Más sobre la colisión

Por Daniel Marín, el 13 febrero, 2009. Categoría(s): Astronáutica ✎ 6

El choque en órbita entre los satélites Iridium 33 y Kosmos 2251 es, además de una gran carambola orbital, un asunto muy grave. Al haber tenido lugar en una órbita alta (790 km), esto implica que los fragmentos no reentrarán en la atmósfera terrestre inmediatamente, sino que podrían permanecer años en el espacio amenazando a miles de satélites en órbita baja, la ISS incluida. Además, puesto que se trataba de satélites con órbitas polares, las trayectorias de los pedazos pueden interceptar potencialmente un mayor número de órbitas de otros satélites. El Iridium estaba en activo y tenía una masa de 690 kg, mientras que el Kosmos 2251 (Strelá 2M), fuera de servicio, pesaba 900 kg. La velocidad relativa de la colisión fue de 11 km/s.

El asunto clave es que la colisión era previsible. Aunque el Kosmos 2251 estaba fuera de servicio, su órbita estaba en todas las bases de datos de objetos orbitales del mundo, incluidas las de los controladores de la red Iridium. Por supuesto, estas bases de datos deben actualizarse regularmente y siempre hay un grado de error en los parámetros orbitales. Pero puesto que no existe un «control de tráfico espacial», los responsables de evitar colisiones de este tipo son los propios operadores de los satélites, sean estos gobiernos o compañías privadas. El Mando Espacial de la USAF es lo más parecido a un controlador global del espacio terrestre, pero no tiene responsabilidad alguna de controlar choques orbitales. Es muy probable que este incidente abra el debate sobre la necesidad de crear un control internacional de objetos en órbita, lo cual puede que requiera la instalación de más radares en diversas zonas del mundo que permitan trazar las órbitas de los satélites con una alta resolución temporal y espacial. Además sería necesario computar continuamente la probabilidad de colisión entre objetos, lo que requiere mucha potencia de cálculo. El problema es que los radares empleados para controlar satélites son los mismos que se usan para vigilar el lanzamiento de misiles balísticos. Con los EE UU empeñados desde hace años en desplegar un escudo antimisiles destinado a reducir la eficacia de las fuerzas estratégicas chinas y rusas, está claro que la instalación de más radares será un asunto polémico.

Ilustrativo vídeo de la colisión creado por Analytical Graphics, Inc. (AGI).



6 Comentarios

  1. Efectivamente, es justo lo que me disponía a comentar sobre el tema en mi blog: la colisión es sorprendente no ya por lo infrecuente o relativamente improbable, sino por la falta de previsión. A mi parecer ha sido la consecuencia de un tremendo fallo de previsión, al colisionar no ya con un pequeño fragmento de basura espacial, sino con todo un satélite de órbita perfectamente conocida. Me choca que no se esté hablando más sobre este tema. Saludos.

  2. Si no me he equivocado, el área de la tierra es de 5E14 m2. si consideramos un espesor de 600km de órbitas a láminas de 2 mts. tendremos una superficie de 1.5E21 m2, que visto así el número a mi me parece poquísimo, pero me consta que es enorme.

    No sé cuantos m2 de esos tenemos ocupados por un objeto, aparentemente es muy dificil que colisionen, pero ya lo dijo el desafortunado piloto del apolo 1 «el espacio es un asunto peligroso».( la tierra los es más)

    Por cierto ¿el resultado de la colisión no debería ser un vector suma de las dos trayectorias originales?

    Carlos Ruiz

  3. Si mal no recuerdo, el problema será aún mayor pues la perturbación del potencial terrestre sobre los elementos orbitales hará que que esos fragmentos acaben distribuidos sobre una superficie aún mayor (vamos, que no se quedarán todos agrupaditos en sus trayectorias iniciales sino que irán variando su inclinación), afectando por lo tanto a más satelites.

    Corregidme si me equivoco.

  4. Lo malo es un problema que va a ir a peor. Quizás el gran proyecto espacial de los próximos veinte años no sea el viaje a Marte sino la limpieza de desechos en la órbita terrestre. Tiene el adecuado toque ecológico además de una fuerte motivación económica. Y seria fácil repartir el trabajo y promover la cooperación internacional.

    No conozco muchas propuestas en esa línea. Tal vez lásers para las partículas pequeñas y algún sistema de captura para trozos mas grandes y satélites completos.

  5. De las alturas del espacio atmosférico a las profundezas del océano: también dos submarinos nucleares, ambos armados con misiles estratégicos, chocaron en pleno Atlántico. Quizás para cierto desconcierto de la prensa occidental, ninguno era ruso: uno era francés, el otro británico.

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Por Daniel Marín, publicado el 13 febrero, 2009
Categoría(s): Astronáutica