Las Pléyades (Πληϊάδες) son uno de los asterismos más conocidos del cielo nocturno y quizás el más importante para la mayoría de civilizaciones. Son muchas las culturas que empleaban el orto helíaco de las Pléyades como inicio de su calendario. Hace más de 4500 años ya eran conocidas en Mesopotamia con el nombre sumerio de Mul-Mul, «estrellas», representando al dios Enlil. De hecho, se trata del nombre escrito de un astro más antiguo que conocemos.
Mul-Mul (o MUL.MUL), el nombre de las Pléyades en sumerio representados en caracteres cuneiformes tardíos.
Desde un punto de vista astronómico, no son menos interesantes. Las Pléyades son un cúmulo abierto (M45), situado a unos 436 años luz de la Tierra y formadas por unas mil estrellas azules jóvenes (unos 100 millones de años), aunque sólo podamos ver a simple vista entre seis y catorce. En fotografías de larga exposición se puede observar que están rodeadas por una nebulosa. Durante muchos años se pensó que esta nebulosidad era parte de los restos de formación del cúmulo, pero hoy en día sabemos que no es así. La presión de radiación y fuertes vientos estelares del cúmulo deberían haber disipado ya cualquier concentración significativa de gas y polvo. Simplemente, el azar cósmico ha querido que veamos este cúmulo justo cuando está atravesando una región bastante densa del medio interestelar.
Y, coincidiendo con la finalización del primer mapa de todo el cielo realizado por el telescopio espacial WISE, podemos contemplar esta bella imagen de este asterismo:
Las Pléyades vistas por WISE en infrarrojo. Los colores azul y cían representan las longitudes de onda de 3,4 y 4,6 micras, el verde la de 12 micras y el rojo 22 micras. (NASA).
Ls Pléyades en el visible en una fotografía de larga exposición. Se puede apreciar la nebulosidad que las rodea (NASA).
Las Pléyades en el visible con los nombres de las componentes principales (Wikipedia).
Al trabajar en el infrarrojo, la imagen de WISE pone de manifiesto la estructura del polvo y gas interestelar que rodea las Pléyades. WISE ha descubierto veinte candidatas a enana marrón y unos 25000 asteroides (!), por lo que podemos decir que la misión ya ha sido todo un éxito. Por supuesto, no es la primera vez que vemos a las Siete Cabrillas en infrarrojo, pues sin ir más lejos, hace dos años ya las observó el telescopio Spitzer con mayor resolución:
Vista delas Pléyades por el Spitzer (NASA).
Sin embargo, la menor resolución del WISE y su amplio campo de visión permite que podamos ver este cúmulo en todo su esplendor infrarrojo. Una bella forma de admirar una maravilla de la naturaleza que al mismo tiempo ha influenciado de forma decisiva a incontables sociedades a lo largo y ancho del planeta. ¿Quién dijo que la astronomía no era cultura?
Las Pléyades en rayos X vistas por el ROSAT. Podemos apreciar las estrellas jóvenes que componen el cúmulo sin rastro del polvo interestelar (NASA).
Comentar que la primera enana marrón detectada en la historia fue Teide 1 y lo fue por astrofísicos españoles desde el Observatorio del Teide en Canarias.
Y Teide 1 (M8) se encuentra en el cúmulo estelar de las Pleyades y tal cosa no es casual.
Los astrofísicos buscan este tipo de astros en cúmulos de estrellas muy jóvenes ya que se sabe que las enanas marrones son más brillantes y calientes en su juventud. Con el tiempo se enfrian y oscurecen.
No me extraña por tanto que una de las misiones de WISE sea la búsqueda de enanas marrones también allí en las Pléyades.
Un saludo.
No no es casualidad que las Pléyades sea un objetivo prioritario para WISE, pero no olvidemos que el objetivo de esta misión es hacer un mapa de TODO el cielo, algo posible gracias a su enorme FOV.
Y no sólo son interesantes científicamente… las Pléyades son, para mi, quizás lo más bello que se pueda observar a simple vista en el cielo nocturno. Hasta su nombre me gusta: Pléyades. Una palabra preciosa.