50 años del Corona

Por Daniel Marín, el 28 febrero, 2009. Categoría(s): Astronáutica • Historia ✎ 2

El 28 de febrero de 1959 fue lanzado el Discoverer 1, el primer satélite del programa CORONA (KH-1). Este programa tenía como objetivo espiar a la URSS en plena Guerra Fría y sustituir así a las arriesgadas misiones de los aviones U-2. El presidente Dwight Eisenhower aprobó el programa en febrero de 1958, que fue desarrollado conjuntamente entre la CIA y la USAF. Fruto de la colaboración entre estos dos organismos surgiría el 1 de agosto de 1960 la NRO (National Reconnaissance Office). Espiar al enemigo desde el espacio fue una prioridad para todos los gobiernos desde que surgió la posibilidad de poner un satélite en órbita terrestre. Sin embargo la tecnología para transmitir las imágenes desde el espacio no estaba aún madura, así que ambas potencias decidieron utilizar cápsulas con escudo térmico ablativo para devolver a la Tierra los rollos de película. En la URSS el proyecto de satélite espía, denominado Zenit, también era prioritario, tanto que el programa de nave tripulada Vostok quedó integrado en él. Al contar con lanzadores más potentes, los soviéticos podían emplear una nave mucho mayor, así que decidieron instalar la cámara y su óptica en la cápsula, para poder recuperarla y reutilizarla. Los EEUU no tenían esa opción, así que la cápsula sólo podría devolver la película y la óptica debía ser desechada en cada misión

La compañía Lockheed, fabricante de los U-2, fue la encargada del diseño del satélite. La cámara sería obra de Itek y General Electric se ocuparía de la cápsula -que emplearía tecnologías desarrolladas para las cabezas nucleares-. El satélite estaba basado en el diseño de la etapa superior Agena y se usaría un misil Thor para las primeras etapas. Discoverer fue el primer proyecto desarrollado en el marco del Military Satellite System (WS 117L).

La óptica consistía en una cámara (KH-1, posteriormente se instalarían dos) de 61 cm de focal cuyo eje era perpendicular al eje longitudinal de la nave. El ángulo de visión era de 70º, lo que teniendo en cuenta la altura típica de la órbita, se conseguían imágenes que cubrían una superficie de 16×120 km, con una resolución de unos 12 m. La película era entonces transportada a la cápsula que llevaba cada satélite en su extremo delantero (las versiones siguientes añadirían una segunda cápsula). Una vez completada la misión, la cápsula se desprendía de la nave y era estabilizada mediante el giro alrededor de su eje. Después utilizaba un pequeño motor de combustible sólido para abandonar su órbita y reentrar en la atmósfera sobre el Océano Pacífico, donde era capturada en pleno descenso mediante un avión C-119 modificado que incorporaba un sistema de captura especial en la parte trasera del aparato. Si el C-119 fallaba en su intento, podía ser capturada por barcos estadounidenses que se encontraban en la zona. En definitiva, se trataba de un proyecto muy ambicioso dada la tecnología de la época. Para probar varios de los sistemas del CORONA, los EEUU iniciaron en 1956 la serie de globos sonda GENETRIX, aunque sus vuelos fueron interrumpidos tras las protestas diplomáticas de la URSS.

Desde un primer momento se decidió que la naturaleza del programa sería secreta. Sin embargo, y a diferencia de la URSS, los EEUU no podían simplemente lanzar la nave sin hacer pública ninguna característica del vehículo, no en los inicios de la era espacial, cuando cualquier lanzamiento atraía la atención de todos los medios de comunicación. Entonces se decidió ocultar los satélites CORONA camuflándolos mediante un proyecto civil falso de nombre Discoverer. Públicamente se anunció que los satélites Discoverer desarrollarían tecnologías necesarias para la conquista del espacio, en concreto, aquellas relacionadas con la construcción de naves que pudieran volver del espacio. Todos estos intentos de ocultar la verdadera naturaleza de CORONA fueron infructuosos de cara a la inteligencia soviética, la cual muy pronto tuvo noticias de su verdadera misión. Paradójicamente, para la opinión pública occidental el engaño se mantuvo durante muchos años más.

El primer lanzamiento de un satélite CORONA debía tener lugar el 21 de enero de 1959, pero acabó en fracaso. El 28 de febrero de 1959, apenas 13 meses después del Explorer 1, se efectuó el primer lanzamiento exitoso, el Discoverer 1, que se convirtió en el primer satélite en órbita polar de la historia. Pero no sería hasta el 25 de junio cuando el Discoverer 4 puso en órbita la primera cámara espía KH-1. Un total de 38 lanzamientos tuvieron lugar dentro del marco del programa Discoverer y, aunque en un principio el número de fracasos fue enorme, demostraron la idoneidad del espacio como un medio desde donde se podía espiar al enemigo. La Guerra Fría entraba en una nueva era.


El presidente Eisenhower con una de las cápsulas CORONA (Wikipedia).



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Por Daniel Marín, publicado el 28 febrero, 2009
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