El titanio de Curiosity

Por Daniel Marín, el 21 octubre, 2009. Categoría(s): Astronáutica • Curiosity • MSL • NASA ✎ 2

Nuevo culebrón con el futuro rover marciano Curiosity (MSL): titanio fraudulento ha podido ser usado en la construcción de la nave. Como lo oyen. Parece ser que la empresa Western Titanium, que debía suministrar varias partes de este metal para el rover, las fabricó con una calidad inferior a las especificaciones del programa. Posteriormente, falsificaron la documentación para evitar que nadie se diese cuenta de la discrepancia. El fraude ha alcanzado a varios aviones y al telescopio espacial Kepler. La NASA analizó el metal del Kepler antes del lanzamiento y concluyó que era apto para la misión (¿algún medio se enteró del caso en aquella ocasión?), pero queda por comprobar el usado en Curiosity.

No se sabe aún la cantidad de «titanio malo» que existe en el vehículo, pero las verificaciones podrían costarle a la NASA varios millones de dólares en un programa que acumula repetidos sobrecostes.

Habrá que llamar al CSI.



2 Comentarios

  1. Qué fuerte, no me había enterado. Leyendo la noticia, no da muchos datos, así que el «defecto» real puede ser cualquier cosa, desde grave hasta indiferente. Pero esa no es la cuestión, sino el fraude: una compañía que vende material aeroespacial lo hace bajo un certificado de que dicho material cumple la especificación. De hecho, se paga una pasta por ese material, mucho más de lo que te costaría comprarlo en el chatarrero de la esquina (si lo tuviera, claro), solamente por esa garantía de calidad. Se confía ciegamente en estas compañías (bueno, no tan ciegamente… a veces se hacen ensayos de recepción aleatorios) porque han garantizado (tras pasar múltiples auditorías y demás) un proceso de fabricación y calidad que dé lugar a unos materiales que cumplen escrupulosamente lo que indica la especificación. Una falsificación en dicha certificación no sólo es gravísimo por sus posibles consecuencias (imagina un material que va a una pieza crítica de un avión, pieza que ha sido diseñada apurando al máximo para ahorrar peso, y que resulta que el material tiene una resistencia menor que los datos que se usaron para calcular la pieza…), sino también por la falta de credibilidad que esto supone.
    Para mi, esta empresa estará hundida en el sector aeroespacial durante bastante tiempo (no me extrañaría que llegase a quebrar por esto), por esa falta de credibilidad. Y lo malo también (o bueno, según se mire, pues ahora supongo que se mirará esto con lupa) es que esa desconfianza puede salpicar a otras empresas similares.
    La gravedad no termina ahí: a día de hoy, el mercado mundial de titanio está saturado, no se satisface la demanda, hay plazos de entrega del orden de un año para nuevos pedidos de materia prima; si además ocurren estas cosas, la situación se puede poner aún peor.
    Todo eso, por supuesto, sin contar con los sobrecostes y retrasos que para este caso concreto de la Curiosity supondrá chequear si el material es finalmente aceptable o no, y en caso de que no lo sea, cambiarlo todo…

    En fin, gravísimo, y una forma de actuar prácticamente incomprensible.

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Por Daniel Marín, publicado el 21 octubre, 2009
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