La antigua Unión Soviética y Rusia nunca se han llevado bien con Marte, y eso a pesar de que la primera sonda en aterrizar suavemente en la superficie marciana fue la Mars 3 en 1971. Numerosos fracasos jalonan la complicada historia de la conquista de Marte por parte de Rusia. Y no obstante, si la historia hubiese seguido otro rumbo, quizás el primer vehículo con ruedas sobre la superficie de Marte no hubiera sido el pequeño Sojourner, sino un gran vehículo con unas curiosas ruedas cónicas. Hablamos, por supuesto, del Marsojod soviético.
Una breve historia de la conquista de Marte por la URSS
El programa de exploración de Marte de la URSS tuvo una historia turbulenta. La primera familia de sondas soviéticas marcianas fue diseñada y construida por la oficina de diseño OKB-1 del gran ingeniero jefe Serguéi Koroliov. Esta primera serie, denominada simplemente como 1M, consistió en dos sondas gemelas que fueron lanzadas en una fecha tan temprana como octubre de 1960, cuatro años que los EEUU se decidiesen un objeto hacia Marte. Desgraciadamente, ninguna de las dos pequeñas naves de 650 kg alcanzó el espacio por culpa de sendos fracasos del cohete 8K78 Mólniya. Habría que esperar a 1962 para ver la siguiente familia de sondas marcianas, la 2MV. Como es fácil de deducir, la ‘M’ viene de Mars (Marte en ruso), pero la ‘V’ del nombre es por Venera (o sea, Venus). Y es que para ahorrar costes y tiempo la OKB-1 decidió unir los programas de exploración de los dos planetas usando un mismo tipo de sonda adaptada al destino. La 2MV marciana venía a su vez en dos versiones, una con sonda de aterrizaje de 1097 kg y otra sin ella de 894 kg. Se lanzaron tres sondas 2MV en 1962 mediante cohetes Mólniya, pero solamente una alcanzaría el espacio y sería conocida como la Mars 1 (como anécdota, vale la pena recordar que el lanzamiento de una de estas sondas casi desata la Tercera Guerra Mundial por accidente). Desgraciadamente, se perdió el contacto con la nave mientras iba camino de Marte.
Tras numerosos fracasos, Koroliov decidió rediseñar el programa de sondas marcianas y venusinas equipándolas con equipos electrónicos más avanzados, creando así la familia 3MV. También se construyeron versiones simplificadas denominadas 3MV-1A y 3MV-4A (de unos 950 kg) para simular las etapas iniciales de los vuelos a Venus y a Marte en misiones hacia la Luna. Estas últimas serían las únicas 3MV en ser lanzadas hacia Marte en 1964 y 1965 y se conocerían con el nombre de Zond. Pudieron fotografiar la cara oculta de la Luna, pero ninguna alcanzó la órbita del planeta rojo.
Para entonces era evidente que el programa para el estudio de Marte no iba nada bien. Como consecuencia, Koroliov decidió ceder el programa de sondas espaciales a la oficina de diseño NPO Lávochkin, dirigida por Georgi Babakin. Los chicos de Babakin decidieron usar las 3MV de Koroliov para construir una nueva familia de sondas mucho más grandes y complejas aprovechando la capacidad de carga del cohete UR-500 Protón de la oficina OKB-52 de Vladímir Cheloméi. Nació así la sonda M-69 o 2M, con una masa de 4850 kg. Como ya era tradicional, se lanzaron dos sondas M-69 gemelas aprovechando la ventana de lanzamiento de 1969, pero ambas se perderían por culpa de fallos con el lanzador Protón-K. El diseño de las M-69 fue un absoluto secreto hasta el final de la Guerra Fría, ya que durante décadas se pensó que estas sondas eran muy similares a las sondas marcianas lanzadas con posterioridad. A día de hoy, los detalles de las sondas de aterrizaje de las M-69 -eliminadas del proyecto final- siguen siendo un auténtico misterio.
Babakin decidió cambiar por completo el diseño de la M-69 para la siguiente ventana de lanzamiento y creó el proyecto M-71. La M-71 era una sonda de gran tamaño, también lanzada por el Protón y que tendía dos versiones, la M-71S (‘S’ por sputnik, «satélite») y la M-71P (‘P’ de posadka, «aterrizaje»), con una masa de 4650 kg. La M-71P incorporaba por primera vez en la historia del programa de exploración marciano una sonda de aterrizaje avanzada. Se lanzarían tres sondas M-71 en mayo de 1971, una M-71S y dos M-71P. La M-71S quedaría atascada en órbita terrestre baja, pero las dos M-71P se convertirían en la Mars 2 y Mars 3 y lograrían situarse en órbita de Marte, todo un logro para el programa espacial soviético. La sonda de aterrizaje de la Mars 2 se estrelló sin transmitir datos, pero la Mars 3 logró alcanzar la superficie, aunque la señal cesó poco después. La sonda llevaba el primer Marsojod de la historia, un pequeño y rudimentario vehículo sobre esquíes denominado PrOP-M. Quizás nunca sabremos si se llegó a desplegar sobre la superficie.
Estaba claro que el diseño de la M-71 era acertado, así que Babakin decidió utilizarlo en la siguiente oportunidad. Entre julio y agosto de 1973 se lanzaron nada más y nada menos que cuatro sondas M-73 en una auténtica ofensiva soviética hacia el planeta rojo. La flotilla M-73 estaba compuesta por dos orbitadores de 3440 kg y dos naves con sondas de aterrizaje de 4470 kg. Las cuatro lograrían poner rumbo a Marte, convirtiéndose en las Mars 4, Mars 5, Mars 6 y Mars 7. La Mars 4 no logró insertarse en órbita marciana y pasó de largo, perdiéndose en el espacio interplanetario. La Mars 5 lo hizo con éxito, pero sólo para fallar poco después. Por su parte, la sonda Mars 7 fracasó totalmente y la Mars 6 logró colocarse en órbita marciana. Desgraciadamente, la sonda de aterrizaje de la Mars 6 se estrelló en la región de Samara Vallis. La ‘gran debacle marciana de 1973’, como sería recordada esta cadena de fallos, estuvo causada en buena medida por el empleo de transistores defectuosos en los sistemas electrónicos de las sondas.
4NM, el primer Marsojod
En este punto es cuando el programa de exploración de Marte por parte de la URSS parece perder el rumbo completamente. En vez de seguir por la senda trazada por las series M-71 y M-73, que a pesar de sus sonoros fracasos habían logrado ciertos éxitos estratégicos, NPO Lávochkin decidió entonces lanzarse al abismo y proponer nada más y nada menos que una misión de retorno de muestras denominada 5NM. Repitámoslo otra vez por si no ha quedado claro: ¡retorno de muestras! La Unión Soviética no había logrado situar con éxito una nave en la superficie de Marte y pretendía traer una roca de Marte en los años 70. Increíble. La sonda 5NM hubiera sido un monstruo de 20,6 toneladas lanzada a bordo del cohete lunar N1. Debería haber utilizado la tecnología de las sondas lunares de retorno de muestras Ye-8-5, así como un novedoso escudo térmico desplegable en forma de paraguas.
Complementando a este proyecto estaba el 4NM, una sonda de diseño similar equipada con un vehículo de exploración denominado Marsojod (Марсоход o Marsokhod), a su vez una versión del Lunojod de las sondas Ye-8. Este Marsojod habría tenido una masa de 2610 kg (más del doble de Curiosity y de los Lunojod), incluyendo 200 kg de instrumentos científicos, la mayoría localizados en un contenedor cilíndrico situado en un lateral. Estaría alimentado por un RTG con una potencia térmica de 5 kW (240 W eléctricos). Debido a la enorme distancia, el Marsojod no podría pilotarse por control remoto desde la Tierra casi en tiempo real como los Lunojod, así que sólo se realizaría una sesión de comunicaciones al día de una hora de duración, para lo cual usaría una antena de alta ganancia de 1,5 metros de diámetro. La velocidad media del Marsojod sería de 0,5 a 1 km/h y se esperaba que funcionase un año en la superficie marciana, recorriendo unos 100 km y obteniendo 110 panoramas fotográficos. De acuerdo con este plan, a veces apodado Mars-75, un cohete N1 debía lanzar en 1975 la sonda 4NM con el Marsojod, mientras que en 1977 otro N1 habría puesto en órbita a la 5NM para recoger muestras.
Tras la cancelación del cohete N1 en 1974 después de llevar a cabo cuatro lanzamientos fallidos, los proyectos 5NM y 4NM se metamorfosearon en los 5M y 4M, con objetivos muy similares. El Marsojod del 4M sería más pequeño y se estudió un diseño alternativo sin ruedas con unos esquíes móviles similares a los del pequeño vehículo PrOP-M de la Mars 3. Este Marsojod podría recorrer 300 metros por día y tendría un RTG de 2200 W, pero sólo estaba previsto que funcionase durante un mes y medio en Marte. Las 5M y 4M serían sondas mucho más pequeñas, de ‘sólo’ 8,5 toneladas, pero aún así quedaban fuera de la capacidad de carga del Protón, por lo que serían necesarios tres lanzamientos para llevar a cabo una única misión usando varios acoplamientos en órbita baja terrestre. Ni que decir tiene, la complejidad y el costo de estas misiones estaban por encima de las posibilidades del programa espacial de la URSS de la época. Y sin embargo estos proyectos siguieron adelante durante años, consumiendo ingentes recursos que podrían haberse destinado a misiones más simples y racionales, muy probablemente porque contaban con el beneplácito del ‘ministro del espacio’ Serguéi Afanásiev y del ministro de defensa Dmitri Ustínov. La posibilidad de ganar por goleada a los estadounidenses y a su programa Viking parece que pudo más que los intereses científicos. Finalmente, estos programas serían cancelados en 1978 por el propio Afanásiev.
En 1979 el nuevo director de Lávochkin, Vyacheslav Kovtunenko, decidió partir de cero y crear una nueva plataforma unificada de sondas espaciales para el estudio del Sistema Solar interior. El proyecto sería conocido como UMVL (‘Nave Universal Marte-Venus-Luna’) y debía haber servido de base para una nueva generación de sondas espaciales soviéticas a Venus, Marte, la Luna y los asteroides. En los años 80 el interés de la URSS por Marte volvió a aumentar de la mano del IKI (el Instituto de Investigaciones Espaciales, el equivalente soviético del JPL norteamericano). Los científicos del IKI previeron una serie de misiones en la órbita y superficie de Marte usando la plataforma UMVL. Sin embargo, la primera misión marciana que usaría la UMVL tendría como objetivo Fobos, la luna de Marte, y no el planeta rojo en sí mismo. Aunque el proyecto fue propuesto a finales de los 70, no sería formalmente aprobado hasta 1985, apenas tres años antes del lanzamiento. Pero a diferencia de las exitosas misiones VeGa, dirigidas por el equipo científico del IKI, el control del proyecto Fobos estaría en manos de Lávochkin, como en los viejos tiempos. Las dos sondas Fobos (1F nº 101 y 1F nº 102) serían las sondas soviéticas marcianas más pesadas, con 6200 kg. Fueron lanzadas en julio de 1988, pero la Fobos 1 se perdió por culpa de un error humano de camino a Marte y la Fobos 2 falló una vez en órbita marciana, poco antes de sobrevolar Fobos. Una vez más, una partida de transistores defectuosos estuvieron tras la pérdida de ambas naves.
Las sondas Fobos fueron concebidas como el primer paso de una serie de misiones a Marte que harían uso de la plataforma UMVL. Algunas incluirían globos, mientras que otras desplegarían una red de estaciones terrestres y vehículos con ruedas. También se planeó lanzar una sonda equipada con una cámara de alta resolución que debería regresar a la Tierra con una cápsula con la película obtenida (sí, incluso en esta época se preveía el uso de película fotográfica). Se planeó lanzar en 1992 la misión Mars 92, consistente en dos sondas 6M -basadas en la UMVL- con 6 o 12 estaciones de superficie independientes y penetradores. Posteriormente se lanzarían otras dos sondas 7M con dos Marsojod de 850 kg. La misión de retorno de muestras tendría lugar más allá del año 2000 y consistiría en dos naves, 8MP y 8MS. La 8MP se posaría en la superficie y pondría en órbita las cápsulas con las rocas marcianas, mientras que la 8MS las recogería y las traería de vuelta a la Tierra.
El Marsojod
El diseño del vehículo marciano o Marsojod estaría a cargo del instituto VNII Transmash (originalmente VNII-100), la organización encargada de la construcción de los Lunojod lunares. Para los proyectos 4NM y 4M, VNII Transmash había propuesto una versión modificada del Lunojod, pero a mediados de los años 80 el instituto creó nuevos conceptos más compactos, aunque todos usaban tres pares de ruedas.
A finales de los 80 apareció un nuevo y curioso diseño de Marsojod con tres pares de ruedas cónicas que maximizaba la superficie de contacto del sistema de tracción y para asegurar la estabilidad del vehículo la ruedas estarían repletas de equipos electrónicos, además de motores. Los motores de cada rueda podían mover a la rueda contigua, aumentando la redundancia del sistema. La energía en la superficie de Marte vendría suministrada por un RTG con una potencia eléctrica de 100-250 W, mientras que la velocidad máxima sería de 0,3 km/h. En 1988 se realizaron pruebas en la península de Kamchatka con un prototipo del Marsojod de 200 kg llamado XM-8. Una de las figuras claves en el desarrollo del Marsojod sería Aleksandr Kemurdzhián, uno de los ingenieros del VNII Transmash encargados del diseño de los Lunojod y del pequeño ProP-M de la Mars 3. Se estudiaron dos variantes del Marsojod, un Marsojod de pequeño tamaño, similar al prototipo de 200 kg, y otro de gran tamaño y unos 890 kg.
El Marsojod debía haber llegado a Marte a bordo de la plataforma UMVL en 1994 en la misión Mars 94/96, pero la caída de la URSS truncó esta posibilidad. Mars 94 debía haber sido una nave equipada con dos sondas de superficie y dos penetradores, mientras que la Mars 96 llevaría al Marsojod y a uno o varios globos aerostáticos. Por desgracia, la Mars 94 sería pospuesta hasta 1996 y despegaría como la Mars 96, aunque terminaría quemándose en la atmósfera terrestre por culpa de un fallo del lanzador Protón. La Mars 96 con el Marsojod se pospondría indefinidamente. La muerte en 1993 de Vyacheslav Kovtunenko, jefe de Lávochkin y principal impulsor de la plataforma UMVL, tampoco ayudó a sacar adelante el proyecto. Paradójicamente, la plataforma UMVL sigue viva en nuestros días metaforseada en la etapa propulsora Fregat usada en los cohetes Soyuz y Zenit.
Pero el prototipo del Marsojod reviviría a mediados de los 90, paradójicamente gracias al interés de los científicos planetarios estadounidenses. Entre el 17 y el 28 de mayo de 1992 el vehículo probó su valía en el desierto de Mojave, California, en unas jornadas organizadas por la Planetary Society y en la que participaron ingenieros húngaros y franceses. En 1995 volvería a suelo norteamericano, pero esta vez en Hawaí y dotado de un brazo robot de McDonnell Douglas y varios instrumentos científicos. Ese mismo año, un prototipo sería adquirido por la compañía francesa Alcatel.
El Marsojod estuvo a punto de convertirse en una misión conjunta ruso-americana, pero curiosamente las presiones en contra de la comunidad científica norteamericana jugaron un papel decisivo para hacer descarrilar el proyecto. Muchos cargos del JPL vieron en la incipiente colaboración con los rusos una amenaza a su propio programa de exploración de Marte (que por entonces, recordemos, se limitaba a las misiones Viking), y eso a pesar de que a finales de los 90 se propuso sustituir en la misión Mars 96/98 el Marsojod ruso por el rover Rocky 4 del JPL, el ‘abuelo’ de los MER Spirit y Opportunity. Tras el éxito de la Mars Pathfinder en 1997, el programa marciano estadounidense volvería a despegar, culminando en el actual Curiosity, el rover más grande y complejo jamás lanzado a otro planeta.
La Mars 96 fue el la última sonda de herencia soviética antes de que Rusia decidiese reiniciar el programa de exploración planetaria con la malograda Fobos-Grunt. Tras tantos desengaños, podemos hacernos una pregunta evidente: ¿por qué fracasó el programa soviético de exploración de Marte? El éxito de la exploración de Venus por parte de las sondas Venera y VeGa demuestra que la causa no fue una tecnología deficiente. O al menos, no la única. El principal motivo tuvo que ver con una falta de liderazgo que impusiese orden en el programa espacial no tripulado y dejase claras las prioridades. En los EEUU, el JPL de la NASA jugó en buena medida este papel, anteponiendo claramente las misiones con mayor interés científico.
En la URSS, el IKI de la Academia de Ciencias intentó emular el papel del JPL, pero las intrigas políticas entre NPO Lávochkin, el ‘ministerio del espacio’ (MOM) y otras organizaciones impidieron que asumiese el mismo rol. Sólo en los años 80 el IKI cobró el protagonismo que se merecía dentro del programa de misiones no tripuladas, lo que trajo consigo -no por casualidad- el éxito de misiones como las VeGa y una nueva oleada de propuestas para estudiar el Sistema Solar interior y exterior. El hiato de misiones soviéticas a Marte de más de una década entre las sondas M-73 y las Fobos, así como el empecinamiento en los proyectos 5NM y 4NM, fue un error de bulto. Lamentablemente, cuando el programa parecía resucitar de sus cenizas gracias a la nueva generación de sondas basadas en la plataforma UMVL, la Unión Soviética se desintegró. Pero si la URSS no hubiera desaparecido en 1991, muy posiblemente el primer vehículo con ruedas sobre Marte habría sido un curioso Marsojod con ruedas cónicas.
Recuerdo haber visto este artefacto en el pabellón de Rusia de la Expo de Sevilla 🙂
Hola, te invito formar parte de este juego de simulacion politico-social-militar.
Puedes ser desde un militar, empresario, periodista o politico y formar del gobierno de tu pais como congresista, ministro o llegar presidente de tu nacion.
Unete! Tu Pais te necesita!!
ingresa aqui: is.gd/uN4Ba4
Very interesting the fact that 1M and 1V had solar panels of the same size, since Mars probes travel farther from the Sun.
Un comentario, la forma cónica de las ruedas del Marsokhod no es para aumentar la superficie de contacto, que puede incluso ser una desventaja, sino para evitar que el chasis quede «colgado» al trepar sobre una piedra. Una solución bastante simple y brutal.
Resulta muy interesante lo distinto que es el Marsokhod al sistema norteamericano, siendo ambos robots de 6 ruedas para explorar marte. El sistema soviético está mas basado en mecanismos pasivos para mantener la movilidad, usando un sistema de control relativamente simple (tracción diferencial, distancia entre ejes ajustable, CG ultra bajo). El sistema norteamericano es muchísimo mas complejo y frágil (suspensión rocker-boogie, ruedas en los extremos orientables sobre brazos plegables) y obtiene su gran performance de un control super-ajustado. El Marsokhod es una oruga, los MER son arañas. Parece que los diseñadores soviéticos se basaron en un modelo del terreno mucho mas accidentado, unos requerimientos/capacidades de teleoperación mas restringidos, o una combinación de ambos.
Y finalmente, el Marsokhod de alcatel puede verse en el Musée des Arts et Métiers en Paris.
Muy buena aclaración.
P.D.: «Performance» se traduce perfectamente al español, es este caso, por «rendimiento».
Cuando pienso en ruso se me cruzan los galicismos 🙂
La tecnología rusa no será la más rápida o la más compleja, pero sí la más robusta…especialmente durante la época soviética.
Si fuera Italia, habría mandado algo un poco más vistoso…diseño ante todo, aunque no funcione como deba…xD
Aquí, en vez de una sonda…mandaríamos algún pastor…que esos sí que saben reconocer un terreno…
Gran articulo, muchas gracias!
Enorme artículo… justo hace poc vi el documental de «Un tanque en la luna» donde se hablaba de este tema y de como los ingenieros del Lunojod y el el Marsojod utilizaron sus conocimientos en un prototipo de limpieza para Cheernobyl.
Saludos
Me pregunto si hay algún registro de donde deberían andar todas esas sondas perdidas en el espacio interplanetario. Sería un tema curioso de tratar… Quien sabe si algún día las encontraremos de nuevo o las encontraran otras civilizaciones.
Todas esas sondas están en órbita solar,entre Marte y la Tierra-aprox- y las perdidas camino de Venus entre la Tierra y Venus pues se lanzan según trayectorias de Hohmann que son elipses entre los planetas.Las únicas que abandonaron el Sistema Solar son Pioneer10,11, Voyager-1 y 2.
Comparados con los norteamericanos, los soviéticos tenian una tecnologia relativamente atrasada y sus éxitos espaciales se centraron en vuelos terrestres descensos en la Luna y Venus (con densa atmósfera es fácil el descenso ).
Este post narra bien las dificultades de los rusos:al principio la poca fiabilidad de los lanzadores, luego los problemas de electrónica/comunicacioes y finalmente la ruina económica del sistema soviético.
La fiabilidad de los lanzadores es más o menos equivalente a la de todos. No olvidemos nunca que la flota de lanzaderas americana tuvo un 40% de bajas, que no está nada mal. Por otro lado, yo puntualizaría mucho todo: los fallos electrónicos tenían lugar en entornos para los que la industria soviética no tenía adecuado tratamiento, esos mismos componentes funcionaban perfectamente en aviónica militar, y la industria daba cumplida respuesta (creo que fue Sadat el que dijo algo así como «las armas de los soviéticos son las mejores, pero los americanos te joden vivo con ellas o sin ellas»). Por tanto, más que ineficiencia, de lo que se trata, es de falta de *flexibilidad*, que es muy diferente. Tan diferente que es, que esto mismo está afectando ahora a Occidente, tal vez por causas económicas (y políticas) no muy diferentes de las que afectaban a la URSS. Finalmente, la ruina del sistema, según vamos sabiendo, fue en parte un asalto organizado por parte de la casta parasitaria dirigente, algo no muy diferente del TINA y el Thatcherismo-Reaganismo occidental, a fin de cuentas, toda la cueva de ladrones que pulula sin excepción por todo el orbe ex-soviético proviene direcatmente del tinglado anterior, con poquísimas excepciones. La ruina económica también tiene mucho que puntualizarse, y si no te llega con la explicación, ahí tenemos al pintoresco Lukachenko para probarte que sin muchos cambios, el chiringuito ha seguido tirando millas sin muchos problemas.
En cualquier caso, la URSS siempre concibió la carrera espacial, al igual que EEUU, como algo subsidiario. La falta de flexibilidad y la carencia de una sociedad civil organizada con cierta autonomía creo que son más bien los que han marcado las diferencias.
Yo añadiría algo más. Los dos grandes fallos de la conquista soviética de Marte fueron la pérdida total o parcial de la flotilla de naves M-73 y las dos sondas Fobos. En ambos casos, el uso de componentes electrónicos que se sabían de mala calidad y una mala gestión del proyecto, así como unos fondos insuficientes, estuvieron detrás del problema. Es decir, lejos de ser causas estructurales fueron motivos puntuales.
No es verdad que la fiabilidad de los lanzadores sea la misma, especialmente
durante los primeros 20 años de programa espacial.La versión Molniya y el lanzador Proton eran poco fiables y precisamente eran los lanzadores de sondas, del N-1 ni hablar. Los cohetes Delta, Atlas-Centauro, Titan3 y Saturno no dieron muchos problemas.
No es verdad que la aviónica soviética y mucho menos la electrónica de consumo fueran equiparables entre Rusia y USA u otros paises.
Respecto de las crisis económicas hablas de «casta parasitaria dirigente»
¿y la gente? ¿cómo trabajaba?.Se ve que no has visitado Rusia antes de 1990.Durante las «crisis» de Occidente, el nivel de vida seguía siendo muy superior al que tenian los paises comunistas en su auge.
Un pais que perdía el 60% del gas natural durante su transporte por gaseoductos no estaba bien organizado, entiéndelo .
Saludos
Bueno, leyendo memorias de ingenieros soviéticos en distintas áreas es bastante común encontrar referencias mas bien resignadas a la «Элементная база» o base de elementos, o sea los componentes y subsistemas que la industria soviética producía.
La industria militar y aeroespacial, mas que explorar los límites tecnológicos y de capacidad creativa de su gente exploraba los límites de la economía nacional.
Por favor, no empecemos otra vez con el mismo debate, especialmente cuando no se está dispuesto a ver las evidencias. Los primeros lanzadores soviéticos tenían una tasa de fallos enorme, pero también la tenían los norteamericanos. No es justo meter a todos los lanzadores soviéticos en el mismo saco. No tiene nada que ver el N1 con las variantes del R-7, por ejemplo.
«Los cohetes Delta, Atlas-Centauro, Titan3 y Saturno no dieron muchos problemas.» Bueno, mira las estadísticas entre 1958 y 1965 de los cohetes Thor-Able y Thor-Agena, por ejemplo, no sólo de los Delta. Te llevarás alguna sorpresa.
En la exploración soviética de Marte, la primera fase (sondas lanzadas por Moliniya) fué un desastre total, sus equivalentes (sondas lanzadas por los Atlas-Agena y luego Atlas_Centaur ) americanas fueron bastante exitosas-Mariner-4,6,7,9-.Avanzado el programa usando lanzadores pesados,surgieron fiascos en dos lanzamientos de 1969 y otro en 1971, y después el relativo éxito de los Marte-2 y 3, aunque la primera cartografia de Marte se deba al Mariner-9.
Tras la debacle de los Mars-4 a 8 y el éxito de las 2 Viking, unos y otros abandonaron Marte durante casi 15 años… el resto de la Historia es similar.
Saludos.
Conozco todos los lanzamientos desde el inicio de la Astronáutica, es verdad que hasta 1965 los Thor y Atlas en distintas versiones solian fallar y que los primeros ensayos de los AtlasCentaur tuvieron problemas, pero estos fueron corregidos rápidamente (recordemos al Centaur como una fase LOX/LH2 operativa y reencendible desde mediados de los sesenta!) gracias a los fiables Atlas_Agena y Atlas Centauro la NASA consiguió bastante eficacia en el lanzamiento de sondas lunares e interplanetarias; las series LunarOrbiter y Surveyor fueron fundamentales en la cartografia y conocimiento de la Luna entre 1965 y 1967.
Como no es mi intención entrar en un bucle «sin fin», anónimo y DanielMarin, os saludo .
No se puede debatir con alguien que ya tiene unas ideas preconcebidas e inamovibles. Todos sabemos que el programa espacial soviético para la exploración de Marte se saldó en fracaso, eso es obvio (y creo que lo he dejado claro en la entrada), pero lo interesante es analizar por qué. Sí, ya sé, que muchos lo tienen claro: la URSS era satán, ergo los ingenieros soviéticos eran retrasados mentales y por lo tanto incapaces de hacer nada de importancia (la conexión entre los razonamientos 1 y 2 es un tanto forzada). Si eres feliz con ese esquema simplista de las cosas, allá tú. Otros no nos conformamos tan fácilmente.
Es que precisamente, en línea con lo que apunta Daniel, dado que la cualificación profesional de los ingenieros soviéticos y demás miembros era, como mínimo, tan buena como la de sus contrapartidas occidentales, si no mejor -dado que sus peripecias personales habitualmente fueron terribles, tanto por la guerra que les tocó vivir cuanto por el sistema político-, una explicación simplista es la mejor forma de mal archivar un problema que puede afectarnos a todos en cualquier momento, igual que en el pasado venían plagas, le echaban la culpa a lo primero que encontraban (los judíos, los gitanos, las brujas, abanico hay para dar y tomar) y de plaga en plaga y tiro porque me toca. Y así no se resuelve nada.
Hola
Quizá te interese añadir un capítulo sobre la utilización en un escenario real en condiciones extremas de estas tecnologías Soviéticas durante los trabajos de limpieza en la Central Nuclear de Chernobyl en 1986. El mismo equipo que desarrolló el Marsojod lo aplicó en esa catástrofe con nota muy alta pese a las condiciones.
Impresionante artículo !
Si te gusta esto , visita
http://www.mentallandscape.com/
saludos
Viendo todo con mas detalle, parece que la Union Sovietica tuvo muchos mas fallos que aciertos, hablando de misiones reales, no pruebas.
Y por que esa obsesion de mandar siempre dos? Si no estan seguros de la fiabilidad del equipo, solo duplican el problema, no crean redundancia.
Lo triste es que parece que no aprenden la leccion, con el Fobos-Grunt, paso exactamente lo mismo y por las mismas causas.
Anonymous: me ha sorprendido tu comentario: «Y por que esa obsesion de mandar siempre dos? Si no estan seguros de la fiabilidad del equipo, solo duplican el problema». Aparentemente, tu piensas que los científicos soviéticos eran estúpidos, o algo así. En realidad, eran antes que nada científicos (y muy buenos), y si enviaban dos, tenían sus razones: en una época poterior, leí que el motivo era que la primera nave enviaba datos a la segunda (que iba detrás, nunca las dos iban juntas), y esos datos eran muy importantes para el descenso, ya que de esa forma la primera podía fracasar, cosa que generalmente ocurría, mientras que la segunda tenía una probabilidad mucho mayor de aterrizar bien. Este sistema le dió a los soviéticos grandes éxitos en la eploración de Venus.
Creo que Daniel Martín ha explicado muy bien lo sucedido. Felicitaciones para él por sus artículos y comentarios.
Igual EEUU envió dos naves en las misión Viking: la 1 y la 2
Hola
Una noticia que no tiene relación con la entrada pero sí con algo que se comentó no hace tanto, hoy se presentó el Proyecto Ciudadela que consiste en una defensa contra asteorídes o cometas que amenacen la tierra.
Basicamente, un aparato que llevaría a cabo tareas de reconocimiento y otro que sería el interceptor lanzado al espacio mediante un Zenith ruso-ucraniano. Dos opciones para este último; cinético o nuclear.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Muy buen artículo. Claro y divulgativo para aficionados como yo.
…el documental de este sábado pasado en la 2 de TVE estuvo genial.
Soberbio articulo, felicitaciones.
Ah, me acordé de un chiste que lei hace poco:
El robot Curiosity dejo de responder a los comandos enviados desde la Tierra. La zonda Soviética Mars-3, tras 40 años de silencio, transmitió datos científicos y agradecimientos por los repuestos enviados.
jajajajjajajajajajaj
El ingenio humano no tiene límites,bien por la ciencia.
Saludos Juan.
Me entristece leer algunas estupideces que se escriben como comentarios. Creo que estos temas son serios y no pueden ser motivo de pavadas, más aun cuando se comenta un artículo tan responsable como el de Martín. Además, desearía agregar que lo que hizo la URSS en materia espacial es increíble, si se tiene en cuenta las condiciones lamentables en que quedó el país luego de la invasión de las hordas nazis en 1941, que provocaron la muerte de 27 millones de sus ciudadanos, muchos de ellos profesionales y científicos importantes, la destrucción de miles de ciudades y pobaciones importantes, el robo y destrucción del patrimonio cultural, etc. Después de todo esto, que no es poco, la necesidad de gastar la mayor parte del presupuesto nacional para la defensa, debido a la presión de la guerra fría. Sin embargo, en 1957 (a solo 12 años de terminada la guerra), en plena reconstrucción, comenzaron con éxito su programa espacial.