Libro: La Conspiración Lunar

Por Daniel Marín, el 11 julio, 2009. Categoría(s): Apolo • Astronáutica • Libros ✎ 12

Una de las leyendas conspiranoicas que más arraigo popular ha logrado en los últimos años es aquella que afirma que los viajes tripulados a la Luna fueron falsos. Y es que, como todos sabemos, las seis misiones Apolo que visitaron la superficie lunar y las otras tres que la orbitaron fueron rodadas en enormes estudios de televisión -situados en el Área 51, por supuesto- gracias al inestimable talento conjunto de Elvis, Kubrick y Disney (debe ser que en el caso del Apolo 13 no tenían suficiente presupuesto).

Al igual que todas las leyendas, creo que es un fenómeno sociológico muy interesante que revela algunos aspectos oscuros de nuestra cultura. Por un lado, se trata de una mentira que se ha hecho grande a fuerza de repetirla, en buena parte gracias a los medios de comunicación tradicionales (sí, esos mismos que echan pestes de internet y que se autoproclaman campeones de la seriedad y la objetividad). También ha tenido que ver el afán de notoriedad de ciertos personajillos y, por supuesto, las ganas de hacer dinero fácil a costa de la credulidad de la gente. Por otro lado, el hecho de ser una historia que nos permite echar por tierra una de las grandes hazañas de los EEUU ha sido también un factor importante a la hora de explicar su popularidad, aunque bien es cierto que la mayor parte de conspiranoicos son de nacionalidad estadounidense. Sin embargo, creo que en el fondo lo que delata la mera existencia de esta creencia es una profunda y total ignorancia de determinados principios físicos y técnicos que explican el Universo que nos rodea. También es verdad que las misiones Apolo fueron una proeza tecnológica de tal calibre que es normal que, en su momento, muchos dudasen de su veracidad. Las naves espaciales de los años 60 fueron construidas por personas que, en su mayoría, habían nacido cuando la tecnología aeronáutica aún estaba en pañales. Si viajar más rápido que el sonido era una quimera, imaginemos lo que significaba para esa generación poder ir a la Luna.

Por supuesto, ha llovido mucho desde entonces y las comunicaciones vía satélite son una rutina, así como los satélites meteorológicos, de recursos o astronómicos. Los lanzamientos espaciales tripulados, aunque casi igual de arriesgados, ya no tienen ese aura de romanticismo propio de los pioneros de una nueva era. Numerosos países tienen hoy en día una infraestuctura tecnológica capaz de lanzar objetos al espacio. Y sin embargo, la teoría de la conspiración lunar persiste.

Por eso es de agradecer la aparición de libros como La Conspiración Lunar: ¡Vaya Timo!, de Eugenio Fernández Aguilar, que se dedican pacientemente a desmontar los desvaríos que los partidarios de la conspiración esgrimen como pruebas irrefutables de su verdad. Con un estilo ameno pero riguroso, Eugenio intenta explicar de forma concisa que la mayor hazaña tecnológica del siglo XX no fue un espejismo ni un sueño. Entre 1969 y 1972, doce hombres pisaron otro mundo, le pese a quien le pese.

Por supuesto, esta obra no convencerá a los conspiranoicos de pura cepa, pero sí que puede iluminar a más de un alma descarriada que se ha dejado impresionar por algún documentaloide o libelo desinformativo. Sólo esperemos que cunda el ejemplo y que ahora que se aproxima el 40º aniversario del Apolo 11 los medios de comunicación se centren en los hechos y no en las mentiras.



12 Comentarios

  1. En abril vinieron los cosmonautas Grechko y Volk a Buenos Aires. Les preguntaron si ellos creían que los norteamericanos realmente llegaron a la Luna: contestaron que, de tener evidencias que fuera un fraude, la URSS sería la primera en denunciarlas. Pero no, realmente 12 ciudadanos estadunidenses caminaron sobre la superficie de la Luna. Interesante el clima de caballerismo que existe entre cosmonautas y astronautas, a pesar de la rivalidad (Grechko estaba bien orgulloso de haber podido superar el récord de permanencia en el espacio de los astronautas en la Skylab).
    Los que se adhieren a las teorías de conspiración lunar son los que nada conocen sobre el programa espacial. Los argumentos son débiles y fácilmente refutables, hasta por un leigo que conozca un poco sobre misiones espaciales (como yo).

  2. A parte de la ignorancia de algunos incrédulos y de las ganas de protagonismo de otros creo además que este tema, lejos de terminarse no va a hacer otra cosa que agigantarse más y más.
    Sin ir más lejos, yo, que desde luego no soy de los conspiracionistas, no puedo por menos que asombrarme del enorme logro que supuso llegar a la Luna a finales del 69 cuando ahora, con muchisimos más medios, parece que es casi imposible volver.
    Cuarenta años sin visitar otro mundo son muchos años.

  3. Buenas Noches Daniel.

    Cando los medios de masa se ponen a trabajar y la rumorología no es frenada con argumentos científicos.

    Ganan los incredulos, en este caso.

    Por las razones que sea, no puedo dejar de ser transparente, he siedo exceptico en creerme que fuesen tantas misiones Apolo a la Luna…
    Sobre todo me apretaba la idea de los costoso de esas misiones…
    ¿Tan poderosos eran los EEUU como para poder costear tantos viajes?

    He sido un excéptico (en cuestiones de fe agnóstico)…ni sí, ni no. Sobre todo a partir de la segunda misión.
    Quizás mi nombre correcto sea…
    ¿Cándido?

    Saludos.

  4. La razón por la que EEUU logró llegar a la Luna en tan poco tiempo en los años 60, y ahora le cuesta tanto, es sencilla: ausencia de competencia. En 1969, había una «amenaza» real: si los norteamericanos no se apuraban al máximo, dedicando todos sus recursos al programa Apollo, había una posibilidad real de que los soviéticos, una vez más, lograran ser los primeros. La NASA tenía un presupuesto ilimitado entonces: bastaba pedir más dinero, que el presidente y el congreso lo entregaban.
    Ahora, la cosa es distinta: el programa espacial ruso recién está empezando a recuperarse, el chino está haciendo sus primeras misiones tripuladas en órbita baja, Europa y Japón no tienen capacidad para vuelos tripulados ni parecen muy interesados. Existen otras prioridades: la crisis económica, Iraq y Afghanistán, etc. La ocupación de Iraq, por ejemplo, tuvo un presupuesto ilimitado durante el gobierno de George W. Bush: no sé cuántos miles de millones de dólares se gastaron, pero seguro que fueron cientos. Según Wikipedia, el presupuesto de la NASA para el 2009 es de 17 mil millones. Por ahí se ve como cambiaron las prioridades.
    Creo que hay sólo dos maneras de que la humanidad logre establecerse en la Luna y llegar a Marte: una, superando divergencias políticas y económicas y cooperar en grandes misiones internacionales; y la otra, que dos potencias adversarias con grandes recursos tecnológicos y económicos estén dispuestas a costear programas tan caros y compitan entre sí. En la situación actual, en que sólo EEUU tiene los recursos para mandar misiones a Luna o a Marte, sin temer que otro país logre llegar antes, y con poca disposición a cooperar en misiones internacionales, veo muy difícil que se lancen vuelos tripulados al espacio exterior.

  5. Según el sitio http://costofwar.com, la ocupación de Iraq ha costado hasta ahora más de 680 mil millones de dólares. La guerra de Iraq empezó en el 2003, así que sería un presupuesto anual de más de 100 mil millones de dólares: imaginen qué podría hacer la NASA con toda esa plata!
    El problema todo se reduce, como dije, a las prioridades políticas: la ocupación de Iraq era para Bush de una importancia transcendental y recibía todos los recursos solicitados; la Visión para la Exploración Espacial, no, y la NASA tiene que arreglarse con un presupuesto que, aunque sea bastante grande, está lejos de ser ilimitado.

  6. Tenseisuikan: yo tampoco soy muy optimista con respecto al fin de la conspiranoía lunar. Supongo que terminará (o al menos remitirá) si algún día volvemos a la Luna (algo que cada vez está más lejos).

    Constantino: no hay nada malo en ser escéptico. Es algo muy saludable. Lo que no tiene sentido es ser escéptico ante los científicos y expertos y, sin embargo, creerse luego a pies juntillas y de forma dogmática la primera chorrada que diga un indocumentado sin estudios. Por eso diferencio a los conspiranoicos de la gente que simplemente tiene dudas tras leer las tonterías que han aparecido sobre el tema en los últimos años. Entre estos últimos hay muchos amigos y conocidos míos 😉

    Carlo: gracias por tu análisis. Muy iteresante. Está claro que con la Guerra de Irak podríamos haber financiado no uno, sino varios, viajes a Marte.

    Un abrazo a todos!

  7. Sí, por supuesto. De hecho Vietnam sería una de las causas de los drásticos recortes presupuestarios en materia espacial a principios de los 70. Pero claro, era la Guerra Fría y Apolo fue una pieza más del conflicto entre superpotencias…

  8. octopusmagnificens: el programa Apollo comenzó a ser costeado a comienzos de los años 60, cuando EEUU estaba todavía poco involucrado en el conflicto de Vietnam. Y Nixon, que aumentó la cantidad de tropas en el país en un esfuerzo por ganar la guerra, no hesitó el terminar el programa Apollo a inicios de los años 70.

  9. Sí, pero la mayor parte de los gastos – desarollo del Saturno V, de la cápsula Apollo, del Módulo Lunar, construcción de la infraestructura (como el gigantesco Edificio de Ensamble de Vehículos) – fueron todos hechos antes de que el conflicto escalara, cuando EEUU estaba todavía muy poco involucrado en Vietnam. A fines de los 60, el programa Apollo ya estaba casi completamente pagado, con la contrucción de varios cohetes completos. Cuando Nixon canceló el programa en 1972, la NASA tenía 2 cohetes Saturno V completos, que nunca fueron utilizados.

  10. No hay nada mejor para los cospiranoicos como que se intenten desmontar sus creencias. Eso significa que hay algo que desmontar, luego «algo hay».
    Sin embargo, a mí personalmente las explicaciones a las que he tenido acceso me han servido a modo de «mecanica espacial parda», aclarándome aspectos de funcianamiento de las naves.
    A los cospiranoicos, por supuesto, hay que darles la razón, que la tienen, además las apolo no estuvieron en la luna sino en Raticulín. (me lo ha dicho de buena tinta Carlos Jesús, que estuvo con ellos.)

    Carlos Ruiz 😉

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Por Daniel Marín, publicado el 11 julio, 2009
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