Libro: Wernher von Braun, entre el águila y la esvástica

Por Daniel Marín, el 24 mayo, 2009. Categoría(s): Apolo • Astronáutica • Historia • Libros ✎ 9

Libros sobre la vida, milagros, cohetes y obra de Wernher von Braun hay quizá miles, pero si hablamos de libros en español la lista se reduce drásticamente. Desgraciadamente, la mayoría se limita a repetir una y mil veces los mitos que se han formado alrededor de esta figura clave en la historia de la astronáutica, por lo que muchas veces resulta una tarea casi imposible separar los hechos de las opiniones de los autores o de las verdades a medias -cuando no abiertamente mentiras- que se han convertido en verdad a fuerza de repetirlas. Y cuando parecía que no se podía contar nada nuevo sobre este personaje, aparece Wernher von Braun: entre el águila y la esvástica, de Javier Casado. Lejos de ser una biografía al uso, el autor comienza su narración con el trabajo de von Braun en la sociedad VfR, para después centrarse en el periodo clave de la Segunda Guerra Mundial y el desarrollo famoso misil V-2. Su traslado a los EEUU en el marco de la operación secreta Paperclip y el trabajo «semiclandestino» para el ejército norteamericano construyendo misiles Jupiter y Redstone ocupan la segunda parte de la obra. Por supuesto, también podemos vivir el momento cumbre de la carrera de von Braun: su participación en el lanzamiento del primer satélite de los Estados Unidos, el Explorer 1, y su posterior papel como director del Centro Espacial Marshall, desde donde dirigiría el desarrollo de los míticos cohetes Saturno. En definitiva, la vida de von Braun es un recorrido por los comienzos de la conquista del espacio, motivo por el cual muchos son los que han visto en el ingeniero alemán una figura admirable gracias a su contribución a la exploración espacial. Pero el personaje de von Braun se resiste a un análisis tan simple: su controvertido pasado nazi lo aleja de esa imagen de científico espacial cándido que con tanto esmero cultivó al final de su vida. Javier Casado nos presenta los hechos sin esas interpretaciones subjetivas que empañan otras obras similares, dejando que cada lector se forme su opinión. Estamos ante un libro que se nota que está escrito por alguien que es un experto en el tema y que además se ha documentado extensivamente a la hora de escribirlo. En definitiva, la obra ideal para conocer la vida del ingeniero alemán.

Von Braun sabía de la utilización de mano de obra esclava en la fabricación de las V-2, algo que nunca reconoció abiertamente. Por supuesto, el hecho de ser cómplice en un crimen no implica que te guste realizarlo. Se puede ser un criminal de guerra sin ser un psicópata sádico, algo que von Braun obviamente no era. Von Braun vendió literalmente su alma al diablo desde el momento en que decidió fabricar la V-2 para Hitler. Sin este hecho, probablemente habría sido un ingeniero anónimo más, pero fue la V-2 la que le otorgó fama mundial. Cuando decidió ser miembro del partido nazi y las SS, perdió su legitimidad moral para las generaciones futuras, aunque nadie duda de su la importancia técnica de su legado.

Muchos comparan su trayectoria con la de Serguéi Korolyov, el «Ingeniero Jefe» padre del Sputnik. Korolyov también fabricaba misiles, pero en la Unión Soviética de Stalin nunca tuvo otra opción. Von Braun, por contra, era un señorito de la clase alta alemana que, llegado el caso, podía haber emigrado a cualquier otro país antes que construir misiles para el ejercito. Incluso podría haberse permitido el lujo de renunciar a ser miembro del partido nazi (por supuesto, no durante los últimos meses de la guerra). Pese a todo, la figura de Korolyov suele presentarse en Occidente con términos poco favorables: gruñón, autoritario, bruto, primario…, von Braun, sin embargo, aparece con frecuencia como un tipo elegante, atractivo, dialogante y encantador. Quizás se suele olvidar que la simpatía y el encanto personal son independientes de la catadura moral de las personas.

En sus últimos años de vida su pasado nazi se impondría más y más sobre sus éxitos espaciales. Seguramente, en el ocaso de su carrera se haría la misma pregunta que los miles de prisioneros esclavos que construyeron sus armas: ¿valió la pena?.



9 Comentarios

  1. Gracias por la reseña. Y, ahora que hablas de libros (y la Feria del Libro de Madrid se acerca): ¿existe alguna buena reseña del programa espacial soviético (lo que es casi decir de la vida de Korolev), preferentemente ilustrada? Todavía recuerdo el shock que supuso para mí descubrir la historia de los N1…

  2. Sobre el programa espacial soviético, el mejor libro es sin duda «Sputnik and the Soviet Space Challenge» (que se debe comprar junto con su continuación «The Soviet Space Race with Apollo»), de Asif Siddiqi. Otro libro muy bueno, aunque un tanto subjetivo, son las memorias de Borís Chertok (ayudante de Korolyov), «Raketi i Liudi». Está en ruso, pero puedes encontrar online los primeros volúmenes traducidos al inglés -precisamente por Siddiqi-.

    Un saludo.

  3. «Muchos comparan su trayectoria con la de Serguéi Korolyov, el «Ingeniero Jefe» padre del Sputnik. Korolyov también fabricaba misiles, pero en la Unión Soviética de Stalin nunca tuvo otra opción.»
    Además, Korolyov fue una víctima más de Stalin: pasó varios meses en un Gulag, y en uno de los más terribles, en el Kolyma (diferentemente de otros ingenieros y científicos, que por lo general iban a prisiones con condiciones relativamente buenas, que Solzhenitsyn llamaba «el Primer Círculo», en referencia al Infierno de Dante). Y felizmente los cohetes de Korolyov nunca fueron usados para atacar a nadie, pero hasta hoy lo son para lanzar satélites y seres humanos al espacio. Hay una diferencia moral bastante grande entre Korolyov y von Braun, aunque yo también esté de acuerdo que el último no era un fanático nazi.
    Realmente, parece muy interesante el libro de Javier Casado – por lo que ya leí en su blog, realmente pude ver que él conoce bastante del tema. Ojalá llegue acá a la Argentina.

  4. Ya leí el libro cuando se editó (así como houston, tenemos un problema) Me gustaron mucho.
    No obstante al hilo de lo que comentais, a Von Braun le persiguió su pasado nazi, efectivamente, pero fué un absoluto privilegiado. Encabezó y logró uno de los proyectos espaciales más apasionantes jamas realizados, con el dinero aportado por «sus enemigos» y llegó a lo mas alto que se podía en la escala social, aunque eso sí, seguro que de no haber sido por su anterior vida hubiera llegado más lejos.
    No se puede quejar.

    Carlos Ruiz.

  5. Bueno realizar un balance de VvB es como en muchas ocasiones similares, algo difícil y quizá sesgado. Pero en todo caso siempre implicará una «toma de partido». Y no es para menos, el tipo fue miembro nada mas y nada menos de del partido nazi. Punto. Sin dudas, como ingeniero, realmente una persona extremadamente talentosa, y visionaria. El hecho de hacer lo que hizo demostro que nunca tuvo consideraciones acerca de como alcanzar sus objetivos.

    Por otro lado, eso de las «teoriás de la simetría» que pretenden equiparar (no en cuanto a los méritos) a VvB con Koroliov, es corolario de la tesis que equipara al nazismo y al modelo soviético. No son bajo ningún punto de vista comparables.

    Sin dudas….estoy esperando por conseguir este libro, la reseña que has hecho Daniel, es realmente interesante.

    Debería ser premio para los ganadores del concurso «Eureka»!, 😉

  6. Estos lumbreras, siempre, o casi siempre la cagan.Como el filosofo decía «el positivo siempre lleva contenido-y con el- el negativo.Una vez mas, una muestra, del contradictorio camino, que siempre, o casi siempre,produce el desarrollo,y los avances,de la Ciencia.
    Estos muchachos de Eureka, son la PERA, y ademas dignos de seguir.

  7. Efectivamente el prestigioso ingeniero Von Braun vendió su alma al diablo, jamás en ninguna foto donde se le ve rodeado de los mosntruos del nazismo posa con rostro de incomodidad o indiferencia. Jamás pidió disculpas por prestarse a fabricar armas de destrucción masiva ni a sus miles de víctimas….fué un engranaje más de esa maquinaria diabólica. Pudo negarse y escapar como hizo su ex colega y amigo Willi Ley, fundador de la Sociedad civil alemana de cohetería, pero prefirió estar del lado del mal para lograr catapultar sus sueños. Seguramente este genio de la ingeniería de los cohetes murió atormentado en la pregunta si realmente valió la pena el altísimo precio de ver cumplidas sus metas.

Deja un comentario

Por Daniel Marín, publicado el 24 mayo, 2009
Categoría(s): Apolo • Astronáutica • Historia • Libros