Guía de supervivencia para turistas lunares

Por Daniel Marín, el 17 octubre, 2011. Categoría(s): Astronáutica • Luna • sondasesp ✎ 35

¡Enhorabuena! Acabas de resultar premiado con un viaje a la Luna. Prepara las maletas y tu traje espacial, porque nos vamos a visitar el astro más cercano a la Tierra. Desgraciadamente, el seguro de tu viaje no cubre los accidentes, así que deberás ser consciente de los principales peligros a los que te enfrentas en esta misión. Y no es ninguna tontería, porque la superficie lunar es extremadamente hostil, un lugar bañado por la radiación donde reina el vacío absoluto y existe un contraste de 300º C entre el día y la noche. Pero tranquilo, por suerte para ti doce seres humanos ya han estado en la Luna antes que tú y nos han contado los riesgos que acechan a los astronautas cadetes.

Así que prepárate para recibir un curso rápido de supervivencia lunar. Pon atención. Te va la vida en ello.

Los futuros astronautas lunares deberán tener mucho cuidado. Vivir en la Luna no es fácil (NASA).

1- Las distancias engañan

Si alguna vez has estado en un desierto te habrás dado cuenta de lo difícil que resulta juzgar las distancias y el tamaño de los objetos que aparecen en la lejanía (y si no has estado en un desierto, da igual, confía en mi palabra). El cerebro humano está diseñado para interpretar los paisajes por comparación. Un árbol, una casa, un riachuelo… cualquier accidente geográfico nos sirve como vara de medir. En cuanto a la distancia, es pan comido. Los objetos más lejanos se ven difusos y borrosos por culpa de la atmósfera terrestre, así que no tenemos muchos problemas para saber si estamos viendo un pequeño montículo cercano o una enorme montaña situada a varios kilómetros de distancia.

John Young, comandante del Apolo 16, se pasea por la Luna. Las rocas que están detrás de Young parecen situadas a poca distancia, pero en realidad se encuentran a 150 metros y tienen 16-20 metros de altura (NASA).

Pero la Luna es peor que un desierto. Mucho peor. Para empezar, no hay atmósfera, así que olvídate de juzgar distancias fácilmente. Una roca a varios kilómetros se verá tan nítida como un guijarro situado frente a tu casco. Los astronautas del Apolo tenían mapas detallados de la superficie lunar con instrucciones precisas sobre la distancia máxima que podían recorrer en cada tramo. Pese a todo, en varias ocasiones se encontraron con enormes dificultades para orientarse tomando como referencia los accidentes geográficos. Además, el paisaje lunar presenta la misma apariencia a todas las escalas (cráteres y colinas sinuosas, básicamente), lo que complica aún más elegir alguna referencia válida.

Por lo tanto, si quieres vivir, procura no alejarte demasiado de las rutas que aparecen en tu itinerario oficial. De no hacerlo, es posible que una excursión a un cráter «cercano» se convierta en una travesía mortal de varios kilómetros.

James Irwin, del Apolo 15, junto al rover lunar. La «colina» que está detrás de Irwin es en realidad el Monte Hadley, con una altura de 4,6 kilómetros. La falta de atmósfera y otras referencias crea la falsa ilusión de cercanía (NASA).

Los Montes Apeninos (a lo lejos) vistos en dos fotografías del Apolo 15. No son colinas cercanas, sino montañas situadas a varios kilómetros de distancia, como podemos apreciar comparando las dos imágenes (NASA).
No, no es un pequeño barranco. Es Hadley Rille (Apolo 15), un antiguo canal volcánico de 400 metros de profundidad e 1,5 km de anchura (NASA).
El módulo lunar Challenger (Apolo 17) en la lejanía. El tamaño de la nave permite apreciar mejor la escala de la imagen (NASA).

En este vídeo del Apolo 16 podemos ver cómo engañan las distancias en la Luna. El módulo lunar parece que está al lado del astronauta, pero vemos que en realidad está mucho más lejos:

 

2- Navega por la superficie usando el Sol

Por si el problema de medir la distancia y el tamaño de los objetos lejanos fuera poco, lo cierto es que existen otros puntos a tener en cuenta si queremos evitar que nuestro pequeño cerebro de simio evolucionado en la sabana africana se confunda totalmente. Una vez en la superficie lunar, te darás cuenta de lo importante que es el Sol para orientarte. De hecho, para los exploradores lunares el Sol juega el mismo papel que el viento para los marineros de los océanos terrestres. Según el ángulo que formen los accidentes geográficos con el astro rey, éstos se verán más o menos marcados. Si viajas con «Sol abajo», es decir, con el Sol a tus espaldas, apenas podrás distinguir los cráteres y desniveles del terreno. Toda la superficie presentará un aspecto gris claro y tu orientación se irá al traste (y te podrás dar un buen tortazo). Por el contrario, si vas «Sol arriba» la cegadora luz te impedirá que te fijes en los detalles de la ruta, sin importar los filtros que uses. Lo mejor es viajar con «Sol de través», pero claro, es muy posible que tu ruta no tenga a bien coincidir con la situación de nuestra estrella en el cielo.

Para empeorar las cosas, el Sol se mueve lentamente por el cielo lunar. Poco a poco, es cierto, pero lo suficiente como para jugarte una mala pasada si intentas repetir un camino horas después de haberlo recorrido por primera vez. Las sombras proyectadas por las rocas y cráteres ya no serán las mismas y no sería extraño que terminases totalmente perdido. Si este es el caso, puedes intentar desandar el camino hasta encontrar tu rastro original. La ausencia de agentes erosivos importantes permite que las huellas permanezcan inalteradas durante siglos.

«Sol abajo» no distinguirás los detalles del suelo (NASA).
«Sol arriba» que quedarás medio ciego por culpa del Sol (NASA).
«Sol de través» es la mejor opción. Siempre que puedas, claro (NASA).

3- Un horizonte cercano

Como has podido comprobar, la orientación es todo un desafío para cualquier turista selenita. Además, la Luna no posee campo magnético, por lo que resulta imposible usar una brújula. Y si estás pensando en usar tu flamante navegador GPS, mejor ni lo intentes. No olvides que el GPS funciona gracias a una constelación de satélites que giran alrededor de la Tierra, así que de poco te servirá en la Luna. Afortunadamente, tu traje estará equipado con un sistema de navegación inercial bastante fiable… la mayoría de las veces. En todo caso, si logras orientarte pese a la ausencia de atmósfera y el deslumbrante Sol, deberás tener en cuenta que la Luna es un mundo mucho más pequeño que la Tierra, lo que se traduce en que el horizonte estará situado a muy poca distancia. Aunque la Luna no es el planeta de El Principito, el efecto de cercanía del horizonte es apreciable, especialmente si recorremos alguno de los maria.

Por otro lado, el pequeño tamaño de la Luna y su lenta rotación tienen sus ventajas. Basta con que te muevas a 15,4 km/h en el ecuador para mantenerte bajo el Sol continuamente y eludir así la larga noche lunar. Si estás más cerca de los polos, la velocidad requerida para mantenerte bronceado será aún menor. Por ejemplo, a 86º de latitud te bastará moverte a tan sólo 1,13 km/h.

El horizonte está ahí mismo, como se puede ver en esta foto del Apolo 11 tomada por Armstrong (NASA).

4- Cuidado con el regolito

El regolito es el fino polvo que cubre toda la superficie lunar como resultado del constante bombardeo de micrometeoros que ha tenido lugar durante miles de millones de años. Pero a diferencia de las partículas de polvo terrestre, el regolito está formado por rocas microscópicas muy abrasivas que con el tiempo pueden inutilizar tu traje espacial o cualquier pieza móvil de un vehículo. Por si fuera poco, el carácter abrasivo de las partículas del regolito provoca que éstas se carguen muy fácilmente de electricidad estática, adhiriéndose a la tela de las escafandras de forma espectacular. Así que mantente alerta: si hueles a pólvora dentro de tu nave, probablemente es que no has limpiado tu traje como deberías. Por cierto, y ya que estamos con el tema de la estática, la acumulación de electricidad estática en las laderas de algunos cráteres polares puede alcanzar varios cientos de voltios, así que ten mucho cuidado antes de internarte en terreno desconocido.

Eugene Cernan (Apolo 17) dentro del módulo lunar Challenger en la Luna. Se aprecian los trajes y cascos manchados de regolito lunar (NASA).
Los astronautas del Apolo 17 tuvieron que usar un mapa para protegerse del regolito al romperse el guardabarros de su rover (NASA/Alan Bean).
Cuida tu traje, es lo único que te protegerá de una muerte segura (NASA).

5- Viviendo en la baja gravedad lunar 

Caminar en la Luna no es sencillo. Bueno, es cierto que moverse con una escafandra de 100 kg sí que resulta más cómodo que en la Tierra, pero sin embargo el que los objetos tengan solamente una sexta parte del peso que tendrían en nuestro planeta no siempre facilita las cosas. Si intentas andar normalmente, probablemente te fatigues en exceso. De hecho, los astronautas han demostrado que lo mejor para desplazarse es una combinación de saltos y pasos normales. Y, a pesar de que pueda resultar paradójico, lo cierto es que correr en la Luna puede resultar más eficiente, energéticamente hablando, que andar. Además, aunque las rocas sean más ligeras, seguirán teniendo la misma masa, por lo que la inercia te jugará malas pasadas antes de que te acostumbres. Por ejemplo, los astronautas del Apolo solían usar martillos y hasta su propio cuerpo para clavar instrumentos en la superficie o recoger muestras… hasta que se daban cuenta de que su peso era un sexto del que tenían en la Tierra. La baja gravedad provocará también que se «levanten» algunos cables o cuerdas que en la Tierra permanecían sobre el suelo gracias a su peso, provocando más de una situación comprometida. Si tropezarte en la Luna no te asusta, te recuerdo que lo único que te separa del vacío del espacio y una muerte segura son los pocos milímetros de espesor de tu escafandra.

John Young salta en la baja gravedad lunar mientras saluda a la bandera. El traje tiene una masa de 91 kg, pero en la Luna pesa una sexta parte de lo que pesa en la Tierra (NASA).
«¡Este cable debería estar pegado al suelo!». La gravedad lunar te puede jugar malas pasadas (NASA).

Caerse en la Luna es fácil… y peligroso:

Moviéndose a saltos por la Luna:

 

6- Los peligros de la radiación

La Luna no posee campo magnético, pero si vas a estar unos pocos días, no tienes que preocuparte por la radiación, ya que las dosis que recibirás estarán dentro de lo normal. Pero si tu estancia se prolonga durante mucho tiempo, recuerda que las probabilidades de que sufras una tormenta solar aumentan de forma considerable. Lo que deben preocuparte son los eventos SPE (Solar Proton Events), es decir, fuertes emisiones de protones provenientes de nuestra estrella. Si te pilla un SPE sobre la superficie lunar -Armstrong no lo quiera- recibirás de media entre 3 o 4 Sievert en pocas horas. No es que sea una dosis mortal de necesidad, pero es el máximo que puede recibir un astronauta durante toda su carrera. Si tienes peor suerte y te toca un SPE especialmente virulento, las dosis pueden alcanzar 5 o 6 Sv. Nada bueno. Recuerda que la base lunar estará preparada para soportar estos fenómenos, así que no te alejes mucho de ella. Ah, y que no se me olvide: la luz ultravioleta del Sol no es buena para tu cutis facial, pero tampoco pasa nada porque te levantes el visor protector de tu casco de vez en cuando si quieres admirar mejor el paisaje.

Algunos eventos SPE que tuvieron lugar durante el programa Apolo. El suceso de agosto de 1972 no pilló a una misión tripulada por poco (NASA).

Dosis de radiación en las distintas misiones Apolo y en otras misiones espaciales.
La intensa luz ultravioleta del Sol habrá borrado esta foto del astronauta Charlie Duke con su familia que dejó durante la superficie en la misión Apolo 16 (NASA).

Vídeo de la misión Apolo 17 donde vemos al astronauta Harrison Schmitt con el visor levantado:

 

7- La Tierra inquieta

Mucha gente cree que la Tierra permanece fija en el cielo lunar. Al fin y al cabo, si la Luna presenta siempre la misma cara hacia nosotros, lo lógico es que vista desde nuestro satélite la Tierra permanezca inmóvil. Sin embargo, esto no es así. La ligera excentricidad de la órbita lunar causa las libraciones, un fenómeno gracias al cual podemos ver más del 50% de la superficie de la Luna a simple vista. Como resultado de las libraciones, la Tierra se mueve ligeramente en la bóveda celeste selenita, algo a tener en cuenta si estás cerca de la cara oculta de la Luna. Porque si te pierdes con tu rover, es posible que pierdas el enlace directo de comunicaciones con el planeta azul. Y sentirte solo en un mundo alienígena no es nada agradable.

La Tierra vista desde la Luna es una gran esfera blancoazulada que ocupa 2º del cielo. Pero no se está totalmente quieta… (NASA).

Después de este breve curso, ¿todavía te quedan ganas de ir a la Luna? Espero que sí, porque nuestra especie necesita exploradores como tú dispuestos a todo. ¡Buen viaje!

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35 Comentarios

  1. Yo iría al lago de los sueños, al norte del cráter Daniell, ahí me gustaría alunizar y con un vehículo presurizado estilo proyecto constelación recorrer la superficie.

    jorge m.g.

  2. Leer tus artículos es lo más cercano que he estado (y espero en esto equivocarme: que estaré) de ir a la Luna, gracias!!!.
    Sabiendo esto, no entiendo como la gente de principios de los 70’s creía que viajar a la Luna era algo «rutinario»

  3. Una maravilla de articulo.Tan solo me atrevere a un comentario:
    Cuando se hace la comparacion del viento con el lado del sol, en ingles se dice up-wind y down-wind; referido al sol, up-sun y down-sun.
    Lo has traducido como sol-arriba y sol-abajo. La verdad es que la expresion española es barlovento y sotavento, que por analogía sería balo-sol y sota-sol.
    Aunque he oido alguna vez sota-algo (sotafuego,sotabarba…) nunca he oido o leido «barlo-sol» (y suena fatal). En cambio sotasol, es mas eufonico.
    Cosas de marinos…
    Enhorabuena por el blog.

  4. Enhorabuena por el impresionante artículo, me ha encantado.

    Ojalá el hombre vuelva pronto a la Luna y veamos con nuestros propios ojos (a través de la TV, eso sí, jeje) la construcción de la primera base lunar.
    Es un futuro al que estamos destinados, si queremos que nuestra especie siga sobreviviendo.

  5. Muy interesante el articulo. Debe haber otros sin número de inconveniente y peligro, por ejemplo los micro meteoritos con una velocidad media de 30 Km/seg al no haber atmósfera si te pilla uno de 0.1 mm te puede dejar con un orificio de entrada y otro de salida, sin embargo no conozco ningún reporte de los astronautas del programa apolo hayan sufrido un accidente tal, supongo el peligro existe.

  6. Me sorprendió tu descripción al comienzo, de un paisaje en el desierto…dices que se ve borroso debido a la atmósfera, pero no es como se ve en el desierto de Atacama, porque por la altura, la atmósfera es menos densa y se ven los volcanes tan cercanos…que cuesta calcular distancias.

    Lo de la electricidad estática me ha dejado con un signo de interrogación en el cerebro…¿cómo te libras de ella?¿qué habría que hacer?

    Me ha gustado mucho esta entrada porque ha echado a volar mi imaginación…tomando en cuenta todos los problemas que planteas…Gracias por el viaje.

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Por Daniel Marín, publicado el 17 octubre, 2011
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