El telescopio Lomonósov, el Hubble soviético

Por Daniel Marín, el 27 octubre, 2011. Categoría(s): Astronáutica • Historias de la Cosmonáutica • Rusia • sondasesp ✎ 8

¿Por qué no lanzó la Unión Soviética un telescopio espacial similar al Hubble de la NASA?. La respuesta a esta pregunta no es nada sencilla. Por un lado, el programa espacial científico de la URSS siempre estuvo supeditado a los caprichos de las élites políticas y militares, que eran las que dirigían realmente el esfuerzo espacial del país. Y, por otro lado, las eternas batallas entre las oficinas de diseño no facilitaron las cosas en absoluto.

Satélite espía ruso Araks, la base del telescopio Lomonósov (Novosti Kosmonavtiki).

No obstante, hoy en día poca gente se acuerda de que la oficina NPO Lávochkin, fabricante de la mayoría de sondas espaciales soviéticas, desarrolló a finales de los años 80 un telescopio espacial. Conocido como Proyecto Lomonósov en honor del gran científico ruso homónimo, este telescopio era una especie de hermano menor del Hubble. Con una masa al lanzamiento de 5880 kg, debía haber estado situado en una órbita elíptica de 2000 x 120 000 kilómetros (el Hubble está en una órbita baja circular). La óptica del telescopio estaría formada por un espejo primario de 1,05 metros de diámetro (el Hubble tiene 2,5 metros) y otro secundario de 0,16 metros, con una distancia focal de 50 metros. La separación entre ambos espejos sería de 3,2 metros y el campo de visión alcanzaría los 6 minutos de arco. Lomonósov tenía una longitud de 9 metros y una envergadura de 12 metros con los paneles solares desplegados. Debido a su gran tamaño, sería lanzado por un cohete Protón-K.

Telescopio espacial Lomonósov (Novosti Kosmonavtiki).

El error en la posición del foco del telescopio no debía superar los 0,1 mm, para lo cual se emplearían sistemas de óptica adaptativa desarrollados específicamente para el programa de satélites espías. La base del telescopio estaría formada por un módulo propulsivo que contenía además la aviónica del satélite en un compartimento toroidal presurizado. Dicho módulo se denominaba MVM (Многоцеловой Высокоорбитальный Модуль) y tenía una masa de 4,5 toneladas, siendo además el encargado de mantener la órbita elíptica del aparato y garantizar una precisión en la estabilización de 0,0001º por segundo, tarea en la cual se usarían además sensores solares y estelares. Estaría dotado con 1000 kg de instrumentos científicos, formados principalmente por cámaras CCD capaces de trabajar en el infrarrojo cercano. Para optimizar el funcionamiento de los instrumentos, éstos funcionarían a una temperatura de -50º C o -30º C. Para lograrlo, el telescopio estaba dotado de un radiador de 0,8 metros cuadrados de superficie. La tasa de transmisión de datos a la superficie se calculaba en unos 100 kbits/s.

A diferencia del Hubble, Lomonósov no podía ser reparado en órbita por cosmonautas, lo que paradójicamente implicaba que sería mucho barato que su contrapartida norteamericana. Su vida útil se estimaba en unos 2 o 3 años, pero a cambio estaba previsto lanzar varias unidades a lo largo de una década, cada una de ellas con mejoras sucesivas en los instrumentos.

Tras la caída de la Unión Soviética, el proyecto Lomonósov desapareció sin dejar rastro. Pero, ¿de dónde había salido este programa? Como es de suponer, una nave espacial tan compleja no surgió de la nada. Lomonósov tenía una historia mucho más interesante a sus espaldas, porque en realidad se trataba de la versión civil del satélite espía Araks (11F664).

Satélite espía Araks (Araks-P/N arriba y Araks-V abajo) (Novosti Kosmonavtiki).

Una rara imagen del Araks-1 antes del lanzamiento (Roskosmos).

Las características de los satélites Araks siguen siendo secretas, pero se cree que están dotados de un espejo primario ligeramente mayor (1,5 metros, quizás hasta 1,7 metros, con 27 metros de focal) y su masa es de unas 7,5 toneladas. A pesar de que su resolución no es muy impresionante (2 a 5 metros de media, comparados con los 10-30 centímetros de la serie Kobalt), pueden sobrevolar su objetivo durante mucho más tiempo que el resto de satélites espías situados en órbitas bajas. Situados en una órbita elíptica de 1500 x 2800 kilómetros, los Araks pueden observar franjas de terreno de 30 kilómetros de hasta ancho. La empresa NPO Lávochkin también es la encargada de fabricar los costosos Araks, de los cuales solamente se han lanzado dos unidades hasta la fecha, Kosmos 2344 (Araks-1, 6 de junio de 1997) y Kosmos 2392 (Araks-2, 25 de julio de 2002). En los años 90, Lávochkin intentó comercializar la plataforma en la que se basan estos satélites bajo el nombre Arkon. A pesar de los insistentes rumores sobre su cancelación, se cree que el programa Araks sigue vivo, y eso pese a que los satélites Persona parecen haberlos aventajado en cuanto a prestaciones.

En todo caso, Lomonósov no ha sido el único satélite espía que se ha transformado en telescopio espacial por obra y gracia de las carámbolas de la historia. No en vano, el diseño del mismísimo Hubble está basado en los satélites KH-11 Crystal/Kennan. Sin las tecnologías desarrolladas para la serie Crystal, es muy posible que el Hubble no hubiese logrado ver la luz hasta varias décadas más tarde.

Representación artística de un satélite de la serie KH-11 Crystal, «antecesores» del Hubble (Wikipedia).

Aunque Lomonósov no salió adelante, NPO Lávochkin ha aplicado varias de las tecnologías del proyecto Araks al telescopio ultravioleta Spektr-UV, también conocido como WSO-UV (World Space Observatory Ultraviolet, VKO-UF en ruso). WSO-UV cuenta con una importante participación española y será lanzado en 2015 mediante un cohete Zenit desde Baikonur. En cierto modo, se puede decir que Lomonósov logrará alcanzar el espacio con el proyecto Spektr-UV.

Telescopio ultravioleta Spektr-UV, con participación española (NPO Lávochkin).

Referencias:

  • Sudba Kosmosa-2344, Yu, Zhurabin (Novosti Kosmonavtiki, 1999 nº 2).

Si te ha gustado esta entrada, puedes votar por Eureka en los Premios Bitácoras 2011:

Votar en los Premios Bitacoras.com



8 Comentarios

  1. Desconocía todo esto, una vez más me he enterado gracias a tu entrada. Me preguntaba si la Unión Soviética podía afrontar los retos técnicos que supone un telescopio espacial que sea científicamente competitivo, pero a la vista de los satélites espía Araks me he respondido a mí mismo.

    En cuanto al Hubble ¿No hubiera salido más barato construir y lanzar un telescopio espacial nuevo con los avances técnicos pertinentes, en lugar de hacer misiones de reparación y mantenimiento? Creo que no me equivoco si pienso que la presión política para mantener operativo el satélite era muy grande.

  2. Es desasosegante pensar en la cantidad de recursos astronáuticos destinados (malgastados) por USA-URSS (Rusia) a la carrera armamentística (miles de lanzadores para misiles, satélites espía, etc, etc). El gráfico histórico comparativo de lanzamientos en el que los militares eran la inmensa mayoría es indignante. Regatean (¡cancelan!) en las misiones de exploración por «cuatro perras» y gastan a manos llenas en… ¿se puede saber qué coño hacen los rusos con satélites espía? ¡Sois un país enorme, nadie os puede atacar sin cavar su propia tumba! Deberíamos estar ya en Ganímedes, ¡esto es la Edad Media!

  3. ¿En USA las élites políticas y militares no tenían caprichos espaciales? ¿Por qué este tipo de frases sólo se incluyen al hablar de la URSS? Tanto los programas espaciales de la URSS como los de USA fueron (¿son?) subproductos del armamentismo y la guerra fría, como tantos otros megaproyectos científicos.

  4. Ya salió el ofendido de turno cuando se toca la urss, que no me entiendas mal, no soy nada defensor ni de los americanos ni del sistema capitalista en general, pero en la entrada ha expuesto un hecho no ha hecho ningun posicinamiento político. Lo mismo pasaba en USA, SÍ, pero resulta que esta entrada es sobre un proyecto del programa espacial sovietico. Si cada comentario sobre las razones de cada aspecto del programa espacial soviético tuviese que tener una explicación del otro lado para no herir sensibilidades estas entradas serían muuuucho más larga y hasta cansinas.

    pd: gran artículo como siempre, sigue así.

Deja un comentario

Por Daniel Marín, publicado el 27 octubre, 2011
Categoría(s): Astronáutica • Historias de la Cosmonáutica • Rusia • sondasesp