Dos nuevas vecinas del Sol

Por Daniel Marín, el 14 julio, 2011. Categoría(s): Astronomía • Estrellas • sondasesp ✎ 7

No todos los días se descubren astros cerca del Sol, así que estamos de enhorabuena: un equipo de astrónomos alemanes ha descubierto dos nuevas enanas marrones situadas a unos 16 años luz de nuestro Sistema Solar.


Las dos nuevas enanas marrones vecinas del Sol (AIP).

Los objetos candidatos han recibido el bonito nombre de WISE J0254+0223 y WISE J1741+2553, ya que han sido descubiertos usando los datos del telescopio espacial infrarrojo WISE en colaboración con el observatorio LBT (Large Binocular Telescope) de Arizona. Estas dos enanas marrones de tipo T no son estrellas propiamente dichas -no son capaces de mantener reacciones nucleares de forma sostenida en sus núcleos-, por lo que su temperatura superficial es muy baja. De hecho, son objetos tan fríos que prácticamente no emiten luz en el espectro visible, de ahí que sólo puedan ser observadas mediante observatorios que trabajen en el infrarrojo. Las dos enanas se encuentran situadas a 15 y 18 años luz, aunque los cálculos de la distancia son poco precisos y la cifra final podría ser de varios años luz más o menos. Además de su baja temperatura, presentan un movimiento propio muy elevado que delata su cercanía. No son las enanas marrones más cercanas (ese honor le corresponde a Epsilon Indi Ba y Bb, a 12 años luz), ni las más frías, pero no por ello dejan de ser interesantes.

Porque además del obvio interés que tienen dos enanas marrones situadas a la vuelta de la esquina, este tipo de descubrimientos es esencial para comprender las características de nuestro vecindario cósmico. Actualmente conocemos unas 56 estrellas situadas a menos de 15 años luz, la mayoría de ellas -41- enanas rojas. Sin embargo, hemos detectado pocas enanas marrones -ya hemos visto que son muy escurridizas-, pero se cree que su número podría ser muy elevado. De hecho, es muy posible que existan tantas enanas marrones como estrellas de la secuencia principal a menos de 25 años luz del Sol.

No sería extraño por tanto que el primer viaje interestelar de la Humanidad tuviese como objetivo uno de estos pequeños y fríos astros.

Esta es la contribución de Eureka al XXI edición del Carnaval de la Física, organizada por el blog La Vaca Esférica

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7 Comentarios

  1. De 16 años luz a entre uno y tres (la distancia a la que se ubicaría némesis) hay un buen trecho. Creo que a esa distancia ya la habríamos localizado o como mínimo hubiéramos notado los efectos gravitatorios de un objeto con masa de varias veces la de Júpiter. Pero nada de nada, némesis es, en mi opinión, una hipótesis descartada.

  2. Una pregunta, estas enanas marrones no orbitan ninguna estrella por lo que he entendido, quizás podrían tener planetas orbitándolas a ellas. ¿Estos planetas podrían ser descubiertos por los métodos actuales?

  3. Sí sería extraño. ¿Qué se supone que pintaría esa primera misión en una estrella marrón? Difícil que haya planetas interesantes (la radiación no será suficiente para calentarlos). Así que los entornos deben ser básicamente un pedazo de espacio con campo gravitatorio y sin otro particular interés (salvo el científico, quizá)

  4. Para Pasaba por aquí…:

    Creo que es difícil descubrir planetas orbitando alrededor de una enana marrón, ya que, generalmente, hay dos métodos distintos para encontrar estos planetas extrasolares: el primero es mediante el contraste de intensidad de luz de una estrella antes y durante el tránsito de un planeta (suele tener un descenso de luminosidad proporcional a la masa del planeta y su situación respecto a la estrella); la otra manera, es vigilando la trayectoria de la estrella en busca de patrones de movimiento oscilantes que evidencie la existencia de un cuerpo que emita suficiente gravedad como para realizar esos cambios.

    Con una enana marrón, que apenas emite luz, he de suponer que el primer método no valdría, o sería poco fiable, así que sólo quedaría el estudio del movimiento de la estrella en cuestión para descubrir ese posible movimiento errático característico de una estrella con exoplanetas, y para eso, deberían pasar unos años de seguimiento hasta dar resultados fiables.

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Por Daniel Marín, publicado el 14 julio, 2011
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