunfado gracias a cuatro puntos claves. El primero es la promesa de abaratar los costes de acceso al espacio de forma dramática gracias al empleo de sistemas sencillos pero robustos. De hecho, el Falcon 9 posee un diseño que muchos habrían tildado de ‘soviético’ o anticuado hace tan sólo una década. Los lanzadores de SpaceX emplean queroseno y oxígeno líquido en todas sus etapas, una combinación mucho menos eficiente que los sistemas criogénicos -con hidrógeno líquido-, pero más sencilla y barata. Por si fuera poco, los ingenieros de la empresa no tienen ningún empacho en apilar motores en la primera fase de sus criaturas hasta alcanzar el empuje deseado: el Falcon 9 tiene 9 motores en su primera etapa -sí, por eso se llama así- y el Falcon Heavy tendrá nada más y nada menos que 27 (!). ¿Logrará SpaceX abaratar radicalmente los costes de acceso a la órbita baja? Lo dudo. Muchos lo han intentado con sistemas similares y han fracasado. Pero el solo hecho de intentarlo merece un respeto.

El segundo punto es el propio Elon Musk, una figura carismática elevada a estrella del panorama espacial que, de hecho, se suele comparar con el personaje Tony Stark de Iron Man. Musk no es ni mucho menos el único magnate al que le ha picado la fiebre del espacio -Jeff Bezos es otro ejemplo similar-, pero de entre todas las empresas arriba mencionadas SpaceX es la única cuyo director ejecutivo es conocido por todos. Y eso dice mucho. El tercer aspecto clave, relacionado con el anterior, es la política de comunicación de la empresa. SpaceX sabe venderse muy bien y no tiene nada que envidiar a empresas como Apple en este aspecto. La compañía dosifica la información de sus productos con cuentagotas llegando a extremos absurdos, pero los pocos datos que publica los ofrece como si estuvieran sacando al mercado el último modelo de smartphone. Cuando Musk pone una imagen en Twitter sobre alguno de sus nuevos productos, al momento los internautas rugen de emoción como si fuera el mismísimo Steve Jobs redivivo anunciando un nuevo gadget.

Instalaciones de lanzamiento SLC-40 del Falcon Heavy de Vandenberg, antes usadas para cohetes Titan IV (SpaceX).

Pero es el cuarto punto lo realmente importante. A diferencia de otras empresas, SpaceX tiene una visión del hombre en el espacio. Puede sonar muy grandilocuente, y lo es, pero SpaceX -o mejor dicho, Elon Musk- desde un principio siempre tuvo muy claro que su objetivo era lanzar naves tripuladas. Y no sólo a la órbita terrestre, sino incluso a Marte. No importa que SpaceX por si sola sea incapaz de mandar un hombre al planeta rojo. Solamente hablar de ello es un soplo de aire fresco en el panorama espacial, dominado por grandes empresas menos ingenuas que saben que el dinero no está en Marte precisamente. Si para colmo la compañía lanza caramelos al público como el proyecto de nave marciana no tripulada Red Dragon o el cohete gigante Falcon Heavy, es comprensible que el fenómeno SpaceX roce la histeria colectiva.

SpaceX ha sabido avanzar un paso por delante de las expectativas y sueños del gran público. En esta época donde la inspiración brilla por su ausencia y la NASA carece de planes definitivos en su programa tripulado para más allá de 2020, SpaceX ofrece esperanza. Esperanza de viajar a Marte durante el transcurso de nuestra vida. Esperanza de ver misiones espaciales rutinarias como nos prometía la NASA en los años 70. Esperanza, en definitiva, de que la exploración del espacio se convierta por fin en la gran aventura que todos habíamos imaginado cuando éramos niños. SpaceX ha ocupado en el imaginario colectivo el lugar que le correspondía a la NASA hace décadas. Allí donde la NASA ofrece únicamente incertidumbre, SpaceX lanza promesas y compromisos. Ése es su verdadero éxito. Naturalmente, y como se suele decir, del dicho al hecho hay un trecho. Quizás sea demasiada responsabilidad para una empresa tan pequeña.

Yo he sido muy crítico -y sigo siéndolo- con la política de comunicación de esta empresa en sus misiones conjuntas con la NASA y su persistente maquillaje acerca de las subvenciones públicas que ha recibido hasta la fecha, pero hay que reconocer que han sabido aprovechar el entusiasmo que generan los viajes espaciales. Eso sí, que consigan rentabilizarlo es otra cosa muy distinta. Para añadir gasolina a la hoguera del entusiasmo de SpaceX, hoy la empresa ha actualizado su página web, incluyendo la sección sobre el Falcon Heavy. De acuerdo con los nuevos datos, el FH lanzado desde Cabo Cañaveral será capaz de situar en órbita baja 53 toneladas, 21,2 toneladas en órbita de transferencia geoestacionaria y 13,2 toneladas en una trayectoria de escape hacia Marte -es decir, interplanetaria-. En realidad, si leemos la letra pequeña vemos que estas prestaciones son con trasvase de combustible –cross-feed– de los dos bloques laterales al bloque central. Sin este trasvase, la capacidad en órbita baja se ve reducida a 45 toneladas, que sigue siendo más del doble de lo que puede lanzar cualquier cohete actualmente en servicio.

Características del Falcon Heavy comparado con otros sistemas de lanzamiento (SpaceX).

Al mismo tiempo hemos podido ver en detalle de forma oficial la nueva configuración octogonal Octaweb de los nueve motores Merlin 1D en la base de cada bloque del cohete, la misma que se empleará en la nueva versión del Falcon 9, apodada ‘v1.1’. Los tres bloques de la primera etapa han sido diseñados para ser reutilizables e incorporarán cuatro patas desplegables para que puedan aterrizar de forma autónoma de forma similar a lo demostrado por el prototipo Grasshopper. Por supuesto, el requisito de reutilización tendrá un impacto dramático -y no hecho público- en la capacidad de carga del sistema y no está nada claro que al final sea rentable. Pero por intentar que no quede. SpaceX mantiene su objetivo inicial de lanzar el Falcon Heavy por primera vez el año que viene desde la rampa SLC-40 de la base de Vandenberg. Por otro lado, el nuevo Falcon 9 con Octaweb podrá lanzar 13150 kg en órbita baja o 4850 kg en una órbita de transferencia geoestacionaria desde Cabo Cañaveral. En el futuro, el Falcon 9 de serie también debería ser reutilizable.

Nueva disposición de motores Merlin-1D del Falcon 9 y Falcon Heavy (SpaceX).

Disposición de motores del Falcon Heavy (SpaceX).
Prototipo del tren de aterrizaje del Falcon 9 y Falcon Heavy (SpaceX).

El Falcon Heavy será el lanzador espacial norteamericano más potente desde el mítico Saturno V. Si logra entrar en servicio se abrirían un infinito número de posibilidades en el panorama espacial, no solamente con respecto a misiones tripuladas, sino de cara al lanzamiento de todo tipo de satélites y sondas espaciales (aunque para sondas al sistema solar exterior el FH deberá ser certificado para poder llevar RTGs con plutonio). Sin duda, a todos nos conviene que este proyecto sea un éxito. Pero la fiebre SpaceX no ha hecho más que empezar. En los próximos meses SpaceX hará público su diseño definitivo de la nave Dragon tripulada y la locura se desatará otra vez.

Nuevo vídeo del Falcon 9 (¡chúpate esa Steve Jobs!):


40 Comentarios

  1. SpaceX es un fenómeno con todos los ingredientes del romanticismo americano, empresa pequeña que se enfrenta a las grandes, 100% americana, jefe con carisma, ambición, estilo.

    La verdad es que lo tienen todo. Y por mi parte, encantado, son los únicos que ahora mismo parecen capaces de darle un nuevo impulso a la exploración tripulada. Los rusos parecen obsesionados con ganar todo el dinero posible y los chinos van a ritmo de tortuga.
    Pero SpaceX dice que va lanzar el Heavy el año que viene…como lo consiga, «se va a cagar la perra»!!

  2. Munsi ya ha demostrado que su forma de entender cómo funciona una empresa resulta exitosa.
    No sólo con PayPal…tambien en Tesla, una empresa que vende un producto que va muy por delante de lo que pueden ofrecer gigantes de todo el mundo (BMW, GM, Toyota…..)
    Y creo que XpaceX es una vuelta de tuerka más de cómo ve el mundo su propietario. A Tesla tambien la comparan con Apple.

  3. Eres un auténtico «monstruo» Daniel (puedes contestarme lo que suele uno de mis amigos: “Tú sí que eres feo”).
    Creo que me leído prácticamente todo tu blog y ya no me sorprenden tus artículos de información sobre hechos actuales, ni tus artículos de divulgación, ni tu capacidad crítica.
    Pero hoy me has vuelto a sorprender …, en este caso con tu capacidad de análisis: Mi más sincera admiración.
    Y gracias como siempre por el tiempo que nos regalas.

  4. SPACE X se mueve, hace cosas, cumple promesas a un ritmo muy superior al resto de los supuestos competidores. La Nasa se pierde en informes interminables, proyectos revisados que no llegan a ningún sitio, o plazos tan lejanos en el futuro que no pueden despertar ilusión.
    En SPACE X la burocracia deja paso a la acción, y esa es la causa principal de la admiración que despierta.

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Por Daniel Marín, publicado el 30 julio, 2013
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